

Fotos: Luis Argüello
El candidato a rector de la Andina, Jaime Breilh, califica de "malagradecidos" a profesores que cuestionan su línea y que han recibido ayudas para estudios en el exterior.
Jaime Breilh
Nació en Quito en 1947. Médico e investigador. Estudios de posgrado en la Maestría de Medicina Social de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, Especialidad en Epidemiología en la Escuela de Higiene de la Universidad de Londres, y Doctorado (PhD) en Epidemiología por la Universidad Federal de Bahía, Brasil.
El ambiente electoral se vive en la Universidad Andina. Los dos postulantes al rectorado de ese centro de estudios, el médico Jaime Breilh y el abogado Agustín Grijalva, presentaron oficialmente su documentación en la secretaría de la Universidad, para participar en el proceso electoral con el que se busca elegir al rector titular, la semana pasada. Una comisión de tres académicos extranjeros, que medió entre las partes en conflicto, logró un acuerdo que, se espera, viabilice el retorno a la normalidad en la Universidad de posgrados.
En los eventos de inscripción de ambos candidatos hubo música, globos y carteles, aunque en rigor no se trata de una elección, pues el resultado de la consulta deberá pasar al Consejo Superior, quien hace la designación del nuevo rector.
PLANV conversó con Jaime Breilh sobre sus propuestas y el futuro de la Universidad Andina.
¿Qué balance hace usted del conflicto en la Universidad Andina que de la dimensión académica pasó a lo político?
Hemos hecho un esfuerzo enorme para quitarnos de encima el tema político. La política partidista se nos puede haber estado cruzando, pero nuestro esfuerzo fue situar el tema en el debate académico. Lo que estaba en juego es la autonomía de la Universidad. La consulta para elegir rector no es vinculante, y para evitar una interpretación extracadémica, como la que ya ocurrió, propuse como rector encargado un espacio de diálogo, con el secretario del Consejo de Educación Superior. El problema era que el Consejo Superior, que fue sustituido por cuestiones de poder político, ya nos había quitado un rector legítimo, y que el Parlamento Andino estaba rebasando sus niveles de competencia. Es verdad que somos instancias del sistema de integración andina, pero el Consejo Superior no manda en la Universidad. La negociación que hemos tenido durante ocho meses llevó a que la Universidad se encargue de hacer un reglamento, con el que se generó una propuesta que evite que nos quiten al rector que elija la mayoría. También propusimos corregir que la votación de los administrativos es muy baja. Cedimos en esta negociación, pero no lo hicimos en que nos pongan un rector de fuera o uno impuesto por el Consejo Superior que es político. Ese fue todo el problema. Para el mes de junio el problema era cuál Consejo Superior es el que designa al rector, lo que provocó un nuevo impasse. Fue ahí que surgió la mediación de los tres académicos que logró que el senador colombiano Luis Fernando Duque acepte la mayoría que gane la consulta. Pienso que los mediadores deben estar hasta el final, cuando se posesione al nuevo rector y que no haya injerencia del Consejo Superior sobre la Universidad. La Universidad debe estar cohesionada.
"Pienso que los mediadores deben estar hasta el final, cuando se posesione al nuevo rector y que no haya injerencia del Consejo Superior sobre la Universidad".
El Gobierno denunció presuntas irregularidades cometidos en el rectorado anterior, como pagos al IESS con valores inferiores a los reales y otros. ¿Cuál es su posición sobre éstas denuncias?
El poder tiene una piedra en el zapato que se llama Universidad Andina. Somos una Universidad que opina sobre la realidad nacional, no siempre en consonancia con el Estado. Muchos, sin embargo, en esta Universidad, hemos tenido cooperación con los ministerios de Salud y Agricultura, y con la Superintendencia de Poder de Mercado. Cuando surge el conflicto se crea una imagen desde el poder, en una lamentable coincidencia con un grupo de minoría que ha opinado en esa opinión. Hubo declaraciones mediáticas, que produjeron un cargamontón de instituciones evaluadoras sobre nuestra institución. Hubo un discurso previo ya condenando. Pero debemos entender que la Universidad forma parte del sistema andino de integración y tiene un estatuto internacional. Tenemos normas internas internacionales que definen la gobernanza de nuestra Universidad, que están establecidas en el estatuto internacional. Si es que hay una diferencia entre las normas nacionales y las internacionales, y si esa diferencia produjera una pérdida de derechos, sería grave. Pero aquí más bien tenemos un reforzamiento de derechos laborales para nuestros empleados. En el caso de la seguridad social, no solo que todos estamos afiliados al Seguro Social, sino que también tenemos un seguro privado. La entidad mejora el nivel de cumplimiento de derechos y no los ha deteriorado. Lo que hay es interpretaciones distintas de lo legal, sobre cuáles son los componentes de la remuneración. Si luego de un análisis hay que hacer ajustes se harán, pero la situación de los derechos laborales en esta Universidad es muy buena.
¿Entonces, de la gestión del rector anterior usted cree que no hay que hacer ninguna fiscalización?
En primer lugar, la Universidad ha tenido siempre una doble auditoría. La Contraloría ha hecho auditorías en las que ha reconocido el doble estatuto de la Universidad. No es cierto que el rector pueda hacer lo que les da la gana. No tenemos recursos en paraísos fiscales y tenemos una reserva construida con fondos de autogestión. Nuestra reserva académica nos ha permitido afrontar las crisis económicas. Aquí no hay nada oscuro.
