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27 de Febrero del 2023
Historias
Lectura: 13 minutos
27 de Febrero del 2023
Redacción Plan V
El calzado nacional y la difícil competencia con los bajos costos de producción extranjeros
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En Ecuador existen más de 3000 empresas dedicadas al calzado. Tungurahua, Azuay y Pichincha son las principales provincias de esta industria. Foto: Cortesía MilBoots

 

La industria del calzado no ha recuperado sus niveles de ventas de pre pandemia. Los productores locales ven difícil la competencia con países como Colombia y China, que abaratan costos con una mano de obra más barata. Los tratados de libre comercio y la reducción de aranceles a países que son competidores directos podría ser un arma de doble filo para el sector.


Gualaceo: un emporio de calzado artesanal

En Gualaceo, provincia de Azuay, la tradicional Ruta del Calzado recibe cada año a miles de turistas, que acuden también a conocer sus edificaciones patrimoniales. Una calle llena de locales de calzado ofrece a los consumidores productos muy similares entre cada tienda. Ante la similitud en los diseños, los vendedores compiten por ofrecer un mejor precio.

Los productores han dejado de lado su preocupación por la calidad y han optado por vender diseños parecidos entre sí o traídos de países cómo Colombia o China con un mejor precio final. Los grandes productores deben ofrecer calidad para dar un valor agregado a su producto. Es el caso de Lino Anguisaca, un ingeniero que maneja una empresa de calzado femenino en Gualaceo.

La elaboración del calzado gualaceño es una tradición de antaño que ha sido un pilar del desarrollo económico del Cantón. Foto cortesía de La Ruta del Calzado.

Lino Anguisaca es el gerente general de la empresa Litargmode.

Todo empezó en 1972, cuando sus padres, de apellido Lituma y Argudo, emprendieron en un taller artesanal que bautizaron como Litargmode. Desde esa fecha han crecido hasta ser uno de los fabricantes más grandes del “jardín del Azuay”, como se conoce a esa ciudad austral. Anguisaca dice que, para ofrecer un valor agregado, seleccionan las mejores partes en el mercado para fabricar el calzado.

“Nuestro sector está abandonado, no hay apoyo del Gobierno. Nos defendemos solos. No competimos con las mismas reglas”, explica el empresario. Según cuenta, países como Brasil, con una capacidad de producción y tecnología de más de 50 años, con influencia de diseñadores alemanes e italianos, además de apoyos gubernamentales y tercerización, hacen que sea imposible competir en costos. “Con el agravante de que aquí no hay diseñadores de calzado. Aquí tenemos diseñadores solo de textiles”, agrega.

“En Gualaceo hace 20 años la mayoría de las personas estaban vinculadas al calzado, hoy esa realidad ha cambiado”, sostiene. Anguisaca estima que en Gualaceo debe haber unas 100 empresas dedicadas al calzado.

Estudiantes de la Universidad de Cuenca visitaron las instalaciones de Litargmode y recorrieron la planta de producción. Foto: Cortesía Litargmode

El comerciante indica que actualmente Brasil es su principal competidor. Según el productor, nacionalmente se consumen 32 millones de pares de zapatos, de los que unos 16 millones son importados de países como Vietnam, China o Brasil. Sin embargo, esa cifra la atribuyen distintas fuentes a la producción previa a la pandemia. Según expertos consultados por este medio, la producción pudo haber bajado a 20 millones en los años de la pandemia.

Tungurahua: las grandes empresas del calzado

Un informe de la Facultad de Auditoría de la Universidad Técnica de Ambato, indica que entre el 2015 y el 2019, las provincias con mayores ventas de las empresas dedicadas al calzado fueron Tungurahua, Pichincha, Guayas y Azuay, en ese orden. Pero Tungurahua es, de lejos, la provincia con mayores ventas. En 2019 registró ventas por $75.369.275, mientras que Pichincha vendió $28.693.383, Guayas $12.992.383 y Azuay $14.962.147.

El mismo informe indica que en las exportaciones no petroleras, las manufacturas de cuero, plástico y caucho representan el quinto lugar, por detrás de sectores como el comercio, servicios digitales, enlatados, aceites vegetales o metales.

