

Fotos: Luis Argüello
En los próximos días la secretaria municipal espera mudar su oficina a la Factoría del Conocimiento.
Mariana Andrade
Secretaria de Cultura del Municipio de Quito. Previamente se desempeñó como gestora cultural y Directora Ejecutiva del Cine Ocho y Medio. Promotora del cine de bajo presupuesto en Ecuador.
La Casa de los Presidentes es una mansión de estilo republicano, que se levanta en Guayaquil y Mejía, en pleno casco colonial de Quito. Es una casa de dos pisos, con techos altos y grandes balcones, que durante diez años de la década de los años 30 del siglo XX albergó a dos presidentes y a dos encargados del poder.
Como buena casa de estilo republicano, un amplio patio andaluz se encuentra en el centro del edificio. Dicen que estos patios, decorados con flores y plantas, nos llegaron por influencia de los moros, por su dominación de Andalucía, y que representan el jardín del paraíso. El patio de la Casa de los Presidentes no tiene jardines ni flores. En las galerías de ambos pisos hay muestras de arte dudoso: una escultura de Super Mario Bros, el plomerito héroe de los vídeojuegos, domina la primera planta mientras en la segunda, dos desnudos esperpénticos retratan la vejez y la gordura sin piedad ni filtro.
En el salón de baile del presidente Isidro Ayora, dos filas de escritorios en paralelo son ocupados por los funcionarios.
En la segunda planta, una amplio salón con ventanas a la calle Guayaquil, decorado con altas columnas, era el salón de baile del presidente Isidro Ayora, quien adquirió la residencia para el Estado y la inauguró vestido de frac y banda presidencial. El salón de baile del presidente lojano tiene actualmente dos largas filas de escritorios, en donde una gran cantidad de funcionarios de la Secretaría de Cultura del Municipio de Quito atienden sus tareas. Tras recorrer el salón hasta el fondo, se llega a unas puertas de vidrio que dan paso al despacho de la cineasta Mariana Andrade, la secretaria de Cultura del alcalde Mauricio Rodas.
El despacho de la secretaria no tiene, propiamente, escritorio. Uno intuye que el escritorio es un mueble que está adosado a una de las cuatro paredes de la sala. Ella recibe a sus visitas en una salita instalada más o menos en el centro de la oficina. Está sentada en un sofá, firmando papeles sin leerlos, cansada del papeleo interminable que caracteriza al sector público. Cuando no quiere ser interrumpida, la secretaria manda colocar una silla atrancando la puerta de vidrio que la separa del ex salón de baile presidencial. Es su señal de "no molestar". La funcionaria y sus asesores aspiran a mudarse a la Factoría del Conocimiento, en La Recoleta, y dejar para siempre las sombras del Presidente médico y las turbulencias políticas de los años 30.
¿Qué balance hace de sus primeros seis meses?
Estamos hablando de 210 días de 1825 que nos faltan. En esa medida, no tenemos ni menos del diez por ciento de nuestra gestión. Estoy muy feliz de lo mucho que se ha hablado de esta Secretaría. Yo vengo del sector independiente de la gestión cultural y puedo decir que sabía poco sobre qué hacía esta Secretaría. En noviembre del año pasado le pregunté al ex alcalde Augusto Barrera a qué se dedicaban, porque no había información. Pienso que hemos estado en estos siete meses en todas las bocas.
¿A qué atribuye eso? ¿Cuáles han sido sus actividades en particular?
Hemos hecho cosas super importantes. Recibimos una Secretaría muy compleja, sin capacidad de gestionar conocimientos, una Secretaría que estaba enfocada en proveer servicios y organizar eventos. Pienso que para organizar eventos no se necesita una Secretaría de Cultura. Hemos pensado en un rediseño institucional de esta dependencia, para que no sea solo una proveedora de servicios anclada en una red clientelar. Me he propuesto que Cultura debe liderar un proceso de transformación en la ciudad e influir en los planes de desarrollo. Hemos hecho varios ejercicios para conocer, diagnosticar e informarnos. Inicialmente oganizamos el Verano de las Artes Quito (VAQ), que recordó el Agosto Mes de las Artes del pasado, y decidimos reactivar la ciudad desde la cultura. El VAQ se convirtió en la mayor ventana de circulación de productos culturales, en donde establecimos dos políticas que son muy importantes: el reconocimiento de los espacios independientes como de interés público, y el programa Talleres Abiertos, que permitió vincular la manera de trabajo que tienen los artistas, en especial, tomando en cuenta la ausencia de galerías y de mostrar al público cómo se produce una obra artística. Tuvimos eventos de teatro, de danza de música. El VAQ terminó con un gran festival de bandas populares. Impulsamos el tema de Quito Patrimonio.
