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16 de Marzo del 2022
Historias
Lectura: 16 minutos
16 de Marzo del 2022
Redacción Plan V
Nadie sabe quién mandó a matar a Harrison Salcedo
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Aunque fue abogado de personajes como el ex vicepresidente Jorge Glas, no se conoce quiénes ni por qué mataron a Harrison Salcedo. Foto: El Diario. 

El asesinato en plena calle del abogado de Jorge Glas y Alias Rasquiña, líder de Los choneros sigue en el misterio. La Fiscalía dice tener evidencias de que el taxista que estuvo en el seguimiento está vinculado y el chofer tiene acusación de asesinato. Pero según su defensa, este no tiene nada que ver y dice que la Fiscalía está conforme con tener al taxista, que tiene cáncer y está preso desde el 1 de junio del 2021.

Está por cumplirse un año del asesinato de Harrison Salcedo, el polémico abogado que defendió desde al ex vicepresidente, Jorge Glas, hasta el líder del grupo delictivo Los Choneros, alias Rasquiña.

Lo único que tienen los investigadores sobre el asesinato, tipo sicariato, del abogado Harrison Salcedo Mena —ocurrido en la mañana del 28 de abril del 2021— es al conductor de un taxi, que está preso en la Cárcel 4, tiene cáncer y asegura que nada tiene que ver con ese crimen. Según la versión de su defensa, Luis Calderón Tipán fue contratado por un desconocido que, aparentemente, dirigió el atentado con un celular desde el asiento de atrás del taxi mientras obligaba al conductor, a seguir el vehículo del abogado Salcedo. Los tiros salieron de un automovil negro, un modelo Sail, desde donde cuatro individuos hicieron 17 disparos a la camioneta y al cuerpo del abogado, luego huyeron y no se sabe de ellos. 

Según la versión de su defensa, Luis Calderón Tipán fue contratado por un desconocido que, aparentemente, dirigió el atentado con un celular desde el asiento de atrás del taxi.

Según las primeras investigaciones, las cámaras del edificio donde vivía Salcedo (de 38 años de edad) registraron que salió a las 09:05 y se dirigió a las calles Abraham Lincoln y San Ignacio. Mientras tanto, con otra cámara situada en una farmacia cercana, se pudo constatar que a las 08:26 un taxi marca Nissan Sentra amarillo ingresó por la calle San Ignacio, por la Av. Coruña y permaneció a la espera hasta las 09:02. En ese momento, en la cámara, se vio  que pasó una camioneta negra, doble cabina, manejada por Salcedo. Luego de 15 segundos, el taxi empezó a seguir a la camioneta. 


El polémico abogado fue asesinado a plena luz del día al norte de Quito. Archivo Planv

Tipán es chofer. Estaba sin empleo por lo que su suegra, que vive en un barrio marginal del sur de Quito, le entregó el taxi para que tenga algún ingreso. En su versión ante Alexei Hoyos, el fiscal del caso, Tipán contó que a las 06:30 de ese día recogió a una persona en el sector de Chillogallo, quien le pidió que lo lleve a la ciudadela Ibarra, y llegaron hasta la parada de bus. Entonces el cliente recibió una llamada y pidió a Tipán que lo lleve al redondel de la Plaza Artigas, cerca del lugar del crimen. Tipán tomó por la Simón Bolívar desde el sur y subió hasta la plaza por Guápulo. Ahí el cliente le pidió que se colocara frente a la farmacia Fybeca, en la Av. Coruña y le pidió que esperaran un momento. Vio que su cliente hablaba por teléfono y luego de eso le dijo: vamos nomás y también le pidió (según dice su abogado) que siga a un carro negro. Él se puso detrás y tomó la calle que sale a la Av. 6 de Diciembre y conecta con la Av. República: la Ernesto Noboa y Caamaño. Y ahí es cuando se mal interpreta todo, dice su abogado, porque "este señor —que estaba ubicado en el asiento trasero del taxi— empieza a hablar por teléfono. Todo quedó grabado en la cámara de video del taxi. Y en los audios no se verifica respuesta o palabra alguna de Luis Tipán, porque lo que quiere hacer creer el fiscal del caso es que están conversando entre los dos. Pero el señor está hablando por teléfono. Y en las transcripciones periciales, el pasajero dice al teléfono «síguele» y termina diciendo «ya le mató»".

