Los consultores de Inteligencia Comunicacional (Icare) plasmaron en un libro sus reflexiones sobre la reputación, un activo intangible que se vuelve mucho más importante en el siglo XXI, un siglo de la opinión. Se trata de La Sociedad del Mito, publicado por Tizarrón, con la compilación de Fabricio Hidalgo Méndez. La obra contó con comentarios de Thalía Flores y Flores, Caroline Ávila Nieto, César Febres Cordero Loyola y Karol Noroña. La moderación del foro estuvo a cargo del periodista Diego Cazar. 

El texto fue presentado la semana anterior, con la presencia de comunicadores, consultores, periodistas, abogados y otras personas interesadas en el tema. El libro de poco menos de 100 páginas, analiza algunos de los aspectos clave para la comunicación política y empresarial en tiempos de las redes sociales.

El libro está disponible en formato impreso

Según explicaron los autores, el libro es una compilación de las metodologías creadas y utilizadas por  Icare para "la gestión y administración de la reputación y el posicionamiento de las organizaciones y de los actores".  Durante diez años, señalan, han analizado el contexto nacional, administrado crisis, analizado sus fenómenos, entendido el relacionamiento mediático, creado contenidos y generado herramientas que puedan adaptarse a los cambios y desafíos que impone la realidad ecuatoriana, "esa que se ha vuelto más vertiginosa, compleja y gatopardista que nunca", enfatizan.

El libro define la sociedad del mito como "un entramado de relaciones que guían su accionar bajo premisas construidas en el tiempo y que tienen la capacidad de distorsionar la realidad y generar entornos de crisis que amenazan el activo intangible más preciado: la reputación".

"Esa sociedad mítica genera, a su vez, relatos que tienen el poder de reproducirse o viralizarse (usando el concepto derivado de las redes sociales) en segundos, y esa información, que carece de una mediación, empieza a ser la materia prima de la toma de decisiones en la cultura de la inmediatez a la que asistimos", explican los autores. 

El periodista Diego Cazar moderó un foro al respecto de varios temas tratados en el libro, junto con la consultora Ligia Cueva. 

Mitos y aforismos

Para Pedro Donoso, uno de los autores, el rito del siglo XXI es la opinión, sobre todo, la que se expresa por medio de los recursos de la internet, pero esta no siempre es técnica y puede convertirse en lo que el consultor llama un mito, que es la construcción de una verdad falsa que se siente como real. Muchos de los actores políticos y sociales se enfrentan de manera cotidiana a estos mitos, precisa Donoso, así como lo que define como aforismos, que son verdades instaladas. Al respecto, explica que ambos se pueden combatir, en el caso del mito, con una narrativa adecuada y en caso del aforismo, con acciones. 

De ahí la importancia, señaló el consultor, de hacer una lectura de contexto político al momento de manejar estrategias comunicacionales, que incluya una identificación de mitos.

Un fenómeno actual, explicó Donoso, tiene que ver con muchos actores no se quieren definir como actores políticos o pretenden sustraerse de lo político, cuando lo político es social. Así, menciona el caso de empresarios que pueden considerar que no es necesario conocer el entorno político actual, cuando es un escenario clave que puede impactar en la toma de decisiones. 

Lo mediático y lo digital

Ligia Cueva es experta en monitoreo mediático y en la obra aporta con nuevos criterios sobre esta práctica. Cueva explica que, actualmente, la reputación no se puede medir solo sobre la presencia en los medios, sino que implica un monitoreo que ya no es cuantitativo, sino también cualitativo. Estudiar las narrativas periodísticas puede ser también un insumo importante para la definición  de estrategias, explica Cueva.

De ahí que recomienda un monitoreo que también debe ser cualitativo, ya que puede apotar elementos para anticipar crisis de reputación. El monitoreo no solo debe incluir a los medios tradicionales, sino a nuevos generadores de opinión que se expresan sobre todo en las redes sociales, precisa Cueva. Por ello, se deben analizar las redes en busca de líderes de opinión, si bien lo que está en las redes no es toda la realidad. 

Al respecto, los consultores recomiendan "Concebir lo mediático y lo digital como escenario del litigio político y social. Aquello implica tener en cuenta, por lo menos cuatro características: que no son solo espacios de difusión de información; que son escenarios de consagración o rechazo de la opinión; que son instancias de reproducción de mitos y aforismos; y que son escenarios de resolución de la conflictividad política y social".

La bandera de la no política

De su lado, Yadira Aguagallo enfatizó sobre la definición de actores políticos periféricos y también sobre la tendencia de sectores que pretenden renunciar a la política y a lo político. Se trata de actores que se colocan el "cartel de la no política", lo que puede ser un factor que desencadene una crisis.

Recordó el caso del ex presidente Lenin Moreno quien, siendo el jefe de Estado, llegó a declarar que renunciaba a la política. Al respecto del caso de Moreno, lo autores señalan que "Se habita la no política aparentando estar desligado de la política y lo político. El gobierno de Moreno refleja justamente que la apariencia es un juego que permite “transitar” el escenario insustancial de la no política con una identidad figuradamente indeterminada; y en este sentido, la no política, aparece también como una estrategia para procurarse un margen de maniobra política".

Pedro Donoso y Yadira Aguagallo son consultores comunicacionales

Un ejemplo de esta renuncia puede ser una empresa que, a pesar de tener una reputación negativa, tratan de desmarcarse del debate político cuando realmente no deben hacerlo, sostuvieron los consultores de Icare, quienes explican que "cabe preguntarnos, la voluntad de negación y la antipolítica, ¿realmente le asegura a una organización mantener intacta su identidad y reputación? Consideramos que no, y que más bien, como ya lo mencionamos, la no política constituye un imaginario de resguardo de la reputación, que lejos de procurar dicha protección, vuelve a los actores con agencia política, propensos a las crisis de reputación derivadas de la eclosión de mitos o aforismos que llegan a envolver sus organizaciones".

Aguagallo comentó también la importancia de analizar la llamada crimonología mediática, o cómo las narrativas de los medios influyen en los procesos judiciales. Es necesario, señaló, analizar cómo la opinión pública puede llegar a tener una injerencia en los procesos judiciales.

Aunque precisaron que no comparten la postura política del ex juez y tratadista argentino Eugenio Raúl Zaffaroni, destacaron su teoría de los humores y su descripción de cómo en los tiempos actuales se opina con absoluta solvencia por parte de personas que no conocen a profundidad los temas. Y esto, en el ámbito de lo judicial, lleva a corrientes de opinión que condenan o absuelven sin elementos objetivos. 

Por ello, recomendó Aguagallo, es importante considerar actualmente el trabajo conjunto de los abogados y los comunicadores, con el fin de apalacar comunicacionalmente las estrategias jurídicas, algo que ya ocurre en el país.