Según un informe del directorio de empresas del INEC de 2021, el último año disponible, las empresas registradas en el Servicio de Rentas Internas alrededor de un 90% de los establecimientos de calzado son microempresas, aunque solo 10 grandes empresas representan un 50% de las ventas.

Martín Navas es el gerente de MilBoots, parte del consorcio Grupo Mil. 

En Ambato, Plasticaucho es la empresa hegemónica. Su participación de mercado la hace la empresa más grande a nivel nacional. Esa empresa lleva casi cien años vinculada a la producción de calzado. Pero hace menos de tres décadas, el Grupo Mil ha intentado hacerle frente a esa competencia. Martin Navas, parte del directorio del grupo, siguió el negocio que iniciaron sus padres en la producción de suelas, calzado industrial y polímeros.

Navas se enorgullece de ser parte de la provincia potencia del calzado nacional, pero advierte que las industrias grandes son las que pagan las obligaciones, en su caso emplean a unas 200 personas. Mientras que deben competir contra la informalidad y el producto extranjero. “Hay mucho artesano, nosotros le apuntamos al volumen”, detalla Navas y asegura que en uno de sus tres giros de negocio, las botas de caucho, pueden producir unos 700 mil pares anuales.

El Grupo Mil produce cerca de 60 mil pares de botas al mes. Fotos Cortesía Grupo Mil

“Acá entra mucho zapato colombiano, peruano, chino, que con esos precios no podemos igualar. La mano de obra de ellos es muy barata. Acá los sueldos son altos comparados con Sudamérica”, cuenta el joven empresario. Según dice, intentan automatizar algunos procesos y ofrecer calidad y durabilidad para ser más competitivos. “Pero para el consumidor todo es precio”, reconoce.

Un empleado operativo transporta calzado en una planta de producción en Ambato. Foto cortesía Grupo Mil

La pandemia golpeó a la empresa por el alto costo de las importaciones y el bajo consumo. Ahora han logrado abrirse camino en las exportaciones y han llegado a Bolivia, Chile, Colombia, Perú, Brasil y Colombia. Actualmente, un 35% de sus ventas son exportaciones. Sin embargo, su participación en el mercado de exportaciones todavía es pequeña, actualmente Plasticaucho concentra más del 90% de las exportaciones.

En Ambato se realizan cada año ferias comerciales y puntos de encuentro para productores. Foto: Feria del Calzado

Una radiografía del sector

Según el SRI, en el Ecuador hay 3190 empresas de fabricación de calzado en actividad. La Superintendencia de Compañías indica que el sector manufacturero representó un 11% del PIB en 2022. La industria del calzado en específico no llega al 0,15% del PIB nacional. Al menos el 60% de esa producción está en Tungurahua, capital de la fabricación de calzado nacional.

Según el Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (SENAE), los principales destinos de exportación de calzado son Colombia, Perú y Chile. Pero las exportaciones nacionales representan un promedio menor o alrededor del 1% de las ventas, cifra pequeña si se la compara con las exportaciones del calzado en Colombia, que exporta alrededor del 5% de su producción, o España y Brasil, que exportan entre el 30% y el 50% de sus producciones. En el el exterior existe una competencia que dificulta que Ecuador pueda llegar a cumplir con volúmenes de producción acorde a su demanda.

Sebastián Cordero es consultor empresarial y docente de la UIDE. Es magister en Estrategia Internacional y Política Comercial.

Según el consultor empresarial y docente, Sebastián Cordero, los tratados de libre comercio representan una oportunidad para aquellas empresas en la industria del calzado que cuentan con un modelo de negocio que se ajusta a las dinámicas del comercio internacional. Para las empresas medianas, pequeñas y pequeños productores, significa un riesgo latente que considerar, “por esta razón, es considerado un sector sensible en la economía local, al momento de negociar con otros países la liberación arancelaria y barreras no arancelarias”, asegura el catedrático.

