
Fotos: Cortesía Trópico Cine
Una escena de Carneros, de Grímur Hákonarson, y que forma parte de la oferta de Cinemark, en el Paseo San Francisco (Cumbayá).
De a poco, Trópico Cine alcanza el objetivo: diversificar las carteleras. Por el momento, Lucas Taillefer, Estefanía Arregui y Christian Obando lo consiguieron en Quito. Desde el pasado 19 de febrero hasta el próximo 3 de marzo la película Carneros, de Grímur Hákonarson, forma parte de la oferta de Cinemark, en el Paseo San Francisco (Cumbayá). La cinta islandesa es una alternativa que se aleja del ‘mainstream’ y se apega al concepto de cine de autor. También es parte de la programación de Ochoymedio desde el 25 de febrero hasta fines de marzo.
El segundo largometraje de Hákonarson es un relato visualmente poético. Los paisajes de la ruralidad islandesa seducen al espectador, al mismo tiempo que la historia lo atrapa en un conflicto que está basado en hechos de la vida real. La trama gira en torno a dos hermanos que no han hablado durante cuatro décadas, pero son vecinos. Si bien los conflictos familiares suelen ser comunes en la cinematografía, el director islandés marca la diferencia cuando un grupo de animales se convierte en coprotagonistas de la obra.
Si quieren salvar su rebaño de ovejas, los hermanos Kiddi (Theodor Juliusson) y Gummi (Sigurður Sigurjónsson) deben retomar el contacto. Lo que sucede es que una enfermedad mortal afecta a sus carneros, el bien más preciado de esos hombres, y esto da un vuelco a sus vidas.
Carneros también retrata parte de la vida de su director. El islandés nació en una familia campesina desde donde pudo observar la conexión real que existe entre los seres humanos y sus animales. Es decir, el planteamiento de su historia no es exagerado, ni resulta inverosímil. De hecho, el filme fue galardonado en el Festival de Cannes 2015. Allí obtuvo el máximo galardón de la sección Una cierta mirada.
La cinta también se alzó con la Espiga de Oro de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (España). En ese momento, según la crítica, se destacó “su lenguaje cinematográfico cautivador y emotivo en la narración de las relaciones humanas y del hombre en su entorno”·
Grímur Hákonarson no ha querido encasillar la película en un género cinematográfico específico. Otra de sus destrezas ha sido combinar y convencer con una apuesta que tiene toques de drama y humor, que apela a distintas emociones.
Es así, con una propuesta seria y cautivadora, que Trópico Cine se inicia en la tarea de distribuir películas y ofrecer diversidad en el momento de ir a las salas. Carneros es su primer ejercicio, pero en su agenda ya se alistan nuevos estrenos…
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