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23 de Noviembre del 2020
Historias
Lectura: 19 minutos
23 de Noviembre del 2020
Andrés Lasso Ruales

Cronista y ensayista. Máster en politícas ambientales y territoriales por la Universidad de Buenos Aires. 

Notas afiladas de una coronela: el consejo de "La Caballeresa del sol" al "El Libertador"
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Ilustración: Santiago Cárdenas

 

Este ensayo revisa los apuntes escritos en 1843 por Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru (Quito: 1795-1856) basándose según la recopilación del historiador, Carlos Álvarez Saá (1921-2009): Los diarios perdidos de Manuela Sáenz y otros papeles. Todo con el pretexto de analizar el consejo de la ilustre quiteña a Simón Bolívar (1783-1830) antes de la entrevista que tuvo con José de San Martín (1778-1850) en Guayaquil durante el 26 y el 27 de julio de 1822.


Es flemático (metódico), lo mismo que cuando escribe

Más sobre esta serie, aquí.

Una mujer sugiere al hombre que ama, un caudillo con todos los grados militares posibles y que en él descansará el peso de la Historia de la región norte de un continente, sobre la conferencia que ocurrirá en un puerto que se ubica en el medio del mundo con un general que posee la misma jerarquía. Para ella, el militar y político sólo debía tomar la postura de anfitrión y ofrecer una bienvenida digna a su patria. Porque según la percepción de la asesora, el visitante desde su llegada debía sentirse forastero. La consejera, por ejemplo, aclara que todo granadero saludará de forma patriótica, y sólo así entonces el extranjero volvería a ser traicionado por su orgullo.

Pero luego me pregunto: Sabe usted señora, con que elementos puedo, de su intuición, convencer a este señor general, de que salga del país sin alboroto, desistiendo de su aventura temeraria de anexar a Guayaquil al Perú?≫. Entonces yo le contesté: Vaya usted en persona e impresione a esos indecisos, acójalos bajo su protección de la República de Colombia y encárguese usted mismo del mando militar, político de ese puerto y su provincia.” ( Diario de Paita, domingo 27 de agosto de 1843)

Heather Hennes en su artículo: Los “diarios perdidos” de Manuela Sáenz y la formación de un ícono cultural explica que estos apuntes así sean apócrifos son parte de la biografía de la heroína ecuatoriana. ¿No sé sabe cómo llegaron a manos del historiador Álvarez Saá? se cuestiona el autor, pero en un pie de página inscribe la defensa del revisionista: las anotaciones de la coronela fueron rescatadas por el general colombiano Antonio de la Guerra, quien después entregó los cuadernos a su símil de apellido Briceño, y en 1860 este jefe militar obsequió los papeles al Congreso Nacional de Colombia.

Entonces, partiendo de la conjetura de que estos registros no puedan ser de Sáenz, tenemos material para suponer e intervenir con un procedimiento: literario, histórico, filosófico y, claro,  político sobre la actuación de la Libertadora de Simón Bolívar antes de la entrevista con el general argentino: José de San Martín.

Primero, este consejo lo apuntó la ecuatoriana en el puerto de Paita en el departamento de Piura, Perú, donde vivió exiliada hasta el final de sus días.

Redactar memorias en un diario tiene varios objetivos: decir lo que sucedió y analizar los hechos. Pero algunos lectores o lectoras no van a estar seguros de que esos apuntes sean fidedignos, siempre hay un espacio para la duda. Según El diario personal en la literatura: Teoría del diario literario de Álvaro Luque Amo, al texto autobiográfico se lo interpreta como una figura de elocuencia en donde el  Yo se pierde mientras sigue su camino, por eso, se transforma en “un texto ficcional en el que no puede buscarse en ninguna  correspondencia  con la realidad”.

Redactar memorias en un diario tiene varios objetivos: decir lo que sucedió y analizar los hechos. Pero algunos lectores o lectoras no van a estar seguros de que esos apuntes sean fidedignos, siempre hay un espacio para la duda.

Tomo esta referencia de estudio literario para ir al revisionismo histórico sobre la vida de la diarista en análisis. En 1843, Sáenz estaba en un estado psicológico complicado por su exilio, no podía volver al Ecuador y como la mayoría de personas que sufren destierro, el pasado les invade frecuentemente porque el presente y el futuro son inciertos.

