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14 de Agosto del 2015
Historias
Lectura: 15 minutos
14 de Agosto del 2015
Redacción Plan V
Centro histórico de batalla, una vez más

Fotografías: Luis Argüello

Ciento cincuenta mil personas acudieron a la convocatoria del FUT y la Conaie la tarde del 13 de agosto.

 

La marcha indígena pone su pie en Quito, sumándose al Paro Nacional. Hubo gran afluencia de personas y organizaciones dispuestas a que su voz sea escuchada de cualquier manera y cualquier costo. El balance de los acontecimientos dudosamente deja la idea de "fracaso".

A pesar de las convocatorias de la Asamblea de Quito, nadie se reunió en la tribuna de los Shyris como acto previo a las manifestaciones.

En todo caso, las personas y organizaciones marchantes estaban listas para partir desde la caja del IESS a las 4 de la tarde. Años hace que el humo de las llantas quemándose en el pavimento anunciaba una manifestación. Diversos grupos de personas y organizaciones ocupaban su lugar antes de partir. A la vanguardia se encontraban organizaciones de la izquierda, le seguían los indígenas, los médicos y, más atrás, las banderas negras.


El gremio de médicos no ha dejado de apoyar las movilizaciones de las centrales sindicales y de los indígenas.


La clase media quiteña, que suele reunirse en la avenida de Los Shyris, también se sumo esta vez a la convocatoria obrera.


Las consignas rechazan al innacción del contralor, Carlos Pólit, a quien varios ciudadanos acusan de solapar la corrupción y el despilfarro del gobierno.


Debió pasar casi una década para que las calles de Quito recibieran el calor de las llantas quemadas.


Un ciudadano envuelto en la tricolar apoya el paro mientras vigila que las llamas tomen fuerza.


El presidente del Seguro Campesino hace una señal de aprobación en el inicio de la marcha.


Carlos Perez Guartambel empezó la marcha con su tradicional saxofón. En la noche terminaría en un hospital con traumas craneales por los golpes propinados por la Policia.


Un doble cerco policial impidio el ingreso de los ciudadanos a la Plaza Grande, donde el presidente Correa cantaba ante unos 3000 simpatizantes.

En poco tiempo la marcha ya ocupaba la Guayaquil, en el centro de Quito, y se extendía por un kilómetro. Las reyertas no se hicieron esperar: los policías que custodiaban las calles de ingreso hacia Carondelet fueron el blanco de la ira de pocos manifestantes enmascarados que les arrojaban piedras y tablas. Esto ocurría en cada una de las calles de acceso como la Chile o la Espejo. En una de ellas, un hombre vestido de civil salió de entre las filas policiales y se encontró a puñetazos con algunos de los manifestantes que no arrojaba objetos, para luego refugiarse detrás de donde salió, mientras insultaba. Esta situación repetida en cada uno de los ingresos no tardó en tornarse insostenible y se arrojaron bombas lacrimógenas, una de las cuales rompió la cabeza de un manifestante.


Un jubilado porta una pancarta durante la marcha de ayer.


Más de cien mil personas salieron a la marcha en Quito.


Julio Wisum fue agredido con un palo por correístas cuando intentó filmar escenas de violencia.

La gente comenzó correr, en bajada, por la Guayaquil, aún mujeres indígenas con niños en brazos; enojadas, pedían que los violentos se separen. Otras personas eran del mismo parecer, pues no querían que esta marcha se tornara violenta o se dividiera entre bandos. A pesar de los encontrones, la marcha llegó a la Plaza de Santo Domingo, y parecía no detenerse, hasta que toda ella quedó copada.

La siguiente intención era ocupar San Francisco; por partes, esto fue sucediendo, mientras el llamado de los cuernos de vaca contrastaban con el de las bubuzelas. Había desconcierto, sin embargo; gente que subía y bajaba sin saber qué hacer, mientras la policía hacía su parte, arrojando bombas lacrimógenas discretamente desde vehículos cuando se habría el paso.


Una manifestante grita en contra del gobierno frente al cerco policial edn la plaza de San Francisco.


Centenares de policñias fueron asignados a proteger el ingreso a la Plaza Grande.


