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8 de Septiembre del 2019
Cultura
Lectura: 15 minutos
8 de Septiembre del 2019
Fermín Vaca Santacruz
Óscar Vela cuenta la historia del cuencano que desafió a la Alemania Nazi
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Fotos: Luis Argüello

Abogado y escritor, Óscar Vela ha incursionado en la novela y el relato histórico. 

 

La aventura del cónsul del Ecuador en Estocolmo, Manuel Muñoz Borrero, que habría llegado a entregar hasta 2000 pasaportes falsos a un rabino para ayudar a salvar a judíos perseguidos por los nazis, es el argumento de "Ahora que cae la niebla", la última novela de Óscar Vela.

Sus motivos se pierden en la bruma del tiempo y la distancia. ¿Qué impulsó a un cónsul ecuatoriano en Suecia a ayudar a un rabino para, con documentos ecuatorianos falsos, tratar de salvar la vida de varios cientos de personas perseguidas por la Alemania de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial? El caso de Manuel Antonio Muñoz Borrero, el diplomático ecuatoriano que, por su cuenta y riesgo, decidió desafiar a la Alemania Nazi es la trama apasionante de la nueva novela del escritor y abogado quiteño Óscar Vela, Ahora que cae la niebla, que fue presentada la semana anterior en Quito, tras ser publicada en Colombia por Alfaguara.

Portada de Ahora que cae la niebla, de Alfaguara. 

Abandonado por su país, ya que la Cancillería ecuatoriana se enteró de lo que hacía y fue destituido por el canciller Julio Tobar Donoso, Muñoz Borrero siguió desde una Estocolmo repleta de agentes de las SS entregando documentos con el escudo nacional, que habrían de servir de argumento para que cientos de personas evitaran la deportación  y la muerte en los campos de exterminio que los alemanes habían instalado en Europa. En la Suecia neutral pero cercana a Berlín, el ex cónsul del Ecuador era estrechamente vigilado por los agentes nazis de las SS y la Gestapo. Ahí se quedó a vivir hasta la derrota del Eje en 1945, y tras un breve retorno al Ecuador en los años 60, se instaló en México. 

En la Suecia neutral pero cercana a Berlín, el ex cónsul del Ecuador era estrechamente vigilado por los agentes nazis de las SS y la Gestapo. Ahí se quedó a vivir hasta la derrota del Eje en 1945, y tras un breve retorno al Ecuador en los años 60, se instaló en México.

En 2011, una institución de Israel, tras investigar el caso, declaró a Muñoz Borrero "Justo entre las naciones", una distinción que el país hebreo concede a quienes, arriesgando su vida, ayudaron a salvar a familias judías. En 2018, en un acto simbólico, la diplomacia ecuatoriana desagravió a Muñoz Borrero, al reintegrarlo póstumamente al Servicio Exterior. El ex diplomático, quien tras su destitución nunca fue rehabilitado en vida, murió en México en 1976, sin revelar a nadie los detalles exactos de su colaboración con personajes de una sinagoga de Estocolmo para facilitar pasaportes ecuatorianos a los perseguidos. 

Conversamos con el autor sobre la investigación que realizó para completar, en esta obra de ficción, las cosas que no se saben de Manuel Antonio Muñoz Borrero. 

¿Qué le llevó a investigar el curioso caso de este cónsul ecuatoriano?

La primera gran sorpresa fue la historia en sí misma. Era un hombre discreto y silencioso, que conservaba y guardaba para sí grandes secretos. Ni de sus labios, ni de los del rabino de Estocolmo al que ayudó, Abraham Israel Jacobson, se supieron nunca detalles de primera mano de sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial. Ellos fueron los dos artífices de esta operación, que consistió en la entrega de pasaportes falsos en su mayoría, pues él fue destituido por el Gobierno ecuatoriano, afín en los primeros años de la guerra a Hitler, por haber entregado esos pasaportes. Pero él siguió haciéndolo durante el resto de la guerra, aunque ya no había consulado del Ecuador como tal en Estocolmo. 

Manuel Antonio Muñoz Borrero murió en 1976 sin revelar sus secretos. 

Hubo dos etapas de la gestión de Muñoz Borrero en Suecia. ¿Desde qué época fue cónsul general?

Fue cónsul general desde 1930 hasta 1935. Desde 1935 hasta 1941 fue cónsul honorario. En 1939 empieza la Segunda Guerra Mundial y él seguía emitiendo pasaportes, enviaba embarques de pasaportes para judíos en otros países. Uno de esos embarques, de 200 documentos sin nombre y sin foto, pero con firmas y sellos,  fue descubierto en Turquía. Eran documentos dirigidos a igual número de judíos polacos que estaban escapando de Europa por Turquía. Algunos pasaportes los emitió en Estocolmo, otros en cambio los entregaba a personas con las que colaboraba y llegaban a otros países de Europa. Cuando se descubrió ese embarque en Turquía, fue porque los reconoció un cónsul chileno y Alemania fue informada. El Gobierno alemán presentó una queja al Ecuador y se cesó inmediatamente a Muñoz Borrero. 

