domingo, diciembre 14, 2025

Óscar Martínez: «El modelo Bukele seduce porque la política en América Latina está llena de idiotas, demagogos y mentirosos»

El periodista Óscar Martínez desmenuza el modelo de Nayib Bukele y echa abajo algunos mitos alrededor del presidente salvadoreño. Martínez es el jefe de redacción de El Faro, uno de los medios más perseguidos y vigilados por Bukele. «Si a alguien le gusta el método Bukele, esa persona debe saber que le gusta la política no democrática y autoritaria», es una de sus advertencias.

Susana Morán

Por: Susana Morán

Óscar Martínez, de 40 años, es un periodista salvadoreño sin edulcorante. Habla sin ningún titubeo al momento de describir al gobierno de Nayib Bukele como uno de los más autoritarios de la historia reciente de su país. Su certeza es el resultado de las permanentes investigaciones que ha hecho el periódico digital El Faro, donde labora como jefe de redacción. Ese trabajo ha puesto a este medio y a más periodistas salvadoreños en el centro de una guerra que Bukele ha declarado contra la prensa independiente de El Salvador. Esto lo contó durante las Jornadas por un Periodismo Seguro, organizadas por la Fundación Periodistas Sin Cadenas, y que se llevaron a cabo la semana pasada en Guayaquil. En ese encuentro con una treintena de periodistas, Martínez —autor y coautor de ocho libros— animó a los comunicadores a buscar estrategias innovadoras para contar la violencia. Pero también se dio el tiempo para reflexionar con Plan V sobre el significado de Bukele para El Salvador —que fue uno de los países más violentos del mundo— y para la región.

Cuando se piensa en Nayib Bukele, la primera imagen que se viene a la cabeza es una cárcel llena de pandilleros, semidesnudos y sometidos por el gobierno salvadoreño. ¿Cómo llegamos a tener esa imagen de El Salvador en la actualidad?

Bukele es una mezcla muy bien articulada de gestos grandilocuentes. Esto es lo último, pero antes se tomó una selfi en las Naciones Unidas y le dio la vuelta al mundo. Y antes de eso se tomó la Asamblea Legislativa cuando no la controlaba y no le aprobaban un préstamo de seguridad y dijo que iba a orar rodeado de militares y de un montón de gente que le hacía estrategia de difusión grabándolo y, por suerte, él asegura que Dios le dijo que no disolviera el Congreso ese día.

Entonces Bukele está armado de gestos grandilocuentes, ha cuidado desde que llegó al poder en junio de 2019 de una forma muy meticulosa su imagen para convertirse en una figura mesiánica. Bukele no es el clásico que solamente sale y chinea a un bebé, o besa a una anciana en un lugar empobrecido. Bukele quiere construirse como una figura inalcanzable, mesiánica, total y eso pasa por desde cómo le presentan su cabello hasta cómo hacen las mega producciones como la de la cárcel.

¿Qué es Bukele? Bukele en esencia es algunas cosas, es el político más popular de la historia centroamericana de este siglo. La gente lo ama en El Salvador. Es un hombre evidentemente autoritario y es una persona que considera que todos los rasgos esenciales de la democracia, los contrapesos de poderes, el estado de derechos son un estorbo para conseguir su plan de país. Entonces, Bukele ha logrado por esa vía algunas cosas, sí, Bukele ha logrado reducir a las pandillas en El Salvador y los homicidios, sin duda alguna, de una forma histórica. ¿Cómo lo ha hecho Bukele? Violando los derechos humanos e incluso llevando a la muerte en la cárcel a decenas de miles de personas inocentes. Si decenas han muerto, decenas de miles están en la cárcel injustificadamente. Entonces, eso es Bukele. Una mezcla de elecciones populares, donde él ha ganado porque es muy popular, y de uso de ese poder otorgado por la gente para construir un Estado autoritario.

¿Y un marketinero de la violencia?

Claro, de todo. No solo de la violencia. Bukele, cuando lanzó Bitcoin City, que es una ciudad que aún no existe en el país, hizo toda una escenografía de él descendiendo de un platillo volador. Es decir, cada vez que Bukele anuncia algo, cada vez que Bukele presenta una de sus ideas de país lo hace de una forma grandilocuente, un gesto enorme que lo haga parecer el centro de algo inmenso e histórico. Es una producción muy bien cuidada.

