

Fotos: Presidencia de la República del Ecuador y Twitter de Rafael Correa.
I. El escritor y ex guerrillero
Las relaciones diplomáticas del Ecuador con Colombia están en su mejor momento ...salvo por un par de episodios que pusieron en tensión esas relaciones. La historia empieza cuando el Ecuador envió el nombre del nuevo embajador en Bogotá y Colombia hizo lo propio. El proceso exige esperar, en silencio, la no objeción al nombre, que en el caso del ecuatoriano era un intelectual y político de la confianza del Presidente Lasso. Se envió el nombre, con el currículo respectivo —voluminoso, por cierto—. La idea de la Cancillería ecuatoriana fue que para la embajada, considerando el momento político del vecino país, se necesitaba un nombre de impecables antecedentes, de mucha experiencia en la gestión y el análisis de la política, de reconocimiento académico y de centro izquierda.
En el caso colombiano, el presidente Petro envió el nombre de Darío Villamizar. Este es también un intelectual que fue parte del M19 y que luego de los acuerdos de paz con el Estado colombiano, ya hace varias décadas, dedicó sus esfuerzos a la academia, a la historia y a la literatura, convirtiéndose en un escritor reconocido, consultor de organismos internacionales e historiador de la violencia colombiana y sus impactos. Es más, la Cancillería del Ecuador recibió las mejores referencias de terceras personas sobre él. Pero esto de que fue guerrillero era una arista que se necesitaba revisar. En las indagaciones pertinentes de la hoja de vida, se encontró unas declaraciones de Villamizar en diario El Tiempo, de Bogotá, en las que, a propósito de una entrevista sobre un libro suyo de la historia de la guerrilla colombiana, reveló algo que despertó alarmas en la seguridad del Estado: "...vivía clandestino e indocumentado en Quito, por lo que salía a investigar desde muy temprano". Efectivamente, Villamizar vivió en Quito un buen tiempo y tiene muchos amigos en el Ecuador. Hubo incluso un informe de un organismo de seguridad del Estado ecuatoriano al respecto. Esto se discutió con el presidente de la República, y el mandatario decidió que si se tenían tan buenas referencias de Villamizar y era "un hombre decente", como se lo calificó, se aceptara el nombre, que además fue recomendado por el propio presidente Petro. Eso, corriéndose el riesgo de que aceptar como embajador de Colombia un perfil como el de Villamizar hubiese atraido al presidente Lasso críticas de la derecha ecuatoriana, su base social.
Darío Villamizar, escritor, historiador y analista del fenómeno de la violencia en Colombia. Foto: Daniel Reina. Revista Semana
Pero la no objeción al nombre del nuevo embajador ecuatoriano no llegaba desde Colombia. En la tradición diplomática de los dos países, la no objeción (o aceptación) para un nuevo jefe de misión no había pasado de siete días. Y pasaron treinta días de espera, y la aceptación colombiana nunca llegó. Diplomáticamente, es norma protocolaria que el país proponente de un nombre para embajador no presiona, no pregunta por qué se demora, ni pregunta por qué lo aceptan o no lo aceptan. Eso es estricto, en virtud del irrenunciable derecho de un país a recibir o no a un embajador de otro país y no explicar sus razones. El presidente ecuatoriano había instruido a la Cancillería que se aceptara a Villamizar, siempre que antes se diera una explicación previa y satisfactoria sobre la vida del escritor y ex guerrillero en Ecuador, pero únicamente cuando Colombia diera la no objeción al enviado ecuatoriano. Eso tampoco pasó, así que Ecuador retiró el nombre y de inmediato rechazó la nominación de Villamizar. Ahora la situación está normalizada, y el nuevo embajador ecuatoriano en Bogotá es el escritor, historiador y periodista Gonzalo Ortiz. Su no objeción llegó en menos de 24 horas. Lo propio hizo el Ecuador con María Antonieta Velasco, que es la nueva embajadora de Colombia en Quito.
II. La foto
Una de las razones que se le dio a la Cancillería ecuatoriana por parte de su par de Colombia es que los papeles del embajador nominado "se envolataron". Lo cual se interpretó como una forma de decir que no se aceptaría esa nominación. ¿Por qué? Aquí hay dos versiones que Plan V ha contrastado al más alto nivel y que difiere una de otra en pocos detalles. La primera versión es que Rafael Correa, ex presidente del Ecuador, habría influenciado entre sus conocidos en el gobierno izquierdista de Petro, para "vetar" el nombre del nuevo embajador ecuatoriano. Se habló incluso de que el ex presidente tendría influencia con el canciller de Colombia. Esta versión surge porque en su cuenta de Twitter, el propio Correa colgó una foto de una reunión con el embajador de Colombia en Buenos Aires y el canciller de ese país, Álvaro Leyva. En el mensaje de texto habla de que volverán a recuperar la patria.
Cena en la residencia del embajador colombiano en Buenos Aires.
— Rafael Correa (@MashiRafael) October 29, 2022
Está el canciller colombiano Álvaro Leyva y el embajador Camilo Romero, exgobernador de Nariño.
