Presidente y prefectos se necesitan mutuamente. Para muchos, particularmente los seguidores más apasionados del exmandatario Rafael Correa, esas cercanías generan dudas. Fotomontaje referencial: PlanV
Marcela Aguiñaga no pierde tiempo en embelecos. La prefecta del Guayas sabe que no puede detenerse a mirar un árbol para olvidarse después del bosque. Sin embargo, en estos días es centro de tantas miradas políticas -unas por cálculos, otras por presión-, en un escenario lleno de rosas blancas, orquídeas y fiestas julianas.
El pasado lunes 22 de julio, en la firma del aval soberano del Gobierno para obras de riego en la provincia, Daniel Noboa le entregó una orquídea híbrida. El Primer Mandatario se toma en serio un papel de "galán del curso". Pero Aguiñaga, con la paciencia de una hokage (líder supremo, ya que es fan de la cultura japonesa de los otaku), agradeció el gesto.
Cuando pareció que podía pasar la página se activó un torbellino de suposiciones y versiones. Los rubores y los rumores aumentaron cuando Presidente y Prefecta tuvieron un almuerzo campesino. "Un bolón al día, clave de la alegría" se leía en las paredes de El tigrillo D'Luca. La impresión más básica e inmediata: que Noboa no desmaya en su intento de convencer a Aguiñaga de ser su fórmula vicepresidencial para 2025.
Este cuento, sin embargo, indigestó a las facciones de la Revolución Ciudadana que darían hasta la vida por el expresidente Correa. En el entorno de la Prefecta ya empiezan a agotar ciertos comentarios que llegan a cuentagotas y con una serie de comedidos mensajeros, a ritmo de corrido mexicano, comentarios que apuntan a una supuesta traición de la funcionaria a los idearios de la Liga Azul.
A los que, desde los pasillos, la tildan de traidora, Aguiñaga dedicó un post del influencer Daniel Habif: "Cada vez que Judas se revela, cada vez que la traición nos hiere, nos levantamos más fuertes, más decididos, más vivos...", escribió el conferencista mexicano.
Para despejar el rubor y el rumor de algunos, las fiestas porteñas, este jueves 25 de julio, fueron el mejor marco para mostrarse junto con Aquiles Álvarez, alcalde de Guayaquil, con quien también se solidarizó por la indagación que Fiscalía sigue por una presunta comercialización irregular de combustible. Detalle no menor: en varias de las fotos también apareció con el concejal Raúl Chávez, presidente del movimiento RETO.
El entorno cercano de Aguiñaga cuida que la prefecta no pierda el foco. Sus cifras son las mejores de todos los correístas en funciones en el país, sea como alcaldes o prefectos. De acuerdo con la firma Mercanalis, su nivel de conocimiento es del 77% y el 61% de guayasenses piensa que su gestión es buena y muy buena, aspecto que aumenta dos puntos porcentuales en las zonas rurales de la provincia. El 75,32% de encuestados por Perfiles de opinión, en cambio, considera que la gestión de la Prefecta es buena y muy buena.
Con estos números, Aguiñaga sabe que no puede quemar naves en 2025. Su tarea es cerrar una adecuada prefectura en 2027 y luego crecer en posicionamiento nacional de cara a las presidenciales de 2029. La incógnita es si para entonces aún habrá revolución ciudadana... Por ello, el RETO es construir una plataforma que huela a progresismo, pero ya no a ático.
[RELA CIONA DAS]
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