Fotos: Cortesía de Paulina Tamayo
@GabyMunoz777
Cuando Mick Jagger, el astro de los Rolling Stones, cumplió 80 años, los titulares de la prensa mundial dijeron que estuvo fantástico y recopilaron todos sus éxitos y, por supuesto, sus amores, sus últimas novias. “¡Grande, Mick!”, fue la frase de sus fans en los comentarios en las redes.
Beyoncé, mientras tanto, genera furor con su gira Renaissance 2023, Madonna causa sensación bailando salsa en Tik Tok y Shakira sigue con sus hits. Pero no todos las aplauden. “Beyoncé está un poco mayor para esas cosas”, “Ya siéntese, señora Madonna”, “Shakira se prepara para los Video Music Awards y aún mantiene la flexibilidad”, dice la gente en los espacios digitales.
El edadismo es la tercera discriminación más grande en el mundo y se refiere a los prejuicios, estereotipos y discriminación basados en la edad o en los años que tienen las personas, en especial las mujeres.
Es un tema que poco a poco genera debate en la conversación pública.
La serie And Just Like That, con las mismas integrantes de la célebre Sex and the City, muestra los retos y la vida de las mujeres luego de cumplir los 50 años. Ahí aparecen Carrie, Charlotte y Miranda replanteándose la vida, sincerándose con ellas mismas y haciendo una auditoría de lo vivido.
Un reciente estudio sobre el tema muestra que la intersección entre edadismo y género afecta mucho más a las mujeres que a los hombres. Lo hizo Olay, la marca de cuidado de la piel, en España.
Según las mujeres entrevistadas, el envejecimiento biológico es el que más preocupa a nivel personal ya que les preocupa dejar de ser atractivas y vitales debido al deterioro de sus cuerpos.
A 45 de cada 100 mujeres les preocupa mucho envejecer. Viven bajo la presión de esconder cualquier signo de envejecimiento, mientras que los hombres pueden lucir arrugas sin temor a la crítica o a ser socialmente excluidos.
La principal discriminación de las mujeres mayores con relación a la belleza es la pérdida de atractivo. Al pasar la barrera de los 40 años, 17,3% de mujeres han oído alguna vez la frase "ya eres demasiado mayor para seguir siendo atractiva”.
Las redes sociales, los influencers y la democratización de los retoques estéticos (los filtros en los dispositivos digitales) son para las mujeres un recordatorio constante de que tienen que estar perfectas.
Entonces: ¿qué define lo que una mujer debe de vestir a sus cuarenta o cincuenta años? ¿Por qué una persona de cierta edad debería verse, vestirse y actuar de una manera? ¿Qué es lo correcto a partir de los 40 años? ¿Qué es lo impropio a los 40, 50 o 60? ¿Cuando una mujer cumple 50 se acabaron los sueños, las realizaciones personales, el crecimiento profesional y personal?
La multinacional cadena Zara eligió a Ángela Molina (Madrid, 67 años) como la protagonista de la nueva campaña de Zara. La actriz, que ganó el Goya de honor en 2021, es la imagen de Thirteen Pieces, una colección con prendas minimalistas, atemporales y elegantes. Las fotografías de la campaña son en blanco y negro y en ellas Molina aparece relajada, sofisticada y con la melena suelta y canosa. Con esto, Zara muestra al mundo que para la belleza no hay edad.
Abordo el tema edadismo con la famosa cantante ecuatoriana Paulina Tamayo. Hace poco publicó en sus redes sociales una foto con toga, birrete y la frase: “No hay límite para alcanzar tus objetivos”. Lo hizo luego de graduarse como Licenciada en Artes Musicales y Sonoras en la Universidad de los Hemisferios, en Quito.
Contactarse con la “Grande del Ecuador” requiere de tiempo. Siempre está con agenda llena. Conciertos, presentaciones, entrevistas. Uno de sus hijos, William Muñoz, maneja sus horarios. Por fin llega el día y voy a verla antes de su presentación en La Hueca Fest, un festival organizado en el parque Bicentenario.
Es domingo, llueve y hace mucho frío. Y aun así hay filas interminables de gente (familias, parejas, grupos de amigos) comprando las entradas para ver a Paulina, una de las atracciones del festival.
