Se habla de cambiar, pero el fondo sigue igual. Los casos de corrupción siguen esperando investigación, solo se presentan informes de Contraloría que luego son archivados; el juicio político contra el vicepresidente, Jorge Glas, se archivó, el periodista que destapó la corrupción en el país, Fernando Villavicencio, es insultado al intentar ponerle un dispositivo electrónico para controlar sus movimientos. (Igual destino tiene Cléver Jiménez).

¿Por qué se va señor Correa? No tome mi pregunta como ofensa, se la haría a cualquiera que pregone amar al Ecuador pero prefiere vivir en otro país. A veces las personas dejan su tierra por necesidad, pero con su sueldo vitalicio bien puede vivir aquí. Además, usted mismo aseguró que es el Presidente más querido; si es así, qué bonito sería caminar por la calle.

Lo que intento explicar es que en este presente político que vive el Ecuador, solo la voz oficialista tiene validez. No importa descubrir la verdad, pues la verdad la tiene el Gobierno de Correa. Y una de sus estrategias para confundir e imponer su verdad, ha sido la de voltear el símbolo.

El Jefe de Estado en su sabatina 511 respondió a los ataques de Pareja Yannuzzelli, lo señaló como traidor (¿traidor por hablar?) y como bipolar, pues dijo que miente, que un día dice algo y al otro se contradice. ¿Bipolar? Lo mismo se podría decir del Mandatario que en varias ocasiones ha dicho algo y luego se contradice. O ¿será que el Presidente o/y Pareja Yannuzzelli sufren de mitomanía?