La campaña yundista se muestra en perfecta coordinación con PK. Fotos: Luis Argüello. PlanV
Hay campañas políticas que organizan conciertos. Y hay conciertos, como el de Jorge Yunda, que organizan campañas. El postulante a alcalde de Quito ha desplegado todos los recursos de su emporio mediático para apuntalar una estrategia de campaña que se basa en lo que él y su entorno mejor hacen: conciertos de música popular a los que ahora les agrega contenido político.
El fin de semana, la campaña-concierto se movilizó hacia San Juan, en el centro de Quito. En la ladera del Pichincha en donde se levanta ese antiguo barrio, con sus calles increíblemente empinadas y sus casas como colgando entre las pendientes, hacía un intenso frío la noche del pasado viernes 20 de enero. La campaña de Yunda había convocado a sus seguidores a la presentación del documental "Mi destino es como el viento" una pieza publicitaria que hace una semblanza de Yunda de 40 minutos de duración, y al momento de publicarse esta nota ya había alcanzado las 140 mil visualizaciones en Youtube.
Además, habría concierto popular, una de las especialidades del entorno yundista, pues él mismo es cantante en su grupo, llamado Sahiro, que al igual que otras agrupaciones tocan una especie de pop rock vernáculo, tecnocumbias, música romántica y sones folclóricos.
Las ventas ambulantes se instalaron afuera del concierto-concentración de Yunda pero no se permitía ingresar con alimentos al evento,
Habría concierto popular, una de las especialidades del entorno yundista, pues él mismo es cantante en su grupo, llamado Sahiro, que al igual que otras agrupaciones tocan una especie de pop rock vernáculo, tecnocumbias, música romántica y sones folclóricos.
El despliegue yundista
La Liga Barrial de San Juan ocupa un gran espacio, con una cancha de fútbol de dimensiones profesionales, un graderío y un coliseo. En uno de los costados de la cancha, el despliegue yundista había colocado una tarima, dos pantallas gigantes, potentes juegos de parlantes y reflectores, por lo menos ocho cámaras de vídeo, decenas de micrófonos, globos, pelotas, pequeños electrodomésticos para regalar y hasta canguil.
En la cancha de la Liga Barrial de San Juan se instaló la tarima de Yunda y la lista 18.
La logística era la de cualquier concierto moderno: por lo menos dos grandes camiones habían llegando con toda la infraestructura, que se alimentaba de su propio generador eléctrico, mientras en una carpa frente a la tarima se controlaba el sonido, las luces y la transmisión del evento. También se habían dispuesto carpas para los artistas, baterias sanitarias, y empleados de la campaña de Yunda que tomaron el control de las puertas de acceso al recinto, revisando el ingreso de armas, licor y alimentos. El resultado era un gran despliegue de personal de la campaña de Yunda, a la que se fue sumando el contingente de Pachakutik (PK), capitaneado por el candidato a prefecto, Guillermo Churuchumbi.
El candidato a prefecto, Guillermo Churuchumbi, acompañado del comediante Indio Manuel esperaron el arribo de Yunda desde antes del anochecer.
La sinergia entre ambos equipos era muy fuerte. Mientras la gente de Yunda controlaba las puertas, los militantes de PK le colocaban a las personas que entraban pulseras con los colores de la huipala andina y distribuían volantes. Se nota que cada cual colabora con lo que tiene, pero en el caso de la campaña de Yunda, es evidente quién soporta el grueso del gasto. Sobre la cancha de fútbol de la Liga Barrial, se colocaron sillas que se fueron llenando.
La campaña de PK entregó pulseras con los colores de la huipala andina.
Afuera estaban las señoras que venden comidas, pero el concierto yundista ni deja entrar comida, ni, a ratos, dejaba salir a la gente a comprar, así que no es seguro que se hayan acabado los cevichochos en esta ocasión. Los agentes del staff de la campaña-concierto se tomaban hasta la libertad de revisar el cuerpo de los asistentes en busca de armas.
