
Saudia Levoyer en su casa. Foto: Luis Argüello. PlanV
@GabyMunoz777
Eran épocas distintas. No había redes sociales. Los medios tradicionales eran la esencial fuente de información para que el ciudadano supiera lo que acontecía en la vida nacional y mundial. En el caso de los periódicos, cada edición impresa era la prueba de que, en efecto, ese hecho ocurría en la historia reciente.
En la sala de redacción de El Comercio (aquella que tenía decenas de curules decoradas, algunas de ellas, con las caricaturas de Pancho Cajas), se aplicaba el mito de Sísifo. Adrenalina, vértigo, debate y análisis para cerrar la edición y al otro día empezar de nuevo. Editores con teléfono en mano revisando que las notas estén impecables y exigiendo hasta el último dato contrastado. Una sinfonía de periodismo de calidad.
A Saudia Levoyer jamás podía enviársele una nota mal escrita, con faltas de ortografía, contada a medias, sin contrastación ni verificación.
Levantamientos indígenas, crisis de gabinete, caídas de presidentes, disputas cruentas en el Congreso Nacional… eran revisados por la mirada aguda de la espigada editora política de El Comercio.
Saudia le contó al país, en la prensa escrita, los vaivenes del poder ecuatoriano, desde 1994 hasta 2013. “Mi historia tiene ciertos capítulos que muestran lo duro que es y ha sido hacer periodismo. Pero también en mi trayectoria ha existido la reinvención”, dice frente a un computador en un rincón de su casa donde abre su corazón para contar su historia de guerrera, de madre, de escrutadora del poder, de catedrática.
Saudia Levoyer ha sido reportera y editora de varios medios de prensa escrita y gráfica y ahora es académica e investigadora de la Universidad Andina Simón Bolívar. Foto: Luis Argüello. PlanV
En una clase sobre los retos del periodismo escuché decir a un profesor que el periodismo en el siglo XXI debe ser camaleónico. Es decir, debe mantener su esencia, pero adaptarse a los cambios, a los retos, a los problemas, a las presiones. Más aún cuando eres mujer.
Saudia hizo eso. Con un hijo de pocos meses de nacido y un esposo —quien en ese momento recibía tratamiento médico— no podía continuar en el vértigo de una sala de redacción. Se fue de El Comercio y pasó al ahora desaparecido diario Hoy donde tenía menos turnos y salía más temprano. En este ritmo estuvo desde el 2003 a 2005. Luego fue una de las fundadoras de la revista Vanguardia, dirigida por el periodista José Hernández. En aquella revista de análisis político estuvo desde 2005 al 2007.
Thalía Flores, quien era subdirectora del periódico hoy y mi amiga, me dijo que regresara al diario, que me apoyarían como la vez pasada, y acepté.
Pero Saudia extrañaba el diarismo. “Hacer periodismo es maravilloso. Se comparte tanto… Recuerdo que, si no había plata o tiempo, en esas largas jornadas de cierre, almorzamos gaseosa con papas fritas, de las que no tienen marca entre tres, riéndonos de estar en esas. Esos eran momentos felices”.
Y acota: “Vanguardia iba creciendo y se hizo más demandante que el periódico. Se trabajaba siempre de lunes a sábado. Había veces que no veía a mi hijo el viernes. Thalía Flores, quien era subdirectora del periódico y mi amiga, me dijo que regresara al Hoy, que me apoyarían como la vez pasada, y acepté. Era septiembre de 2007 y fue una gran decisión porque, sin saberlo, ahí encontré el apoyo de gente maravillosa cuando poco después atravesé un nuevo momento muy duro en mi vida: mi divorcio. Me quedé con un niño que acababa de cumplir cinco años. Decidí no volver a dejar un espacio que había sido tan generoso y por eso me quedé hasta el 31 de marzo de 2013”.
Saudia junto a varios amigos en el Pobre Diablo (ahora ya no existe) donde se solían reunir una vez a la semana para almorzar y hablar de todo un poco. Ahí está con Francisco Rocha (a su derecha) Pepe Lasso (al frente), Antonio Velazco, Toño (a la izquerda de la foto, con camisa blanca) y Pablo Escandón, en el extremo derecho. Foto: Thalía Flores.
