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13 de Enero del 2019
Historias
Lectura: 22 minutos
13 de Enero del 2019
Redacción Plan V
Milton Luna: la educación requiere una acupuntura urgente
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Fotos: Luis Argüello

Para el Ministro, todos los estudios y todas las experiencias determinan que sin un buen docente no hay cambio educativo.

 

El ministro de Educación reflexiona sobre un nuevo pacto o acuerdo social nacional, que debe empezar por la educación. Plantea sus estrategias para construir una nueva escuela; imagina que la intervención en áreas puntuales debe ser integral y urgente, como un cirujano o acupunturista. En un marco de democracia y libertad podrá surgir la creatividad, que el Ecuador profundo sí tiene. Esta es su apuesta.

Esto es como estar montado en un potro... mecánico, porque nunca para. La imagen de Milton Luna, hombre de apariencia pacífica, no se cuaja en esa metáfora. Pero el que se sienta en ese despacho, en el piso 12 del Ministerio de Educación, un edificio premiado, es el mismo que durante los últimos 30 años ha insistido desde su organización no gubernamental, Acuerdo por la Educación, en hacer un pacto nacional sobre un tema en que todos los ecuatorianos coinciden en que es vital para la supervivencia de cualquier sociedad: el educativo. De alguna manera lo ha conseguido: en el afán de consolidar una agenda positiva y propositiva para el país, el gobierno de Lenín Moreno, ha anunciado un acuerdo nacional, el cual empieza por la educación. El ministro de Educación, le dice a Plan V por dónde cree que debiera ir esa nuevo pacto. 

¿Cómo se siente pasar del activismo educativo a estar sentado en el "potro mecánico", como lo llama?

Es la misma agenda en la que veníamos pensando desde antes. El problema central del Ecuador es ir hacia el mejoramiento de la calidad educativa, lo que nosotros denominamos la nueva escuela. Es decir el cambio del modelo educativo y del modelo de gestión educativa. Son dos grandes aspiraciones que no se darán como producto de una administración, esperamos que estos se constituyan como objetivos de largo aliento para el país. 

¿Es decir, cómo cambiarán los modelos, hacia dónde?

Es ir hacia la modificación de la vieja escuela, la cual fue constituida a finales del siglo XVIII e inicios del XIX en términos de formar personas para afianzar el Estado nacional. Alrededor de esto iban aparejado conceptos como la homogenización, para que todos pensemos igual, de construir ciudadanos para un país, cualquiera que este haya sido. En donde a la larga se pierde al ser humano; te están formando para ser parte de un conglomerado mayor. Esto ha durado hasta hoy, pero también, y simultáneamente se dio la constitución de un modelo de escuela con el concepto de fábrica o de cárcel, fábrica en la constitución de seres humanos en serie; en términos educativos esto se conoce como el fordismo, por el sistema de la fábrica de Ford. Esa es la vieja escuela. Esta se afianzó desde el 2007 en adelante en la llamada revolución educativa, con aparatos sofisticados como el Sistema Nacional de Evaluación, los estándares de calidad y el alineamiento de todo el mundo a este modelo, el cual no podía operar sin un modelo de gestión, que se configuró alrededor del excesivo centralismo del poder del aparato estatal. Y, por lo tanto, de la muy fuerte reducción de las condiciones democráticas dentro del sistema educativo. Fue el afianzamiento de un modelo autoritario, centralista que asfixió capacidades de otros actores, como por ejemplo de los docentes, de los directivos creativos, de los estudiantes, hasta de los padres de familia. Cuando vacías de democracia cualquier espacio lo que se afianza es el modelo autoritario. Romper esto es fundamental para el país. Esta es una oportunidad para eso. 

"Esa es la vieja escuela. Esta se afianzó desde el 2007 en adelante en la llamada revolución educativa, con aparatos sofisticados como el Sistema Nacional de Evaluación, los estándares de calidad y el alineamiento de todo el mundo a este modelo".

El punto es ¿cómo hacerlo?

El país tiene, por fortuna, las suficientes capacidades humanas y técnicas para enrumbarnos en esta línea. Mal que bien hay una reflexión en el país y hay un agotamiento del viejo modelo. Pero también hay dificultades: este modelo apostó por la sumisión; de maestros, de estudiantes, de todo el mundo. Esto se traduce a la larga en los efectos de una vieja escuela, que son la exclusión y la sumisión, sus dos grandes expresiones. Lo que esto hizo fue reforzar viejos elementos de la propia cultura ecuatoriana, que permanecen desde hace quinientos años. Lo que tuvimos fueron refuerzos, a través del sistema educativo, de valores o constructos culturales muy viejos y metidos en el espíritu de la gente.

