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20 de Marzo del 2023
Historias
Lectura: 19 minutos
20 de Marzo del 2023
Julian Estrella López

Ingeniero Ambiental por la Universidad de Cuenca. Maestro en Ciencias de la Sostenibilidad por la Universidad Nacional Autónoma de México.

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Fotomontaje: PlanV

 

Sabemos qué defienden y sabemos que su proyecto no es democrático ni promueve los derechos humanos. Sabemos sus planes: venganza y control total de las funciones del Estado. Sabemos que tienen relación estrecha con mafias del narcotráfico. Sabemos lo que hacen desde el poder. ¿Por qué, entonces, siguen vigentes? ¿Por qué tienen opciones reales de volver al poder? Aquí expongo tres posibles razones, para luego concentrarme en la última.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté,
porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté,
porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Martin Niemöller


Para que triunfe el mal, solo es necesario que
las personas buenas no hagan nada.

Edmund Burke

 

Como si no supiéramos qué van a hacer si regresan al poder. Como si no pudiéramos ver el reflejo de los países de la región donde sus aliados ejercen el poder total: Cuba, Venezuela y Nicaragua. 

Se ofenden, se indignan, dicen que es discurso vacío, cuando se dice que hacia allá nos quieren llevar. Luego validan esos presentimientos y pronósticos: defienden y alaban al régimen chavista-madurista; impiden, con su bancada, que la Asamblea Nacional condene a la dictadura represora y torturadora de Ortega; apoyan y reciben apoyo político del régimen cubano. Si aplauden y defienden a regímenes totalitarios sin libertad de expresión, que reprimen, torturan, encarcelan y expatrian a quienes se les oponen, ¿no significa que, en su pensamiento, su proyecto político es más importante que la democracia y que los derechos humanos? ¿Qué podemos esperar que hagan en Ecuador, si no lo mismo que defienden y legitiman en esos países?

Como si ocultaran sus intenciones. “No tendrán dónde esconderse”, dicen, a veces, desde sus escondites. Su último candidato se oponía al dólar y defendía la ideologización de las fuerzas armadas; hablaba, además, de gobernar 20 o 50 años. Su líder llegó a decir, textualmente, que el presidente es el jefe de todo el estado ecuatoriano: poder ejecutivo, poder legislativo, poder judicial, poder electoral, poder de transparencia y control social, superintendencias, procuraduría, contraloría. Más recientemente, en entrevista, comentó sus planes, en el caso de volver al poder: cambiar la fiscalía, la contraloría, procuraduría, Consejo de la Judicatura y Corte Constitucional. 

Y, tal vez lo más importante: como si no lo hubiéramos vivido. Ya controlaron todo el estado: una Asamblea que aprobaba todo lo que venía desde el Ejecutivo, con asambleístas que incluso votaban en contra de sus principios, como en la aprobación del COIP y el decreto para explotar el Yasuní; una función judicial y una Corte Constitucional completamente funcionales al Ejecutivo, con metida de mano declarada y abierta; un Consejo Nacional Electoral con un presidente suficientemente obsecuente como para ser condecorado al siguiente día de las elecciones de 2017; sin hablar de Fiscalía, Contraloría y Procuraduría. 

Y ya vivimos su total desprecio por los derechos humanos, una vez que se instalan en el poder: 286 casos graves de violaciones de derechos entre 2007 y 2017, afectando a más de 8.000 personas. Entre ellos, 52 asesinatos sin aclarar y 24 ejecuciones extrajudiciales; 170 casos de tortura; 8 ataques armados a pueblos y comunidades indígenas; 2.348 violaciones de derechos a periodistas, entre los que se cuentan ciberataques, amenazas, detenciones arbitrarias, censura, linchamiento mediático y agresiones físicas; 5.630 víctimas de represión y criminalización de la protesta social… Y el encubrimiento terrorífico de más de 900 abusos sexuales en el sistema escolar público. Recordemos: ¿qué gobierno introdujo la minería a gran escala en el país? ¿Quién introdujo el discurso sobre la “ideología de género” en el país?

Esto sin contar con los vínculos cada vez más claros con carteles y mafias, hoy enquistadas en el país y, aparentemente, en el estado. Desde el dinero recibido de las FARC, pasando por el ingreso de mafias como la albanesa y la eliminación de la UIES para reemplazarla por la SENAIN, hasta los vínculos con los Latin Kings y los Choneros.  