 

Un grupo de indígenas, junto con mestizos bailaban en ruedo mientras llegaban hasta la plaza de la Merced. Ahí, policías custodiaban la Chile y la Cuenca. Mientras algunos bailaban, llegaron personas cargando cañas guadúas de tres metros que se ataron entre ellas. Justo cuando se pensaba en arremeter contra el grupo de policías parapetados, otro grupo grande descendía, tolete en mano, por la Chile, para sitiar a los manifestantes. No fue el caso; los manifestantes se dieron media vuelta y los repelieron. Ahora decididos, chocaron contra el grupo parapetado dos o tres veces, mientras otros manifestantes arrojaban piedras y palos o intentaban fuetearlos. La policía mantuvo su posición mientras detenían a algunos que caían entre sus manos. Esto duró poco; la policía motorizada llegó a toda marcha por la Cuenca, y los manifestantes corrieron de vuelta a San Francisco, donde sus coidearios se encontraban.

El escenario ahí no era pacífico; un gran grupo de policías bloqueaba la Sucre. Se vivieron momentos de zozobra; el empedrado de San Francisco se convirtió en proyectiles que los más avezados arrojaban contra el gran número de policía antimotínes que hacía presencia. En algún momento un policía fue aprehendido y se encontraba tendido en medio de la plaza ante el desconocimiento de la mayoría de asistentes. Todo se tornó aún más incierto cuando se escucho el galope de la caballería acercándose a la Plaza de San Francisco. Todos corrieron hacia el centro, mientras las chispas refulgían en el pavimento por el choque de las herraduras y los caballos resbalan, parecía, sin control. Ahora la guardia montada reguardaba a los de a pie. Tras estos instantes que anunciaban una masacre, los manifestantes retomaron sus posiciones y otra vez lanzaban lo que encontraban contra los caballos.


Plaza San Francisco: En medio de una agresividad creciente de los manifestantes, la policía arremete con caballos y golpes a los ciudadanos.


La bandera tricolor acompañó a los minifestantes desde el inicio de la movilización.


Gladys Tipán da su testimonio de cómo la policía echaba gas lacrimógeno desde los patrulleros. 


Jorge Herrera, presidente de la Conaie hace una evaluación del paro.


Salvador Quishpe da su testimonio sobre la agresión de la cual fue objeto.


María Clemencia Tituaña fue agredida, y su compañero da testimonio de la situación.


Un video completo de la marcha del 13 de agosto y la represión en el centro histórico.

Algunas personas se refugiaron tras las rejas del Tianguez; otras tras las vallas de la Iglesia de San Francisco, pero la mayoría no sabía que hacer, pues no había vía de escape. En un operativo coordinado, la policía sitió toda la plaza; todos creían que las detenciones, o algo peor, comenzaría, pues incluso llegaron con perros. Algunos empezaron a desesperar, y querían tumbar la puerta de hierro que resguarda San Francisco. En realidad, no sucedió nada; todo fue una operación para rescatar al policía detenido y, por coincidencia, la plaza quedó desocupada.

Ahora la gente se reunía de nuevo en Santo Domingo. Plaza que al poco tiempo quedó sitiada también; la policía motorizada, aquí, cubría toda la calle Guayaquil. No pasó demasiado tiempo antes de quedara desocupada; la marcha había llegado a su fin. Ahora todos se devolvían a sus casas o al Parque del Arbolito, donde los indígenas acampan. Unos pocos dirigentes esperaban la rueda de prensa de Salvador Quishpe afuera de la CEDOCUT. Los últimos que quedaban pasaban gritando “Fuera Correa, fuera”. Y diciendo, “mañana seguimos, compañero”.

El "secuestro" de una corresponsal y la paliza a Carlos Pérez Guartambel

En el video que circula en el portal www.elcomercio.com se ve a la periodista Manuela Picq caminando junto a Carlos Pérez Guartambel, presidente de la Ecuarunari, por la parte interna de la vereda. No se los ve lanzado nada, ni gritando, simplemente están alejándose de una zona de conflicto en el Centro Histórico. De pronto se acerca un grupo de policías con toletes y escudos, la rodean, la tiran al piso, le hacen carga montón entre unos ocho valientes uniformados. Carlos Pérez ha desaparecido de la escena que alguien graba con un teléfono celular mientras otros dos policías intentan tapar la escena con sus escudos.  Luego Manuela se levanta del piso, donde ha sido vejada y golpeada. Va a recoger un chal azul que ha quedado tirado en el cemento frío. Seguramente a Pérez le estarán propinando en ese momento los toletazos y golpes que le han producido traumas craneales, pero no se ve eso. Horas después solo se sabe que el dirigente indígena está en un hospital, con mareos, que no puede ponerse en pie. Manuela, mientras tanto, es llevada de sala de emergencia en sala de emergencia. Y luego mantenida en la Unidad de Flagrancia de la Fiscalía, para ver qué cargos le acusan y así justificar su expulsión.  A ella la detienen, entre los ocho policías y a patadas, por supuesta permanencia irregular; es el 13 de agosto; pero le revocan la visa de trabajo horas después de su detención.  Cuando es detenida estaba con la visa legal, luego la vuelven ilegal: los muchachos del Ministerio de Relaciones Exteriores se mueven rápido.

