

Fotomontaje referencial. PlanV
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Actualización 31/03/2023
La Policía confirmó esta tarde que Rubén Cherres, involucrado en una investigación por narcotráfico, fue asesinado. Previamente, el asambleísta Fernando Villavicencio y el exministro del Interior, José Serrano, lo habían informado en sus redes sociales. Ambos coincidieron en que fue una de las cuatro víctimas halladas este viernes, 31 de marzo, en el balneario Punta Blanca, en la provincia de Santa Elena. Diario El Universo informó que uno de los asesinados fue el guardia del lugar.
CONFIRMADO| Rubén Cherres, vinculado a la estructura narco albanesa fue asesinado junto a otras personas. pic.twitter.com/0xohw3b5QT
— Fernando Villavicencio (@VillaFernando_) March 31, 2023
Urgente: Una de las personas halladas enterradas en Punta Blanca sería #RubenCherrez, la impunidad se estructura ya! @LassoGuillermo respuestas urgente! Veamos el #FalsoPositivo que se inventan alias #Danilo #MafiaAlbanesa
— José Serrano Salgado (@ppsesa) March 31, 2023
En el evento violento de Punta Blanca, en #StaElena, cuatro víctimas de acuerdo a la identificación preliminar técnica, una de las víctimas corresponde a Rubén David Chérrez Fagglioni, @PoliciaEcuador ejecuta acciones investigativas. pic.twitter.com/jNBOKRXuLM
— Policía Ecuador (@PoliciaEcuador) March 31, 2023
El ministro del Interior, Juan Zapata, agregó que la Policía desplegó “todo su accionar técnico y operativo para determinar responsables y causas de este hecho”.
ATENCIÓN | Tras el evento suscitado en Punta Blanca, provincia de Santa Elena, se confirma el fallecimiento de #RubénCherres.
— Juan Zapata (@CapiZapataEC) March 31, 2023
Al momento, la @PoliciaEcuador ha desplegado todo su accionar técnico y operativo para determinar responsables y causas de este hecho.
Plan V publicó esta semana una investigación sobre la primera vinculación de Cherres, amigo de Danilo Carrera -cuñado del presidente Guillermo Lasso-, a un proceso por narcotráfico. Esta es la historia.
El expediente que da pistas de la vida Cherres
El 3 de noviembre de 1999, a las 02:45, la Policía allanó el domicilio de Rubén Cherres, ubicada en Kennedy Vieja, en el norte de Guayaquil. Su vivienda, según su abogado de la época, era modesta y Cherres la había alquilado hace 17 años. A este lugar ingresaron más de 12 agentes después de que un juez ordenara su detención y allanamiento. Los uniformados le decomisaron una cadena con un medallón con la leyenda ‘República de Italia’; un dije con la forma de una moneda rota por la mitad; y tres láminas de metal amarillo con blanco del brazalete de un reloj. Pero no hallaron ni droga ni dinero.
Este fue el primer caso en el que Cherres fue involucrado por supuesto narcotráfico. Ahora su nombre vuelve a estar relacionado a una investigación por ese mismo delito, 23 años después, y el escándalo ha tocado al círculo cercano del presidente Guillermo Lasso. Cherres es amigo personal de Danilo Carrera, cuñado de Lasso, y ambos están implicados en el caso León de Troya, donde hay seguimientos y escuchas que los ubican como parte de una presunta estructura delictiva integrada por la mafia albanesa.
En la actualidad, el paradero de Cherres es desconocido. Pero en 1999 no se resistió a su detención, según registros judiciales de ese año a los que accedió Plan V. Un día antes, el 2 de noviembre de 1999, llegó a Reinaldo Cevallos Cercado, juez Tercero de lo Penal del Guayas, una noticia criminis que informaba sobre la existencia de una organización dedicada al envío de alcaloides desde Guayaquil hacia el extranjero.
Esa fue la conclusión de los investigadores después de sus operaciones de inteligencia. El fiscal Justo Loor Choez solicitó al juez que emita boletas de detención y ordene el allanamiento de cuatro casas, incluida la de Cherres.
A ese operativo se lo llamó Río Grande por el nombre de una de las urbanizaciones donde se hizo uno de los allanamientos, que está en la vía a Samborondón. En ese inmueble, la Policía halló 108 paquetes de clorhidrato de cocaína escondidos en tres cajas en un clóset de Eduardo G.M., una de las 16 personas que fueron procesadas.