“Han pasado tres semanas desde la última vez que escribí y ha habido extraordinarias noticias. Escribo estas líneas para saberme viva, viva por dentro. Después de todo, a mi edad... Pienso en algunos amigos míos que darían todo por tenerme en casa, y por disfrutar de mis recuerdos o de los chistes de Jonathas (que cuenta con gracia)”. ( Diario de Paita, domingo 27 de agosto de 1843)

Un poco más adelante en estos apuntes, la quiteña indica que no hay nada que hacer en ese desdichado puerto; también se queja de los peruanos que hablan del problema limítrofe y anhela que los invasores dejen territorio ecuatoriano.

Después de la querella, la escritora comienza a analizar su vida y sobre todo la relación que tenía con El Libertador de la Gran Colombia.  Ahí Sáenz rompe el sentimiento de desolación que la invade para centrarse en la reflexión del pasado.

El filósofo francés, Jaques Derrida (1930-2004), en su ensayo: La escritura y la diferencia (1967) explica:“el escribir, despierta el sentido de la voluntad de la voluntad: libertad, ruptura”. Los autores de un texto desprenden la emoción o la idea que están encapsuladas en su cerebro en el momento que inscriben en el papel o ahora en el ordenador: “escribir sería actuar astutamente con la finitud”, explica el pensador.

Así la ecuatoriana apuntaba sobre Bolívar:

Él por su parte halló en mi !TODO! y yo, lo digo con orgullo, fui su mejor amiga y confidente. Para unificar pensamientos, reunir esfuerzos, establecer estrategias. En mi mente, el pensamiento de haber participado en los logros de la República a fin y bienestar de los ciudadanos”.

Deducir fue una de las grandes características que tuvo La Libertadora del Libertador. En la advertencia que le hizo al general venezolano sobre el futuro encuentro que tendría con el argentino, no sólo existía la experiencia de haber conocido a El Protector; sino que también mostró las posturas que tenía el libertador del Perú, incluso si este dietario es real, Sáenz se adelantó al cuento de Jorge Luis Borges (1899-1986): Guayaquil.

“Zimmermann respondió:

— Las explicaciones son tantas... Algunos conjeturan que San Martín cayó en una celada; otros, como Sarmiento, que era un militar europeo, extraviado en un continente que nunca comprendió; otros, por lo general argentinos, le atribuyeron un acto de abnegación; otros, de fatiga. Hay quienes hablan de la orden secreta de no sé qué logia masónica”.

Esta alusión que hace Borges sobre lo que pensaba de San Martín, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), ex presidente de la República Argentina, fue porque el general nativo de Yapeyú  era un obsesionado por el orden y la disciplina, esas normas al paso del tiempo según el escritor de Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas lo llevaron a cometer errores políticos en la región. 

Entonces, el cuento borgeano permite a este ensayo regresar al concepto de voluntad que propone Derrida.

La escritora ecuatoriana, Mónica Ojeda en su artículo Sobre “Guayaquil” de Borges en la revista digital GK apunta que el relato borgeano es el choque de dos voluntades. En este caso de ambos historiadores. El primero basado en Arthur Schopenhauer (1788-1890) y el libro: El mundo como voluntad y representación (1819). Ojeda explica que el historiador nativo en realidad quiere enfatizar al forastero la condición de otredad: ¿quién es el otro?, por tanto, la investigación sobre la entrevista le corresponde a él, más por fuerza que por talento. Y la segunda tesis parodia la autoconsciencia dialéctica de Georg W. F. Hegel (1770-1831), que considera que el hombre anhela el reconocimiento de un objetivo y somete a la otra conciencia para así alcanzar la distinción:

El mismo Zimmermann establece esta comparación al decir, refiriéndose al encuentro entre Bolívar y San Martín: “Dos hombres se enfrentaron en  Guayaquil; si uno se impuso, fue por su mayor voluntad, no por juegos dialécticos”. 

La novelista guayaquileña descifra que la charla de los dos revisionistas tiene que ver cómo el escritor argentino imaginó la reunión de ambos generales en esa urbe portuaria, más claro, la idea que Bolívar planificó fue la de recrear la condición de huésped a San Martín, para que él, sea el dueño, el amo y el señor de "La Perla del Pacífico".

Por otra parte, Lupe Rumazo, escritora y ensayista ecuatoriana, en su ensayo Guayaquil  explica que además de discernir la condición de visitante, Borges crea dos corrientes con estos dos historiadores: los bolivarianos y  los sanmartinianos y de una forma delicada  plantea una especie de venganza en la que pone de vencedor al invitado: Zimmermann, y no al historiador local.  El cuentista propone un juego de espejos -explica Rumazo-, la intención del escritor porteño es clara, San Martín tenía que salir vencedor de una vez por todas.

