

Imagen referencial / Pixabay
Varios países europeos retomaron en estos días esquemas de confinamiento. Desde París a Roma, de Madrid a Londres, de Berlín a Praga, las autoridades han vuelto a imponer cierres de sitios públicos, toques de queda y el aumento de controles de movilidad, tras constatar que se está produciendo una "segunda ola" de contagios del coronavirus y las víctimas de la Covid pueden empezar a desbordar, nuevamente, los hospitales. Las medidas han provocado protestas de grupos ciudadanos en varios de esos países, en donde hay colectivos de diversas tendencias, desde movimientos anticiencia y negacionistas, hasta grupos que aseguran defender la libertad individual.
En Guayaquil, tras el feriado de principios de noviembre, se retomaron medidas de control, tales como prohibir la venta de bebidas alcohólicas los días jueves, viernes, sábados, domingos y los feriados. Así mismo, el COE decidió que los días 24, 25, 31 de diciembre de 2020 y el 1 de enero de 2021 se cerrarán malecones y parques y se suspendieron los eventos masivos ante la cercanía de las fiestas de navidad y año nuevo.
En Quito, el Municipio prohibió la venta de alcohol durante el feriado, y retomó las medidas de control vehicular, que impiden la libre movilidad de las personas. Aunque aún no se ha pronunciado sobre las fiestas de fundación, que tienen lugar la primera semana de diciembre, ni sobre la navidad y el año nuevo. Esto mientras el alcalde metropolitano, Jorge Yunda, continúa en cuarentena en su casa, tras dar positivo para coronavirus. Yunda dice que solo tiene síntomas leves de la Covid mientras espera por lo menos diez días que termine el proceso viral.
Así, el mundo occidental se prepara para nuevas restricciones mientras las vacunas ofrecidas por los fabricantes farmaceúticos aún no están listas y hay un consenso claro de que su cobertura no llegará, en sus primeras etapas, a la totalidad de la población mundial.
El mundo occidental se prepara para nuevas restricciones mientras las vacunas ofrecidas por los fabricantes farmaceúticos aún no están listas y hay un consenso claro de que su cobertura no llegará, en sus primeras etapas, a la totalidad de la población mundial.
Foto: Archivo PlanV
Conversamos con la profesora de Ciencias Humanas, Natalia Sierra, sobre el impacto de estas restricciones y la segunda ola de la COVID en Latinoamérica y el Ecuador.
¿Cuál ha sido el impacto sociológico de las medidas por la pandemia? En el país se miraban aspectos como el teletrabajo o el estudio a la distancia con prejuicios, se decía que lo primero no era trabajar y lo segundo no era estudiar en serio. ¿Cómo han cambiado los paradigmas en el marco de esta situación de la que no vamos a salir en el mediano plazo?
Hay que analizar cualquier fenómeno, desde los sociológico, tomando en cuenta un contexto, pues de lo contrario no es posible entenderlo. El tema de la pandemia tiene muchas perspectivas de análisis. El tema de las enfermedades ha estado presente siempre en la historia de la humanidad. Pero lo hemos olvidado y no hemos organizado el mundo de acuerdo con los cambios de la naturaleza que nos pueden afectar. Ese no es solo un problema de la naturaleza, sino de la organización social. El ser humano moderno no atiende la relación con la naturaleza y por eso las catástrofes naturales se vuelven catástrofes sociales más profundas.
En segundo lugar, el virus que nos obligó a encerrarnos hizo visibles otros temas y otros cambios que ya estaban en marcha que han logrado un espacio perfecto para acelarse, cambios como la nueva revolución tecnológica, la robótica y la inteligencia artificial. Al encerrarnos para evitar el contagio, se puso en movimiento la nueva tecnología de manera abrupta, con el uso de plataformas digitales que la humanidad no usaba masivamente todavía. La adaptación del ser humano a nuevas tecnologías se produce en periodos largos, no es una cosa que se haga de un rato al otro, porque implica cambios profundos en las relaciones síquicas del ser humano.
"Lo que hizo la pandemia es colocarnos en una nueva dinámica tecnológica lo que tiene un impacto social muy profundo. Estamos hablando de trabajo, de estudio, de relaciones sociales y afectivas virtuales, es decir hay un cambio en cómo el ser humano se concibe a sí mismo en cuanto a su cuerpo físico".
