

Gina Godoy representa a Guayas y es activista por los derechos de la mujer y la familia.
Más datos proporcionados por el Observatorio Legislativo sobre esta asambleísta.
Pamela Troya y su pareja, Gabriela Correa, acudieron al Registro Civil para casarse y pusieron a prueba el Estado ecuatoriano. ¿Cómo recibió usted ese intento de matrimonio entre lesbianas?
La aspiración de Pamela y Gabriela es una aspiración legítima. Uno de los principios que marca la Constitución vigente es la no discriminación de ningún tipo, y uno de ellos es el tema de la orientación sexual o el de la identidad sexual. De tal manera que si bien la Constitución anota de manera expresa que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, la demanda que plantean ellas es legítima. Legalmente no veo la posibilidad de encontrar una argumentación jurídica para restringir o limitar esa demanda. Aunque hay una restricción constitucional sobre quienes pueden contraer matrimonio. En el 2008 en Montecristi, la comunidad GLBTI aplaudió, celebró e hizo suyo el artículo en que se reconocen las uniones entre personas del mismo sexo, pero no podemos decir a la comunidad tiene que guardar silencio y cruzarse de brazos. Si vamos en este camino de la igualdad y en esta progresividad de derechos, es legítima esa aspiración… Pero si hay o no condiciones para dar respuesta creo que es otra cancha, otro tema que tenemos que debatir. El Ecuador ha dado muestras de manera reiterada de tener una postura muy conservadora.
¿Entonces cómo se debe encaminar el reclamo de las dos mujeres? ¿La Asamblea?
Cada lucha dibuja su propia ruta, yo no puedo calificar qué ruta es la correcta, creo que son justamente los actores de la sociedad civil los que van a identificar la pertinencia la ruta sobre hacia a quien se dirigen y ellos lo van haciendo en función de sus aspiraciones, de la urgencia con la que requieren las respuestas a estas luchas; pero también de las barreras y de las oportunidades que, en el contexto, van encontrando o se van presentando.
¿Usted está a favor de que esta pareja pueda contraer matrimonio?
Yo sí. Aun cuando yo misma cuestiono al matrimonio…
¿Cómo una institución…?
Sí. Cuando los registros también nos dicen que cada vez más personas viven en uniones de hecho o en una unión informal. Así que al margen del cuestionamiento que hago a la institucionalidad del matrimonio de personas heterosexuales, creo que –en función de buscar la igualdad de la comunidad GLBTI– es legítima la demanda, es legítima la aspiración. No tenemos por qué recriminarla ni cuestionarla.
¿Usted qué cambios en favor de esa minoría puede iniciar desde la Asamblea?
Hay una práctica que ha sido cotidiana en la tarea legislativa y es la implementación de grupos parlamentarios. En el período anterior hubo algunos. Conociendo la hoja de ruta del trabajo, la cotidianidad contribuye a que podamos revisar algunos temas y éste es uno de ellos. Entonces los grupos parlamentarios aportan a esa agenda y desde ahí podemos irrigar que otras y otros parlamentarios hagan suyas esas tesis. Hay algunos legisladores que vienen de esa práctica: el activismo. Hay que encontrar esa salida donde todos ganamos.
En esa línea hay varios temas pendientes en asuntos de familia. Por ejemplo el feminicidio. ¿Vale la pena elaborar un artículo sobre ese tema o es mejor mantener el homicidio para juzgar a un asesino de mujeres?
