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15 de Agosto del 2016
Historias
Lectura: 15 minutos
15 de Agosto del 2016
Desirée Yépez

Periodista. Ha escrito para Revista Vanguardia, La Barra Espaciadora, Diario El Comercio y revista Plan V.

Jean Wyllys: "Dilma Rousseff no va a volver"

Jean Wyllys, diputado gay feminista, cree que el Gobierno de Temer es una amenaza a los derechos humanos, sexuales y reproductivos y un retroceso de 30 años en Brasil. 

 

El Gobierno de Michel Temer es una amenaza para los derechos humanos en Brasil. Uno de los diputados más influyentes del Congreso brasilero analiza el futuro sociopolítico del país más grande de América Latina.

Jean Wyllys

Es el primer diputado abiertamente homosexual del Congreso de Brasil. De izquierda y militante del Partido Socialismo y Libertad. En 2012, los usuarios de Internet lo eligieron como el mejor Diputado Federal del país. 

Jean Wyllys, además de carismático, se ha convertido en uno de los principales defensores de las libertades en Brasil. En un país en donde se cometen casi el 50% de los crímenes en contra de la población LGBT y en donde desde mayo el poder está en manos de un Gobierno con tintes conservadores. ¿Qué pasará en el país más grande de América Latina si el próximo 25 de agosto se concreta el 'impeachment' contra Dilma Rousseff? Él responde.

¿Cuál es el panorama de Brasil si, a través del ‘impeachment’, se mantiene el Gobierno de Michel Temer?

Estamos con un gobierno interino que, desde mi perspectiva, se constituyó a partir de un golpe parlamentario en contra de la presidenta Dilma Rousseff y de su gobierno, democráticamente electo.

El Gobierno interino es una ruptura democrática pero también un retroceso en términos de derechos. Desde 1988, año en que se promulgó la Constitución Ciudadana, estamos encaminados a la construcción de un Estado de bienestar social, que garantiza derechos sociales y civiles a los brasileros y este Gobierno representa una ruptura en esa construcción. También amenaza, de manera más amplia, los derechos humanos. Es un gobierno comprometido únicamente con los intereses del mercado, las grandes corporaciones, los empresarios, los latifundistas, la industria armamentista… Eso significa un retroceso de 30 años. Los segmentos de la población más afectados, en términos generales, son los trabajadores y las minorías sociales, étnicas, sexuales, que históricamente han visto sus derechos vulnerados y, en esta situación, se tornan todavía más vulnerables.

Se trata de un Gobierno que para constituirse tuvo que contar con el apoyo de la extrema derecha, que no tiene límites, pudores y que actúa de la manera más violenta y antidemocrática posible. Ese es el actual Gobierno de Brasil.

En ese sentido, ¿existe alguna posibilidad de que el Gobierno de Dilma Rousseff se reposicione los próximos días? ¿Es eso factible o ya no?

Ya no es posible. El ‘impeachment’ a Dilma es una certeza, no se va a revertir. Fueron 59 votos contra 21 para sacarla del Gobierno. Es cierto que ella va a ser impedida e, infelizmente, no hay manera de que vuelva. El golpe está dado.

"Seguramente estaremos dos años, hasta las próximas elecciones y si el actual parlamento no lo impide, con un gobierno de profundo retroceso, violación de derechos y represión a los movimientos sociales. Serán dos años importantísimos para la izquierda brasilera, pues tendrá que rever sus estrategias".

El golpe parlamentario cuenta con el apoyo de los medios de comunicación masivos, portavoces de la plutocracia, pues en Brasil siempre gobernaron los más ricos. Los gobiernos han estado guiados por la fuerza del dinero, siempre ha sido así. Los medios de comunicación dieron su apoyo, así como el poder judicial.

El Supremo Tribunal Federal de Brasil sabe que el ‘impeachment’ a Dilma es inconstitucional. Es decir, el ‘impeachment’ como instrumento jurídico está permitido por la Constitución, pero la manera en como se dio fue inconstitucional. Entonces Dilma no va a volver. Seguramente estaremos dos años, hasta las próximas elecciones y si el actual parlamento no lo impide, con un gobierno de profundo retroceso, violación de derechos y represión a los movimientos sociales. Serán dos años importantísimos para la izquierda brasilera, pues tendrá que rever sus estrategias.

El principal partido de izquierda del país, el PT (Partido de los Trabajadores), se envolvió en prácticas de corrupción. No es que ellos inventaron la corrupción, pero se envolvieron en esquemas corruptos que ya existían y que eran ejecutados por los partidos que hoy están sedientos de poder. La perspectiva son dos años de un gobierno golpista, que llegó al poder sin votos. Michel Temer cuenta con el 6% de aprobación, y apenas un 3% de los brasileros sabe de él. Estamos gobernados por una persona que la gente no conoce.