"Recibimos una Secretaría muy compleja, sin capacidad de gestionar conocimientos, una Secretaría que estaba enfocada en proveer servicios y organizar eventos. Pienso que para organizar eventos no se necesita una Secretaría de Cultura".
Otro aspecto interesante fueron los Fondos SECU para la creación artística, cuyo objetivo fue demostrar que se puede dar las mayores facilidades a artistas por medio de entregas de dinero anticipadas y sin garantías. Hemos respetado, sin embargo, los procesos de gestión pública y de manejo de fondos públicos. Tenemos un portafolio de 385 proyectos, hubo 21 ganadores y tuvimos una gran información sobre la situación del sector cultural en la ciudad y sobre qué está pasando con otras instancias dedicadas a la cultura. Fue un voto de confianza que me dejó muy satisfecha. El Portafolio de Festivales, por otro lado, también fue muy importante, hicimos un proceso de análisis. El Encuentro de Parroquias de Gualea, con 33 parroquias y dos comunas, tuvo varios ejes, como la celebración y la memoria. El Mes Afro fue otra gran experiencia enorme de esta Secretaría. El Festival Internacional de Literatura y ahora estamos en la Fiestas de Quito.
¿Cuál es el enfoque de estas Fiestas de Quito en esta administración?
Las Fiestas de Quito tiene la consigna del Alcalde de devolver a estas fiestas lo que eran los festejos en los barrios. Los jefes de Cultura y los cabildos barriales tuvieron ejes puntuales para organizar las fiestas que son: memoria, patrimonio, festividad, intercambio, saberes y el festejo propiamente dicho. Eso nos dio franjas de programación de 283 eventos, hay cerca de 300 agrupaciones culturales participando, más de 1500 artistas nacionales, entre otros aspectos de estas fiestas.
¿La desaparición del festejo taurino, que algunos consideraban fundamental, obligó a un replanteo de las Fiestas de Quito? ¿Cómo las han replanteado ustedes?
Cultura tiene que ser quien lidere esos procesos que he mencionado. Queremos hacer una composición de cultura y entretenimiento. Hay eventos que van desde la red de salas independientes con teatro, danza, títeres, hasta conciertos grandes como el de Quitumbe el 2 y el 6 de diciembre, la activación de los museos y de los talleres abiertos. Nuestra consigna es devolver la celebración de la ciudad. El interés es que la ciudad celebre la ciudad en sus fiestas, por ello, creo que la decisión de que haya conciertos gratuitos es muy acertada.
"No podemos hablar de un solo tipo de ciudad: Quito es una ciudad de ciudades, es una ciudad-región, por ello pensamos en una ciudad diversa en donde todas las manifestaciones estén incluidas. No podemos crear discursos hegemónicos, eso es un error".
¿En esta fecha revive el debate sobre si somos una ciudad española, indígena o mestiza? ¿Qué tipo de cultura promueven ustedes?
Pienso que la cultura debe respetar todas las manifestaciones. Si alguien quiere celebrar a la ciudad mestiza o negra, me parece perfecto. Creo que la cultura tiene que ser lo suficientemente amplia para que todas la propuestas estén incluidas. No podemos hablar de un solo tipo de ciudad: Quito es una ciudad de ciudades, es una ciudad-región, por ello pensamos en una ciudad diversa en donde todas las manifestaciones estén incluidas. No podemos crear discursos hegemónicos, eso es un error.
¿Cuál es su opinión sobre el caso del Parque Cumandá, una obra nueva que presenta graves fallas estructurales?
Ese es un proyecto que estaba anexo a la Fundación Museos de la Ciudad. Las fundaciones son organismos de derecho privado. Sobre la cuestión estructural no me pronuncio porque no es mi ámbito. Pero en lo que se refiere a la gestión de Cultura, pensamos que este proyecto debe ser una institución municipal. El Cumandá tiene actualmente una institucionalidad municipal, que depende de las secretarías de Cultura y Educación. Nuestra propuesta es debemos proteger ese proyecto, que proviene de un diálogo con el barrio, el complejo da servicios culturales a diez barrios, tiene mediadores culturales, vamos a continuarlo como un centro de cultura y deporte cercano a los barrios. Todo el personal ha pasado a la nómina municipal. Es un proyecto tan grande que debe estar bajo la gestión directa.