Alcibíades fue un virtuoso de la persuasión. Quizá Sáenz, leyendo sus acciones, entendió que a veces o casi siempre en la política no se combate frontal sino indirectamente. Hay que convencer al enemigo. 

La ensayista también analiza sobre la supuesta carta del “Protector del Perú ” al Libertador, con data del 29 de agosto de 1822, que reprodujo el aventurero francés: Gabriel-Pierre Lafond (1802-1876) en su obra titulada: Voyages autor du Monde (1844) que no sólo lo analizó el argentino en su ficción sino también el historiador venezolano: Vicente Lecuna Salboch (1870-1954).  Para la autora, el cuento borgeano no valida la investigación minuciosa sobre Bolívar del segundo, al contrario, pone a la epístola del francés como más representativa y un misterio sin resolver:

Indica Lecuna: “que para preparar  al lector Lafond agrega un juicio calumnioso del mismo origen – o sea de San Martín-  sobre el Libertador, otros documentos falsos y conceptos deprimentes sobre la independencia de Colombia”.

Según Rumazo, el historiador venezolano apoyado en el análisis del político chileno Irrázaval Larraín (1912-1995) también considera que la misiva no fue escrita en esa fecha y que fue: “como una lenta elaboración mental”, o sea, podría haber sido producto de la imaginación del marino francés.

Para la ensayista eso sería la única verdad ya que el contenido de la carta desvirtúa el revisionismo histórico, porque según ella después de la entrevista con San Martín, Bolívar envío una documentación al mariscal, Antonio José de Sucre (1795-1830) y al general, Francisco José de Paula Santander de Omaña (1792-1840). La escritora ecuatoriana en su artículo insiste que la “Leyenda de Lafond” fue más influyente para los argentinos y un ejemplo de eso fue un texto del ex presidente argentino: Bartolomé Mitre (1821-1906) que trata sobre la conferencia de Guayaquil.


Ilustración: Santiago Cárdenas

Por otra parte, Martín Kohan, ensayista y escritor argentino  en su artículo: El enigma de Guayaquil: el secreto de la Argentina aclara que la entrevista entre ambos generales  ingresa a la historia como un hecho secreto y de un conflicto de intereses. Durante esos días los dos se reunieron un par de veces y no existieron testigos. Pero también acota que podría ser tomada como un acuerdo y no como una disputa. Para eso cita al libro: La entrevista de Guayaquil del escritor Ricardo Rojas:

Para Rojas, la entrevista de Guayaquil representa una forma de complementariedad, antes qué de rivalidad, entre San Martín y Bolívar; y debe resolverse en términos de “concordia his-panoamericana” y “solidaridad continental” (335), antes que en términos de alguna clase de conflicto o de confrontación.

La entrevista entre ambos libertadores siempre será un suceso marcado por el fuego cruzado de las interpretaciones de ambos bandos.

Regresando a los apuntes de “La Caballeresa del Sol” analicemos qué redactó en sus cuadernos antes de perfilar a San Martín frente a Bolívar:

 “Cierro el arcón para no desmayarme. Este libro que contiene las lecturas más caras de los grandes guerreros griegos, fue saliendo del fondo del arcón; fue un regalo de este hombre magnífico, sin querer él dármelo. Su apasionamiento por Temístocles, Arístides, Cimon (era el Cimon o Simon). Siempre dijo él, que si era el carácter de este señor. Hanibal, Alcibíades... (sollozo)”. ( Diario de Paita, miércoles 23 de agosto de 1843)

Imaginemos que la lectora revisó fragmentos de los discursos de estos ilustres griegos  y se encontró con los testimonios de Alcibíades (450 a.C- 404 a.C ), vanidoso  y persuasivo hasta el tuétano, posiblemente la coronela de la Gran Colombia leyó a Tucídides (460 a.C-395 a.C) y  halló la frase del primero:

En cuanto añade a mi patriotismo, no lo experimento cuando se me agravia, sino cuando ejercía libremente mis derechos ciudadanos. (Tomado del artículo: Alcíbiades a los ojos de Tucídides y Plutarco de Roberto, Martínez, Catalán)

Este enunciado se refiere a cuando el primo de Pericles (495 a.C - 429 a.C ) decide aliarse a los lacedemonios y marchar en contra de su patria.  Entonces solicita a sus nuevos socios que crean en él y que a pesar de luchar contra sus orígenes está seguro que va a recuperar de cierta manera su tierra, porque según él fue expulsado injustamente: 

que si como enemigo os infligí duros golpes, puedo también, como amigo, seros de mucha utilidad (Tomado del artículo: Alcíbiades a los ojos de Tucídides y Plutarco de Roberto Martínez Catalán)

Alcibíades fue un virtuoso de la persuasión. Quizá Sáenz, leyendo sus acciones, entendió que a veces o casi siempre en la política no se combate frontalmente sino indirectamente. Hay que convencer al enemigo. Por el fragmento de la obra de Tucídides puedo suponer que la ecuatoriana comprendía al pie de la letra el arte de hacer política. 