¿En esa escenario, el retorno político de Dilma es la solución?

No, no lo es. Una parte de los antigolpe, de los ¡Fuera Temer!, quiere que vuelva Dilma. Otra parte, con la que me identifico, quiere elecciones generales ya. Hay una tercera parte que cree en que Michel Temer termine este período y Lula da Silva vuelva en 2018. La izquierda está fragmentada en tres posiciones y eso es una pena porque nos debilita. Deberíamos tener un consenso y entender que no hay condiciones para el retorno de Dilma, y asumiendo que regresara, no conseguiría gobernar porque fue el mismo Congreso que la sacó, entonces no dejará que gobierne y pasará lo que ocurrió antes del ‘impeachment’, un gobierno inoperante porque no tiene mayoría en el Congreso Nacional.

Si se deja a Michel Temer para que el país se desestabilice más y el escenario apocalíptico se profundice, para que luego vuelva Lula como un redentor, es una irresponsabilidad. Serían dos años de un profundo retroceso. No podemos dejar que eso pase y que se vulnere a otras personas para que Lula vuelva en 2018.

¿Lula es la única alternativa política? ¿No hay otros perfiles que puedan asumir las riendas de Brasil?

Hay, sí hay.

¿Quién?

Ciro Gomes, Marina Silva, Marcelo Freixo, yo… Es decir, sí existen otras figuras para construir un consenso. Pero el Lulismo todavía es muy poderoso. El escenario  de las elecciones generales en este momento es importante porque no solo se elegiría un Presidente, sino  que se produciría un consenso en la sociedad, que actualmente está polarizada… Si se llama elecciones también renovaríamos el Congreso Nacional. Pero, infelizmente, la izquierda está dividida y esa división nos perjudica sensiblemente.

Estando divididos, ¿cómo ganar votos?

Si anticipáramos las elecciones, y se llegara al acuerdo de la importancia del proceso, no habría problemas en conseguir votos. Lula es un candidato natural, y cuenta con el mayor potencial, si ese fuera el caso, lo apoyaríamos. Pero el objetivo es que se mantengan nuestras bases, la de la izquierda, no las de la conciliación, de intentar conciliar un programa de izquierda, socialista, con la fuerza de la derecha. Ya se demostró que esa conciliación no funciona. Eso pasó y en el momento de la crisis el PT fue traicionado y sacado del poder. Entonces no es posible conciliar con esa gente, la de la derecha, porque tiene sus propios intereses…

En el contexto de los derechos humanos, el Gobierno de Michel Temer, en poco tiempo, demostró ser altamente conservador y repelente de la diversidad. Tal como está armado el Congreso en la actualidad, ¿qué posibilidades existen de aprobar leyes que garanticen el cumplimiento de los derechos de las minorías y grupos vulnerables?

Con este Gobierno no existe ninguna posibilidad, ninguna. Y no es tanto por el Gobierno Federal, golpista e identificado con el conservadurismo, sino por causa del Congreso Nacional. El Congreso Nacional está compuesto por 513 diputados federales y 81 senadores. Es un Congreso Nacional excesivamente reaccionario, no solamente conservador, que desprecia profundamente, sobre todo, a las minorías sexuales. A las minorías étnicas también, a los indígenas, a la población negra, a los pobres…


Wyllys recorre las calles de Río de Janeiro y es una figura muy popular entre los votantes. 

Teniendo en cuenta que la población negra en Brasil no es minoría…

No es minoría en América, pero sí lo es en la participación de los espacios de poder… Pero las minorías sexuales, en Brasil, son las más odiadas. Y este Gobierno no tiene ningún compromiso con ellas. Por el contrario. Entonces la Ley de Identidad de Género, la ley que criminaliza la ‘homolesbotransfobia’, la ley del matrimonio civil igualitario no serán aprobadas. En ese contexto, nuestra lucha es para impedir retrocesos en relación a derechos ya conquistados, sobre todo en el campo de los derechos sexuales y reproductivos. Por ejemplo, hay un movimiento para sacar de la legislación brasilera los dispositivos que actualmente garantizan la interrupción del embarazo en caso de violencia sexual. Actualmente en Brasil se permite que una mujer aborte cuando ha sido víctima de una violación, o cuando espera una criatura con anencefalia (malformación cerebral congénita), y se quiere revocar esa garantía. Es decir, que las mujeres alumbren en cualquier condición. También quieren aprobar una ley para que psicólogos ofrezcan terapias de reversión de la homosexualidad.