La Mesa de Justicia ha debatido la figura del femicidio. Y logramos que el informe del primer debate sea involucrado como un nuevo tipo penal. En el segundo informe se mantiene, y en este debate que hacemos previo al documento final, logramos dar respuesta a un reto y es que una cosa se entiende por femicidio y otra por feminicidio. Entendiéndose el femicidio como la muerte de una mujer que ocurre en el contexto intrafamiliar o en la aspiración de un individuo a tener una relación con esa mujer. Entonces eso nos dibuja una cancha… pero el debate se ha ido enriqueciendo y el caso de Karina del Pozo fue determinante porque hasta en el barrio más remoto, todo el mundo, dijo femicidio. Entonces hemos hecho un ejercicio done hemos construido un tipo penal que al decir femicidio evidencia el asesinato de mujeres. Este sólo se da en esa relación familiaridad de pareja, en la que la violencia ha sido casi una conducta constante en esa relación. Pero también decimos el asesinato de una mujer por su condición de género que se evidencia en el cometimiento de un asesinato de esa mujer, la saña, la violencia sexual, la tortura. Y digo que son conceptos que están en construcción, no son teorías acabadas y en el ámbito jurídico son tipos penales que se siguen debatiendo. De concretar el tipo penal, el Ecuador da un mensaje a la región, al mundo, de que hablando de femicidio hablamos de asesinato de mujeres en relación de pareja pero como consecuencia de ser mujer, de tener una identidad femenina. Donde la relación hombre-mujer pone en condición de desventaja sometimiento, obediencia a la mujer en la relación con lo masculino. Me atrevo a asegurar que elfemicidio será parte de la reforma penal.
¿Cuál será la pena para el que cometa femicidio?
Está por arriba del asesinato. Tenemos una dificultad de la dosimetría de la pena, pero será así. Más de 25 años.
Otro tema de debate en asuntos de familia es que el cobro de pensiones alimenticias se aplique a los adultos mayores que tienen condiciones precarias económicas y de salud. ¿Habrá cambios definitivos?
No es cuestión de norma, porque no vemos casos –que provoquen la alarma ciudadana– de adultos mayores que estén privados de la libertad. Y en eso hay que reconocer la responsabilidad que asumió el Consejo de la Judicatura Transitorio y que fue revalidada por éste. Los jueces que administran justicia en Niñez y Adolescencia tienen que observar cuándo no se demanda al titular de la obligación sino a un familiar, que puede ser un adulto mayor. Los administradores de justicia tienen que hacer algunas diligencias que les permitan tener certeza de que la medida cautelar que se está ordenando no afecte a un adulto mayor que esté en condición de vulnerabilidad. Que tenga discapacidad, que tenga dolencia en su salud, con enfermedades catastróficas, que su condición económica no esté para dar una respuesta. No es cuestión de norma sino de aplicación. No he sabido yo –no me han hecho saber– de la necesidad ni de la vigencia de que habría de trabajar una modificación o reforma del Código de la Niñez.
Pese a que existen derechos y mecanismos de reclamo para la pensión para los hijos, muchas mujeres no la demandan. Lo hacen por condiciones de familiaridad con la familia del posible demandado o porque la norma puede ser excesiva. No hay estudios pero hay casos. ¿Usted cree que es posible que las mujeres puedan disponer de un término medio para el reclamo y no una tabla que casi entregue el 50 % del salario del hombre como pensión alimenticia?
Eso cruza más que por una ley, por una política pública que difunda los mecanismos para el ejercicio de los derechos de quienes asumen el cuidado de niños y niñas cuando una relación se rompe. En ocasiones también es falta de información o que el entorno familiar hace sentir a esa mujer demandante como la bruja, como la malvada, como la peor persona que pese a que se está quedando con todo el mobiliario de la casa, con la casa… cómo se atreve a demandar al pobre hombre... Las estadísticas dicen que seis de cada 10 mujeres sufren violencia… las mujeres tienen que soportar eso, cruzadas de brazos hasta que el proveedor llegue y dé. Entonces hay mujeres que creen que no es legítima la posibilidad de iniciar una acción judicial. Pero el cambio empieza por conocer nuestros derechos. Cuando se activa el mecanismo de la demanda disminuyen las angustias económicas de las madres. Eso es tranquilidad cotidiana. Muchos padres cada vez que deben pagar la pensión se están cuestionando en qué gastan las madres ese dinero. Con eso se demuestra lo macho que se es… es continuar teniendo el control.
