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13 de Diciembre del 2022
Historias
Lectura: 14 minutos
13 de Diciembre del 2022
Redacción Plan V
La DEA y el Cártel de Sinaloa, una estrecha relación de años
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Fotomontaje referencial. PlanV

 

El Cártel de Sinaloa, el más poderoso y grande del mundo, tuvo por años un acuerdo con la DEA que benefició a las dos partes: información de los cárteles enemigos a cambio de protección. Esa revelación, que hizo la periodista mexicana Anabel Hernández, sigue sacudiendo la opinión pública. La investigación desmenuza ese acuerdo y a sus protagonistas.


“Mientras que el gobierno de Estados Unidos decía que el Chapo era el más buscado, se sentaba cotidianamente y sabía de sus encuentros con el capo, la hora y el día en que lo vería”. La reveladora frase se encuentra en el libro El traidor: el diario secreto del hijo del Mayo, de la periodista mexicana Anabel Hernández. Esta investigación, que no circula en Ecuador, es un retrato de las entrañas del Cártel de Sinaloa, contado por el hijo de su máximo líder, Ismael Zambada García, mejor conocido como el Mayo Zambada.

Hernández logró documentar la relación entre la Administración de Control de Drogas, (DEA, por sus siglas en inglés) y el poderoso cártel mexicano, y desvirtuar que el gobierno federal haya sido el ejecutor de innumerables detenciones de capos de cárteles mexicanos, generalmente enemigos del Cártel de Sinaloa, durante el gobierno de Felipe Calderón. La llamó “una falsa guerra”.

Para narrar esa historia, la periodista halló el eslabón clave que conectaría a ambas estructuras: Humberto Loya Castro. Él fue un abogado de Sinaloa y amigo muy cercano del Joaquín Guzmán Loera o Chapo Guzmán. Hernández había seguido por años la pista de este abogado, cuyo nombre apareció en un libro anterior suyo, Los señores del narco. Cuenta que, gracias a esa publicación, un abogado de Vicente Zambada Niebla o ‘Vicentillo’, se acercó y le contó una “historia increíble”.

Esa historia tenía que ver con los tratos directos entre la DEA y los máximos líderes del Cártel de Sinaloa, quienes proveían información sobre sus enemigos a cambio de protección. Uno de esos encuentros fue con ‘Vicentillo’ horas antes de su detención, en 2009. El abogado de ‘Vicentillo’ se llamaba Fernando Gaxiola -fallecido por cáncer- y aunque se conocieron en 2011, la periodista aguantó la historia para darle profundidad.

De esa manera, narró los encuentros entre Loya y la DEA. El abogado estaba en contacto con la DEA, con permiso de el Chapo, para “arreglar” un proceso legal que se le había abierto en la Corte del Distrito Sur de California, en EEUU. Esto lo contó en una carta a la que tuvo acceso la periodista. Loya entregó información de las actividades de los cárteles enemigos a cambio de que se desestimara su acusación en EEUU.

Loya también fue el enlace entre la DEA y ‘Vicentillo’, quien también tenía un proceso abierto en EEUU. La DEA, según el abogado, había aceptado ayudar al hijo del Mayo a cambio de información sobre Arturo Beltrán Leyva, del cártel que lleva sus mismos apellidos, los Zetas y de Vicente Carrillo, del cártel de Juárez.

El abogado de ‘Vicentillo’ se llamaba Fernando Gaxiola -fallecido por cáncer- y aunque se conocieron en 2011, la periodista aguantó la historia para darle profundidad.

Portada del libro escrito por Anabel Hernández, basado en testimonios del hijo del Mayo Zambada, y en investigación de la autora. La pintura del payaso es un autorretrato que se hizo Vicentillo Zambada Niebla, en una prisión de alta seguridad en Chicago, EE.UU.

“A mí me dijo el Chapo que la DEA le había dicho a Loya que el número les había servido mucho, que muchas gracias, y que lo de mi cita ya lo estaban arreglando”, contó ‘Vicentillo’ en un escrito que Gaxiola entregó a la autora. Se refería al número telefónico desde el cual Beltrán Leyva había llamado al Mayo para que pararan contra la guerra entre ambos cárteles.