En las puertas de acceso, los empleados de la campaña se tomaban la libertad de revisar a los asistentes en busca de armas.
La sinergia entre ambos equipos era muy fuerte. Mientras la gente de Yunda controlaba las puertas, los militantes de PK le colocaban a las personas que entraban pulseras con los colores del arcoiris y distribuían volantes.
Paramédicos privados, policías y agentes de tránsito se hicieron presentes en el sitio.
Una familia del sector se abrió paso hasta la primera fila, con la intención de acomodarse lo mejor posible. Se trataba del padre, la madre y dos hijos adolescentes, quienes lucían el uniforme de un colegio fiscal cercano. Tras asegurar sus puestos para ver el concierto-concentración de Yunda, se mostraron en el celular fotos que se habían tomado con el candidato.
El despliegue tecnológico de las empresas de Yunda se puso en evidencia en el concierto
En la tarima de El Mijín
Aún no anochecía (por suerte la fuerte lluvia de principios de la tarde había cesado) cuando los presentadores aparecieron en la tarima. Nicolás Espinosa, conocido como El Mijín, es uno de los locutores de la radio Canela, la principal frecuencia del emporio del ex alcalde. Había sido designado como maestro de ceremonias. Durante toda la noche, El Mijín no escatimará esfuerzos en ensalzar a su empleador, destacando la calidad humana de él (a quien llama El Doc), de su hermana Lilia (La Eco) y de la madre del candidato, quien también estaba presente. Junto a Espinosa apareció en la tarima Kerly Morán, hija del cantante Gerardo. Ella, de su lado, destacará durante la velada no solo la calidad humana del postulante, sino la cercana amistad de sus familias.
El cantante de tecnocumbia Widinson declaró a Yunda ganador del debate entre candidatos luego de cantar.
En el concierto se había anunciado la presencia de músicos como los Jayac, Widinson, Gerardo Morán, Sahiro, entre otros, pero en teoría el acto central era la presentación del documental. La enorme tarima yundista subió el volumen para presentar a Jayac, que intrepretó el Juyayay, una canción que se convirtió en el himno de las movilizaciones indígenas, pues recuerda las tomas de las plazas de los pueblos mestizos durante el Inti Raymi.
El grupo Jayac cantó el Juyayay andino y destacó la figura del candidato a alcalde
La enorme tarima yundista subió el volumen para presentar a Jayac, que intrepretó el Juyayay, una canción que se convirtió en el himno de las movilizaciones indígenas, pues recuerda las tomas de las plazas de los pueblos mestizos durante el Inti Raymi.
Ataviados con sus ponchos azules, los Jayac tocaron, además de su canción icónica, otras de carácter más romántico, y al despedirse, no escatimaron elogios para Yunda Machado. Lo mismo hizo Widinson, quien sostuvo que había venido de Tulcán solo para participar en el concierto de su amigo, cuyo desempeño en el debate de candidatos destacó. No se quedaron atrás Gerardo Morán (quien tuvo su propia incursión política y llego a ser asambleísta por Bolívar, su provincia natal), y su hija Kerly.
Los cantantes populares no desaprovecharon la oportunidad para dar un mensaje político, mientras daban paso a la proyección del documental. Más que un simple espectáculo, daba la impresión que la farándula criolla, esa que es tremendamente popular entre las clases más desfavorecidas del interior del país y también en Quito, está buscando su propio espacio de poder político de la mano de Yunda.
El cantante Gerardo Morán y su hija Kerly se sumaron al apoyo musical a Yunda
El candidato llegó cerca de las ocho de la noche. Vestía una chaqueta gris sobre la camisa blanca. Un joven con una cámara de cine, sostenida con un arnés sobre su pecho, le seguía en todo instante. Un micrófono inalámbrico grababa también cada palabra de Yunda, mientras el documentalista, siempre de frente al postulante, registraba cada gesto, cada palabra, cada saludo, cada selfie. El divismo vernáculo en toda su expresión. Eso que en el Perú, Chile, o Panamá, más honestamente que en Guayaquil, llaman de plano el Chollywood.
