

Fotos: Luis Argüello
Para Vera, varios cantantes y productores del país se vendieron al Gobierno al promover aspectos de la Ley de Comunicación, sin considerar su carácter antidemocrático.
Carlos Andrés Vera
Nació en 1980. Es documentalista, realizador audiovisual, y activista en redes sociales. Realizó el documental Taromenani sobre los indígenas amazónicos.
Usted se ha manifestado en redes sociales por la derogatoria de la Ley de Comunicación. ¿Cuáles son sus argumentos?
Cuando tienes una ley que fue pensada, concebida para controlar a la prensa, para que la prensa no publique cosas que no convienen, cualquier cosa buena alrededor de esa Ley son solamente excusas. Se debe ir al origen de la Ley, al por qué se hizo. Hay que derogar todo el aparato totalitario, y la Ley de Comunicación ha consolidado un aparato totalitario. No se puede reformar una Ley que ha sido pensada para que la prensa no publique las cosas que no le convienen al poder. Rafael Correa se puso hablar de la Ley de Comunicación a partir de la publicación de los "pativideos", ahí empezó su guerra personal contra los medios de comunicación, pues ahí se revelaron unas grabaciones hechas por ellos mismos sobre negociaciones desde el poder con personajes muy cuestionables. Ricardo Patiño dijo en esa época habló de "Egasvideos" y ahí empezó la guerra del correísmo contra los medios de comunicación. Esa es la génesis de la Ley de Comunicación.
"Se debe ir al origen de la Ley, al por qué se hizo. Hay que derogar todo el aparato totalitario, y la Ley de Comunicación ha consolidado un aparato totalitario".
El discurso antiprensa de Correa fue anterior a eso, él manifestó siempre que era necesario un control de los medios. ¿Ha alcanzado esta idea una cierta legitimidad social entre el público? ¿Hay gente a la que le parece bien que los medios estén bajo control?
Correa parte de una serie de premisas que son ciertas en varios aspectos. Por ejemplo, en lo referido a la partidocracia, que era una premisa real. También sobre los medios tiene premisas que son ciertas, hay problemas reales de los medios como por ejemplo, si hay información real, verdadera, que no está siendo distorsionada por los intereses del medio o del dueño del medio. Esas premisas son ciertas y deben ser debatidas por la sociedad, pero el poder no puede tratar de solucionar esos problemas reales con un bozal para toda la prensa y con una Ley como la que diseñaron. Hemos visto que han usado la Ley para defender al Estado, no a los ciudadanos. Sancionaron a un caricaturista como Bonil con 90 mil dólares por una caricatura, y la Ley la usa el Estado para censurar, intimidar o hacer inviable el ejercicio de la comunicación. Hay diarios como La Hora que tienen una colección de demandas ridículas, obscenamente ridículas, con ese acoso se hace inviable el ejercicio del periodismo. Se destinan muchos recursos a defenderse del Estado y esto no ha cambiado para bien el ejercicio del periodismo. Lo que ha ocurrido es que los mejores periodistas del país han perdido sus empleos o se han ido a la Internet, hemos visto medios desaparecer.
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En el sombrío escenario que describe, ¿no es un tanto paradójico que Correa haya sido un candidato que recibió un gran apoyo editorial de los principales medios del país en su primera campaña? Hubo periodistas de primer nivel que se la jugaron por Correa, quien luego se convirtió en el principal enemigo de la prensa, ¿cómo entender eso?
Muy pocos vieron venir el fenómeno Correa como una fenómeno totalitario. Muchas de sus premisas son reales, sobre cómo se manejaba el país, sobre como muchos medios velan por los intereses de sus dueños. Partiendo de esas premisas que son ciertas, se buscó una solución que consiste en establecer un aparato para mantenerse indefinidamente en el poder. Eso es lo que se hace desde los medios de propaganda del Estado, que distorcionan, mienten, atacan, para mantenerse en el poder. Con Correa muchos pecamos de ingenuos, el periodismo no lo cuestionó profundamente. Estaba más concentrado en Álvaro Noboa y la partidocracia. Recordemos que veníamos de un presidente como Lucio Gutiérrez, que quiso hacer lo mismo que luego pudo hacer Correa, al controlar la justicia e instalar un partido único. Pero Gutiérrez no tuvo ni la habilidad ni los recursos que luego tuvo Correa para consolidar ese modelo. Estábamos más ocupados en eso que en analizar el discurso de Correa y darnos cuenta de que detrás de esa fachada de revolucionario, de economista, de joven, de tipo de clase media, había un fascista, alguien que cree en el poder único y total.
"Con Correa muchos pecamos de ingenuos, el periodismo no lo cuestionó profundamente. Estaba más concentrado en Álvaro Noboa y la partidocracia".
Correa nunca ocultó que es un católico de formación tradicional y conservadora. ¿En qué momento nos dejamos engañar?
Creo que estábamos mareados con la política previa al correísmo. Correa se apropió del malestar contra la política, le puso carisma, le puso el rostro de un tipo joven y preparado, se apropió de las causas de la izquierda que tenían sentido democrático, y en ese mareo, la sociedad no lo vió venir. Mucha gente hoy, a pesar de diez años de este modelo totalitario, todavía cree en él. Esto habla de la cultura democrática del Ecuador. Correa no se desgastó por el juicio a El Universo, por los negocios de su hermano con el Estado, por apoderarse de la justicia, por encarcelar a personas, por la corrupción, sino cuando bajó el petróleo. A los ecuatorianos no nos interesa la democracia sino la plata, y eso habla de la cultura política de la gente.