Por ejemplo, vos me preguntabas por esa cárcel, ¿así se ven las 68.000 personas capturadas durante el régimen? No. ¿Tienen todos tatuajes de pandillas en la cabeza? No. Hay señores como don Paco, que era un lechero de más de 60 años de un pueblo llamado La Reina. Entró a la cárcel sin tener ningún antecedente pandillero, más que un juicio donde lo habían absuelto judicialmente y salió como un cadáver a los dos meses. Así se veía a la gente de la isla Espíritu Santo, pescadores que están languideciendo.

Uno de los capturados de la selección de fútbol playa, que no tiene ningún tatuaje y ningún antecedente de pandillas. Lo capturaron —tal como reveló el movimiento de trabajadores de la Policía durante el régimen de excepción— para sustentar la política lanzada por el presidente Nayib Bukele. Muchos policías tenían cuota de captura diaria y capturaban a gente porque sí. Entonces, esa es la pregunta. ¿Bukele ha reducido las pandillas? Sí. ¿A qué costo? Si a alguien le gusta el método Bukele, tiene que aceptar algo. Parte de que te guste Bukele es la concepción de que como ciudadano debes renunciar a derechos fundamentales para que alguien solucione tus problemas. Si eso le gusta a alguien, cada quien puede elegir la forma de política que le gusta, solo que esa persona debe saber que le gusta la política no democrática y autoritaria.

¿Tú crees que reducir la violencia a estos costos no es una vía o ejemplo para otros países o políticos que quieren gobernar un país?

Yo soy un fiel creyente de que, con todas sus enormes imperfecciones, la democracia es el sistema que actualmente más deberíamos intentar perfeccionar para aplicar en nuestros países. Yo creo que la historia me da un poco de razón, al menos la de América Latina. Yo siempre me pregunto en qué país de América Latina a largo plazo salió bien la idea de darle todo el poder a un hombre, así el pueblo durante un período lo amara. Fujimori era muy popular en Perú, pero no salió muy bien. Llegó un punto en el que antes de caer en desgracia todos los dictadores tuvieron más altos niveles de popularidad con los que terminaron. Pinochet, al inicio, no era detestado por toda la población chilena y mira cómo terminó. Durante setenta y pico años, el PRI era el partido más popular de México, la gente lo vitoreaba, llenaba plazas completas en México. ¿Cómo acabó eso?

Nunca darle todo el poder a un hombre o a una organización ha funcionado muy bien a largo plazo en América Latina. Entonces, no creo que sea el canal. Yo sigo creyendo en que la democracia y sus contrapesos son necesarios. Ahora, llevado a términos prácticos, yo entiendo que una madre de una colonia que estaba tomada por la pandilla Mara Salvatrucha y ahora ya no lo está, apoye a Bukele. Claro que lo entiendo. También entiendo cómo la vecina de esa misma madre a la que le capturaron injustificadamente a su hijo que no tenía nada que ver con pandillas y ese hijo salió muerto de la cárcel con señales de tortura, seis meses después, deteste la política de Bukele. Entonces, si la política de Bukele le gusta, es válida o no, ¿para quién?

Y la pregunta es, ¿vos querés vivir en un país donde un policía o un soldado pueda capturar a tu hijo y refundirlo en una cárcel durante años solo porque considera que mostró nerviosismo? Aunque tu hijo no tenga ningún tatuaje de pandilla, ningún antecedente de pandillas y no sea parte de ninguna investigación policial que lo vincule como miembro de esas estructuras criminales. La pregunta es en qué tipo de país quieres vivir, qué estás dispuesto a tolerar para que alguien te prometa que vas a tener un poco más de seguridad en tu vida, a qué estás dispuesto a renunciar.

¿Por qué crees que el modelo Bukele seduce tanto la política latinoamericana? Tenemos políticos que están hablando de él, que lo ponen como ejemplo. En Ecuador, en estas elecciones, el tema de Bukele es permanente incluso como oferta de campaña.

Porque la política en América Latina está llena de idiotas, demagogos y mentirosos. Y entonces un político de aquí o en Chile —que también lo están haciendo—, en Argentina, en República Dominicana, en Guatemala y en Colombia prometen que van a ser los próximos Bukele o (dicen) que les gusta el modelo Bukele. ¿Cuál es el modelo Bukele? El modelo Bukele es que un hombre tenga todo el poder. Eso es todo el modelo. Denle todo el poder a un hombre y eliminen los contrapesos del Poder Judicial y del Poder Legislativo, que la Policía y el Ejército estén al servicio pleno de cualquier orden de un hombre, así sea una orden ilegal. Y que la Fiscalía General de la República sea un organismo político de persecución dirigida. Ese es el modelo Bukele. Si alguien no quiere, bueno, voten por ese modelo.