Las transcripciones son más amplias. Es a las 09:04 cuando gracias a los peritajes que están en el proceso se escucha al pasajero del taxi decir: «Se ba a bajar, se va a bajar a mi izquierda, seguirale (...) No le perderá, dónde está primo, no le veo primo. Adelante mio está. Adelántese primo. A mí, ya me sintió a mí, ya se mareó conmigo, parquéese aquí, parquéese aquí. Allá adelante está, verá, adelante está primo, adelante del taxi, ya (...) No se pegue mucho (...), dele, dele para arriba, ahí, le va a matar, dele para arriba (...). De lado a lado, vámonos por arriba primo, piloto, que le va siguiendo una camioneta primo, le va siguiendo camioneta doble cabina azul, piloto, que les va siguiendo una patrulla, les van siguiendo las motos, piloto».

Es la parte que se oye supuestamente luego de ejecutado el asesinato. Y sobre la camioneta se refiere a la que menejaba un funcionario penitenciario que salió de su turno y a esa hora fue testigo presencial del hecho. En su testimonio este funcionario cuenta que siguió al Sail negro por una parte de la ciudad y que luego lo perdió.

Tipán contó en su testimonio que cuando se detuvo en el semáforo oyó unos estruendos y luego sonó como un choque. Entro en shock, se asustó y el cliente  supuestamente le dijo: arranca, nos tenemos que ir, lléveme a La Colmena. Esperó a que cambiara el semáforo a verde, subió por la Av. República y tomó la Eloy Alfaro, luego tomó la Av. 10 de Agosto hasta la Av. Colón y finalmente a la Occidental. Lo dejó en La Colmena, junto a la antigua parada de buses, y se fue para su casa.

La noche anterior a este asesinato, entre las 10:00 y las 11:00 de la noche, el taxista Luis Tipán había recibido una llamada de un hombre llamado Elvis Conde —aparentemente desde la cárcel de Turi, según los investigadores— quien le pidió que le haga una carrera en la mañana. ¿A quién tengo que llevar?, le preguntó. A mi pana "El Chino", le respondió. Tipán le dijo que no sabía si su suegra le prestaba el carro y le preguntó qué iba a hacer. Un recorrido por el norte, le respondió.


El abogado murió con nueve tiros y su vehículo se estrelló contra una concesionario de autos. Archivo planv

El expediente conserva la grabación de lo que el pasajero del taxi, el supuesto Elvis Conde, dijo entre las 08:07 y 08:12 horas: «ñaño (...) no (...) más tarde (...) los otros están subiendo, incluso le estoy (...) ñaño (...) de pronto si no sale y el man, ya le veo, que se viene acá el carro, usted camina y de pronto se le va para abajo, para que, hasta que se suba ese man y prenda el carro (...) vienen y (...) ñaño, de pronto el man salga y hasta que el chofer se suba al carro usted ya le ve al chofer que se viene para acá, al carro, es porque el man ya salió, entonces usted fun se mete para allá de una, hasta yo, no ve que yo estoy más acá abajo, tengo que irme a dar la vuelta (...) estar pendiente, ojalá llueva un poco más brother (...) Ya, ya, vea, vea». Y el otro fragmento: «el de blanco (...) sí (...) aquí está en la esquina, ñaño, con saco blanco aquí en la esquina, ya, como el man se mueva pa(ra)cá el carro, ya salió (...) claro, igual ya arranca, ya, porque igual todos se quedaron para abajo, como van a ir en (...) estoy esperando que lleguen los otros manes, para que ya el flaco se y yo vuelta yo esperarle al otro lado, me entiende, usted aquí y yo allá en la otra esquina de allá, de la otra calle». Fragmentos que, por la hora, corresponderían al seguimiento.

En su versión, Calderón admitió que un año antes había le había hecho a Elvis Conde una carrera en Latacunga, cuando el taxista fue a esa ciudad a hacer una visita a un hospital donde Conde estaba internado y le pidio que haga una carrera para que lleve a la mamá de Conde a Tambillo. También dijo conocer de antes a alias El Chino, porque en dos ocasiones, hace unas seis semanas y otra hace cuatro semanas del día de la versión en la Fiscalía, le hizo unas carreras, que consistieron en trasladarlo desde un hotel. Calderón Tipán sabía exactamente dónde vivía El Chino: en la Libertad de Chillogallo y describió hasta la casa, y en qué piso vivía. También lo describió físicamente: contextura gruesa, moreno, de 1,75 cm, de 38 a 40 años de edad, corte de pelo al rape, sus ojos achinados...

