

Foto: Presidencia de la República
El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín fue nombrado a finales de abril del 2018, luego de la crisis de seguridad en la frontera Norte, en Esmeraldas.
"Las intenciones de ruptura del orden constitucional, la falta de oportunidades para obtener un empleo adecuado, la polarización política, los intereses generados por los diferentes grupos gremiales, la falta de atención por parte del Estado para cubrir las necesidades de la población podrían generar en el corto plazo protestas sociales e intenciones separatistas que amenacen la estabilidad del Estado".
Este es el párrafo de la página 53 del Libro Blanco de la Defensa Nacional, 2018-2021, al cual se refirió el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, durante la ceremonia de posesión del nuevo jefe del Comando Conjunto y del comandante general de la Fuerza Terrestre, el lunes 21 de octubre del 2019.
En esa misma ceremonia no dijo solo eso; anunció la emisión de una Directiva de Defensa (de carácter confidencial) mediante la cual se ordena a todos los cuerpos de seguridad las acciones adecuadas para afrontar "la insurgencia" en el Ecuador, sobre la base de las amenazas y riesgos para el Estado ecuatoriano, entre estas y de acuerdo al párrafo recomendado por el propio ministro Jarrín: el desempleo, la falta de atención del Estado, la falta de oportunidades y los intereses de los grupos gremiales.
Para los militares, el tema gira en torno a las advertencias de riesgos y amenazas híbridas. Estas se definen como "acciones coordinadas y sincronizadas —con origen habitualmente, pero no solo, en los servicios de inteligencia de los agentes de las amenazas— que atacan deliberadamente vulnerabilidades sistémicas de los Estados y sus instituciones a través de una amplia gama de medios y en distintos sectores objetivo (políticos, económicos, militares, sociales, informativos, infraestructuras y legales) utilizando el ciberespacio como la herramienta más versátil y adecuada para sus propósitos", según el español Real Instituto Elcano.
Este es un concepto que ya tiene un buen tiempo incorporado en los estudios académicos de seguridad y defensa, es mencionado por el Libro Blanco y reapareció en las apreciaciones de inteligencia sobre la crisis que vivió el Ecuador en la primera quincena de octubre.
En el Libro Blanco se enumeran como tales y según su análisis, "las amenazas varían constantente con el aparecimiento de nuevos actores y desafíos asociados a factores políticos, sociales, económicos, ambientales y estructurales del Estado, por lo que es necesario mantener un monitoreo permanente de estos elementos, para diseñar medidas preventivas que reduzcan sus potenciales efectos".
La figura central en estas definiciones es el ministro Jarrín. Según analistas de inteligencia consultados, ellos lo perfilan como un militar ilustrado que no se anda con rodeos ni tibiezas.
La Carta de las Naciones Unidas dice que “reconoce a todo Estado el derecho inmanente de legítima defensa” y las Fuerzas Armadas del Ecuador, al considerar que "es deber primordial del Estado garantizar y defender la soberanía nacional, la integridad territorial, la población y sus recursos naturales, se caracteriza como una amenaza a la agresión armada externa perpetrada por las Fuerzas Armadas de otro Estado", adiciona otras dos amenazas para el Estado:
"Los grupos irregulares armados, que inciden negativamente en la seguridad y defensa, especialmente en la zona de frontera empleando técnicas terroristas, secuestro selectivo y extorsión para alcanzar sus objetivos ilícitos. Tienen como principal fuente de financiamiento al narcotráfico, causando afectaciones en los ámbitos político, económico y social del Estado.
"El crimen organizado, conformado por grupos de personas, que tienen como principal objetivo la obtención de beneficios materiales o económicos mediante la comisión de delitos que buscan alcanzar el poder económico, político o social. Esta amenaza está asociada con el tráfico de armas, municiones y explosivos, el narcotráfico, tráfico de personas, tráfico ilícito de inmigrantes y el contrabando de mercancías".
La figura central en estas definiciones es el ministro Jarrín. Según analistas de inteligencia consultados, ellos lo perfilan como un militar ilustrado que no se anda con rodeos ni tibiezas. Un estratega nato que se formó en la lógica de la Escuela de las Américas, mantiene excelentes relaciones con el Comando Sur y el Pentágono y pasó durante un lustro como profesor titular de la Universidad de Defensa de los Estados Unidos y en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry, un think thank vinculado al Comando Sur de los Estados Unidos y la estrategia militar y de defensa de la potencia.