“Durante los últimos 10 años, la distancia entre el gobierno de Estados Unidos y el Chapo ha sido un hombre”, le dijo Gaxiola a Hernández en referencia a Loya. En otro pasaje, la periodista cuenta: “Fernando Gaxiola me explicó que, gracias a la colaboración con la DEA, el Mayo y el Chapo habían logrado prácticamente exterminar a sus acérrimos rivales, los Arellano Félix, con lo cual se aplicaba el viejo refrán de ‘los enemigos de mis enemigos son mis amigos’”

Pero el Cártel de Sinaloa no solo se benefició del exterminio de sus enemigos, sino también de información sobre los operativos que iban a realizar los agentes de la DEA en coordinación con las autoridades mexicanas. Pero había un ingrediente más: el pago de sobornos del Chapo a agente de la DEA a cambio de este tipo de información.

Loya, según la investigación, se había reunido en al menos 100 ocasiones con la DEA entre 2007 y 2010. En 2008, los cargos en EEUU contra Loya fueron anulados. Esa fue una buena señal para el Chapo y el Mayo, y este último esperaba que pasara lo mismo con su hijo.

La reunión finalmente se dio entre ‘Vicentillo’ y agentes de la DEA, con presencia de Loya, en Ciudad de México. Le pidieron información de los Zetas y de los Beltrán Leyva, y que no se preocupara de su proceso abierto en Washington. Pero ese mismo día, detuvieron a ‘Vicentillo’. Después, los militares mexicanos se atribuyeron el operativo, algo “falso”, según Hernández. Agentes de la DEA y del FBI visitaron posteriormente a ‘Vicentillo’ en su celda y le aseguraron que no tuvieron nada que ver con detención.

El hijo de un capo tras las rejas

“No había duda para los dos expertos de la DEA que el Mayo siempre ha sido el capo más poderoso en México”, es otro de los pasajes que trae la publicación de Hernández. Pero el poder del Mayo no evitó que su hijo fuera extraditado a EEUU. El expediente solo se engrosó mientras ‘Vicentillo’ buscaba una reunión con la DEA. Es decir, ganaron tiempo, reveló la autora.

El relato periodístico abunda en detalles sobre los días en prisión de ‘Vicentillo’ y su traslado a EEUU. Y sostiene que la decisión de ‘Vicentillo’ de colaborar con la DEA tenía que ver con sus ganas de tener una vida alejada del Cártel de Sinaloa, el más poderoso del mundo.

‘Vicentillo’ estuvo preso en la Metropolitan Correctional Center (MCC) de Chicago. En esa ciudad se dieron los primero encuentros entre Hernández y Gaxiola, quien fue el defensor de ‘Vicentillo’ en ese caso.

‘Vicentillo’ después de haber sido capturado en Ciudad de México. Foto: Livejournal

La periodista recordó una publicación de ella en 2011 cuando inició el juicio contra ‘Vicentillo’. Él tenía “inmunidad y/o autoridad pública”, otorgado por el Gobierno de Estados Unidos para cometer los mismos actos ilícitos que le eran imputados.

Ese artículo aún circula en internet. Dicha inmunidad, decía la periodista, daba ‘carta blanca’ a ‘Vicentillo’ para traficar droga e inmunidad, todo este a cambio de información de los cárteles enemigos. “La libertad de la que gozan Vicente Zambada García, Joaquín Guzmán Loera, Humberto Loya y Juan José Esparragoza Moreno, entre otros, muestra que esa “carta blanca” e “impunidad” no sólo fue efectiva en EU, sino también en México, lo que obliga a cuestionar el papel de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón en esos presuntos acuerdos, ya que los arrestos y muertes se han dado principalmente en territorio mexicano”, escribió Hernández en 2012.

Fue un juicio que se volvió incómodo para el gobierno de Calderón y la DEA. Esta última, presionó para no se publicaran esos acuerdos. Pero el juez Rubén Castillo, de la Corte Federal de Distrito Norte de Illinois, emitió un orden y la fiscalía norteamericana presentó los papeles. A Calderón, en cambio, se lo señaló por proteger a la cúpula del Cártel de Sinaloa y darles un tratamiento especial.