"Muchos padres cada vez que deben pagar la pensión se están cuestionando en qué gastan las madres ese dinero. Con eso se demuestra lo macho que se es… es continuar teniendo el control"
Usted habla de una política pública fuerte para los temas de familia, con información más amplia. Una de las aristas fue la campaña antimachismo: Reacciona Ecuador, el machismo la violencia. ¿Usted quedó conforme con la campaña antimachismo? ¿Parece que fue olvidada?
La campaña es una actividad del plan. Hay un plan y no hay un decreto que diga déjese sin efecto, el plan está ahí. Y recuerde que está ahí, y hay la participación de siete ministerios. Con esa campaña mucha gente conoció el plan. Reconozco y aplaudo la capacidad de comunicar el mensaje, porque la gente cotidianamente nos iba contando y diciendo –incluso gente que casi veía normal esto de relacionarse entre la pareja. Esa campaña no se puede caer. Pero hay una dificultad y es lo que queremos cambiar, y me incluyo sin ser mi espacio el ejecutivo pero si lo es desde la política y desde el activismo. Hay ministerios que son parte pero también tienen sus propias ocupaciones, Salud, Educación, Interior, Justicia… todos son parte. Ahora vemos cómo la tasa de reducción de embarazos en adolescentes no disminuyó, la tasa de mortalidad de mujeres en fase de gestación tampoco ha disminuido, al contrario se ha incrementado. Entonces debe existir un individuo, alguien asumiendo la conducción de ese plan, permanente… porque si no alguien hace más y alguien hace menos. Ahora al plan le falta plata, que es lo más básico. Y a la falta de plata le falta alguien que esté empujando y diciendo lo que hay que hacer… Yo quiero terminar lo del nuevo Código Penal y dedicarme a este tema de lleno.
¿Un Consejo de la Familia y la Mujer?
No va a haber un Consejo de Mujeres, porque somos parte de la diversidad. Por ejemplo en la reforma penal no hablo de la violencia contra la mujer sino intrafamiliar, porque la misma Constitución reconoce la diversidad de los tipos de familia, puede vivir la violencia una madre, una abuelita, un tío, una hermana mayor, un hijo… cualquiera. En el debate del proyecto de la ley de los consejos de Igualdad se ha determinado que la responsabilidad fundamental de cada uno de estos consejos es mirar que las políticas públicas que se imparten desde el Gobierno central aterricen en el territorio más pequeño. Me pregunto: ¿Será que este consejo de la igualdad tenga que ver con el tema de discriminación y pueda asumir esta responsabilidad? Esto es una construcción.
Usted es una activista. Y claro ha llegado a la legislatura con ese antecedente. En esa construcción a que usted se refiere ¿cuál es tipo de hombre que usted se imagina dentro de esos cambios que usted ha generado y busca mejorar?
Mire yo no quisiera hablar del hombre. Porque cuando decimos hombre se encasilla. Quisiera referirme al ser humano. Amo a los hombres, tengo un hijo varón y creo que frente a él tengo el reto de construir o de contribuir a que sea un hombre distinto. Un hombre respetuoso, consciente de su realidad y de la diversidad de esa realidad. Y lo ideal de ese ser humano, que quisiera que fuéramos todos y creo que me falta mucho para trabajar y lograr serlo, es tener la posibilidad de ponerte siempre en los zapatos del otro. Blanco, negro, gay, lesbiana, católico, ateo… pero poniéndome en esos zapatos y estando consiente de que el mundo no soy yo ni que el mundo se termina en mí. Que yo necesito del resto de ese mundo para vivir, para desarrollarme para disfrutar, para tener una bronca, para lo que fuera… necesito del mundo. Ese mundo merece lo mismo que demando para mí. Ni más ni menos. Ojalá eso logremos.
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