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25 de Septiembre del 2017
Historias
Lectura: 13 minutos
25 de Septiembre del 2017
Juan Carlos Calderón

Director de Plan V, periodista de investigación, coautor del libro El Gran Hermano. 

Adrian Bonilla: Yachay debe ser una universidad para el Ecuador

Fotos: Luis Argüello

Adrián Bonilla, PhD, actual subsecretario de Educación Superior y exdirector de la Flacso, en su despacho.

 

Este es el nuevo planteamiento del gobierno ecuatoriano: Yachay es una plataforma para la Politécnica Nacional, para la Espol, para las otras politécnicas; también para la universidad privada y pública. Es una universidad que tiene que insertarse y agregarse al capital científico ecuatoriano y no aislarse.

El subsecretario de Educación Superior, Adrián Bonilla —exdirector y ex secretario general de la Flacso— participa pro vez primera en el sector público. Lo hace para juntar los esfuerzos que permitan reordenar el sistema de la educación superior y solucionar una serie de problemas acumulados. Apuesta por la estrategia del diálogo, y está en contra del híper control y la imposición. Este es el diálogo que mantuvo con el autor en Radio Sucesos y que es reproducido en este portal gracias a un convenio de cooperación entre estos dos medios. 

¿Cómo estas viendo los desafíos de la educación superior?

Es un cargo lleno de desafíos, diría como todos los cargos de la gestión pública. En la educación superior tal vez un poco más intenso, dada la naturaleza del sector. La forma cómo se relacionan los actores, la tradición de conflictividad de la universidad ecuatoriana, que es normal, no es el único país donde esto ocurre. En todos los países las universidades son centros de pensamiento, de lo que se trata es que piensen más y actúen con más sentido de razón, de elevar la calidad, de que actúen y tenga  posición más allá de la retórica, de la ignorancia y de la vocinglería. Es bueno que las universidades tengan expresión, pero que la tengan fundamentada. Este es un cargo complejo, por la naturaleza del sector, por la relación politizada de destacados miembros de la Asamblea con la educación superior, pero creo que es parte de la forma cómo el sector siempre se ha comportado.

¿Cuál es el camino para Yachay? El secretario de Educación Superior, Augusto Barrera decía que no se trataba de perseguir a quienes causaron ese daño a Yachay, pero entonces, ¿quién va a rendir cuentas?

El papel nuestro es el de sustentar el proyecto, de volverlo razonable, de insertarlo dentro de la sociedad ecuatoriana, de fortalecerlo. El papel de control y, eventualmente, de la identificación de responsabilidades, no es de Senescyt. Eso corresponde a los organismos de control y, si es del caso, a los organismos de justicia. Lo que nosotros tenemos es la detección de algunos problemas importantes, que tienen que ver con administración, con gestión, con desconexiones entre el núcleo central del proyecto, que es la universidad, y esta empresa pública, que se encargaba del resto del proyecto como es el parque tecnológico, que se dio en llamar Ciudad del Conocimiento; con problemas que tienen que ver con baja ejecución presupuestaria, y algunos temas de gestión que se han observado en la deficiente gestión de la infraestructura, el deterioro de algunas construcciones nuevas, la idea de que —lo planteó el gerente en su informe— pudo haber un problema de precios en algunos casos, temas de alcantarillado, canalización, de ausencia de laboratorios para la universidad. Algunos temas de infraestructura que hay que solucionar, algunos temas de administración y, sobre todo, temas de concepción del proyecto.

¿Y cuál es la propuesta para Yachay?

Desde nuestro punto de vista, el proyecto tiene que hacer de la universidad su núcleo. Así fue concebido originalmente, y de alguna manera esto no se reflejó en la ejecución presupuestaria ni en la forma cómo el proyecto se llevó adelante. La necesidad de que la universidad, como tal, no se aísle de la sociedad ecuatoriana, sino que se inserte en ella; de que la universidad pueda convertirse en un espacio para la recepción de otros profesores, investigadores y profesionales ecuatorianos, y que dé cuenta de los problemas del Ecuador con un sentido internacionalizado, pero de los problemas del Ecuador.

El Ecuador es el Ecuador, el Ecuador no es Corea, no es Qatar o los Emiratos Árabes, no es el Reino Unido, no es la provincia de Shanghai ni California Tec.

¿Cuando se refiere a que falló la concepción del proyecto, a qué se refiere?

Me refiero a la tendencia que hubo de aislarlo de la sociedad ecuatoriana; de hacer de Yachay un espacio muy vulnerable a la propaganda; de concebirlo como algo distinto a lo que es el Ecuador, o de imaginarlo como algo fuera del país. El Ecuador es el Ecuador, el Ecuador no es Corea, no es Qatar o los Emiratos Árabes, no es el Reino Unido, no es la provincia de Shanghai ni California Tec.  Los científicos ecuatorianos no son Sheldon (Cooper), algunos podrían emularlo pero el Ecuador es otra cosa, tiene otras necesidades distintas a las de Palo Alto, California.

¿Entonces qué es el Ecuador y qué universidad Yachay necesita?

El Ecuador es una sociedad que requiere una vinculación entre su complejo productivo, con los recursos que tiene, y el conocimiento que en este se produce. Es una sociedad cruzada por inequidades, por desigualdades, por lógicas discriminatorias que se retrotraen a los tiempos coloniales. Se requiere una universidad —y una universidad científica como Yachay— que piense en la posibilidad de construir en el Ecuador tecnologías, técnicas, producir conocimiento o ciencia apropiada para la resolución de los problemas nacionales, de la producción nacional, de la gente del país, para la formación de científicos ecuatorianos, en vinculación, por ejemplo, con el resto de universidades que hacen ciencia y tecnología en el Ecuador, que les de acogida, que interactúe con ellas, que produzca posgrados para el Ecuador, para las universidades ecuatorianas, para los científicos ecuatorianos y no para los californianos, coreanos, qataríes o británicos.

