Consultor político, experto en comunicación electoral y de gobierno. Docente de la Universidad Andina Simón Bolívar
Como parte de la puesta en escena del informe a la nación, Noboa recibió regalos de algunos jóvenes que marcharon junto a él hacia la Asamblea. Foto: Carlos Silva / Presidencia de la República
El informe del presidente de la República, presentado en la Asamblea Nacional el viernes 24 de mayo, marcó la tónica del debate en medios de comunicación, en la esfera pública y en las redes sociales la pasada semana. Ello ocurre porque se trató básicamente de una puesta en escena más que una rendición de cuentas. El evento produjo resultados calculados de antemano por la estrategia de comunicación política que ha caracterizado la gestión del primer mandatario, enfocado en su reelección.
El presidente Noboa acudió a la Asamblea Nacional el 24 de mayo, para poner a consideración su informe de labores, luego de seis meses en funciones.
En su breve discurso, aligerado de cuando en cuando con videos testimoniales de ciudadanos, trabajadores y políticos de diversas provincias, Noboa declaró: "Hemos recuperado la institucionalidad del país. La mayoría está conmigo y marcha a mi lado. El nuevo Ecuador no transa con el narcotráfico ni con la narcopolítica en ninguno de sus disfraces". Además, resaltó: "El Estado se está limpiando con paso firme, mientras que los grupos narcoterroristas se están desintegrando". También reconoció que "La inseguridad no solo se combate con balas. La transformación también se logra con empleos, servicios y empatía. Debemos combinar ambas estrategias".
Su mensaje se dividió en varios bloques temáticos en los cuales abordó muy someramente temas como la crisis de inseguridad en enero, el empleo, la crisis fiscal heredada, el conflicto internacional con México; y las leyes económicas aprobadas por la mayoría de la Asamblea, en el marco del fenecido “Acuerdo por la Gobernabilidad”, integrado por ADN (el partido de Gobierno) , la Revolución Ciudadana (correísmo), y el Partido Social Cristiano.
Daniel Noboa, durante su intervención en la Asamblea Nacional. Fotos: Isaac Castillo / Presidencia de la República
En un ambiente tan polarizado como el vigente en Ecuador desde hace casi dos décadas, no faltaron argumentos y datos que procuraron desmentir inmediatamente después, las cifras de su discurso, mientras un fuerte cardumen en “redes sociales” mordió el anzuelo comunicacional, y se puso a discutir sobre los zapatos del gobernante.
Lo cierto es que la estrategia de “fuegos artificiales” o de distractores comunicacionales que se ha implantado en el país, le ha rendido frutos que disimulan la falta de gestión o los vergonzantes resbalones de personajes políticos, incluidos algunos que están a cargo de varias carteras de Estado.
Aparentemente, el de Daniel Noboa, es un régimen cada vez más sólido.
Sin embargo, hay que mirar las cosas en su debido contexto, para entender cómo la comunicación produce la política en el gobierno del presidente, y el modo en que la política capitaliza el escenario pregrabado de la realidad, o al menos de su narrativa sobre la realidad:
Noboa gana las elecciones con el 52% de votos, la renovación de la presidencia luego de la impresentable gestión de su predecesor, le aporta una expectativa optimista de entre un 64%-67% al asumir el cargo. A fin de cuentas, era un político joven, casi desconocido, que prometió cumplir varias ofertas sensibles para el electorado, particularmente sobre inseguridad, empleo, preservación del medio ambiente, no elevar el IVA, entre otras. Sabemos que en la realidad ha hecho todo lo contrario, pero no nos desviemos de la línea argumental.
En enero, ante la crisis de seguridad emite los decretos 110 y 111, con los cuales permite la intervención de las FF. AA. en apoyo a la Policía Nacional en su lucha contra la delincuencia y el crimen transnacional. En ese momento alcanza una popularidad cercana al 80%, pues desde al menos dos años atrás, la inmensa mayoría de ecuatorianos clamaba por ponerle un alto a la delincuencia. Los casos Metástasis, Purga, Independencia Judicial, entre otros, le endosan indirectamente los reconocimientos positivos a las acciones de la Fiscalía, al Gobierno y, por ende, a su presidente.
Finalmente, y como decían los antiguos romanos: “a falta de pan, circo”. Cada semana, un distractor comunicacional desvía la atención de la mayoría del cardumen digital y así se evita tratar a fondo temas muy graves, e interactuar con quienes no piensan como los demás, e incluso se atreven a cuestionar ciertos hechos.