Sabemos qué defienden y sabemos que su proyecto no es democrático ni promueve los derechos humanos.

Sabemos sus planes: venganza y control total de las funciones del Estado.

Sabemos que tienen relación estrecha con mafias del narcotráfico.

Sabemos lo que hacen desde el poder.

¿Por qué, entonces, siguen vigentes? ¿Por qué tienen opciones reales de volver al poder? Aquí expongo tres posibles razones, para luego concentrarme en la última.

1. La sensación de que, con ese gobierno, había mayor bienestar económico y social. 

Entre 2008 y 2017, nos bombardearon con propaganda que indicaba los montos de diferentes obras; se nos decía que ese gobierno había invertido en Educación, Salud y Obra Pública más que los cinco gobiernos anteriores juntos (gobiernos que, todos juntos, sumaban 10 años). No se nos decía que ese gobierno, en sus primeros cinco años, tuvo más dinero que los cinco gobiernos anteriores juntos, producto de la bonanza petrolera y de haber recibido un fideicomiso que bordó los 16.000 millones de dólares, producto de la renegociación de contratos petroleros realizada por A. Palacio. Tampoco se nos dijo que todo ese gasto, al terminar la bonanza, lo seguiríamos pagando hasta 2025, por créditos poco transparentes contraídos con China (hoy, la deuda ha sido renegociada y flexibilizada), que, además, incluyeron la construcción de grandes fiascos como Coca Codo Sinclair (2.800 millones), y varios de los contratos de minería de gran escala todavía vigentes. Sí supimos, en cambio, que todo ese gasto, insostenible fiscalmente, se tradujo en el uso como caja chica por parte del estado/gobierno de los fondos del Seguro Social (7.300 millones, aprox.) y en la eliminación de los fondos de emergencia (7.000 millones, aprox.).

Otros grandes fiascos de la supuesta “inversión pública”: la inexistente refinería del pacífico (1.600 millones), el edificio de Unasur (43,5 millones), los costos de la universidad Yachay (600 millones), varias escuelas del milenio hoy inhabilitadas porque no fueron pensadas en función de la realidad local (especialmente en zonas rurales con poca accesibilidad), entre otros. 


Archivo: PlanV

En resumen, sí, hubo mayor inversión social, e incluso avances leves en equidad social, pero, y nunca mejor dicho, a qué costo. En 2008, el país contaba con un excedente de 16.000 millones y el endeudamiento giraba en torno al 25% del PIB; en 2017, no había excedentes ni fondos de emergencia, y sí un endeudamiento inconstitucional de más del 45% del PIB; la famosa “mesa servida”. Incluso los avances en equidad y en reducción de la pobreza (cuestionables), bajo los datos indicados, y a todas luces, eran insostenibles, porque: 1) no se crearon condiciones reales para salir de la matriz primario-exportadora, 2) no se avanzó en redistribución de los medios de producción, al contrario, hubo retrocesos a partir de las leyes de aguas y tierras, 3) no se crearon condiciones para la inversión y el comercio extranjeros, que no fueran los acuerdos con Venezuela, China, Irán, Bielorrusia y Turquía, y 4) el elevado gasto público, cuando no despilfarro, no tenía cómo financiarse efectivamente, lo que dejó al IESS al borde de la quiebra y al país hipotecado de manera absolutamente irresponsable. Esto, unido al costo en democracia y derechos humanos, tratado en anteriores párrafos.

2. La inoperancia, la incapacidad y la insensibilidad del gobierno de Lasso.

Incapacidad desde el hecho de no saber comunicar las condiciones reales en que recibió el país en materia económica… y en todas las materias. ¿Por qué no ha podido disminuir los costos burocráticos? ¿En qué estado recibió y en qué estado está el IESS? ¿En qué estado están las más de 300 obras inconclusas de los anteriores 14 años? ¿Cómo recibió cada Ministerio su respectivo sector: Educación, Salud, Deporte, Turismo, Cultura…? Y más actual, ¿qué se sabe objetivamente del funcionamiento de los cárteles y mafias en el país?

Inoperancia. O el gobierno no sabe comunicar lo que hace, o sencillamente no está haciendo nada; para los fines pertinentes, es lo mismo. ¿Qué se está haciendo para mejorar la situación en todos los ámbitos mencionados en el punto anterior, además del ordenamiento fiscal?