¿Como cuáles?

El patriarcalismo, el machismo, la verticalidad y a través de esta la sumisión y el servilismo. Lo que hizo la vieja escuela fue reforzar esto.

¿Y cómo lo hizo o se hace?

Hubo un proyecto para eso y que se sofisticó, por ejemplo, a través del sistema de evaluación. Esta puede tener muchos conceptos de base, pero uno de estos debe ser que siempre es necesario evaluar para corregir. Pero si evaluas para obtener datos que sirvan para montar un sistema punitivo, para identificar y perseguir o  para consolidar un modelo neoliberal a través de los rankings y de la jerarquización de los establecimientos educativos, lo que al final estás haciendo es contaminar la actividad educativa, que en esencia es liberadora, por lo mercantil y la competencia, la cual te conduce a enfrentamientos con el otro.  De hecho, el sistema de evaluación se constituyó en el mejor instrumento para reforzar esa vieja escuela.

¿Cómo?

A través del sistema de rankings, de la nota, de las jerarquías, del ensalzamiento de los mejores en desmedro de los peores; y esto en educación es terrible, porque lo que debe hacer la educación es garantizar la educación para todos, no para unos pocos. El sistema lo que hizo fue afianzar un sistema de privilegios, para los que "eran los más inteligentes"; y solo en algunas áreas del saber y con ciertas destrezas.

Uno de los temas centrales de esta época es la existencia —y persistencia— de un rezago educativo, son cinco millones de personas mayores de 16 años que no han terminado su educación básica. Eso es un peso enorme para la Ecuador. ¿Qué significa para el país esto?

Diría que son más personas las que han sido excluidas del sistema educativo. Esto es producto de una cantidad de elementos y uno básico es la pobreza. No mucha gente accede al sistema educativo público, que creo que fue algo positivo en la última década: abrir más las puertas de la escuela a más población. Pero la pobreza es el mayor factor que excluye a las personas del sistema educativo. Cuando la gente es pobre no tiene los recursos suficientes incluso en sistemas públicos, o envía a sus hijos y luego los saca. Otro factor de expulsión es el propio sistema educativo, que no cumple con las necesidades de la población; muchos padres, sobre todo en zonas rurales, dicen que la escuela no sirve para nada, como para dotarles de conocimientos que les sirvan para la vida.

"Diría que son más personas las que han sido excluidas del sistema educativo. Esto es producto de una cantidad de elementos y uno básico es la pobreza. No mucha gente accede al sistema educativo público, que creo que fue algo positivo en la última década: abrir más las puertas de la escuela a más población".

Una escuela que no se vincula a su identidad, a su forma de vivir y producir...

A la larga  la formación que están recibiendo está fuera de su contexto, memorista y eso sirve para algunas cosas pero no para la vida. Y muchos padres de familia deciden sacar a sus hijos del sistema. Hay otros factores como el embarazo precoz, de chicas de 11 años adelante y el ritmo vital la aísla y no les brinda las condiciones para continuar sus estudios. 

¿Hay otros factores que permanecen ocultos?

Hay un factor que se habla poco y es el de las culturas y movimientos subterráneas vinculados al crimen organizado. El narcotráfico va generando en algunos sectores poblacionales la posibilidad de acopio de recursos fáciles; en vez de pasar estudiando tantos años, hago una "vueltica" y soluciono mi problema. Abandonan sus estudios y se involucran en esto.

¿Cuál es la salida para toda esta gente? Porque puede solucionar el problema inmediato de las necesidades pero a la larga en la sociedad se crea una brecha enorme, entre nosotros y con el mundo del conocimiento.

Se crea una brecha enorme. A la larga, el propio sistema educativo se ha ido sofisticando en sus requerimientos para dotarte de determinado tipo de acreditaciones. Hoy por hoy, ser bachiller no significa nada, prácticamente; con un mercado laboral que dialoga con el sistema educativo que requiere mayores requisitos para insertarte. Para ser parte de cualquier empresa o ser policía se te demanda tal o cual título. La sociedad y el mundo laboral es cada vez más exigente. Antes, salir de primaria te daba acceso a varias posibilidades laborales, luego si tenías un décimo de educación básica, pero ahora  con un título de bachiller no eres nadie. Incluso un título de tercer nivel restringe el acceso, ahora te piden mínimo cuarto nivel e incluso la maestría se ha ido devaluando y seguramente también será así con el doctorado o el PhD. Es muy complejo cuando la jerarquización y los roles sociales van ligados a este tipo de certificaciones que te va imponiendo el sistema educativo. Si saliste del sistema tempranamente estás destinado, con una probabilidad altísima, a ser un excluido, un excluido laboral, cultural y social. Y la repercusión es gravísima. 