El portal del Centro destacó en abril del 2018 que "el ex profesor del centro Perry, Raúl Oswaldo Jarrín Román, fue anunciado como el nuevo Ministro de Defensa de Ecuador. Anteriormente, el Ministro Jarrín Román ocupó el cargo de Ministro de Defensa en 2005 y 2006 y posteriormente, ocupó los cargos de Subsecretario de Defensa de Ecuador; secretario del Consejo de Seguridad Nacional; y jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Además, ha ocupado diversos cargos dentro del Ejército como comandante de la Segunda y Cuarta división. Estamos encantados de ver a nuestro ex colega continuar sobresaliendo y esperamos trabajar con él en el futuro". Jarrín fue profesor de la materia de Asuntos de Seguridad Nacional.
En una nota de fines de marzo del 2019, la información del Centro Perry destacaba que "el Centro Perry se asoció con la revista PRISM de la Universidad Nacional de Defensa (NDU) para presentar un Foro Hemisférico que abordó la Seguridad en el Hemisferio Occidental, junto a los autores de la última versión de la revista, con el mismo título. El foro fue copatrocinado por el Comando Sur de los Estados Unidos (SOUTHCOM) y consistió de dos paneles de distinguidos profesionales del Centro Perry y otras entidades del mundo de la seguridad y defensa. Los paneles cubrieron temas actuales de relevancia para la región, entre ellos la panorámica en la defensa y la seguridad actual en el hemisferio, y oportunidades para el futuro.
El ministro de Defensa, GRAD (sp) Oswaldo Jarrín, durante una de las visitas a las unidades castrenses.
Entre sus acciones, ya como ministro de Defensa, Jarrín impulsó el acuerdo de cooperación con el Departamento de Estado y el Comando Sur de Estados Unidos, luego de la crisis de seguridad que se desató en la zona de norte de Esmeraldas.
Cuando cerró el foro, Jarrín hizo un llamado en estrategias cooperativas, "acentuando particularmente el desarrollo de una estrategia tripartita conjunto a Colombia y Perú. El Ministro Jarrín terminó sus comentarios con otro llamado para el establecimiento de redes de defensa y seguridad de apoyo mutuo, con el fin de apoyar las asociaciones en el Hemisferio y aprovechar de las oportunidades para reducir a las amenazas y riesgos transnacionales que afectan a todas las Américas y el Caribe".
Entre sus acciones, ya como ministro de Defensa, Jarrín impulsó el acuerdo de cooperación con el Departamento de Estado y el Comando Sur de Estados Unidos, luego de la crisis de seguridad que se desató en la zona de norte de Esmeraldas, entre noviembre del 2017 y abril del 2018. Crisis cuyo punto culminante, luego de la voladura del cuartel policial en San Lorenzo, fue el asesinato de tres periodistas de diario El Comercio, de cuatro infantes de Marina y dos civiles. Otro acuerdo producto de esta crisis, y ante la evidencia de las amenazas del crimen organizado contra la región andina, Jarrín impulso dentro del Gobierno la aceptación de que aviones de vigilancia electrónica de Estados Unidos patrullen las aguas del Pacífico y tengan una zona de logística en Galápagos y el puerto de Manta.
Los riesgos para el Ecuador: migración ilegal, ciberataques, pobreza, desempleo...
Según el Libro Blanco, "los riesgos son considerados como condición interna o externa generada por situaciones de origen natural o antrópico que pudieran afectar a la seguridad y defensa del Estado; su posibilidad de ocurrencia es incierta. En caso de no ser identificados oportunamente o no implementar acciones preventivas podrían traducirse en manifestaciones de peligro. Los riesgos causados por el hombre pueden convertirse en amenazas una vez que se identifique su motivación, capacidad e intención".
Entre se consideran riesgos a "los flujos migratorios irregulares, causados por la inseguridad social y económica en el lugar de origen de la población afectada, como consecuencia del accionar de factores naturales o antrópicos, obliga al Estado a orientar recursos no planificados para la atención a dichos grupos, con el riesgo de una eventual confrontación social, brote de epidemias, surgimiento de actividades ilegales y otros inconvenientes propios de este fenómeno".
También "los ciberataques y vulneración de la infraestructura crítica del Estado, que se basan en la explotación de las debilidades de las redes informáticas, ejecutadas a través de mecanismos tecnológicos de cíberterrorismo, cíberdelito, cíbercrimen, cíberespionaje, e infiltración de los sistemas informáticos, convirtiéndose en un potente instrumento de agresión contra la infraestructura del Estado, lo cual podría comprometer la seguridad nacional.
A estos se suma "la degradación ambiental, cuyos efectos son derivados de los procesos extractivos de manera ilegal, la polución y el acelerado crecimiento demográfico, así como los efectos producidos por el cambio climático ocasionan el incremento de fenómenos que producen catástrofes naturales como inundaciones, deslizamientos de tierras e incendios forestales.