Su testimonio fue recogida por César Ricaurte, en su espacio de Rayuela Radio:

"El jueves en la noche estuve acompañando a mi compañero Carlos Pérez Guartambel , que fue agredido por los policías y por tratar de ayudarle y protegerle los policías me pegaron en la calle y me arrastraron por la calle hasta el Ministerio del Interior. Eran las siete de la noche . Y de ahí pasé toda la noche de un hospital a otro, intentando averiguar si tenía problemas más profundos a nivel de columna y cabeza, tengo hematomas en la cabeza. Terminé todo este trámite en custodia policial. Estoy secuestrada por el Estado que no me dejó  escoger el hospital donde me iba a tratar, me impuso los hospitales, los tiempos y siempre bajo su presencia hasta para ir al baño. Hoy en la mañana (viernes 15 de agosto) estuvo a las ocho de la mañana en examen médico legal, de ahí estuve de una unidad policial a la otra por el tema migratorio.  A las 11 de la mañana me indicaron que mi visa había sido revocada, de modo arbitrario y abrupto, una visa vigente de trabajo, en consecuencia estoy ilegal en el Ecuador. Entonces ahora me están abriendo un proceso jurídico por ilegalidad en el país y me dicen que la audiencia es el lunes a las cuatro de la tarde.

"Estoy secuestrada y sin libertad de movimiento porque no puedo acceder a mis bienes, a mi casa o moverme en la calle, estoy bajo permanente custodia policial, me van a poner en un hostal (Carrión) donde ponen a los ilegales, a los que vienen sin documentos al país. Me están inventado una situación criminal de modo ilegal para sacarme del país.  No me han acusado de nada en concreto, cuando me llevaron presa no me dijeron la razón, y cuando revocaron la visa el texto solo dice que la visa está cancelada, no hay ningún proceso a tal punto que los policías no sabían qué hacer conmigo porque no hay acusación en mi contra.  Está muy difícil saber lo que va a pasar, cada media hora me hacen cambiar de sitio, de unidad policial, de hospital, me avisaron que iba a una clínica y terminé en el hospital de la Policía, de este modo estoy secuestrada, todo es tan arbitrario e ilegal; es difícil predecir qué va a pasar en las próximas horas.

"Este no es un proceso jurídico, es un proceso político, aunque les encanta dar una cara jurídica.  Este es un proceso de discriminación política, de discriminación a una persona extranjera  y de asedio emocional y familiar, porque de mi pareja no sé, que está en un hospital por los traumas craneales que sufrió ayer. Creo que el gobierno, solito, mostró ayer el porqué de la marcha, por qué movilizarse frente a un gobierno que es cada vez más violento y más autoritario".

Mientras tanto, Carlos Pérez sigue hospitalizado, se hace exámenes para descartar trauma craneal. En ese transcurso ha perdido su teléfono, que es bloqueado por uno  de sus compañeros. Luego aparece alguien que lo ha enconcrado, pero tiene temor de entregarlo. No lo hace a pasar de que le ofrecen 70 dólares para recuperarlo...

Este viernes, se anuncia una probable erupción del Cotopaxi. El interés cambia de centro. Unas cinco mil personas arrancan nuevamente desde el IESS. Las vías de la Sierra están despejadas.


Varios ecuatorianos residentes en Madrid protestan contra el gobierno.  Fotos Patricio Realpe. Asnerp


En la Plaza Grande, los manifestantes correístas, que no llegaron a cinco mil personas, mostraron un dragón chino. Foto: Plan V


Muchos claros se vieron en el centro de la Plaza Grande. Foto: Plan V


Una toma a las 5:30 de la tarde en la Plaza Grande durante la jornada del jueves 13 de agosto. 
 

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Centro histórico de batalla, una vez más
 


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