«¿Cuál es el modelo Bukele? El modelo Bukele es que un hombre tenga todo el poder. Eso es todo el modelo. Denle todo el poder a un hombre y eliminen los contrapesos del Poder Judicial y del Poder Legislativo».

Pero es mentira, a esos políticos no les gusta porque hayan estudiado el modelo Bukele, les gusta la popularidad de Bukele y quisieran tener su éxito en las urnas. Y cómo la gente aplaude a Bukele y vos hablas con los taxistas en América Latina y te dicen que Bukele es genial porque han escuchado dos noticias en la radio y han visto las imágenes de esa cárcel. Y los políticos entienden ese nivel de empatía superficial y lo quieren aprovechar para ganar votos. Eso es todo. Políticos que se han vendido como los últimos salvadores de la patria usando militares, de eso América Latina está lleno. Es la historia de América Latina. Políticos que dicen que van a sacar las armas a la calle y con eso van a solucionar todos los problemas.

¿Y crees que el modelo de Bukele es sostenible? Es decir, seguir metiendo gente inocente a las cárceles durante más tiempo. Si en las próximas elecciones vuelve a ganar, ¿hacia dónde se dirigirá El Salvador?

Bukele va a ser el próximo presidente de El Salvador, violando seis artículos de la Constitución, gracias a una reinterpretación de la Sala de lo Constitucional que su Asamblea impuso la primera noche de su primera sesión plenaria. Bukele va a ir a las elecciones en febrero de 2024 y va a ganar por goleada. En primer lugar, porque ha logrado desarticular a la oposición en parte por su popularidad y en parte por la persecución de la oposición. Mucha gente de la oposición está en el exilio ahora mismo. Y porque Bukele es profundamente popular, la gente lo va a votar masivamente en las urnas. Él va a barrer en las próximas elecciones y aun así va a convertirse en un presidente inconstitucional.

La Constitución prohíbe la reelección continua, por más reinterpretaciones caricaturescas que haya hecho la Sala de lo Constitucional. Yo creo que a medida que el régimen continúe, a medida que Bukele continúe con su estrategia de persecución de la oposición política, de la prensa independiente y de la sociedad civil organizada, cada vez más gente va ir padeciendo la concentración de poder de Bukele. Y tarde o temprano sus índices extraordinarios de popularidad van a ir disminuyendo.

Bukele está duplicando el Ejército en El Salvador. Está modificando el Código Penal para tener cada vez más control y más poder y poder acusar a gente de delitos como generar zozobra entre la población. Bukele está preparando todo el tablero para cuando sea menos popular. Y en El Salvador, cuando los aplausos dejen de sonar, van a sonar las botas militares. Acuérdense de eso.

La otra guerra de Bukele ha sido contra la prensa independiente de El Salvador. ¿Cómo han vivido la presión de estar denunciando las violaciones de derechos humanos tan evidentes que ha cometido el gobierno salvadoreño?

En primer lugar, pongo en contexto el trabajo de El Faro. Es un periódico que nace en 1998, en uno de los países que históricamente ha sido de los más corruptos y violentos del continente. Entonces siempre hubo problemas. Alguna gente del periódico tuvimos escolta personal en 2010 cuando descubrimos la operación de un cártel que vinculaba policías, políticos, criminales y pandilleros. En 2015 ya tuvimos que irnos del país por amenazas de muerte de la policía del gobierno de izquierda, del que Bukele proviene. Bukele fue alcalde de dos municipios con la ex guerrilla salvadoreña, con el FMLN. Él dice que es un outsider, mentira. Él viene de uno de los partidos tradicionales, de ocupar dos cargos públicos, uno de esos principales cargos fue ser alcalde de la capital. No es un outsider, él se crió en la política tradicional de El Salvador.

Pero con Bukele el cambio ha sido el siguiente para la prensa independiente, no sólo para El Faro, sino para más colegas. Ya hay 13 periodistas en el exilio, según la Asociación de Periodistas de El Salvador. Con Bukele, todo el peso del Estado cae sobre la prensa y todavía Bukele lo ha moderado porque podría decidir en un momento activar las órdenes de captura. Fuimos intervenidos con Pegasus durante 17 meses, sólo en El Faro 22 personas. Las acusaciones públicas de políticos del bukelismo de que pertenecemos a pandillas o de casos falsos de abuso sexual o de lavado de dinero, como Bukele nos ha llegado a acusar en conferencia en cadena nacional utilizando recursos del Estado, hacen que la credibilidad de los medios esté constantemente bajo ataque.

«Bukele fue alcalde de dos municipios con la ex guerrilla salvadoreña, con el FMLN. Él dice que es un outsider, mentira. Él viene de uno de los partidos tradicionales, de ocupar dos cargos públicos».