¿Cuál es la situación de los museos y teatros municipales y la fundaciones que los regentan?
Los museos y los teatros son administrados por fundaciones anexas a esta Secretaría. Hay una resolución del Concejo que estableció este esquema, pero pienso que la Secretaría debe ejercer su rectoría. Debe haber una sola política cultural. Creo que los teatros tienen una excelente programación, dentro de sus lineamientos. Debemos sentarnos a dialogar sobre esos temas, pero hay que abrir diálogos con los gestores locales. Pienso que la Secretaría de Cultura es un puente de diálogo. Hay nueve elencos anexos a la Fundación Teatro Sucre. El Teatro Capitol lo manejará directamente la Secretaría aunque está inconcluso y no lo vamos a abrir sin un modelo de programación claro. Las dos fundaciones han estado de trabajando de manera independiente. Deben anexarse a la Secretaría de manera efectiva. Sobre los museos, pienso que se han fortalecido en detrimento de la Secretaría, pero también que deben fomentar el acceso a la población. Las dos fundaciones han cumplido su papel.
"El órgano rector es esta Secretaría y las líneas programáticas y presupuestos deben ser regidos por la Secretaría. De momento estamos dándole a esta oficina el diseño que requiere, ahora creo que entre todos debemos articular una sola política cultural municipal".
El órgano rector es esta Secretaría y las líneas programáticas y presupuestos deben ser regidos por la Secretaría. De momento estamos dándole a esta oficina el diseño que requiere, ahora creo que entre todos debemos articular una sola política cultural municipal.
¿Cómo fortalecer la Secretaría de Cultura? ¿Es un tema de presupuesto?
Debemos tener un diseño adecuado, personal capacitado para ello. Debemos dejar de ser una proveedora de servicios. Hay que liderar una transformación de la cultura de la sociedad hacia la democratización y el acceso de teatros y museos. La cultura tiene que ser parte fundamental de planes de desarrollo, por eso nuestro trabajo con la Secretaría de Territorio. No creo que se mida la gestión cultural por el techo presupuestario sino por su capacidad de influencia y de cambio. Claro que es un tema importante, pero en este momento no creo que el indicador sea el presupuesto o la cantidad de eventos. Hay que hacer un cambio de paradigma.
¿Qué ocurre con dependencias que son directamente de la Secretaría, como el Centro Cultural del Itchimbía o el Benjamín Carrión o la Biblioteca Municipal? ¿Cuáles son sus propuestas para esos espacios?
Pensamos que hay que empezar a conformar un sistema de gobierno cultural local. Hay que pensar en un Plan operativo anual. La cultura tiene que ser un modelo de desarrollo. Quito puede ser una capital cultural como Medellín, Montreal o Bilbao. Debemos pensar en procesos de veinte años. Como cuando uno entra a París, eso queremos construir en Quito. Debemos dejar confrontación innecesarias.
Hablando no de confrontación pero sí de antagonismos, ¿se limitaron en la administración anterior programas culturales municipales en beneficio de los del Gobierno?
No sé si el Ministerio de Cultura tenga liderazgo. Se lo pregunto a usted. Prefiero no hablar del pasado sino del futuro. Voy a invitar a las instituciones culturales del Gobierno a que formen parte de este organismo local cultural. No tengo problema en llamar al ministro de Cultura Francisco Borja, lo conozco, creo que podemos tener un diálogo más abierto con él, a diferencia del ministro anterior. Hay un gran proyecto que deberiamos liderar juntos y es el de un gran Museo Nacional para la capital, pienso que no hay uno de ese carácter actualmente. Quisiera hablar de eso con el Ministerio de Cultura y dar ejemplos de diálogo. Por ejemplo, visité a la agrupación Diabluma, que ganó un portafolio. Me gustaron mucho sus talleres. He hablado con el Consejo Provincial y con directores de cultura de otras ciudades del país. Se podría recuperar todos los cines abandonados por ejemplo, que es algo que se puede hacer con el Consejo Nacional de Cine y el Ministerio de Cultura. Respeto al ministro y a su equipo de asesores. También se puede convertir a la Biblioteca Municipal en un gran centro cultural, como la de París por ejemplo.
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