La administración Biden (al fin) se ha propuesto competir en América Latina contra la estrategia de China en la región. El gigante asiático lleva adelante el programa llamado Belt and Road Initiative, BRI o la Nueva Ruta de la Seda que es el macro proyecto de infraestructura y transporte más grande del mundo, de USD 457 mil millones, que abarca la mayor parte del orbe pero no aterriza en América Latina.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto con el G7 diseñaron el plan B3W y se llama Build Back Better for the World (Reconstruir un mundo mejor) que pretende destinar USD 40 mil millones en infraestructura y recursos para el desarrollo en países de América Latina, África y Asia.
En ese contexto, Daleep Singh, asesor adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos para la economía internacional, fue enviado a Ecuador, Colombia y Panamá con la misión de reunirse con sus presidentes. Y así lo hizo con el presidente Guillermo Lasso el 28 de septiembre.
La agencia Bloomberg reportó que "en todo el mundo en desarrollo, hay más de USD 40 mil millones en necesidades de infraestructura hasta 2035, dijeron funcionarios de la administración. Los funcionarios estadounidenses planean solicitar ideas a los líderes locales antes de seleccionar formalmente varios proyectos emblemáticos a principios del próximo año.
"Remitieron una lista de ejemplos de posibles proyectos, incluidas plantas de energía solar en India, instalaciones de tratamiento de agua en El Salvador, investigación y fabricación farmacéuticas en Sudáfrica que podrían producir terapias o vacunas Covid-19, proyectos de tecnología digital que podrían resultar en una alternativa a las redes inalámbricas 5G, enlaces digitales para agricultores y proveedores de Kenia, o inversiones en empresas propiedad de mujeres en Brasil".
Un análisis del Consejo de Relaciones Exteriores, dice que "la mayor diferencia entre las dos iniciativas es el énfasis de B3W en el buen gobierno. La Casa Blanca dedica párrafos enteros a la naturaleza "impulsada por valores" del plan, subrayando su compromiso con la transparencia y la sostenibilidad financiera, ambiental y social. El G7 promete específicamente dedicación a la lucha contra la corrupción, la inclusión social, las altas garantías laborales y la lucha contra el cambio climático.
"Los dos planes (Ndlr. el de China y el de G7-EE.UU.) difieren notablemente en su alcance, financiación y gobernanza. En lugar de la infraestructura física, el plan del G7 coloca la infraestructura humana en el centro de sus ambiciones de desarrollo global. La Casa Blanca y el G7 enfatizan los objetivos de promover la seguridad de la salud, la tecnología digital y la igualdad de género, objetivos consistentes con otras iniciativas del G7, que van desde la distribución global de vacunas hasta la descarbonización y la educación ampliada para las niñas". Lo cual no contempla el BRI chino.
Foto: Presidencia Ecuador
[RELA CIONA DAS]
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