Pero los revisionistas de América del Sur especializados en el siglo XIX nunca fomentaron el peso político que tenía la coronela en la región. Sólo a partir de la mitad del siglo pasado se comenzó a valorar a la quiteña como figura política influyente en la Gran Colombia. Así lo asevera la investigadora: María F. Lander  en su artículo: La encrucijada de Manuela Sáenz en el imaginario cultural  latinoamericano del siglo XXI.

Lander destaca cuatro acontecimientos políticos significativos que la quiteña tuvo en ese período: el primero fue recibir la banda de “La Caballeresa del Sol” de parte de San Martín por colaborar con la independencia del Perú. El segundo fue el nombramiento de salvaguarda oficial de los archivos del gobierno republicano de Simón Bolívar. El tercero fue la expulsión oficial en 1834 de la Nueva Granada y el último la deportación de Ecuador en 1835.

Los últimos sucesos según la investigadora:

fueron consecuencia directa de la certeza compartida por la clase dirigente de que Manuela, aun después de la muerte de Bolívar, era un sujeto político de temer.

Sáenz después de insistir a `El Libertador´ la postura que tenía que imponer a San Martín, perfiló al argentino de manera implacable para que su amado no se deje intimidar:  

 “A San Martín le interesaba Guayaquil, claro; pero no lo merece. Es ceñudo. Esta siempre preocupado por la responsabilidad de él. Más parsimonia no se halla en otro cuando habla. Es flemático (metódico), lo mismo que cuando escribe. Además, es masón (yo hasta aquí no sabía que Simón también). Además de todo, el general San Martín es ególatra y le encanta la monarquía, y es mojigato”.  (Diario de Paita, domingo 27, 1843)

Bibliografía:

Álvarez Saá, Carlos, Manuela Sáenz: figura cimera de la nacionalidad ecuatoriana, Quito, PPL Impresores, 2006. Edit., Manuela: sus diarios perdidos y otros papeles, Quito, Imprenta Mariscal, 1995

Borges, Jorge Luis, El informe de Brodie, Madrid, Alianza Editorial, 2002 (Primera edición 1970)

Derrida, Jacques, La escritura y la diferencia, Barcelona, 1989, Editorial Antrophos

Hennes, Heather, Los “diarios perdidos” de Manuela Sáenz y la formación de un ícono cultural, Quito, 2009, Kipus: revista andina de letras, 26 / II semestre /

Kohan,  Martín, El enigma de Guayaquil: el secreto de la Argentina, Variaciones Borges (Revista del centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges), 2003, Nro16

Lafond, Gabriel Pierre, Voyages autor du Monde, París, 1844, Administration de Libraire

Lander, María F., La encrucijada de Manuela Sáenz  en el imaginario cultural del siglo XXI, Nueva York, Skidmore College, 2011. Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, Nro. 25

Lecuna, Vicente, Cartas apócrifas sobre la Conferencia en Guayaquil, Caracas, 1945, Academia Nacional de Historia

Luque Amo, Álvaro, El diario personal en la literatura: Teoría del diario literario, Castilla, Estudios de Literatura, 2016, vol. 7: 273-306

Martínez Catalán, Roberto Catalán, Alcíbiades a los ojos de Tucídides y Plutarco, Historia Digital, 2015, Fundación Arhtis.

Mitre, Bartolomé, Historia de San Martín y de la emancipación Sud-Americana, 1890, Buenos Aires, Félix Lajouane Editor

Ojeda,  Mónica, Sobre “Guayaquil” de Borges, Guayaquil, 2012,  revista GK

Rojas, Ricardo. La entrevista de Guayaquil. Buenos Aires, 1950, Editorial Losada

Rumazo, Lupe Guayaquil, 2002, Revista Afese (Revista del Servicio Exterior Ecuatoriano), Nro38

GALERÍA
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