"La Contraloría ha hecho auditorías en las que ha reconocido el doble estatuto de la Universidad. No es cierto que el rector pueda hacer lo que les da la gana".
¿Qué opinión tiene usted de la propuesta del secretario de la Senescyt, René Ramírez, de que las becas se manejen por medio del sistema nacional de becas?
Es un intento de politización de las becas, las quieren convertir en planificación política. Yo fui uno de los que trabajó por la nueva Constitución, y pensamos que la capacidad reguladora de lo público no significa la imposición. Se ha creado un sistema que confunde rectoría con imposición vertical sin presencia de las universidades. Se ha puesto personas con un salario público, que son burócratas, tomando decisiones en el sector. La beca es una herramienta de planificación universitaria, que permite modular la planificación académica, la Universidad Andina tiene un sistema de becas que beneficia a personas de muy modestos recursos. Pretender asumir desde el Gobierno las becas es un lamentable retroceso, una herramienta extracadémica.
Hay acusaciones de que en esta Universidad hay intolerancia y represión hacia personas que no comparten su línea. ¿Es esto cierto?
Radicalmente no. La única forma de ser contradictor de un modelo de universidad bueno como el nuestro es buscarle peros, es la forma de justificar una campaña. Se dice que hay un pensamiento único, pero si usted ve la composición de los profesores, va a ver que hay de todas las ideologías. Los mejores de cada rama, pero de todas las ideologías. Aquí hay gente de derecha, visibles candidatos de derecha, de izquierda, de socialdemocracia, que no tenemos problemas en lo académico. Se dice que hay persecusiones, pero le pido que encuentre a un solo profesor cuya libertad de cátedra haya sido violada. Hay críticos que han sido beneficiarios de la Universidad, gente que es malagradecida y desleal con la Universidad, que han recibido del ex rector y de mi ayudas para doctorados en el exterior y ahora quieren crear una imagen artificiosa, un supuesto ambiente de miedo. Aquí hay una sociedad de la alegría, de la diversidad. Esta es una Universidad donde el rector almuerza junto al personal de limpieza. Se trata de un constructo oportunista de campaña.
"Hay críticos que han sido beneficiarios de la Universidad, gente que es malagradecida y desleal con la Universidad, que han recibido del ex rector y de mi ayudas para doctorados en el exterior y ahora quieren crear una imagen artificiosa, un supuesto ambiente de miedo".
¿Cuáles son los ejes principales de su propuesta para el rectorado?
Tenemos una explicación de dónde partimos y hacia dónde queremos ir. Hemos establecido cuatro ejes: el fortalecimiento de la gobernanza democrática en equidad, una consolidación del carácter internacional de la Universidad, una integración de procesos académicos universitarios, y una institución de procesos de gestión académica modernos. A pesar de que somos una universidad muy avanzada en varios campos, hay algunas cosas qué hacer. También vamos a defender la autonomía universitaria, buscar la excelencia, en aspectos como los sueldos competitivos y los apoyos adicionales a los profesores. En esta Universidad se ha pagado a profesores que dicen que supuestamente se les persigue por capacitación en el exterior. Eso no es una dádiva, sino una política que vamos a fortalecer. Pensamos que se debe dar un mayor apoyo en la etapa de la tesis, los estudiantes deben tener una serie de apoyos en la secuencia de la tesis. Proponemos un programa muy ambicioso para acompañar la titulación. Otra cuestión es el ajuste escalafonario, esta es una universidad muy joven, pero debe seguir institucionalizándose, para evitar la discresionalidad en ciertas decisiones. Pensamos que se debe vincular más la docencia con la investigación y la proyección social. Hay áreas como Educación que han capacitado a nueve mil profesores, y queremos fortalecer la vinculación con la sociedad.
¿Cómo entender la actitud del Gobierno de total apertura frente a académicos extranjeros de Yachay y este enfrentamiento con la academia nacional que ustedes representan? ¿No es contradictorio eso?
No he estudiado en profundidad el caso de Yachay pero mi percepción es que ahí se busca una visión tecnocrática del futuro universitario. Hay un modelo de educación superior ligada al productivismo minero, agroindustrial, que obliga a la universidad a ajustarse a eso. Nosotros tenemos una perspectiva distinta, plateamos una universidad orientada al vivir bien, al vivir saludable, en el otro modelo se cree que es cuestión de traer vedettes que cuestan una fortuna y vienen unos pocos días al año, pero quienes hemos hecho doctorados sabemos lo duro que es. Se debió pensar en fortalecer los programas de posgrado de la Andina, de Flacso, pues en nuestro pais tenemos académicos del mismo o superior nivel que los extranjeros.
¿Usted está seguro del apoyo mayoritario de esta universidad a su propuesta?
Yo tengo pésimo olfato político, soy un científico. Yo sueño con volver a mi mundo académico, tengo libros que no he podido terminar y compromisos internacionales que no he cumplido. Soy de los pesimistas, pero la gente defiende el proyecto de la Universidad, no a mi, y si es que ganamos me pondré a seguir trabajando con los colectivos para ver como aterrizar nuestras propuestas. Creo que en el epísteme de la Universidad está pasando algo: se percibe que el otro candidato tiene una coincidencias que preocupan y eso me ha dado empuje en este proceso.
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