Pero esos millones de personas, excluidas del sistema educativo, están insertas, mal o bien, en el mundo laboral, pero con enormes desventajas. ¿Pero el país como tal, a dónde va?

Cualquier país va arrastrando una enorme problemática y de hecho es un peso que nos jala hacia abajo. Y por eso es el esfuerzo adicional y enorme que hay que hacer.

¿En qué consiste ese esfuerzo?

Primero, tener un sistema educativo eficiente, que brinde calidad, que no expulse; y tener una economía eficiente. Un ejemplo, cientos de personas están retornando al país con doctorados o maestrías en las mejores universidades pero no tienen dónde trabajar. Requieres de grandes acuerdos políticos y sociales, pero lamentablemente el mundo de la política está enfrentado a temas de corte coyuntural y no ve esto ni lo entiende. Sí hay políticos honestos que apuntan a este tema estructural, pero sigue habiendo ahí un gran déficit.

¿Cómo debiera actuar el Estado y el conjunto de la sociedad en este tema?

Es un esfuerzo que va más allá del ministerio de Educación. Los programas del Ministerio pueden ser ampliados, pero requieres de mayores esfuerzos. Los que están fuera del sistema educativo, que no han culminado sus estudios, más allá de un tercio de la población ecuatoriana, significan algo demasiado grave. Se debe apuntar a la reinserción, la culminación y la continuación de sus estudios. El Ministerio debe dinamizar, activar y motivar a otros actores sociales. Entre ellos los propios municipios. Quito, desde hace varios años ha implantado programas como el bachillerato acelerado, pero no es suficiente. Aunque son gotas en ese enorme mar, debes tener eso en todo el país, en un gran movimiento que apunte a la solución. 

"El Ministerio debe dinamizar, activar y motivar a otros actores sociales. Entre ellos los propios municipios. Quito, desde hace varios años ha implantado programas como el bachillerato acelerado, pero no es suficiente. Aunque son gotas en ese enorme mar, debes tener eso en todo el país, en un gran movimiento que apunte a la solución".

¿Se requiere un nuevo acuerdo por la educación?

Se requiere un nuevo acuerdo, es absolutamente necesario un nuevo pacto, un acuerdo nacional por el tema educativo, que no solo pose una mirada en la educación, sino que establezca esta relación con la economía, con la cultura, las modificaciones y saberes de la sociedad. Es un tema de poderoso calado, porque si no existe comprensión y decisión política, que no solo es del Estado, sino de la sociedad en general, para construir una voluntad colectiva general no llegaremos a ninguna parte.

¿El rezago educativo es solo un problema, hay otros?

Así es. El tema docente, por ejemplo. Necesitamos un pacto social para eso. Todos los estudios y todas las experiencias determinan que sin un buen docente no hay cambio educativo. Así nomás. Es algo complejo, porque empieza por tener buenas universidades, institutos de formación docente serios, que engarcen con un proyecto general; tener una buena formación y actualización profesional o capacitación docente; gente motivada, buenos salarios, buenas jubilaciones, buenos sistemas de salud. Esto pasa por otro andarivel que no solo es el educativo y esto es revalorizar socialmente esa profesión; revalorizar la docencia como profesión. 

¿La última rueda del coche?

Si una persona señala que su última alternativa laboral es hacerse profesor, de entrada sabemos que nunca vamos a tener ahí a un buen profesor. Eso es porque tenemos una acumulado de al menos sesenta años de desvalorización del docente ecuatoriano, porque antes de eso había una idea del profesor como un ser importante para la sociedad. Si la sociedad dice ahora: profesor nomás es, entonces paguémosle cualquier cosa y en los presupuestos nacionales nunca se va a reflejar esa valoración. En un país de limitados recursos eso significa priorizar; pero se prioriza algo cuando se lo valora y se entiende que es importante. Todo el mundo dice que la educación es importante, pero en la práctica nadie considera importante al docente. Hay que volver a valorizarlo. Hay que acompañar todo un esfuerzo para que la sociedad lo comprenda y que en algún momento diga: si tenemos que aumentar un punto en el PIB para tener mejores maestros, hagamos ese esfuerzo. Cuando una sociedad alcanza ese nivel de comprensión podrá tener un cambio educativo. Y cuando entendamos que, además, los estudiantes son lo más importante, más que los edificios. Eso también pasa por un cambio de enfoque: de la escuela-cárcel a la escuela abierta y democrática.

¿Tenemos una sociedad que apuesta y pide una escuela-cárcel?