Dentro de una carpa VIP está la mujer de ojos grandes y profundos, la voz que canta la música ecuatoriana con hondo sentimiento. Me recibe con un abrazo. Está ataviada de luces y seda. Puro glam. Es más delgada de lo que la he visto en la televisión y en los videos de YouTube. Su cabello está perfectamente arreglado, al igual que su maquillaje.
Es atenta y sonríe. Tiene 58 años y la principal herencia que recibió sus padres (Fausto Tamayo y María Luisa Cevallos) es la voz.
De su historia artística se ha publicado casi todo: que a los siete años ingresó a la compañía del primer actor ecuatoriano, Ernesto Albán, donde permaneció por 12 años. Que ha compartido escenarios con Alci Acosta, Roberto Carlos, Juan Gabriel, Rocío Durcal, entre otros. Que ha cantado en Argentina, Perú, Colombia, Brasil, Venezuela, Costa Rica, México, Canadá y Estados Unidos.
“Y quiero seguir haciendo más cosas. Ingresé a estudiar música a mis 50 años porque quiero fundar una escuela de canto. Mi hijo William me ayudó mucho para manejar la plataforma digital de la universidad. Yo no me detengo con nada. Soy emprendedora y la edad no es un impedimento para cumplir los sueños. Jamás…”.
Dice que su gran amor es la gente y que ese apoyo ha sido su bálsamo en los momentos más difíciles. Se le quiebra la voz cuando habla de un episodio de su vida relacionado con una desaparición. “Prefiero no hablar de ese tema. Fue algo muy duro. Gracias al cariño de mi público pude seguir”.
Le cuento sobre el debate acerca del edadismo y la mujer. Piensa un momento y reflexiona que, más bien, hay que cambiar la narrativa sobre la edad. “A más años, las mujeres comenzamos a sentirnos más seguras. Tienes más experiencia, años vividos, historias, aciertos, caídas... El envejecimiento es sabiduría, ya no te importa el qué dirán. Yo puedo decir que a mis 58 años he amado y me han amado. Que la vida me ha dado dos hijos extraordinarios (William y Paola), que mis padres me enseñaron valores y que tengo un público que me quiere”.
Dice que su gran amor es la gente y que ese apoyo ha sido su bálsamo en los momentos más difíciles. Se le quiebra la voz cuando habla de un episodio de su vida relacionado con una desaparición. “Prefiero no hablar de ese tema. Fue algo muy duro. Gracias al cariño de mi público pude seguir”.
La “Grande del Ecuador” no solo da conciertos. También es una importante influencer. En Tik Tok tiene 156 mil seguidores, 115 mil en Instagram, 384 mil en Facebook y más de 5.000 en X.
“Para que veas”, se ríe. Con ayuda de su hijo hace trends con la música de moda: El bombón asesino, El colesterol… Y alcanza miles de visualizaciones. “William me dice que son importantísimas las redes sociales y ahí me tienes, haciendo los bailes”.
Reflexionamos sobre el uso del bótox, de pintarse las canas, de usar los productos del skin care, de las cirugías plásticas. “Depende de cómo lo decida cada mujer, de cómo se sienta bien. Pero que te pintes o no las canas no te define. Lo que te define son tus sueños, lo que quieres hacer en la vida”.
Hace poco, la cantante mexicana Thalía escribió esto en la revista Vogue: “A los 50 arranca la edad de fuego. Es el parteaguas en la vida, donde incendiamos lo que venimos arrastrando emocional, física y espiritualmente. Es el desprendimiento de lo que hemos acumulado, es el quemar electivamente lo que ya nos resulta obsoleto de nuestro ser. Es el reivindicarnos ante nuestra propia historia de vida y salir radiantes de entre las cenizas como ave Fénix, volando más alto, más lejos y más poderosas que nunca”.
Llega la hora de la presentación. Paulina Tamayo debe alistarse para salir y cantar. Afuera llueve y decenas de personas protegidas con paraguas y plásticos esperan a la artista. Ella sale grandiosa, bella, luminosa, imponente. Porque, definitivamente, la edad no importa.
[RELA CIONA DAS]
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