En Hoy estuvo cinco años dirigiendo aquella emblemática sección de periodismo de investigación que se llamaba Blanco y Negro. Otra vez, desde su trinchera, escrutó al poder, hizo preguntas incómodas a los políticos e intentó desentrañar qué está detrás de las noticias que abren los periódicos.
Entonces comenzó a investigar no solo política, sino temas de crimen organizado. A buscar información sobre las redes de narcotráfico que operan en el país. “En la tercera amenaza me dijeron: mira, van a venir personalmente… En ese momento decidí parar. Sentí que esa vez iba muy en serio la amenaza. Fui a la Fiscalía y puse la denuncia. Meses después renuncié al periódico, por la crisis económica que atravesaba. Al principio no sabía qué hacer y una amiga entrañable, Jenny Silva, me acogió en sus oficinas. Estuve cuatro meses hasta que pasé a la cátedra. Siempre que podía daba clases, era una afición, pero en agosto de 2013 se convirtió en mi nueva profesión. Entré a tiempo completo a la UDLA”.
Dos años más tarde fue corresponsal para el diario El Mundo de España, empezó sus estudios de Doctorado en Comunicación en la Universidad Santiago de Compostela, donde se graduó con el reconocimiento de Cum Laude. Ese día su cuenta personal de Facebook explotó de felicitaciones. “Literalmente la academia me salvó porque hubo un momento en mi vida que no tenía de qué vivir”. También empezó a dar clases en la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador.
Desde su pasión por la investigación seguirá tratando de decir al país que es urgente construir una generación con valores que respete la ley y que entienda que el Ecuador tiene serios problemas con la corrupción y el crimen organizado.
Junto a Simón Espinosa, el nonagenario escritor, maestro de generaciones de periodistas y miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción. Foto: Cortesía
El tiempo en las aulas se amalgamó con la escritura. Dejó pasar el tiempo para presentar un texto que trabajó durante algunos años y que generó una alta conversación política: “Los huracanes que arrasaron el sistema de inteligencia”.
En la presentación del libro, que fue el 31 de octubre de 2018, la Universidad Andina difundió: “La reforma al sistema de inteligencia, durante el gobierno de Rafael Correa, no se explica únicamente en el bombardeo de Angostura o en la influencia del Gobierno de Estados Unidos. También debe buscársela en dos operativos antinarcóticos, que develan relaciones del narcotráfico con funcionarios de Estado. En este libro, la autora plantea que durante la transición del sistema de inteligencia se produjo un vacío que pudo ser aprovechado por el crimen organizado”.
Dos años después, escribió “Prensa y Populismo” y “Geometría fractal y discurso populista”. En este libro, junto con Gonzalo Ordóñez, plantearon el uso de la geometría fractal en el análisis crítico del discurso. Para ello se seleccionaron las alocuciones a la Nación del expresidente Rafael Correa en los años 2008, 2011, 2014 y 2016.
En la investigación se hizo una minería de datos, de las cuales se filtraron las 25 palabras que más repeticiones tuvieron. Ellas fueron: “cambio”, “todos”, “gobierno”, “gracias”, “patria” y “justicia”.
En la presentación, Saudia dijo que “para medir la réplica del discurso populista se limitaron dos niveles de estudio. Por un lado, los medios de comunicación que reproducen las categorías discursivas sean o no favorables al régimen, pero que se obtuvieron justamente en esa minería. Luego vimos la opinión pública en Twitter, a partir de las publicaciones generadas en los días posteriores a la presentación de cada informe a la nación del expresidente Correa”.
¿Cómo se siente hoy Saudia? “He hecho lo que he querido con mi carrera”, afirma feliz. La exballetista de la Compañía Nacional de Danza, la exeditora de El Comercio, Vanguardia, Hoy; la exdirectora del Área Académica de Comunicación de la Universidad Andina Simón Bolívar, la madre de un joven a punto de ser universitario, la mujer que se enteró que estaba embarazada un 14 de febrero y se divorció un 14 de febrero, es ahora un símbolo del gran periodismo que se forjó en esas épocas cuando no había ni Facebook, ni Twitter, ni Whatsapp ni hashtag, como diría Sabina.
Desde su pasión por la investigación seguirá tratando de decirle a este país que es urgente construir una generación con valores que respete la ley y que entienda que el Ecuador tiene serios problemas con la corrupción y el crimen organizado y que se los debe enfrentar con urgencia. Así es Saudia, la guerrera que no se doblega.
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