Hay muchos casos de persecución de parte de policías y de agentes del organismo de inteligencia para saber quiénes son tus fuentes. Están obsesionados por saber quién nos habla, para perseguir a esas personas, para cortar el flujo de información. Y, finalmente, los casos de la Fiscalía. Varios fiscales hicieron un caso llamado Catedral. Busquen Catedral y Bukele y van a encontrar mucha información, información documental con firmas y sellos de funcionarios del gobierno, escuchas telefónicas de funcionarios de Bukele hablando con líderes pandilleros para pactar, reconociendo que sacaron de la cárcel a líderes pandilleros que estaban solicitados en extradición por Estados Unidos y ahora están libres. Como el caso de Elmer Canales, el líder histórico de la Mara Salvatrucha 13, a quien este gobierno liberó como parte de su pacto. Cuando el pacto fracasó, empezó el régimen de excepción.

Cuando Bukele gana la Asamblea Legislativa en 2021, en la primera sesión plenaria, destituyen al fiscal que estaba investigando la corrupción del gobierno (caso Catedral) y nombran a un fiscal que es poco menos que un títere del bukelismo. Tras esta nueva Fiscalía, todos los fiscales que hicieron el caso Catedral hoy están en el exilio, fuera del país, porque los empezaron a perseguir. Todos esos fiscales nos contaron que dentro de la Fiscalía hay varios casos contra periodistas, listos para liberarse.

Algunos de esos casos son tan absurdos como casos de acusaciones por revelación de información confidencial, que es una buena definición del trabajo que hacemos los periodistas. Entonces, está todo listo para pasar a la siguiente etapa.

El periodista salvadoreño Óscar Martínez estuvo en las Jornadas de Periodismo Seguro, que organizó la Fundación Periodistas Sin Cadenas, en Guayaquil.

¿Crees que Bukele ha sido el gobierno que más ha perseguido periodistas en El Salvador?

Sin duda. No tengo ninguna duda. En los otros gobiernos había (persecución). Miembros de la policía intentaron ir a nuestras casas a asesinarnos en el gobierno del FMLN. Eran sectores dentro de la institución policial que estaban totalmente corruptas en aquel momento. Pero no era la institución policial intentando destruir ni nuestra imagen, ni nuestras vidas, ni nuestro prestigio periodístico. Eran grupos internos que habían optado por el sicariato como forma de guerra contra las pandillas, o contra quienes ellos creían que eran pandillas porque mataron a muchos inocentes. Siempre nos ha acusado. El presidente Mauricio Funes nos acusó de mentir, nos acusó también de tener pactos con las pandillas, nos acusó de mentir sobre la tregua que él había hecho con las pandillas y hoy está fuera del país refugiado en la dictadura de Daniel Ortega y acusado de haber negociado con las pandillas. Varios de sus funcionarios están encarcelados por esa negociación que revelamos en marzo de 2012.

Es decir, ya nos habían ocurrido cosas, pero nunca todo el control del Estado había estado en manos de un hombre. Te lo voy a poner de una forma sencilla. Mañana vuelvo a El Salvador. Si mañana a Bukele le da la gana de que yo vaya a preso, mañana voy a ir preso. Y si a Bukele mañana le da la gana de que yo no salga en 10 años, no salgo en 10 años. Así de sencilla es la descripción de lo que pasa en el país. Un hombre, todo el poder.

¿Cómo enfrentar a un Bukele autoritario desde la prensa independiente?

Con más periodismo, sé que suena demagógico, pero no lo digo de esa forma. Con más periodismo, con periodismo más certero, con investigaciones que comprenden el momento histórico. Sabemos que no podemos cometer un error porque eso nos llevaría a la destrucción. Con mucha más búsqueda de recursos para poder hacer investigaciones durante largo tiempo y que cada una de las denuncias tenga un sustento absoluto.

Nosotros hemos contado las negociaciones de Bukele con las pandillas en varios artículos. Si hubiéramos cometido un error no sustentado en cualquier sociedad democrática, eso implica un reclamo y una fe de rata. En El Salvador estaríamos refundidos en la última mazmorra de las cárceles, pero como todos los documentos están ahí, como todos los sustentos, incluso hemos publicado las grabaciones de voz del funcionario de Bukele hablando con los pandilleros.

¿Cómo se combate a una dictadura? Con mejor periodismo. Es la única opción que nos queda. Va a ser difícil. Preguntáselo a los colegas nicaragüenses, todos están en el exilio. Pero están haciendo mejor periodismo que nunca.

Susana Morán

Susana Morán

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