

Fotos: Luis Argüello
Al ex canciller José Ayala Lasso le parece inadecuada la célebre frase de su sucesor en el Palacio de Najas, de que los ecuatorianos "nacen donde les da la gana".
José Ayala Lasso
Nació en Quito en 1932. Es abogado y diplomático. Ha sido canciller del Ecuador en tres ocasiones. Fue embajador ante las Naciones Unidas y dos veces Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Fue el Primer Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. También fue embajador del Ecuador ante la Comunidad Económica Europea, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Perú y la Santa Sede. Firmó la Paz de Brasilia con Perú en 1998.
¿Cómo evalúa usted la gestión del doctor Guillaume Long al frente de la Cancillería ecuatoriana? ¿No es inédito que el jefe de la diplomacia de nuestro país sea un extranjero naturalizado?
Pues en efecto, creo que el calificativo es correcto. Él es, en efecto, un francés de nacimiento, naturalizado luego en la Gran Bretaña, y recibió una carta de naturalización ecuatoriana. La ley prevé iguales derechos para los ecuatorianos bien sea por nacimiento o por adopción, por lo que no hay que comentar desde el punto de vista legal. El señor Long tiene los mismos derechos que un ecuatoriano por nacimiento según la Constitución, pero la situación es inédita e inusual. El manejo de las relaciones internacionales requiere no solamente un conocimiento académico sobre la teoría general de las relaciones internacionales, sino un conocimiento a fondo de la realidad de un país, de su historia, de sus anhelos y frustraciones, de aquello que se transmite por la sangre, que es un amor acendrado al sitio en que nacimos y en donde nacieron nuestros antepasados. Más allá de lo legal, hay estos factores que el pueblo puede cuestionar.
¿Y qué opina de su actuación al frente de la Cancillería?
En cuanto a su actuación, hay que recordar que tan pronto se posesionó pronunció un discurso en un homenaje a Hugo Chávez, y dijo que la humanidad se acordará en 200 años solamente de personajes como Chávez o Correa, y quedó la duda de qué pasará con Bolívar o Jesucristo. Es evidente que Long ha hecho aseveraciones poco recomendables.
"El caso de un canciller nacido en el extranjero, con dos nacionalidades antes de la ecuatoriana, que viene a ser la tercera, no conozco ningún otro en el mundo".
En su trayectoria, que ha sido larga en la diplomacia internacional, ¿ha visto el caso de un extranjero naturalizado que sea canciller de un país?
Reitero que es un hecho inusual. No conozco de un canciller que haya nacido en otro país. Recuerdo a Vicente Rocafuerte, quien siendo ecuatoriano, representó a México en Gran Bretaña. En esos tiempos de la Independencia se buscaba a los latinoamericanos más valiosos para los nuevos países, pero el caso de un canciller nacido en el extranjero, con dos nacionalidades antes de la ecuatoriana, que viene a ser la tercera, no conozco ningún otro en el mundo.
Usted decía que se debe estar íntimamente relacionado con el país que representa, pero el doctor Long ha dicho que "los ecuatorianos nacemos donde nos da la gana", ¿qué opina?
La expresión ya es cuestionable y su contenido también. Los ecuatorianos hemos nacido en el Ecuador, somos ecuatorianos, hemos aprendido a amar nuestro país, a respetarlo, a comprender nuestras propias limitaciones y no a pretender sentar cátedra universal respecto a lo que es bueno y malo. Hemos aprendido a ser respetuosos, moderados, tranquilos, serenos, y a entender que todos los estados son igualmente respetables y no a mofarnos de otros estados. Veamos cuando convocó una reunión de los países productores de petróleo para discutir el precio del petróleo, reunión que se canceló ante su convocatoria espontánea e ingenua. Son hechos que van definiendo su paso por la Cancillería. Sé que es un académico respetable, pero la conducción de la política exterior del Ecuador requiere más que estudios académicos, como experiencia, prudencia, tacto... Ha dejado de reconocer la complejidad de la crisis en Venezuela, que es política, económica, social, y esto es cerrar los ojos a la realidad. Creo que ha tomado actitudes que no son las que más prestigian a un canciller.
"Sé que Long es un académico respetable, pero la conducción de la política exterior del Ecuador requiere más que estudios académicos, como experiencia, prudencia, tacto..."
El doctor Long ha admitido que sus posturas son ideológicas, ¿cómo influye eso en su desempeño?
Bueno ahora ha hablado de un nuevo Plan Cóndor, de los intentos del imperialismo de volver a dominar el mundo, hemos visto sus alianzas y visitas a países en donde se ha expresado con términos que lo acercan a gobiernos autoritarios. Siento que sea un ciudadano no ecuatoriano por nacimiento el que dirija las relaciones internacionales y siento más que no lo esté haciendo de acuerdo con las aspiraciones del país.
El canciller Long está siguiendo las líneas de la política exterior del actual Gobierno: confrontar con Estados Unidos, acercarse a otros centros de poder como Rusia, China, Irán, y a figuras como Gadafi de Libia y Lukashenko de Bielorrusia, ¿tiene sentido esta estrategia "multipolar"?