El nombre de Elvis Conde era falso, según la defensa de Calderón, porque era el nombre de uno de los miembros de la banda que en ese momento estaba preso, y por eso aparece como que el pedido de la carrera del taxi se había hecho desde la cárcel. "Todos son miembros de una banda  y el que llama le dice al taxista: yo soy Elvis Conde y era un tipo que estaba preso el momento del atentado, y presumo que era un miembro de la banda que se tomó el nombre".

El taxista Luis Calderón - foto el diario

Luis Calderón fue detenido el 31 de mayo, en el área de Cardiología del Hospital Eugenio Espejo, de Quito. A sus 46 años tiene un cáncer de estómago y estaba en quimioterapia cuando fue apresado, acusado de coautor del asesinato de Harrison Salcedo.

Su defensa dice que no tiene relación alguna con ninguno los que dispararon contra el abogado ni tampoco tiene la capacidad económica ni operativa para realizar un atentado de este tipo. Su captura se dio porque el taxi fue identificado por las cámaras de seguridad, lo mismo que el automóvil de donde salieron los disparos, y los investigadores dieron con el vehículo a través del nombre de la cooperativa, llegaron hasta su casa en Guamaní, al sur de Quito, allanaron la casa e incautaron el carro. Así llegaron donde él. El Sail negro fue encontrado cerca del lugar el crimen: era robado. En su versión ampliada, Calderón dijo que una semana antes de ser detenido recibió una llamada en la cual le preguntaron si ya habían sacado el carro Nissan, y él contestó que no porque aún tenían que hacer unos peritajes. La voz —a la cual no identificó y nadie en la Fiscalía le preguntó si conocía quien le llamó— le dijo: "tranquilo, tú no sabes nada; tú no hiciste nada, tú no tienes nada que ver; el carro que hagan todos los peritajes, ya de lo han de devolver; cuidado se te vaya a ir la lengua, tú sabes bien que conocemos a tu familia, tus hijos, a todos". Tipán dijo que le respondió: "tú sabes muy bien que fui a hacer una carrera; yo no fui a hacer nada malo, yo no sabía lo que iban a hacer ustedes; tú sabes que me pueden liberar a mi porque yo no se nada". Y el otro le respondió: "Cuidado, pilas, ya mismo te han de entregar el carro para que le entregues a tu suegra".

Además de Luis Calderón hay otros dos vinculados por el asesinato de Salcedo. 

Nunca han encontrado las armas, "los cartuchos supuestamente eran de uso militar y policial", de 9mm de calibre, dice su abogado, pero nunca se verificaron los números de serie de estas armas. Fueron 17 los disparos, de los cuales nueve impactaron en el cuerpo de Salcedo. No se puede establecer dónde están los que lo ajusticiaron. Tampoco encuentran a las personas que dispararon y básicamente la acusación recae sobre el taxista y sobre Elvis Conde, quien estaba supuestamente cumpliendo una condena en la cárcel. De los que dispararon la Fiscalía no ha pedido ningún tipo de ADN, "Fiscalía está contenta con haber agarrado al taxista", dice la defensa del chofer. 

Nunca han encontrado las armas, "los cartuchos supuestamente eran de uso militar y policial", de 9mm de calibre, dice su abogado, pero nunca se verificaron los números de serie de estas armas. Fueron 17 los disparos, de los cuales nueve impactaron en el cuerpo de Salcedo.

La versión de la Fiscalía era que el taxista Calderón tenía antecedentes penales y era miembro de la banda que mató a Salcedo. Nunca se establecieron los motivos para el asesinato de Salcedo. Hay una versión de que la novia del abogado tenía un ex novio que era mexicano y que había jurado vengarse. Otra versión es que tenía enemigos pero que no lo eran tanto como para mandar a matarlo. La Fiscalía no tiene una teoría.

La defensa considera que su cliente no puede ser procesado o culpado por ejercer su actividad lícita. El ejemplo que pone la doctrina, dice Torres, es que si un chef quiere envenenar a alguien no se puede culpar al mesero, pues este no tiene conocimiento de lo que contiene la comida. No se ha demostrado que Luis Calderón conocía de que se iba a matar a Salcedo, no hay una sola palabra del taxista durante todo el trayecto ni en las llamadas previas que tiene (cuando le contratan) son prueba de nada.  La defensa cree que la Fiscalía no está haciendo ningún esfuerzo adicional por encontrar otros culpables y para cerrar el caso, dice, se necesitan a los autores materiales. El taxista está acusado de ser el autor intelectual, pero hace notar que cuando el pasajero le dice que apague la cámara del taxi, él le dice que sí, pero nunca lo hace. O que fue el mismo taxista el que avisó a la Policía por dónde se fue el automóvil negro de donde salieron los disparos.  

 

 

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