
Luis Almagro estuvo en los salones de la Cancillería para una conferencia magistral, la semana pasada. Ahí estuvieron algunos funcionarios como la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, el vocal José Cabrera (PSC) y otros. También académicos como Adrián Bonillia, y periodistas como José Hernández y Thalía Flores. Un nutrido grupo de diplomáticos de varios países también llegó al Salón de los Próceres, en donde el vicecanciller Christian Espinosa destacó la trayetoria de Almagro y su servicio al frente de la OEA. En tono distentido, más que de monólogo que de conferencia, Almagro pasó revista a sus principales tesis sobre cómo debe funcionar la OEA. Dijo que la defensa de la democracia no es un asunto exclusivo de la jurisdicción interna de los países, pues al defender la democracia se defiende la personalidad de los estados.
Almagro recordó que la Carta Interamericana se ha aplicado en nueve ocasiones, y no perdió oportunidad para arremeter contra el Gobierno venezolano de Nicolás Maduro, al que calificó de dictadura. Denunció que hay presos políticos en Venezuela y en Cuba, y reclamó más democracia y menos ideología. Ahí contó que fue expulsado del partido de izquierda en el que militaba en su país en una "votación estalinista". "La historia me absolverá", dijo, es una frase que ha quedado superada por la tecnología, pues lo que cabe hoy es "luchar contra la viralización de la mentira" y que eso hay que hacerlo de inmediato. "Los periodistas tienen derecho a mentir y difamar pero no podemos callar esas voces", sostuvo el secretario general, quien tras 40 minutos de charla y algunas selfies con simpatizantes presentes, dejó el Palacio de la Cancillería. Foto: Twitter de Luis Almagro
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