El investigador cree que eliminar los aranceles para importación de materia prima de países vecinos como Colombia o Perú, que a la vez son competidores directos, no tiene sentido. Sin embargo, podría ser un beneficio en relación a países que cuentan con materia prima de alta calidad y agregaría valor a la producción nacional al igualar a su competencia en relación a características de sus productos finales, ya que, en el Ecuador, asegura el catedrático, existe deficiencia en proveedores de ciertas materias primas.

Por otro lado, Cordero destaca la cadena de valor del sector, en la cual, se incluye al sector ganadero, “nuestro país cuenta con cuero vacuno de alta calidad, sin embargo, los fabricantes de calzado a nivel nacional indican que no existe variedad, innovación y costos adecuados para que el calzado ecuatoriano logre ser competitivo”, sostiene.

Cordero asegura que, en países como China, Taiwán, Indonesia, Colombia o Brasil, de donde proviene gran parte de las importaciones de calzado, la mano de obra es más barata. “El sector manufacturero en el Ecuador no puede competir de igual a igual, el salario básico nacional es uno de los más altos de la región sudamericana, una variable muy determinante en los costos de producción”, asegura. El consultor analiza que, en provincias de tradicional producción de calzado como Azuay y Tungurahua, el sector está desapareciendo.

Los pequeños productores locales, por su parte, deben hacerle frente a las grandes cadenas, que importan productos terminados gracias a la conveniencia de precio. Por ejemplo, el caso de Brasil, que cuenta con apertura arancelaria total; sin embargo, las grandes cadenas también consideran un porcentaje de sus compras en el mercado nacional.

De acuerdo al criterio del docente, un TLC debería ir acompañado de una hoja de ruta donde se considere la cooperación internacional y la transferencia de tecnologías de países que cuentan con empresas con un mayor desarrollo que la mayoría de empresas nacionales. Según sus estimaciones, la industria del calzado emplea directamente a unas 50 mil personas que forman parte de empresas privadas. Pero existe también un mercado informal en el sector, por lo que resulta difícil dar un número certero. Si se calcula que de cada empleado dependen cuatro familiares, estarían dentro del mismo círculo alrededor de cien mil personas, asegura Cordero, y agrega que el 60% de esa fuerza laboral está en Ambato.

50 mil personas emplea la industria del calzado directamente. Pero existe un mercado informal. Si se calcula que de cada empleado dependen cuatro familiares, estarían dentro del mismo círculo alrededor de cien mil personas.

Cordero explica que las empresas están optando por la producción de calzado industrial o de seguridad por la posibilidad de generar ventas por medio contratación pública. Advierte que en la información que brinda el SRI, se encuentran registrados un total de 8 mil RUCs dentro de esta actividad, sin embargo, en la actualidad cerca del 40% se encuentran activos, lo cual indica que, han existido suspensiones o cese de actividades de casi un 60% de fabricantes de calzado. Según el INEC las industrias manufactureras representan el 8% del sector económico, porcentaje bajo si se lo compara con el 44% de participación de servicios y 34% de comercio.

Según el SRI, los principales sectores en ventas en 2021 fueron el petróleo, venta de autos, combustibles para autos, alimentos y telefonía móvil. El petróleo, por ejemplo, registró ventas por $5.492.445.811. Sectores de menor participación como la telefonía móvil registraron cifras superiores a los $2.000.000.000. Estas cifras son necesarias para poner en contexto lo que representan las ventas relacionadas al calzado. Por ejemplo, la fabricación de calzado de materiales textiles registró ventas por $49.252.102, un 0,02% de las ventas del sector de la telefonía móvil.

De esos $49 millones, $44.8 corresponden a Tungurahua, un 91%. Dentro de las tres principales categorías que ofrece el SRI relacionadas a la producción de calzado, ninguna ha vuelto a los niveles prepandemia. Así lo refleja la siguiente tabla: 

Ecuador tiene una industria de calzado que no figura dentro de los principales rubros económicos. Sin embargo, tiene años de tradición y de esa industria podrían depender hasta 100 mil personas. Las condiciones laborales y la materia prima se perfilan como barreras para los productores de cara al futuro.

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