Lo que hizo la pandemia es colocarnos en una nueva dinámica tecnológica lo que tiene un impacto social muy profundo. Estamos hablando de trabajo, de estudio, de relaciones sociales y afectivas virtuales, es decir hay un cambio en cómo el ser humano se concibe a sí mismo en cuanto a su cuerpo físico. Este alejamiento físico generará trastornos síquicos. Un cambio de paradigma tecnológico supone una reconsideración total de las relaciones sociales humanas. El ser humano no está preparado para asumir los cambios rápidos de la tecnología y no estamos adaptados biológicamente para eso. Estamos iniciando este proceso, pero no creo que esto termine con la pandemia. Esto no tiene que ver con la pandemia sino con un cambio que se hizo posible con la pandemia.
Si esto hubiera ocurrido en los 90, cuando no había internet, muchas de las soluciones actuales hubieran sido imposibles. ¿Las tecnologías actuales amortiguaron el golpe o crearon otro tipo de conflictos?
Podemos ubicarnos en la pandemia de 1918, con una gran imposibilidad de dar un salto como el actual para continuar con las actividades. Esa pandemia coincidió con cambios tecnológicos. Si esto pasaba antes hubiéramos tenido que enfrentarlo de otra manera, es díficil saber cuál, pues el ser humano siempre busca mecanismos. Tal vez hubiera habido un cambio que llevara la dirección en otro sentido. Lo que ocurre ahora es impulsar el cambio de la sociedad en el sentido que le marcan la digitalización y la inteligencia artificial, algo que aún no vemos. La dirección que va a tomar esto es el reemplazo del trabajo humano por la inteligencia artificial y la robótica, eso es lo que se viene. Lo que se viene luego es la aniquilación del trabajo, pues estas nuevas tecnologías alimentan el desarrollo de la inteligencia artificial. Por ejemplo, debemos pensar en cuánta información educativa se está acumulando en plataformas como Zoom, lo que podría permitir crear educadores artificiales. Hay información académica de todo tipo que puede alimentar la inteligencia artificial y podría reemplazar el trabajo humano. El colapso del trabajo asalariado va a generar cambios profundos, ya no es la tecnología industrial sino la psiquis del ser humano puesta por fuera.
"El colapso del trabajo asalariado va a generar cambios profundos, ya no es la tecnología industrial sino la psiquis del ser humano puesta por fuera".
¿Cómo se estarían verificando estas transformaciones?
En situaciones como, por ejemplo, haber convertido la casa de cada uno en un espacio de trabajo. Se revierte la separación de lo público y lo privado. Los espacios y el mapa social espacial se están transformado. Ya no existe la diferenciación entre el lugar de trabajo y el ámbito de la vida privada. Esto va a provocar transformaciones. Nos sentimos encerrados en la casa, sentíamos que los problemas de la casa se quedaban en casa y los del trabajo en el trabajo. Habían tiempos y espacios establecidos. Ahora no tenemos ocho horas de trabajo sino muchas más. La propia dinámica de la tecnología borra los horarios y los límites. Estamos abriendo la puerta de nuestra casa a todos, y eso significa que se rompe el espacio de la intimidad y eso va a generar trastornos en las relaciones familiares y sociales.
¿Estos cambios serán irreversibles? Porque podría pasar como la gripe española y esta enfermedad desaparezca. ¿Volveremos a lo de antes o ya será imposible? Ciertas academias se resistían en el Ecuador a dar clases por internet y ahora las tuvieron que implementar al apuro. ¿Los cambios serán definitivos?
La virtualidad no está estrictamente relacionada a la pandemia, sino a que el paradigma tecnológico cambió. El turismo masivo ya tenía problemas antes de la pandemia, igual que la educación. Lo que estamos haciendo ahora es educación remota, no necesariamente virtual. Había reticencias pero ahora esto va a instalarse de manera permanente, pues muchos de los costos son trasladados al trabajador. En países periféricos como el nuestro quizás haya dinámicas diferentes. Pero en América Latina, debido a la pobreza, va a ser difícil. El mundo va a fragmentarse en zonas diferentes de acuerdo con la relación que tenga cada sociedad con la tecnología.
Las reacciones frente a esto han sido distintas en Europa, Asia y América. ¿Cómo entender estos matices?
Si nos preguntamos por qué Europa está con estos problemas de contagios, y por qué en China ya no parecen ocurrir, vemos que en Asia hay controles más severos, en gran medida porque son culturas que aceptan el control estatal con más facilidad. Pero si pensamos en Europa, estamos hablando de la cuna de la libertad individual, y esa población tiene que restringir derechos básicos.
¿Cuál será la situación en particular en América Latina?