"Cuando se descubrió ese embarque en Turquía, fue porque los reconoció un cónsul chileno y Alemania fue informada. El Gobierno alemán presentó una queja al Ecuador y se cesó inmediatamente a Muñoz Borrero".

¿Es decir, siempre actuó a espaldas del Gobierno, del presidente Arroyo del Río y del canciller Tobar Donoso?

Siempre, en la novela he publicado una serie de documentos en los que el canciller Julio Tobar Donoso hace referencia a las leyes de expulsión contra los judíos y expresamente indicaba a los diplomáticos ecuatorianos en el exterior que no expidan pasaportes a favor de judíos ni les permitan ingresar al Ecuador. Había una política clara que él contravino con sus acciones.  Ecuador nunca nombró a su reemplazo en Estocolmo, y él siguió viviendo ahí, donde tenía especies valoradas, sellos y otros documentos. Siguió emitiendo así esos pasaportes hasta el final de la guerra.

¿Es verdad que la Polícía de Estocolmo llegó a investigarlo por este manejo de los documentos ecuatorianos?

Una investigación de Israel confirmó que hubo esa indagatoria contra Muñoz Borrero, y dio otros elementos para que se lo declare "Justo entre las naciones" en 2011. Yo, por mi parte, logré llegar a conocer varios archivos de la Policía sueca, en donde hay evidencia que era vigilado y perseguido por los nazis. 

¿Quién lo vigilaba? ¿Había agentes del Tercer Reich tras su pista?

Habían varios espías alemanes, encabezados por un hombre bastante siniestro de apellido Moss, que seguía sus pasos para conocer qué pasaba con los pasaportes que facilitaba.

Usted señala que era un hombre silencioso, cuyas motivaciones nunca quedaron claras. ¿En esta obra de ficción, que motivación le atribuye al personaje de Muñoz Borrero? 

Es una historia novelada y claro, he recurrido a la ficción en algunas partes y en otras me he basado en documentos y testimonios. Creo que Manuel Antonio Muñoz era un hombre de una bondad enorme, siempre fue muy querido en Ecuador y en Suecia. Era un hombre muy cristiano, estoy convencido de que lo hizo porque pensó que era su deber ayudar a esa gente. No son poco comunes estas historias de diplomáticos que ayudaron a judíos, pero que lo hicieron a cambio de quitarles su dinero y sus bienes. Les cobraron grandes sumas, se quedaron con sus joyas. Pero en el caso de Manuel Antonio, su situación económica siempre fue muy precaria, sobre todo desde que fue cónsul ad honorem, y se mantenía haciendo algunos trabajos en Estocolmo. Parece que cobraba por el pasaporte el valor de la especie valorada, y en muchos casos no cobraba esos pasaportes, sino que muchos los regaló. Su vida económicamente fue muy difícil, y sobrevivió como intérprete de las misiones latinoamericanas, como Colombia o Brasil. En 1966 volvió al Ecuador. 

Él tuvo una pareja en Suecia, ¿cómo fue su vida sentimental?

La novela está atravesada por ese romance, que es una historia muy bonita además. Manuel Antonio se casó en Bogotá, en la primera etapa de su vida, con Carmen Van Arken de quien se divorció en Suecia para volverse a casar en Mexico en los años sesenta. Pero además, tuvo en Suecia una relación con una señora casada y con dos hijos en Suecia, llamada Martha. Ellos fueron amantes desde 1941 a 1966. Ella no tenía más vínculo con su marido que sus dos hijos, motivo por el que nunca se separó de su esposo. Tras 25 de relación ellos tuvieron un hijo, cuya paternidad fue otro de los secretos de Manuel Antonio. Siempre estuvo lejos de ese hijo, aunque sabía que era suyo y no del marido de Martha. Esa nostalgia lo consumió en sus últimos años. El hijo sueco de Manuel Antonio supo la verdad tras su muerte y tuvo contacto con el Ecuador y con Cuenca, hasta su propia muerte en 2017.

Los alemanes ocupan Noruega pero respetan la soberanía sueca. ¿Era realmente neutral ese país en la guerra?

Suecia era neutral entre comillas, pero era muy afín a Hitler y le vendía sobre todo hierro a Alemania. Los espías nazis como Moss tenían carta blanca para sus operaciones en Suecia por esa cercanía de los suecos a Alemania, por lo que la persecución contra Manuel Antonio fue intensa. 