Jorge Yunda llega con un documentalista que le graba cada gesto y cada palabra.
Estrella del documental
El documental de Yunda merece capítulo aparte. Inicia con los bucólicos y pastoriles paisajes de Guano, un pueblo de Chimborazo con vista privilegiada al monte El Altar, que junto con el Chimborazo dominan los paisajes de esa provincia.
Ahí, acompañado de su hermana Lilia (quien se cruza en algunas tomas, al igual que el chico de los micrófonos, evidenciando el poco cuidado de la producción) Yunda rememora su infancia en ese paraje, evoca a su abuelita (la que le puso el apodo de Loro por hablador) y saluda con vecinos indígenas y mestizos del lugar que aún lo recuerdan.
Los hermanos Yunda de vuelta en la finca de sus abuelos, en Guano, Chimborazo
Del pueblito al pie de El Altar (que no ha cambiado nada) el documental salta a un colegio católico del centro de Quito, en donde el ex alumno es recibido de manera entusiasta. Posa muy devoto en la capilla del centro y de golpe... Ya es alcalde. Ni una palabra de su paso por el correísmo (en donde tras el divorcio de Correa y Moreno no sabía si quedarse "con el papá o la mamá"), pero sí un tour por el volley barrial, su emporio de radios, la recepción de las oficinas de su empresa que es un refugio temporal de perros en adopción. Muy poco de su vida familiar (su ex esposa sigue siendo un enigma) o de la polémica por su hijo y hermano acusados de manejos, al parecer ilícitos, en el Municipio (que tampoco aparecen por ninguna parte). Quienes sí aparecen son su madre y su hermana, colmando de elogios al Loro.
Ni una palabra de su paso por el correísmo (en donde tras el divorcio de Correa y Moreno no sabía si quedarse "con el papá o la mamá"), pero sí un tour por el volley barrial, su emporio de radios, la recepción de su empresa que es un refugio temporal de perros en adopción.
El documental intenta mostrar un hombre del origen más humilde que se ha hecho rico trabajando al estilo del self made man norteamericano, sin olvidar sus raíces. Todo ello aderezado con el ex alcalde jugando volley. Temas recurrentes también en su campaña en redes sociales, que hasta ha recibido un guiño de ojo del consultor político Jaime Durán Barba, a quien le encantó el Tik Tok donde Yunda habla en "perruno" a sus mascotas, aunque más bien, de plano ladra.
La militancia de Yunda se mantuvo firme los 40 minutos que dura el vídeo, proyectado en varias pantallas gigantes de la tarima.
El documental de 40 minutos de proyección se mostró en pantallas gigantes.
Cinco minutos para los candidatos
El despliegue mediático del emporio de Yunda transmitió el concierto por internet durante tres horas y media. Los cantantes agradecían al personal de las radios Canela y La Otra que operaban equipos de alta gama y habían llevado sus propias conexiones de internet. Mientras la cancha se convertía en el escenario del show yundista, un grupo de niños de sector se había adueñado de un pedacito en un extremo para jugar fútbol.
Pasadas las diez de la noche, Sahiro terminó de tocar. Acompañado del documentalista que no se despegaba de él, Yunda y sus familiares habían seguido el concierto en primera fila. Finalmente lo invitaron al escenario. El vocalista lo presentó como fundador de Sahiro. Yunda se ciñe una guitarra eléctrica de color rojo, y empieza a cantar: "Te acuerdas de mí".
Tras tres canciones, Yunda llamó al escenario a sus aliados de PK y al resto de candidatos. El candidato Churuchumbi y el resto de la lista tuvieron exactamente cinco minutos para que los viera el público, mientras cañones de confetti estallaban en el cierre del concierto-campaña.
Cada cual aporta con lo que tiene: PK puso la lista 18, unas pulseritas y banderas. La tarima la puso Yunda.
[RELA CIONA DAS]
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