Quito, 9 de octubre, militares entran a la Plaza de Sto Domingo luego de haber despejado a los manifestantes. Foto: Luis Argüello
Sobre las intenciones de ruptura del orden constitucional, se asumen estas como un riesgo para el Estado, y se las atribuye a "la falta de oportunidades para obtener un empleo adecuado, la polarización política, las agendas gremiales...
"La ubicación geográfica del país en el Cinturón de Fuego del Pacífico incrementa la probabilidad de ocurrencia de terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas y un sinnúmero de fenómenos que constituyen un peligro latente para la vida, la infraestructura y la seguridad del Estado.
Sobre las intenciones de ruptura del orden constitucional, se asumen estas como un riesgo para el Estado, y se las atribuye a "la falta de oportunidades para obtener un empleo adecuado, la polarización política, los intereses generados por los diferentes grupos gremiales, la falta de atención por parte del Estado para cubrir las necesidades de la población podría generar en el corto plazo protestas sociales e intenciones separatistas que amenacen la estabilidad del Estado".
Además, está la corrupción como "una práctica que se ha infiltrado en las instituciones y en la sociedad, rompiendo las normas del sistema legal y favoreciendo intereses particulares o de grupos que afectan a los intereses del Estado. Este riesgo en un momento determinado podría convertirse en una amenaza y afectar la democracia y la gobernabilidad del Estado".
Finalmente persiste el riesgo de "la explotación ilegal de los recursos naturales como la minería ilegal, tráfico de madera, tráfico de especies silvestres, delitos hidrocarburíferos, pesca ilegal ocasionan pérdidas económicas al Estado limitando el desarrollo nacional. La escasez de estos recursos podría ocasionar conflictos internos y externos".
Analistas de defensa y seguridad, consultados por Plan V y que pidieron reserva de fuente, reconocen la capacidad planificadora y estratégica del general Jarrín, aunque para el gusto de algunos mandos castrenses, puede ser "demasiado librezco", y con poca experiencia en el terreno. Quienes piensan lo contrario creen que Jarrín tiene suficiente experiencia en el mando, al haber sido jefe del Comando Conjunto de las FFAA, ministro de Defensa entre el 2005 y el 2006, entre otras instancias de jefatura militar. Es también académico de la Flacso.
Considerado como un elemento clave para los intereses de EE.UU, fue Jarrín quien construyó el escenario de seguridad para desactivar el paro.
Sin embargo, los analistas también lo miran a raíz de su actuación durante la crisis de la primera semana de octubre. Considerado como un elemento clave para los intereses de EE.UU, fue Jarrín quien construyó el escenario de seguridad para desactivar el paro, y junto a las apreciaciones de inteligencia, determinó que la seguridad del Presidente y el Gobierno estaba por encima de la seguridad física de Carondelet, por lo cual el Gobierno fue trasladado a Guayaquil, donde estuvo resguardado política y militarmente.
Jarrín es considerado como el operador estratégico detrás de la salida al paro, y varios observadores sostienen que la salida inmediata de los dos más altos mandos del Ejército luego del cese de hostilidades se debió a que el Comando Conjunto, en concreto estos dos oficiales, actuaron con una agenda propia y más vinculada a intentos de mediar o tender puentes entre la dirigencia indígena para solucionar el conflicto social y político. Al señalar al Presidente Moreno que las condiciones para sostener el Gobierno serían inviables sino cedía a las presiones de la calle, los mandos sellaron su suerte. Su salida fue una victoria estratégica de Jarrín para consolidar su mando político al interior de las FF.AA, pero además lo posicionó como un centro de fuerza en un muy debilitado Gobierno de Moreno.
De ahí se desprende que sus declaraciones públicas, cada vez más duras, ("no provoquen a las Fuerzas Armadas", las acusaciones a las universidades, el alineamiento de los mandos castrenses con la teoría del complot interno y externo y la directiva ministerial para poner a la insurgencia en la agenda política del país) son el resultado del posicionamiento cada vez más central de Jarrín y los militares dentro del Gobierno. Para los analistas de seguridad de filiación izquierdista, la salida de Jarrín del Ministerio es de "importancia estratégica, para que el país tenga una mejor oportunidad democrática. Hay que suprimir al operador bisagra por su medular papel en estos asuntos".
Para otros analistas, esas son las razones por las cuales los sectores de izquierda, pasando por el correísmo y defensores de derechos humanos, han puesto énfasis en la salida de Jarrín del Ministerio de Defensa: "el Ministro tiene la convencida certeza de hacer cumplir la Ley de Seguridad Pública y del Estado para devolver la tranquilidad y allanar el camino para una rápida transición a sus adyacentes derechas", dice uno de ellos.
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