Los tiempos están cambiando. Se acerca la hora de recuperar la Patria pic.twitter.com/Z7ReEJvcJL
La foto causó resquemor en ambas cancillerías, tanto que al más alto nivel, el canciller colombiano ofreció una explicación a su homólogo y le ofreció disculpas. Que él saludó porque es educado, dijo, pero que no se iba a imaginar que Correa usara una foto así, además privada, para su proselitismo político en redes sociales. Según la cancillería colombiana, extraoficialmente se explicó que Correa habría pedido una reunión con el embajador colombiano en Buenos Aires —el ex gobernador de Nariño y militante del Pacto Histórico, Camilo Romero— en el contexto de la cumbre CELAC-UE en la capital argentina. Tras esa foto subida por el ex presidente ecuatoriano se conjeturó que había unas fuertes relaciones de Correa con la diplimacia colombiana y eso habría influido para que el nombre del embajador designado por Ecuador fuera "vetado", por el ex presidente. Esa versión no tiene mucho asidero en el Palacio de Najas, en Quito, pues se considera a la diplomacia colombiana como muy profesional e institucional y no susceptible a ese tipo de manipulaciones. Lo que se puede pensar, se dijo, es que el perfil del embajador nominado y objetado por Colombia podía ser demasiado político para el estado de las relaciones entre los dos países.
Álvaro Leyva, canciller de Colombia. Foto: EVTV
III. Vuelve el Caso Balda
Hubo un ruido más en las relaciones diplomáticas con Colombia, y se trató de unas declaraciones del ex presidente Correa en el diario El País, de España. En la parte final de la entrevista, que apareció el 1 de febrero de este año, Correa responde a una pregunta directa:
¿Usted le planteó a Petro residir en Colombia?
RC. No, ¿por qué?
Porque eso tengo entendido, que hizo esa solicitud ahora.
RC. Estoy en México unos diez días por la campaña, para que haya coincidencia horaria, para poder participar virtualmente. Claro que hubiera sido mejor Colombia, pero hicimos una evaluación y no daba las garantías necesarias. Cualquier maldad se puede hacer. Hemos ganado todo a nivel internacional, Interpol, da hasta vergüenza ajena ver cómo le rechazan las solicitudes de alerta roja al Gobierno. Pero si alguien quiere hacer daño, lo puede hacer unilateralmente. Yo no tengo alerta roja internacional, tengo asilo político de Bélgica, pero si hay un Gobierno hostil te pueden hacer una maldad de detenerte, esposarte y tomarte la foto para humillarte. Incluso en Colombia deportarte. Colombia es un gobierno amigo pero evaluamos y el fiscal todavía es el de la época de Duque.
Rafael Correa, ex presidente del Ecuador (2007-2017)- Foto: El País, España.
Barbosa.
RC. Sí, muy cuestionado. La Constitución y la ley de Colombia le permite actuar primero, de urgencia, y después informar a Cancillería. Evaluamos y vimos que todavía Colombia era demasiado riesgoso.
De lo que se conoce en medios diplomáticos de ambos países, es que Correa y su equipo tuvieron la intención de hacer de Pasto su cuartel de operaciones y acercarse a la campaña electoral ecuatoriana desde ahí, usando también Ipilales como base política. Y que se evaluó dicha idea, pero que efectivamente había el peligro de que Correa fuera detenido, pero no por el Caso Sobornos —por el cual tiene sentencia ejecutoriada de ocho año y orden de prisión— sino por el Caso Balda. Esto es por el secuestro del opositor político de su gobierno, Fernando Balda, en agosto del 2012, en Bogotá, durante el gobierno de Juan Manuel Santos. Secuestro que fue planificado y dirigido, como se demostró judicialmente en Ecuador, por agentes policiales ecuatorianos que ingresaron ilegalmente a Colombia a realizar este acto delictivo. Uno de los agentes dijo en el juicio, en el marco de una cooperación eficaz con la Fiscalía ecuatoriana, que recibió una órden verbal y directa del ex presidente para realizar dicha acción. El juicio terminó en Ecuador, con un pedido de prisión para Correa (quien aún no ha sido juzgado por el hecho, por estar ausente), y la prisión del director de inteligencia de ese entonces, Pablo Romero, y los dos agentes que participaron en la planeación del secuestro.
En el 2012, Balda presentó en Bogotá una acusación particular contra Correa, el agente de inteligencia Raúl Chicaiza y altos funcionarios del correísmo, por secuestro. El caso se ventiló en Bogotá y se dictaron órdenes de prisión para los autores, cómplices y autores intelectuales. Los secuestradores fueron detenidos y eran colombianos, dirigidos por un sargento del ejército de Colombia. Pagaron prisión por cinco años. Y de lo que tuvo temor la defensa de Correa, como él mismo lo dice, es que haya una orden de prisión en su contra en Colombia, pero no mencionó el caso Balda. Aunque no esta claro si esa orden de prisión prescribió o el caso mismo prescribió, porque ya han pasado más de diez años. Correa dijo a El País, que "si hay un gobierno hostil te pueden hacer una maldad de detenerte". Pero el mismo ex presidente dijo en la misma entrevista "Petro es mi amigo, es uno de los presidentes más capaces de América Latina".
Las declaraciones de Correa a la prensa española causaron la molestia de la Cancillería colombiana, que segun fuentes del Ecuador habrían ofrecido disculpas a la cancillería y sugirieron hacer declaraciones públicas desmintiendo lo dicho por el ex presidente. En el Palacio de Najas se negaron a ello porque era darle demasiada importancia, que eso es lo que busca.
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