En una reciente entrevista con este portal, Ramiro García abogaba por una reforma a la Ley, por mantener una norma que obligue a los medios a publicar rectificaciones. ¿Es indispensable ese marco regulatorio?
Creo que antes de la Ley de Comunicación estas cosas ya estaban reguladas. Muchos de los supuestos derechos ya estaban regulados en otras leyes, como el Código Penal o el Código Civil. Creo que hay cosas que no deben estar reguladas, pues los medios se juegan su credibilidad y su público. Y en estos días, la gente juzga de manera letal por las redes sociales a los medios, cuando no hay buen periodismo. Eso obliga a los medios a rectificar, a corregir los errores. Con la regulación el poder la usa no para proteger al público sino para proteger al Estado. Mientras existan esas leyes el poder lo va a usar siempre a su favor. No todo lo relativo a la libertad de expresión es positivo, siempre habrá quien la use de manera inadecuada, pero en una sociedad libre ese es el precio de que todos se expresen. Pero todas las ideas deben ser puestas sobre la mesa. Los medios deben ejercer su oficio de manera correcta, porque sino sus usuarios se encargan de quitarles esa credibilidad. Debe haber un libre flujo de ideas y los medios deben jugarse su credibilidad en la cancha.
"En estos días, la gente juzga de manera letal por las redes sociales a los medios, cuando no hay buen periodismo. Eso obliga a los medios a rectificar, a corregir los errores".
Otro argumento sostiene que es necesario un ente gubernamental para supervisar a los medios, tal como ahora hace la Supercom. ¿Se debe mantener esa figura?
No es necesaria una Supercom, que en la práctica es el principal órgano de censura en el Ecuador. No se pueden tener posturas tibias frente a órganos de censura, que sirven para que no se publiquen las cosas que molestan al poder. Esta no es una discusión sobre si la Ley tiene cosas buenas o no. Es que está diseñada para controlar la comunicación e impedir que se publiquen cosas. Ese principio no es compatible con la democracia y se debe tumbar esa Ley. Es verdad que en la Constitución se ordena una Ley de Comunicación, y su derogatoria tiene un problema constitucional, pero si se cree en la democracia no se puede justificar una Ley totalitaria diciendo que hay "cositas buenas".
¿Tenemos un marco legal que blinda a los políticos y les permite controlar las ideas, los titulares, las fotos según su agenda?
Creo que blinda al poder, al Estado que se ha convertido en una agencia de un partido político. Ellos no son políticos en el buen sentido del término, no practican debates de ideas, lo que hacen es imponer sus tesis a patadas y se valen de leyes como la de Comunicación para eso. Todos los ciudadanos que están fuera del poder se ven afectados por la Ley de Comunicación, que no les permite expresar sus opiniones.
En el Ecuador se dice que no hay censura previa, pero ¿hay retaliación posterior?
Totalmente. Cuando eres dueño de un medio y te multan con 90 mil dólares por una caricatura, lo vas a pensar dos veces si una caricatura puede originar una multa así. Por eso los medios tienen abogados en lugar de editores, y están pasando todas sus notas por sus abogados. ¿Qué más censura previa que eso? Ese es un hecho, algo que está sucediendo.
En la Ley de Comunicación hay aspectos como el "1X1" y la promoción de la producción nacional. ¿Tú como realizador crees que se ha logrado ese objetivo?
Caería en un falso dilema si te digo que sí. La base de cualquier ejercicio cultural es la democracia. El cineasta debe velar primero por la democracia, si es que nos interesa que haya nuevas voces. No podemos velar por los contratos que le puedan caer, sino por la democracia. Los artistas que caen en este juego o son ingenuos o son fascistas, porque a cambio de un par de contratos, de un mercado en donde se priorice lo nacional, se censura la libertad de expresión. Los artistas se deben jugar primero por la libertad, lo demás es secundario. Muchos de esos supuestos beneficios deben estar en otra ley, no en una que censure el periodismo. Pusieron algunas cosas "buenas" para legitimar un proyecto totalitario. No es posible dejarse comprar de esa manera.
"Los artistas que caen en este juego o son ingenuos o son fascistas, porque a cambio de un par de contratos, de un mercado en donde se priorice lo nacional, se censura la libertad de expresión".
¿Los artistas se han dejado comprar por el correísmo?
Muchos artistas sí, salieron a defender la Ley cantantes, productores, para que les den contratos. No les interesa el fin sino los contratos. La escencia del arte es cuestionar al poder. No se puede pensar primero en el dinero y luego en el arte, eso es propaganda, no arte.
¿Cómo puede la prensa recuperar su imagen luego de una década de ser víctima de una campaña de demolición de su credibilidad?
Todos tenemos que hacer bien nuestro trabajo. No darle excusas al correísmo para sus marcos legales abusivos. Como sociedad, como medios, como periodistas, como dueños de medios, debemos hacer bien nuestro trabajo y ser concientes de las reglas del periodismo, como verificar fuentes, publicar información cierta, no distorcionar los hechos, y en la medida que tengamos gente que lo haga mal, se le dará espacio a este tipo de política. Tomará un tiempo que la gente recupere la fe, que se sienta cómoda con la información que consume, pero todos quienes tenemos espíritu democrático debemos hacer bien nuestro trabajo.
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