¿Cómo se traducirá ese ordenamiento fiscal en mejorar las condiciones de vida de las personas? ¿Cuándo empezarán a realizarse todas las obras ofrecidas? Incluso en uno de sus proyectos estrella, la desnutrición crónica infantil, ¿qué se está haciendo realmente? En la vacunación, su mejor obra, teníamos estadísticas en tiempo real del número de personas vacunadas, ¿por qué no se hace algo parecido acerca de las niñas y niños que salen de la desnutrición crónica? ¿Y lo mismo con los empleos creados y los créditos entregados? ¿Hay datos, verdad?

La lucha contra la pobreza aún no logra reducir las carencias de un sector significativo de la población. Foto: Edgar Lumbi

E insensibilidad, porque el gobierno, desde que inició su mandato, se ha ido alejando de las personas, de su realidad y sus necesidades. La situación de inseguridad y miedo es realmente crítica. El gobierno deja que los grupos de poder económico y político, y ahora cierto medio de comunicación, marquen su agenda. ¿Cuándo regresará a escuchar a las personas, a la ciudadanía a la que se debe? ¿Cuándo dejará las excusas del bloqueo constante en la asamblea (cierto) y de los intentos de desestabilización (evidentes)? ¿Cuándo y cómo va enfrentar de una vez por todas el tema de inseguridad? Señoras y señores del gobierno, pónganse a trabajar. Son servidoras y servidores públicos. Si cumplen su rol, si sirven efectivamente a las personas en términos de satisfacción de sus necesidades, si garantizan sus derechos y protegen su integridad, si les devuelven la esperanza, ninguna desestabilización tendrá efecto.

3. La ingenuidad o la complicidad de la izquierda y los movimientos posmodernos.

Saben que todo lo indicado es cierto. Conocen de economía y endeudamiento. Pueden ver los vínculos con cárteles y mafias. Vivieron la represión y la persecución en carne propia. Les insultaron, vejaron y lincharon mediáticamente cada sábado, durante 10 años. Les dijeron terroristas, saboteadores, ecologistas infantiles, ponchos dorados, atrasapueblos, malculeadas, frenéticas hedonistas, antinatura… Sintieron la impotencia de vivir bajo un estado autoritario, tendiendo a totalitario, al que no se le podía ganar absolutamente nada; la impotencia y el dolor de no avanzar en ninguna agenda de derechos: ni en derechos civiles para la población LGBTIQ+, ni en el derecho a decidir la interrupción del embarazo para las mujeres y niñas, ni en los derechos colectivos, ni en conservación y protección de los ecosistemas.

Y, con todo eso, siguen en el lugar común: “Lasso es igual”, o “Lasso es peor”. Porque es banquero, porque es “neoliberal”, porque es del Opus Dei, porque es de derecha, porque es curuchupa, porque es rico… Y no, no es igual.

Foto: Presidencia de la República

Empecemos por lo básico. Alternancia. Lasso, en dos años más, tendrá muy pocas posibilidades de reelegirse. Incluso si lo logra, será bajo las mismas condiciones: sin mayoría en la Asamblea, sin injerencia en la función judicial y electoral, sin mayoría en el CPCCS. Es decir, sin posibilidad de erigir un régimen autoritario y menos todavía de perpetuarse en el poder.

Entonces no, no es igual. 20 a 50 años, decía el último candidato correísta; hasta la muerte del titular y más allá, atestiguan los pueblos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, sometidos por sus aliados.

Lo segundo. División de poderes. En la misma línea, sea por falta de voluntad o de capacidad, que para el caso es lo mismo, Lasso no se ha tomado el Consejo de la Judicatura, ni la Corte Constitucional, ni el CNE ni los órganos de control. No ha subyugado a la Asamblea ni controla el CPCCS. La realidad es que el gobierno de Lasso, a diferencia del correísmo, ha respetado la división de poderes y el estado de derecho. Sí, con una gran mancha: el autoritario veto a la Ley de interrupción voluntaria del embarazo; una traición a las feministas que le dieron su apoyo en última instancia, y a su propia palabra de respetar los mandatos de la Corte Constitucional.

Pese a eso, no, no es igual. Hay pesos y contrapesos. Existe la posibilidad de ganarle juicios al estado, y de avanzar en derechos a través de la Corte Constitucional. Solo eso, algo tan mínimo, es impensable bajo el correísmo.