A partir de la segunda semana de enero, la curva de aceptación empieza a bajar, lenta, pero inexorablemente. Ello se debe, entre otras razones, a la ampliación del debate ciudadano por fuera de la consabida oposición de sus detractores de oficio; el incremento del IVA y del precio de los combustibles, la pérdida de empleos; el hecho de que la delincuencia no paraba, tal como lo demostró en el cruento feriado de Semana Santa; los apagones, el debate interno por la irrupción en la Embajada de México en Quito, para apresar al juzgado y sentenciado por asociación ilícita, Jorge Glas; la derrota en las preguntas sobre reformas laborales y el arbitraje internacional, en la consulta popular, la oleada migratoria, la extensión de la explotación petrolera en el bloque ITT —inobservando el pronunciamiento popular en consulta popular previa, que le dijo NO a la explotación en el Parque Nacional Yasuní ubicado en ese bloque—, y, finalmente, el caso Olón.
En política todo comunica y todo suma o resta; al 13 de mayo la credibilidad del mandatario según nueva estadística, señalaba una caída al 50%-51%.
Cantón Azogues (Cañar).- El Presidente, Daniel Noboa Azin, realizó el recorrido para inspeccionar las operaciones en la hidroeléctrica de Mazar. Foto: Eduardo Santillán/Presidencia de la República
si algo ayuda a Daniel Noboa es que no tiene contrincantes políticos legítimos o de su talla, comunicacionalmente hablando. Esa es una mayúscula debilidad de sus adversarios: su imagen y reputación son débiles; fragmentada y oportunista, anodina, previsible, sin liderazgos nacionales, en resumen, básica; y en algunos casos, seguramente interesada en acuerdos con el poder de turno.
Ese porcentaje es todavía un fuerte capital político para el presidente, además el régimen cuenta con recursos financieros que facilitan fortalecer el posicionamiento de sus mensajes a través de la pauta publicitaria, y conexiones con políticos de provincia ávidos de buenas nuevas en medio del contexto electoral con miras al 2025.
Además, si algo ayuda a Daniel Noboa para mantener un posicionamiento fuerte, es que no tiene contrincantes políticos legítimos o de su talla —comunicacionalmente hablando—. Esa es una mayúscula debilidad de sus adversarios, su imagen y su reputación es débil, fragmentada y oportunista, anodina, previsible, sin liderazgos nacionales, en resumen, básica; y en algunos casos, seguramente interesada en acuerdos con el poder de turno.
Esa oposición ha mordido durante seis meses el anzuelo del gobierno; esto es, movilizarse automáticamente ante cada distractor comunicacional, y enfrentar a Daniel Noboa en un territorio que conoce y domina a placer: las redes sociales; espacio donde cuenta con influenciadores expertos en la banalización, el ataque, o la campaña negativa. La comunicación de los políticos tradicionales en la esfera digital es tan carente de narrativas eficaces, interesantes o llamativas, que quizá les venga bien un cambio de zapatos.
El mensaje presidencial el 24 de mayo, ante la Asamblea Nacional, fue básicamente una puesta en escena. Un show que contó con público movilizado organizadamente, y en el que no sería nada raro encontrar a funcionarios públicos “genuinamente” convencidos, y grupos estructurados desde distintos niveles; tal como a su tiempo, Lucio Gutiérrez, Rafael Correa, y otros muchos mostraron, hasta la saciedad, la aparente facilidad que desde sucesivos gobiernos opera con la finalidad de convocar y cohesionar movilizaciones de apoyo.
El gobierno de Noboa reeditó las movilizaciones de apoyo. Muchos burócratas fueron obligados, mientras se acarreó a miles desde provincias. Fotos: Presidencia de la República
Al interior de la Asamblea, los legisladores que asistieron, funcionarios e invitados para que el recinto luzca abarrotado. Videos, despliegue tecnológico, sumados a productos propagandísticos que destacaban a la imagen impresa en cartón, del presidente, cumplían su propósito en el libreto.
desde ahora, es indispensable una autoevaluación de los electores. Rayar una papeleta y depositar un voto es un mínimo acto democrático; hacerlo sin responsabilidad ni razonamiento, es una descomunal equivocación. Habremos recuperado el rumbo, cuando dejemos de morder los anzuelos.
Pero ello no debe importarnos tanto.
La probable reelección del actual mandatario, quizá al final del día, merezca una reflexión de todos los que votaron por él para su primer mandato, y los que repitan el plato en el 2025.
La tonalidad de la reflexión ciudadana puede ser, con el tiempo, positiva o negativa y así expresarse en la esfera de la comunicación política. Que sea esperanzada o llena de frustración, es desde ya un desafío a los partidos y movimientos políticos para reinventarse, para buscar nuevos y mejores liderazgos; para sintonizar con el cambio de época que define el comportamiento y hábitos, así como las sensibilidades y expectativas, de las nuevas generaciones.
Pero también, y desde ahora, es indispensable una autoevaluación de los electores. Rayar una papeleta y depositar un voto es un mínimo acto democrático; hacerlo sin responsabilidad ni razonamiento, es una descomunal equivocación.
Habremos recuperado el rumbo, cuando dejemos de morder los anzuelos.
[RELA CIONA DAS]
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