Muchos padres de familia creen y afianzan la escuela punitiva. La exige, porque la nuestra es una sociedad autoritaria. Ya nos pasó en un colegio de Quito, donde un profesor azotaba a sus estudiantes y los padres y alumnos salieron a defender el maltrato. Y las redes sociales, en un ochenta por ciento de las opiniones, estaban a favor del maltratador. Hay un gravísimo problema en nuestra sociedad. La sociedad es la que refuerza la vieja escuela, y eso es uno de los mayores problemas. Enfrentarse a un cambio de esa magnitud significa un cambio cultural profundo.

"Hay un gravísimo problema en nuestra sociedad. La sociedad es la que refuerza la vieja escuela, y eso es uno de los mayores problemas. Enfrentarse a un cambio de esa magnitud significa un cambio cultural profundo".

De hecho es necesario hacerlo, ¿pero es posible?

No será como prender la luz, pero pienso que si se arranca con determinado tipo de procesos, que son no solo educativos, sino culturales, sí es posible. Comprender esto es muy importante: no solo es lo educativo; hay que tener una visión sistémica y compleja. En otros lados lo han logrado, el tema es por dónde ingresar y tener los suficientes arrestos como sociedad para que esto se dé.

¿Y por dónde cree que se debe empezar?

Creo que podemos arrancar construyendo este concepto de escuela por las zonas más pobres y excluidas del país. Tiene que ser una intervención integral, en un inicio no generalizada, para ir construyendo conocimiento, porque de la experiencia propia se extrae el pensamiento propio. Me lo imagino como un tratamiento de acupuntura: vas a tres o cuatro puntos neurálgicos e intervienes integralmente. El tema es saber cuáles puntos y ahí pinchar, para desatar procesos sistémicos. 

Estadísticas hay suficientes para saber por dónde empezar.

Efectivamente, tenemos identificados los puntos y los equipos del Ministerio van hacia eso a trabajar en la nueva escuela. Queremos arrancar de la manera más sencilla y humilde, sin levantar demasiadas expectativas, pero hacerlo en serio. A momentos somos amantes del espectáculo y herederos del Estado de propaganda. No, queremos ingresar casi como cirujanos, como acupunturistas, con el respaldo de la sociedad, entrando en serio a esta situación. Este es un mensaje esperanzador para el país, pero debemos también tener sensatez porque de esto, si tiene continuidad, podemos tener resultados en veinte o treinta años. Creo que se puede lograr. 

Complicado para un país que ama el cortoplacismo, que cambia el rumbo apenas cambia el viento político y no ve a la educación como la única opción estratégica para salir del subdesarrollo.

Van surgiendo nuevas generaciones. He tenido la oportunidad de conversar con jóvenes líderes indígenas, trabajadores, estudiantes y empresarios que piensan de otra manera. Hay un país subterráneo, en lo profundo, que quiere brotar, pero no encuentra la manera ni el camino. Pero lo fuerte, lo poderoso es la tradición y parte de esta es el facilismo, el inmediatismo y esa voluntad de espectáculo para tener golpes de efecto. En general la sociedad es lo que Bauman dice: informe, suelta, inmediatista. Pero se construyen alternativas, a pesar de eso; al menos ensayemos, hagamos el intento, démonos la oportunidad; hay que soltar al país de las amarras del autoritarismo y, presumo que, cuando la gente se sienta menos atada, sea más libre, va a poder ejercer esa libertad con responsabilidad y creatividad, que las nuevas experiencias vayan surgiendo, como flores, y en algún momento tendremos un enorme jardín. Hay que crear las condiciones para ello, al menos. 

Precisamente, es complicado crear esas condiciones en una tremenda crisis fiscal y económica. 

Eso nos ajusta, porque hay más desempleo e incertidumbre. Es una situación complicada, pero muchos países han salido pensándose desde las peores condiciones, haciéndose desde las peores condiciones. Ese nivel de crisis no ha llegado a nosotros, ojalá que no, pero ojalá también que esta situación nos comience a presionar como sociedad. Tal vez nosotros ya no estemos en esta experiencia, pero en algún momento se constituyan actores políticos y sociales que piensen en esto. Ahora hay muy pocos, contados, que piensan con pensamiento estratégico e histórico. Son años de perseverancia, algún rato acertaremos; y no sé si este sea nuestro momento, pero algo de lo que hacemos contribuirá a ello. Pienso que en el Ecuador hay gente muy valiosa y pienso que este es el momento que nos ha tocado vivir, pero nuestros esfuerzos como sociedad se deben ir consolidando, acumulando para llegar a lo que queremos. Puede ser al principio un acto épico de algunos locos, pero hay mucha gente en este país que se ha jugado por lo que es correcto a costa de muchos sacrificios personales y familiares, y los héroes y locos son los que construyen las grandes avenidas por donde avanzan las sociedades. 

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