¿Pero eso podemos ser mañana? ¿Por qué negarnos a ser como California Tec?

Nunca vamos a ser California Tec, porque no somos California. Esa es otra sociedad. Como California nunca va a ser el Ecuador. Somos sociedades distintas. Nosotros podemos ser mucho más prósperos pero aún siendo mucho más prósperos que California, en un futuro soñado, no vamos a ser California, vamos a ser Ecuador. De lo que se trata es de pensar en el Ecuador.

¿Y qué pasa con las otras universidades ecuatorianas? Hay problemas de presupuesto, hay datos que dicen que el Estado invierte mucho más en cinco mil estudiantes de las universidades estatales nuevas que en los 25 mil estudiantes del Ecuador. ¿Hay discriminación?

Esta inversión ocurre porque Yachay (y las otras) es una universidad en formación, que está recién construyéndose. Si es que se suman todos los edificios que hay que construir, planta docente, infraestructura nueva, se eleva la cifra. Esto es inevitable, porque es una universidad que recién se está formando. La Universidad Central tiene cientos de años de historia, si nos retrotraemos a la Universidad Gregorio Magno, y la Central es una buena universidad, categoría B, donde hay muy buenas facultades y el presupuesto se distribuye en términos de escala, de distinta manera. Los sueldos de los profesores de la Universidad Central son muy buenos en relación al resto del país. Cierto es que se han dado algunas asimetrías, que hay que corregir, pero es normal que si se trata de universidades donde se construye nueva infraestructura haya más inversión. Se trata de corregir, este ya es un tipo de educación superior que supone corregir estas asimetrías entre las universidades de las ciudades y la provincia. La universidad pública ecuatoriana tiene una brecha entre quienes tienen acceso y quienes tienen menos recursos, y son quienes menos oportunidades tienen.

A pesar de los esfuerzos realizados en el pasado,  la brecha en la educación superior se amplía por el lado de la población con menos recursos.

¿Esa brecha ha ido creciendo? 

Ha crecido por distintas razones. En toda América Latina y en el  Ecuador también. Básicamente son razones demográficas. Esto hay que asociarlo con un periodo de erosión de la educación técnica y tecnológica. Esto ha hecho que la brecha se amplíe. De lo que se trata es de equilibrar esa brecha.

¿Por dónde se amplía?

A pesar de los esfuerzos realizados en el pasado, se amplía por el lado de la población con menos recursos. Sectores que están alejados de los centros de Quito, Guayaquil y Cuenca.  Es decir, por las grandes inequidades de la sociedad ecuatoriana, que son históricas y que hay que enunciarlas y visibilizarlas para tomar decisiones al respecto. Una política de educación superior de calidad no puede consistir exclusivamente en auspiciar las publicaciones de los profesores, cosa que está muy bien, en revistas indexadas en otros idiomas. Tiene que consistir, para que haya calidad, en que estas universidades se vinculen con la colectividad  y en que la sociedad ecuatoriana en su conjunto pueda tener acceso, que en estos momentos es difícil. 

¿Por qué es necesario tener Yachay? ¿Por qué no potenciar las otras universidades históricas, que ya tienen un desarrollo en ciencia y tecnología?

Yachay es necesaria como son necesarias las otras universidades. Eso es lo que estamos planteando: que Yachay se articule con las otras universidades que hacen ciencia en el Ecuador. Hemos tenido varios talleres, uno de ellos con rectores y exrectores de las escuelas politécnicas ecuatorianas, para conversar sobre Yachay, para empezar a crear vínculos. Porque Yachay es un proyecto del Ecuador, para el Ecuador. Ese es el nuevo planteamiento del gobierno ecuatoriano: Yachay es una plataforma para la Politécnica Nacional, para la Espol, para las otras politécnicas; también para la universidad privada. Es una universidad que tiene que insertarse y agregarse al capital científico ecuatoriano y no aislarse. Estamos en la articulación de ese proyecto que queremos fortalecer y rescatar. Para que los estudiantes de doctorado de la Politécnica puedan hacer estancias de investigación en Yachay; para que los profesores de la Espol, de la Central, de la Universidad de Guayaquil, de las universidades técnicas puedan hacer pasantías. Ese es el propósito actual: vincular a Yachay Tec, que se llama como California Tec, sea propiedad del Ecuador, de las universidades ecuatorianas. 

Escuche la entrevista completa.

¿Y cuál ha sido la reacción de los rectores y exrectores?

Extremadamente positiva, porque si la universidad ecuatoriana se conecta con propósitos que son comunes... El propósito de ellos también es científico. Es desarrollar la educación superior en función de las necesidades ecuatorianas. Si en el ámbito de universidades compartidas se pueden producir procesos de diálogo, podemos encontrar sinergias y complementariedades y es lo que estamos encontrando. Por supuesto que cada universidad tiene sus intereses y el principal interés, como el de cualquier otra entidad, es presupuesto. Hemos hecho un esfuerzo extraordinario para que en este año, a pesar de las restricciones, no se quite a las universidades un solo centavo de gastos operativos. Esto ha significado también que seamos apoyados por las universidades en propósitos de diálogo; pero como es normal, en las actividades humanas siempre hay personas que disienten y que utilizan todos los espacios del disenso para producir imágenes que a veces están lejanas de la realidad. 

 

 

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