Eduardo G.M. acusó a Cherres y al colombiano Hernán Oviedo, alias Lázaro Guerrero, de dejarle encargado esas cajas que, según le dijeron, contenían ‘money order’. Estos son papeles similares a cheques que se usan para efectuar pagos a terceros. Según la Policía, Cherres llevó las cajas en el asiento trasero de su vehículo.
Pero Cherres negó esa versión y aseguró que fue a la casa de Eduardo G.M., en compañía de su esposa y su suegra, para hablar sobre un negocio de compra y venta de camarón. “Trató de concretar en esos escasos minutos la venta de ese marisco por parte de un proveedor de Eduardo G.M, en Esmeraldas, al que se lo llamó y no pudo contactarse”, afirmó el abogado de Cherres.
Aviones y droga
Uno de los procesados junto a Cherres en 1999 fue Marcos Alemán Saldaña, un colombiano que fue detenido también el 3 de noviembre de 1999 mientras se trasladaba en un vehículo alquilado. En su casa en Guayaquil, la Policía encontró 50 gramos de clorhidrato de cocaína, 120.000 dólares y 540.000 sucres.
Alemán se presentó ante la justicia ecuatoriana como un exportador. En su defensa, dijo que su trabajo consistía en enviar miles de libras de pescado hacia una empresa en Miami. Pero lo hacía con otra identidad: Andrés Felipe Manotas Castillo. Justificó el uso de ese nombre por seguridad, pues -según dijo- había sido víctima de extorsión de la guerrilla colombiana.
Aunque negó los cargos, Alemán fue condenado en este caso a 10 años de reclusión ordinaria, el 13 de diciembre de 2000. El procesado apeló, pero la entonces Corte Superior de Justicia de Guayaquil reformó esa sentencia y le impuso 12 años de reclusión mayor extraordinaria.
En el sistema judicial no existe un registro sobre la salida de Alemán de una cárcel ecuatoriana. Pero en 2011, fue capturado nuevamente en Colombia. La prensa de ese país calificó al colombiano y a su socio Jorge Isaac Sanmartín Giraldo como ‘los números uno en despachar droga hacia Centroamérica’.
Como funcionario de Aerocivil de Colombia, Alemán trabajó en los aeropuertos de Barranquilla y de Bogotá, informó El Tiempo en un reporte. Era el encargado de ubicar controladores y otros funcionarios de otras terminales aéreas que le entregaban planes de vuelos y turnos para ubicar aeronaves que podrían ir cargadas de droga. Ambos fueron relacionados con Henry de Jesús López Londoño, alias Mi Sangre, un peligroso exparamilitar dedicado al narcotráfico y señalado por amenazar a periodistas de El Espectador.
Tanto Sanmartín, López y Alemán fueron extraditados a EEUU. En el caso de Alemán su arribo a EEUU con cargos por narcotráfico ocurrió en 2012. En la Corte para el Distrito Sur de Florida fue acusado por el concierto para la fabricación y distribución de cocaína en EEUU. En su expediente consta que era investigado desde 1997.
Orden de extradición de Marcos Alemán Saldaña hacia EEUU, desde Colombia, en 2012.
En Ecuador, su detención en 1999 la hizo la Interpol. Alemán negó conocer a Eduardo G.M. y la casa de este donde fueron hallados los 108 paquetes de droga. Pero en el domicilio del capo colombiano, en Guayaquil, se encontró el croquis de un avión que señalaba posibles zonas de camuflaje para -dijo el fiscal- “seguramente escogidas para esconder el alcaloide a remitirse para el exterior del país”.
En este proceso, el fiscal incluyó también a Edwin Macías Crespo, quien visitó a Eduardo G.M. la misma noche que lo hizo Cherres, previa a las detenciones. Durante el operativo, Macías se suicidó cuando se vio acorralado por la Policía. Supuestamente era el encargado de contaminar aviones con droga, dicen los registros judiciales.
Alemán, en sus versiones, no mencionó a Cherres. Pero en el proceso de 1999, hay nuevas pistas sobre el amigo de Danilo Carrera. Cherres declaró que fue vistaforador de aduanas en el aeropuerto de Guayaquil Simón Bolívar. Un vistaforador es la persona que revisa que cada artículo de la mercadería se encuentre acorde con la declaración aduanera.
“Bajo todos los medios he pedido ubicar a estas personas, tanto en el territorio nacional, como internacional si es que ya ha abandonado el país, y en este último caso, activando la cooperación internacional con INTERPOL”, aseguró el presidente Lasso en un comunicado publicado el 16 de enero pasado en referencia a Cherres y Hernán Luque. Pero la Fiscalía informó que no existe tal denuncia a nombre del Mandatario.