Empecemos por lo económico. América Latina no puede sostener una paralización, cuando el 70% de la población está en la informalidad. Apenas el 30% podemos hacer trabajo a distancia. América Latina tiende a transgredir las normas, y si vienen regulaciones por la segunda ola habrá transgresión de las normas y alta conflictividad. El trabajo manual va a seguir en la región y los gobiernos deben asegurar por lo menos alimentación y salud. Por nuestra cultura, no defendemos la libertad como los europeos, pero tampoco nos sometemos como los asiáticos. Tenemos una hibridación compleja, y las cosas van a ser más confusas. América Latina tampoco va a entrar inmediatamente a las nuevas tecnologías, hasta que se abaraten y muchas zonas muy pobladas van a quedar fuera. Estamos frente a un fuerte cambio civilizatorio, va a haber fragamentación en el mundo. La gente va a tratar de sobrevivir y nuestros países van a tener que priorizar salud y alimentos básicos. Si tuviéramos gobiernos mediamente sensatos estarían preocupados por evitar hambrunas ante el corte de los flujos comerciales. Cada país tendrá que ver que es lo que tiene para atravesar esta situación. América Latina tiene un problema que son los gobiernos.
"América Latina tiende a transgredir las normas, y si vienen regulaciones por la segunda ola habrá transgresión de las normas y alta conflictividad".
¿Cómo ve el debate político en el Ecuador? ¿Las campañas están ignorando el tema de la pandemia y su impacto en el país?
No sé si no hay la capacidad de entender, en los políticos, este cambio civilizatorio. O no lo entienden o no lo quieren ver. Los candidatos deberían estar pensando en asegurar los alimentos y la salud y buscar que América Latina sea una región autosustentable. Siguen pendientes de acuerdos internacionales, mientras países como China están garantizando su mercado interno.
Hablemos de la segunda ola: ¿qué ocurrirá si en Ecuador se retoman los confinamientos como ya está pasando en Europa?
En Ecuador y en América Latina hemos tenido más restricciones formales que en Europa. Por ejemplo, allá retomaron el funcionamiento de discotecas, restaurantes o bares o abrieron clases presenciales, cosa que no hemos hecho acá. Pero nuestra economía no va a aguantar un encierro por una segunda ola. Se deberá permitir que la gente siga desarrollando sus actividades económicas, sobre todo los informales. Ni siquiera los países de Europa han podido sostener cierres totales.
Hay varios discursos sobre la pandemia: desde el negacionismo tácito o expreso, hasta los más alarmistas que destacan que es una peste mortal y muy contagiosa. ¿Cómo encontrar un punto medio?
De hecho hay un virus y está afectando a los sectores más empobrecidos. Aunque se puede contagiar cualquier ser humano se afectan más los más vulnerables. Pero si se analizan datos como suicidios, enfermedades relacionadas la pobreza, diabetes y otros, es evidente que al año hay muchas más muertes. Eso nos pone a pensar en por qué esto ha generado tanto escándalo. Tal vez las cifras de muertes no son tan grandes en términos cuantitativos. No podemos negar la gravedad del tema, aunque se pueden tomar medidas más sensatas y enfocarlas en los sectores más vulnerables. Están muriendo personas por otras enfermedades debido a que todo se está enfocando en el virus. Si una segunda ola produce otro confinamiento va a haber graves problemas en el Ecuador y el gobierno debería tener un plan muy detallado de como enfrentarla.
"Si una segunda ola produce otro confinamiento va a haber graves problemas en el Ecuador y el gobierno debería tener un plan muy detallado de como enfrentarla".
A finales del siglo pasado hubo críticos de la tecnología digital, y movimientos neoluditas, que advertían contra ella. ¿La pandemia descolgó a los neoluditas o es una confirmación de sus postulados?
Es una cierta confirmación. La tecnología es buena o mala dependiendo del uso que se le de. Otra visión es que la tecnología tiene una racionalidad en sí misma que puede eludir el control humano. Por eso desde principios del siglo XIX había movimientos contra las máquinas mientras la pandemia ha destruido el trabajo y la reacción es destruir eso que está quitando los trabajos. Van a haber reacciones contra la tecnología y debemos plantear una tecnología que beneficie a la humanidad con criterios de justicia. Debemos pensar en un trabajo autónomo que permita a los seres humanos más tiempo para lo que Marx llamaba la verdadera humanización. Ello pasa porque la tecnología se desprivatice. Una tecnología al servicio de toda la humanidad y no de la élite global podría llevar a muchos a vivir fuera de la tecnología.
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