
Turistas y usuarios de redes han destacado el penoso aspecto de la fachada del Palacio de Carondelet, en donde siguen colocadas alambradas de púas, vallas antimotines y unas mallas muy altas que impiden el paso hacia el pretil del histórico edificio.
Aunque ya está entrado diciembre y las protestas de octubre se acabaron hace meses, el aspecto del Palacio parece indicar que la Presidencia de la República sigue en guerra. El acceso sur del Palacio se mantiene clausurado, por una gruesa alambrada de púas, unas vallas y parte de la misma malla. La alambrada de púas - que los militares llaman "serpentina"- ha sido colocada envolviendo meticulosamente los balcones de hierro forjado del pretil, que según algunos historiadores, provienen de los enrejados del desaparecido Palacio de las Tullerías de París, y fueron comprados de remate por un embajador ecuatoriano en la Francia del siglo XIX.
Desde lejos se puede divisar a los soldados de la Guardia de Granaderos de Tarqui entre las alambradas, en una escena que parece sacada de una película de las batallas en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. En el acceso norte, que da la calle Chile, y que tradicionalmente se usa como ingreso principal a la Casa de Gobierno, se permite el paso en medio del alambre de púas.
De noche, el aspecto de Carondelet es todavía más lastimero: se ha apagado la iluminación decorativa de la fachada totalmente. Las ventanas del segundo piso lucen a oscuras y apenas se ilumina con los grandes faroles de la entrada monumental, entre cuyas columnas se mantiene una malla muy alta. "Parece un gallinero", comentan algunos usuarios de redes sociales y hasta algunos concejales, que ven desde sus ventanas del Palacio Municipal el descuidado aspecto de la sede del Poder Ejecutivo.
Mientras tanto, en la Plaza Mayor de Quito, nada indica que ha llegado la temporada navideña, pues el parque de la Plaza de la Independencia carece de cualquier adorno de temporada.
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