¿Quién era Moss?

Se sabe que era un agente de las SS, nombrado por órdenes de Hitler y el ministro de Relaciones Exteriores Joachim von Ribbentrop, justamente para perseguir a las personas que en Suecia estaban enviando este tipo de pasaportes.

"Moss era un agente de las SS, nombrado por órdenes de Hitler y el ministro de Relaciones Exteriores Joachim von Ribbentrop, justamente para perseguir a las personas que en Suecia estaban enviando este tipo de pasaportes".

¿Cuántas personas puede haber salvado el cónsul ecuatoriano?

En las investigaciones que hicieron en Israel se estimó que fueron entre 200 y 250 personas, pero pueden haber sido muchas más. Las pistas se han perdido. Yo pienso que llegó a emitir más de 2000 pasaportes. Entre 900 y mil personas pueden haber logrado salir. Pero a pesar de tener esos documentos, muchas personas eran enviadas a los campos de concentración, en especial a Bergen-Belsen, en donde su libertad dependía de un canje de presioneros de guerra con los aliados. Como los judíos eran apátridas, si tenían algún documento de nacionalidad neutral podrían ser canjeados por prisioneros de guerra alemanes. Así muchos salieron liberados, aunque este esquema los nazis lo dejaron de respetar en 1943 y muchos pudieron haber muerto. Sin duda algunos pudieron llegar a América aunque no al Ecuador. Hay muchas personas en Estados Unidos y Argentina que llegaron con esos pasaportes ecuatorianos falsos. Creo que ni él mismo supo a cuánta gente salvó.

Una historia como esta recuerda a La lista de Schindler, ¿qué similitudes le encuentra con este caso?

Hay muchas historias como éstas, en especial, de cónsules latinoamericanos. Es posible que muchos lo hayan hecho por dinero, pero la temática central de la novela pasa por revelar un gran secreto por la fuerza de las circunstancias. 

¿Pudo Muñoz Borrero simpatizar con el sionismo y la idea de crear un Estado de Israel?

Es probable que sí, en la novela he puesto muchos diálogos con el rabino, que es su gran amigo. Esa amistad entrañable de los dos lo llevó a simpatizar con los judíos. Seguramente siguió de lejos la creación del Estado de Israel y los juicios de los jerarcas nazis, como el de Adolf Eichmann, en el transcurso de cuyo juicio en 1962 se habla por primera vez de los pasaportes ecuatorianos que entregó Muñoz Borrero. Una judía polaca, que fue llamada a declarar contra el nazi en ese proceso, se presentó como una persona que logró huir de Europa con un pasaporte emitido por un cónsul ecuatoriano. Ella nunca pisó el Ecuador pero se había salvado con ese pasaporte. Cuarenta años más pasaron hasta que se reconoció su labor al nombrarlo Justo entre las Naciones. 

"Una judía polaca, que fue llamada a declarar contra el nazi Otto Adolf Eichmann en 1962, se presentó como una persona que logró huir de Europa con un pasaporte emitido por un cónsul ecuatoriano".

¿Qué conclusión sacó de su investigación sobre la postura del Gobierno de Arroyo del Río en la Segunda Guerra Mundial? Hace unos años un escritor joven fue criticado por afirmar que el Ecuador había simpatizado con la Alemania Nazi, por lo menos mientras el Eje iba ganando...

Las circunstancias políticas de América del Sur en la época llevaron a que varios países latinoamericanos estuvieran más alineados con los nazis. Desde 1933 el regimen de Hitler tiene estrechas relaciones con los gobiernos ecuatorianos y cuando empieza la Guerra éramos muy afines a ellos. Carlos Alberto Arroyo del Río y Julio Tobar Donoso eran muy cercanos a los fascismos y no se sabía todavía lo que ocurriría con el Holocausto. Por eso la posición del Ecuador era antijudía y profascista hasta 1942. Con la firma del Protocolo de Río de Janeiro y la entrada de Estados Unidos en la guerra todos nos alineamos con ellos. Qué pasaba en los campos de concentración es algo que no se sabía bien en nuestros países. Cuando se supo, la postura del Ecuador llegó a la declaratoria de guerra y a la expulsión de alemanes, como pasó con la familia de Heinz Moeller Freile. 

El actual Gobierno rehabilitó a Muñoz Borrero, ¿qué opina al respecto?

Fue una ceremonia muy bonita, se le hizo un homenaje y se le rehabilitó como cónsul honorario perpetuo en Estocolmo. 

Sin darnos ningún spoiler, ¿qué cuenta su novela?

He tratado de desentrañar su vida misteriosa durante la guerra y su vida sentimental. Espero que sea un gran éxito en Ecuador, Panamá, Colombia y otros países. Ahora en el Ecuador se lee mejor que antes.

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