Tercero. Libertad de expresión. No hay juicios a periodistas (sí una desubicada amenaza), no hay persecución a denunciantes de delitos (incluso si las denuncias se muestran equívocas), y hay acción frente a los delitos denunciados. La acción debería ser más contundente, es cierto, pero, nuevamente, hay que recordar que el correísmo se distingue por la censura, el desprecio por la prensa independiente, y la persecución a quienes denuncian delitos.

No es igual. 

Cuarto y último punto. Derechos. Tal vez, el punto más flojo de Lasso. No solo por el veto mencionado en el tema de interrupción del embarazo, sino por su complicidad con el avance extractivo y el incumplimiento de su oferta de campaña de garantizar consultas vinculantes.

También, claro está, por la absurda represión del 8 de marzo de 2022 y por su inoperancia en el tema de seguridad y lucha contra el crimen organizado.

Y, hay que decirlo, no es igual. De inicio, el crimen organizado no puede ser enfrentado por una organización política que, según la evidencia, es parte del crimen organizado. A menos que nos resignemos a que “enfrentar” implique “pactar”. En cuanto a las luchas sociales y al avance en derechos, vale insistir en que es un tema dependiente de los anteriores. 

Dos ejemplos al respecto. 1. Sobre la propia Ley de interrupción voluntaria del embarazo, la Corte Constitucional eliminó tres barreras contenidas en el veto presidencial: los requisitos, la obligatoriedad de autorización de un/a representante legal y la objeción de conciencia. El Ejecutivo fue regresivo en derechos, la Corte lo impidió. Impensable con un presidente jefe de las otras funciones. 2. Los logros recientes del movimiento indígena: condonación de deudas, créditos a sectores rurales y campesinos y autonomía en la educación intercultural bilingüe. Logrados a través de la protesta, sí, pero también con un gobierno dispuesto a ceder. El correísmo, ¿cedió alguna vez en algo? Si regresa al poder, ¿por qué pensar que lo haría?

Entonces no, no es igual. Simplemente no es igual. Y en ese pensamiento reduccionista y falaz, estimadas y estimados intelectuales y militantes de izquierda, ecologistas, feministas, defensoras y defensores de derechos humanos, lamento decir que se asienta una de las bases más fuertes para el regreso del proyecto autoritario, antidemocrático, anti derechos y mafioso.

El correísmo no es democrático ni promueve los derechos humanos, solo usan estos conceptos según sean o no funcionales a su proyecto; basta ver su último espaldarazo al régimen iraní. Su proyecto se basa en el control total de las funciones del estado, en limitar al máximo la libertad de prensa y en la destrucción de las organizaciones sociales. Varias pruebas indican que son el brazo político-electoral de carteles y mafias transnacionales. Y vienen a vengarse. ¿Creen ustedes que el “no tendrán dónde esconderse” no va con ustedes? ¿Acaso no miden el alcance de su rencor y su odio? ¿No recuerdan que el caudillo, en la última elección, prácticamente publicó su lista de venganza? ¿Creen que la olvidó? ¿Han visto lo que hacen las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, sus referentes y aliadas, con las personas que se atreven a disentir?

Cuando regresen a vengarse de las y los periodistas, ¿guardarán silencio?

Cuando encarcelen a sus denunciantes, ¿guardarán silencio?

Cuando regrese la SENAIN a perseguir a quienes disienten, ¿guardarán silencio?

Cuando vuelvan a criminalizar la protesta social, ¿guardarán silencio?

Cuando el narco y el estado sean uno solo, ¿guardarán silencio?

Por supuesto que no lo harán; nunca lo han hecho. Yo he estado con ustedes. Son ellas y ellos quienes callan o hablan según convenga a su proyecto y según ordene el caudillo. Entonces les pregunto: ¿sirvió de algo gritar y resistir cuando él era jefe de todos los poderes del estado? ¿servirá de algo esta vez? Cuando el narco se instale verdadera y definitivamente en Carondelet, ¿habrá cómo sacarlo?

Si regresan, no volverán a soltar el poder. Lo dicen abiertamente, lo sabemos por conocimiento de causa. Dentro de 10 años, cuando el control sea total, pese a toda la resistencia y con el dolor de toda la represión, ¿seguirán diciendo que “da igual”?

Cuando, con toda probabilidad, nos encarcelen como en Venezuela y Cuba, o nos encarcelen para después expatriarnos como en Nicaragua, ¿mantendrán que “da igual”? Y lo más importante: después de que todo eso suceda, ¿quedará alguien más que pueda protestar por algo? Ahí sí dará igual: dará igual lo que hagamos.

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