"La Ley de Identidad de Género, la ley que criminaliza la ‘homolesbotransfobia’, la ley del matrimonio civil igualitario no serán aprobadas. En ese contexto, nuestra lucha es para impedir retrocesos en relación a derechos ya conquistados, sobre todo en el campo de los derechos sexuales y reproductivos".

¿En pleno siglo XXI?

En pleno siglo XXI. Y la idealizadora de ese proyecto es Marisa Lobo, una psicóloga, deshonesta, que se autodenomina psicóloga cristiana. Los ministros golpistas de Educación y Salud dijeron que quieren oír sus argumentos… Entonces nuestra lucha es para impedir que se den esos retrocesos, porque avances no van a existir. Los movimientos sociales tienen que comprender la dinámica que estamos viviendo en el Parlamento, entendiendo que no hay una correlación de fuerzas que permita aprobar los proyectos de ley que necesitamos. Garantizar el espacio político para el debate es un avance y eso es lo que estamos haciendo. Aunque soy una única persona, no dejo que el asunto desaparezca de la agenda pública, y eso es bastante.

¿Considera que el Parlamento es un reflejo de la sociedad brasilera?

Es y no es. Es una respuesta ambigua. No lo es en la medida de que lo que define la política en Brasil es la fuerza del dinero, las personas que tienen más dinero siempre vencieron en las elecciones, sea dinero propio o de otros… En ese sentido, no puedo decir que eso sea el reflejo de la sociedad brasilera porque el Congreso Nacional está compuesto, mayoritariamente, de hombres blancos cisgenero (término utilizado para describir a personas que no se identifican como transgénero) heterosexuales y ricos. Eso no representa a la sociedad brasilera. La sociedad brasilera es diversa, está integrada mayoritariamente por mujeres, pero en el Parlamento la bancada femenina es del 7%. La sociedad brasilera es mayoritariamente afrodescendiente, pero en el Parlamento no pasan de cinco los diputados autodeclarados negros. No hay indígenas representados, aunque existen muchos pueblos indígenas en Brasil. La comunidad LGBT está representada apenas por una persona, que soy yo. Entonces no puedo decir que ese Parlamento sea el reflejo de la sociedad.

Pero por otro lado la sociedad brasilera también es la que discrimina…

Empecé mi respuesta diciendo que es y no es. En efecto, ese Parlamento conserva prejuicios, sobre todo a lo que respecta a las libertades individuales, que están en la mayoría de la población.

Efectivamente, la sociedad es la que rechaza a los negros, mata a los homo y transexuales, a las mujeres…

Sí. Brasil todavía es un país racista, homolesbotransfóbico, machista y misógino. No conseguimos erradicar esos prejuicios de la sociedad, en ese sentido, el Parlamento sí es un reflejo de la sociedad. Infelizmente.

La izquierda tiene que rever su agenda, que despierte conciencias, principalmente en América Latina. Telesur publicó un tuit que decía que los atletas gais no deben recibir medallas… ¿Cómo es posible que el Chavismo promueva ese tipo de absurdos? No es posible aceptar esa homofobia.

Pero esa homofobia ha sido históricamente validada por la izquierda. En Cuba se persiguió a los homosexuales, usted acaba de citar un ejemplo del Chavismo, En Ecuador el Gobierno de Rafael Correa no ha dado paso al debate de leyes que realmente garanticen el cumplimiento de los derechos de la comunidad LGBT… En el contexto del denominado Socialismo del Siglo XXI Argentina fue el único país que abrió un camino, a través de la despatologización de la transexualidad y la aprobación del matrimonio igualitario.

Sí, fue el único.

¿Cree que esa es una de las grandes deudas de la izquierda en Latinoamérica?

Sí, totalmente, si es que no fuera incluso la deuda principal… La izquierda no tiene derecho de hacer eso (discriminar). Tiene la obligación de ser solidaria, empática y de asumir esa agenda. Porque en los países capitalistas los homosexuales mueren, más de 50 países en el mundo criminalizan la homosexualidad, y parte de esos países integran las Naciones Unidas, no es que solo los países socialistas practican homofobia… pero no debemos admitir que lo hagan, pues el socialismo debiera estar comprometido con las libertades indivuales y la pluralidad humana. La izquierda tiene que rever eso, si quiere triunfar de nuevo en América Latina e incluir la agenda de libertades individuales.

*Artículo realizado gracias a una residencia en Casa Pública, ofrecida por Agencia Pública, en Río de Janeiro

 

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