La serie que recoge la historia de los crímenes políticos en el Ecuador está ya completa. La semana anterior se presentó en la Universidad Andina el segundo tomo de la serie "El Poder y la Muerte", que analiza los asesinatos que tienen relación con la lucha por el poder político en Ecuador. 

En enero de 2019, se había presentado el primer tomo, que abarca desde la fundación de la República, en 1830, hasta 1959. El segundo tomo, que fue presentado con un foro con periodistas, abarca desde 1960 hasta 2018. Se titula "Los Muertos de la Política".

Según explicó el editor de la obra, el historiador Enrique Ayala Mora, se trata de una investigación de un grupo de historiadores, comunicadores y expertos que han enfrentado los crímenes políticos más sonoros de la historia del Ecuador. Se trata de un edición de lujo, realizada por Dinediciones, profusamente ilustrada.

"El primer tomo acaba en 1959, cuando con el pretexto de limpiar la ciudad del hampa se asesinó durante 48 horas al que era y al que no. Ahí acaba el primer tomo, en el segundo trataremos desde 1960 hasta 2018. En el segundo hay la represión de los años 60 y 70 y asesinatos políticos como los de Briz Sánchez, Abdón Calderón y Jaime Hurtado. El posible asesinato de Jaime Roldós -yo creo que eso no fue un asesinato- y la muerte de Nahín Isaías y los jefes de Alfaro Vive Carajo. Luego llegamos a la década correísta, donde hay 20 muertos, obviamente no todos por voluntad de Correa, pero que sí fueron encubiertos por ese gobierno, como el del general Gabela o el del shuar Tendentza. La tramoya del 30S y los tres periodistas de El Comercio, que son victimizados para ejemplarizar a la prensa", explicó a PLANV.

Ayala Mora destacó también que, durante el siglo XX y principios del XXI, la política de masas hace que los objetivos de los crímenes políticos se diversifiquen.

"Desde que se inicia la lucha de masas, cuando resisten grandes sectores sociales, el objeto del crimen político se amplía. Tenemos casos visibles y aleccionadores de eso en el Ecuador. Pero siguió habiendo crímenes como el de Abdón Calderón, que pretendía impedir el retorno a la democracia. En el caso de Jaime Hurtado, se quiso reprimir a asociaciones campesinas en Los Ríos. En Imbabura se asesina a Perugachi y León, y en Chimborazo a Lázaro Condo, líderes indígenas".

Sobre la dinámica del crimen político en el siglo XX, Ayala Mora explicó: "Estos crímenes desatan los procesos, los profundizan, nos permiten ver a los actores del sistema. El crimen de Abdón Calderón no detuvo el proceso, pero sí permitió ver que militares fascistas y corruptos estaban intentando evitar que el país vuelva a la democracia. La muerte de Nahín Isaías evidenció la poca capacidad militar de Alfaro Vive y cómo resulta el propio Febres Cordero como responsable de esa ejecución".

En Los Muertos de la Política hay varios artículos entre los que destacan "Insurrección, dictaduras y violencia (1960-1979)", por Enrique Ayala Mora, El asesinato de Rafael Brito: crimen selectivo desde el poder por Germán Rodas Chaves, Milton Reyes, el líder estudiantil asesinado por  Juan Carlos Calderón V., La muerte de un “extremista colombiano”, ¿asesinato o suicidio? oor Carlos Belduma y Enrique Ayala Mora, El laberinto de la memoria: el asesinato de Lázaro Condo por  José Figueroa, La masacre de Aztra un crimen político innegable por Víctor Granda Aguilar, El asesinato de Abdón Calderón Muñoz, Juan Paz y Miño, Régimen constitucional y crisis (1979-2000) por Enrique Ayala Mora, La muerte trágica y sospechosa del presidente Roldós porVíctor Granda Aguilar, Auge y caída de Alfaro vive: el secuestro de Nahím Isaías por Pablo Salgado J, la Eliminación de Don Maca, el Robin Hood manaba por Enrique Ayala Mora, El asesinato del magistrado, entre el narcotráfico y la política por Javier Gomezjurado Zevallos, Jaime Hurtado, un crimen de Estado en la impunidad por Juan Carlos Calderón V., De la crisis al autoritarismo (2000-2018) por Enrique Ayala Mora, Crímenes en la década correísta por Mariana Neira, ¿Silenciar al general Gabela? por Juan Carlos Calderón V., José Tendetza: el asesinato de un shuar defensor de la naturaleza por Juan Carlos Calderón V, “Nos faltan tres”. El asesinato del equipo periodístico de El Comercio por Soraya Constante. 

El segundo tomo fue presentado con un panel, en el que participaron periodistas como el director de PLANV, Juan Carlos Calderón; la editora de El Universo, Mónica Almeida; la periodista Mariana Neira, y el presentador de Ecuavisa, Carlos Rojas.

En el foro, se destacaron algunos contenidos del libro, como la investigación sobre la muerte del líder shuar José Tendentza, que sigue sin aclarar, y su resistencia a la extracción minera en la amazonía del sur del país. También, se relataron algunas muertes que ocurrieron durante la década correísta, en la que, si bien puede no haber tenido relación directa el Gobierno, es evidente que fueron facilitados por lo que los panelistas consideran un clima de impunidad.

Para Mariana Neira, quien sistematizó las muertes ocurridas en el periodo correísta, llama poderosamente la atención el crimen del general Jorge Gabela, así como del periodista Fausto Valdiviezo.

Mónica Almeida destacó que la justicia carece de sistemas confiables de investigación, lo que motiva el descontento de la población y puede propiciar los linchamientos y otras formas de ajusticiamiento tumultuario. 

Juan Carlos Calderón recordó las muertes de Tendentza -sobre la que escribió un capítulo en este tomo- y del diputado Jaime Hurtado, y destacó que el poder es perverso y puede llegar a culpabilizar a las víctimas. Sobre la muerte de un equipo de El Comercio en la frontera norte, estimó que se buscó ocultar a los beneficiarios de las redes criminales de la zona. Cuestionó que la sociedad no se preocupe por temas de derechos humanos, lo que es la base de la impunidad. 

"El poder oculta cuando mueren los pobres", sentenció Ayala Mora, quien dijo que la mayoría de los 30 crímenes políticos analizados en este libro corresponden a personas pobres, cuyas muertes quedaron en la impunidad. Para el historiador, el papel de la prensa en la investigación histórica es fundamental.