Sin embargo, ‘Vicentillo’ evitó una confrontación con el gobierno de Estados Unidos, se declaró culpable y obtuvo una sentencia de 15 años, en 2019. Años más tarde, en 2019, el hijo del capo sería uno de los testigos claves en el juicio contra el Chapo Guzmán, en Nueva York. En ese juicio salieron a flote las conexiones políticas del Cártel de Sinaloa con el gobierno mexicano, pero también con sus aliados en la región, entre ellos un ecuatoriano: el militar Telmo Castro, asesinado el 3 de diciembre de 2019 y cuyo perfil PlanV publicó en ese mismo mes

Este es un retrato del testimonio de Vicentillo durante el juicio del Chapo Guzmán, en Nueva York, en la audiencia celebrada el 4 de enero de 2019. Imagen: Reuters

Después de ese testimonio, en abril de 2021, medios internacionales informaron que ‘Vicentillo’ había dejado la cárcel y que su situación legal era desconocida.

El Mayo y su única entrevista

Hernández recuerda en su libro que tras la detención de ‘Vicentillo’, el Mayo dio una entrevista al reconocido periodista mexicano, Julio Scherer García, ya fallecido. El diálogo salió publicado en la revista Proceso, el 3 de abril 2010. Esto habría sido una muestra de respaldo del Mayo a su hijo, según le dijo el abogado de ‘Vicentillo’ a la investigadora.

El artículo causó un enorme revuelo en México y encandiló las discusiones éticas sobre si se trataba de una pieza histórica o una plataforma de publicidad para uno de los más grandes narcotraficantes mexicanos. Scherer García apareció en la portada de la revista, abrazado junto al Mayo.

La foto de Julio Scherer García y el Mayo fue portada en la revista Proceso en 2010. Foto: Proceso

La imagen incluso fue usada en el juicio contra el Chapo Guzmán, en Nueva York. El Mayo aparece con una camiseta de mangas cortas, de color violeta, un clásico jean azul, un cinturón negro y una gorra que provoca una sombra sobre sus ojos y los esconde. Tiene bigote. Esta ha sido la única entrevista que el Mayo ha dado a un periodista. Se realizó en un lugar no especificado.

Scherer García inició el encuentro con preguntas sobre ‘Vicentillo’. El Mayo evita el tema, pero el periodista insistió: “A propósito de su hijo, ¿vive usted su extradición con remordimientos que lo destrocen en su amor de padre?”, preguntó a lo que el capo respondió: “Hoy no voy a hablar de “Mijo”. Lo lloro”.

A partir de eso no volvió a hablar de su hijo durante la entrevista, que terminó con la foto que ya es histórica.

Hernández, una periodista revolucionaria

Anabel Hernández nació en México, en 1971, y es una las periodistas más reconocidas por sus investigaciones sobre el narcotráfico y sus conexiones políticas. Pero cargar con esa descripción le ha costado más de una amenaza. De hecho, el medio español ABC la calificó en este año como “la reportera más perseguida de México”.

En su libro El traidor cuenta uno de sus momentos cuando escribía su libro Los señores del narco, que fue el resultado de cinco años de investigación periodística. Lo publicó en 2011. Para entonces ya era una dura crítica del gobierno de Felipe Calderón y de su supuesta “guerra contra el narcotráfico”.

A fines de noviembre de 2010, una fuente le contó que había un plan para asesinarla, después de que ella, su familia y sus fuentes sufrieran varios atentados.

En diciembre de 2021, Hernández presentó su último libro llamado Emma y las señoras del narco, por el que también recibió amenazas. Su trabajo la ha obligado a tener protección policial permanente. Sin embargo, su producción periodística continúa, pues para ella ese es un acto revolucionario. “Para mí, hoy por hoy, la única manera en que puedo entender mi papel como periodista es entendiendo este rol revolucionario que tenemos hoy los periodistas no solo en México sino en el mundo”, dijo en una reciente conferencia.

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