Cherres contó -a través de su abogado- que conoció a Eduardo G.M. aproximadamente en 1993 cuando se desempeñaba como vistaforador. En una ocasión se reunió con Eduardo G.M. en su casa de Río Grande, quien le preguntó si tenía contacto con compañías de carga aérea para la exportación de productos del mar. A lo que Cherres le dijo que era amigo, desde hace muchos años, del hijo del dueño de Aeroservicios Ecuatorianos de Carga Aérea (AECA), pero que esa aerolínea había dejado de operar. AECA cerró sus operaciones en 1998.
En esa reunión, según el escrito que reposa en el expediente del abogado de Cherres, estuvo Hernán Oviedo, alias Lázaro Guerrero. Pero su nombre real era Gonzalo Antonio Guerrero Cardona, investigado en Cali, Colombia. El fiscal lo acusó por hacerse pasar por inversionista para la exportación de camarón. Pero, según el dictamen del juez, su objetivo era tener contactos en el aeropuerto de Guayaquil para exportar droga. Cherres negó esa versión.
La carta de Danilo Carrera para Cherres
“La personalidad de Rubén Cherres está francamente acreditada por las certificaciones que han sido extendidas por los distinguidos caballeros señores: Galo García Feraud, economista Danilo Carrera D., ecom. Bruno Faidutti E. (sic)”, escribió Efrén Cherres, abogado de su primo Rubén.
Ese argumento es parte de un documento de 12 páginas que el defensor de Cherres presentó a la Corte Superior de Justicia de Guayaquil para apelar el llamamiento a juicio que había resuelto el juez Tercero de lo Penal contra Cherres y el resto de involucrados, el 3 de abril de 2000. Sostuvo que su familiar había sido ‘injusta e infamemente’ sindicado en ese proceso.
En un escrito del año 2000, el abogado de Rubén Cherres informó que Danilo Carrera y otros reconocidos abogados y economistas habían entregado certificaciones a favor de Cherres.
Cuando se dio la audiencia de apelación, Cherres había pasado siete meses en la cárcel. Entre las pruebas de descargo que presentó su abogado estuvo esa certificación de Carrera, que consta en el expediente en la foja número 2.483. El caso, llamado Río Verde, alcanzó los 27 cuerpos o 2.697 páginas.
Eduardo Carminiagni, actual abogado de Carrera y consultado sobre este tema, solicitó a Plan V que se le enviara una copia de dicha certificación para revisarla con su cliente al tratarse de un asunto de hace 23 años. Esta redacción le respondió que no tenía el documento específico, pero sí el escrito del abogado de Cherres. A lo que agregó que sin la certificación no sería posible un pronunciamiento.
La defensa de Cherres también recurrió a los testimonios de la esposa, suegros y amigos cercanos. De estos, resalta el del ingeniero y empresario Ricardo Ponce Noboa.
En su versión rendida en la indagatoria, Cherres aseguró que se dedicaba al comercio de camarón en el mercado nacional. Por ese motivo, visitaba de manera frecuente a Eduardo G.M., quien además era vecino de Ponce Noboa, a quien Cherres también visitaba. Ponce Noboa aún mantiene su dirección en Río Grande, según registros de la Superintendencia de Compañías.
Lo dicho en ese proceso dista de la actividad que Cherres tiene registrada en su cédula: petrolero. De hecho, en la investigación León de Troya, los agentes lo bautizaron con el alias ‘petrolero’.
Para cerrar sus alegatos, el abogado describió así a Cherres: “(...) una vida limpia sin antecedentes penales, modesta económicamente, pero digna, muy propia del honorable apellido que lleva, sin lujos, ni propiedades que trasluzcan sospecha alguna de su porte de hombre de sanas costumbres y de su trabajo honrado y lícito, corroborado todo ello con su comportamiento ejemplar en su injusta prisión, (y) sin medios para franquear su permanencia en clínica (sic)”.
Su escrito terminó con la transcripción de una parte de la liturgia de la misa del 16 de abril de 2000 que decía: “Por los jueces y magistrados; para que manejando la justicia con responsabilidad no permitan que se siga condenando a los inocentes. Oremos”.
El 5 de octubre de 2000, la Corte Superior de Justicia revocó el llamamiento a juicio de Cherres y su orden de prisión porque no fue hallado con droga y porque, entre otras razones, presentó “testimonios idóneos de personas de solvencia moral reconocida”.
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