La afirmación en el sentido de que debemos multiplicar nuestros contactos es correcta, pero es inexplicable que se olviden las relaciones con Estados Unidos y Europa, y pretender recién intentar firmar un acuerdo con la Unión Europea. Está bien tener relaciones con todos los países del mundo pero no debemos caer en una dependencia financiera con China, que es nuestro principal acreedor en éstos momentos. El caso de los fusiles chinos evidencia que hay improvisaciones e irresponsabilidad, e inclusive camuflar ese envió como ayuda para los damnificados. Hay casos que siembran sospechas e inquietudes.
Este Gobierno se ha empeñado en la reforma al Servicio Exterior, para permitir que personas de minorías raciales, por ejemplo, pueda acceder a la diplomacia. ¿Se ha logrado ese propósito?
Lo que han hecho es desarticular la Ley Orgánica del Servicio Exterior, que contemplaba que el diplomático ecuatoriano sea un profesional preparado. La diplomacia siempre estuvo abierta, pero había exigencias, como una formación universitaria, pasar por la Academia Diplomática. De 600 diplomáticos que había hace diez años, ahora tenemos 2500 según cifras oficiales. No se trata de tener una diplomacia abierta y formada, sino de tener partidarios del Gobierno, que se conviertan en propagandistas ideológicos del Gobierno. Eso no es diplomacia al servicio del país, sino de los intereses ideológicos del régimen de turno. Por eso han desarticulado las categorías diplomáticas y desconocido la Convención de Viena, por lo que una funcionaria administrativa ha pasado a ser jefe de un embajador de carrera. Eso no está mal en principio, pero no a costa de disminuir la importancia de las categorías diplomáticas. Antes había un cupo de embajadores políticos, y el resto de funcionarios eran de carrera. Ahora hacen concursos hasta para ser embajador. Se está desarticulando la Cancillería con el ánimo de destruirla. Se impone la voluntad omnímoda del representante del poder.
"De 600 diplomáticos que había hace diez años, ahora tenemos 2500 según cifras oficiales. No se trata de tener una diplomacia abierta y formada, sino de tener partidarios del Gobierno, que se conviertan en propagandistas ideológicos del Gobierno".
¿Cómo entender la postura de Estados Unidos frente al Ecuador de Correa? A pesar de las críticas contra Washington, los embajadores norteamericanos no se han convertido en contradictores del presidente Correa...
El Gobierno de Estados Unidos es un Gobierno serio y sus políticas internacionales no se van a afectar por lo que diga el Gobierno ecuatoriano. A pesar de su prudencia, no olvidemos que se expulsó a una embajadora norteamericana y se habló de intervencionismo cuando otro embajador se pronunció a favor de la libertad de expresión. El presidente Correa y su Gobierno se han pronunciado sobre la política interna de Estados Unidos, hay que considerar que la opinión es un derecho en política internacional, pero los jefes de Estado deben tener inteligencia y prudencia, deben medir sus consecuencias y pensar en el bien nacional. Criticar por criticar, por dejar posiciones ideológicas, puede ser contraproducente.
¿En esa misma línea, cómo toma usted las críticas a la sucesión constitucional en Brasil?
Creo que no toma en cuenta los intereses del Ecuador. Calificar de proceso ilegal, de golpe de Estado, la destitución de Dilma Rousseff puede ser una posición ideológica-política, pero no es ni un juicio jurídico ni una actitud que pueda traer consecuencias beneficiosas para el Ecuador. Si se habla de defender la democracia, por qué no lo hacen en el caso de Venezuela, donde el señor Maduro está empeñado en impedir el revocatorio. Long ha hecho un desplante en la ONU al Brasil, que tendrá consecuencias. Un canciller debe meditar sus actitudes. Puede criticar lo ocurrido en Brasil, pero hablar de "sinvergüenzas", no tener modales, recurrir a desplantes clamorosos, ha obligado al canciller del Brasil a decirnos que Ecuador puede ir a aprender democracia en Brasil.
Este Gobierno se ha empeñado en los nuevos organismos de integración como Unasur y Celac, que, se ha dicho, buscan debilitar una OEA controlada por Estados Unidos, ¿qué balance puede hacer al respecto?
"Long puede criticar lo ocurrido en Brasil, pero hablar de "sinvergüenzas", no tener modales, recurrir a desplantes clamorosos, ha obligado al canciller del Brasil a decirnos que Ecuador puede ir a aprender democracia en Brasil".
Mire el caso de la ALBA, un organismo agonizante, creada para luchar contra quienes tenían una ideología distinta a la de Hugo Chávez, con la colaboración obsecuente del presidente Correa. Ahora, negar la participación de Estados Unidos y Canadá es desaprovechar la oportunidad para negociar con la primera potencia del mundo en un foro regional. El empeño de crear una OEA sin Estados Unidos y Canadá obliga a los países a buscar el diálogo por otros caminos. Se puede luchar contra el imperialismo, pero hablando con franqueza. El Ecuador ha criticado el embargo comercial contra Cuba, es una posición correcta y principista, y se ha dado en foros como la OEA. Hay un contrasentido en organizaciones como Unasur, que no tiene un estatuto definitivo, lo que la hace inorgánica, una entidad que nos ha costado mucho dinero a los ecuatorianos con una eficacia cuestionable. Se debió fortalecer los organismos que ya existen.
Este Gobierno ha hablado de derechos humanos, ha hecho declaraciones humanistas, pero lo que han hecho es buscar la desaparición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. No hay coherencia filosófica entre lo que se proclama y lo que se practica. No hay política exterior sino reacciones viscerales.
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