Una escena que el correismo pretende olvidar cuatro años después. Moreno fue impuesto por Rafael Correa a los ecuatorianos. Fotos: Presidencia de la República
1. Más de lo mismo o un paso trascendental
Hay expectativas sumamente comprensibles respecto de las elecciones que se realizarán el próximo 7 de febrero. Sin embargo, de estas no van a derivarse efectos taumatúrgicos sobre los graves problemas económicos y de todo tipo, que afronta el país. No será así, porque: i- el manejo inmediato de estos problemas dejará al nuevo gobierno un margen de maniobra sumamente estrecho; ii- se requieren soluciones cuya aplicación demandará un periodo superior al de un gobierno; y, iii- no puede haber soluciones efectivas y perdurables para ellos, especialmente los concernientes a la pobreza, si no se los aborda desde sus orígenes estructurales. No hacerlo, alimentará una permanente inestabilidad política.
Resulta poco estimulante constatar que, luego de 14 años mal aprovechados, el Ecuador se vea ante la disyuntiva de decidir por más de lo mismo o por dar un paso verdaderamente trascendental. Sin embargo, en una sociedad tan segmentada y golpeada como la ecuatoriana todo puede suceder. Más aún cuando ella se enfrenta no solamente a una crisis económica y fiscal, sino también a otras crisis no menos angustiantes: política, social, sanitaria, de seguridad ciudadana. La situación parece propicia para alentar la peor de las opciones; sin embargo, cabe esperar que un mínimo de racionalidad se imponga en el momento de la crucial decisión.
Esa decisión no debería ser la de volver a repetir lo acaecido en el 2007, cuando, en Montecristi, Rafael Vicente Correa Delgado, de manera farisaica, inauguró con respaldo popular la “revolución ciudadana”, bajo el manto del mal llamado “socialismo del Siglo XXI”, con la bendición de Dios y la puesta en escena de una “mitología transformadora”, en cuyo centro se ubicó la egregia figura de Eloy Alfaro, un liberal de cepa. Así “avanzó” durante diez largos años, atropellando y destruyendo; entre tanto, detrás de cada acción emprendida o consumada, quedaba la sombra de la desinstitucionalización y el saqueo.
Eso supuestamente terminó una vez que, Correa, verificó que no podía seguir al frente de la “revolución”; entonces optó por candidatizar a quien fuera su vicepresidente y a quien mantuvo “becado” en Ginebra: Lenin Boltaire Moreno Garcés, de quien sin embargo hace poco tiempo dijo: “yo nunca conocí mucho a Lenin Moreno…pero si confiaba en Lenin Moreno…pero no es que era mi amigo íntimo ni mucho menos” (entrevista, en Facebook, 05-12-2020). Uno más al tacho de aquellos que luego de que le fueron útiles los desechó.
Tampoco cabe reiterar algo parecido a la experiencia vivida con Lenin Moreno, un ciudadano sin ideas, sin propuestas, y sin un equipo técnico debidamente preparado, quien asumió la Presidencia, bajo la sospecha de haber “ganado” las elecciones con el apoyo de un Consejo Nacional Electoral, CNE, sometido a la omnímoda voluntad de Correa, (lo dijo un asesor del nuevo Presidente).
La frase “con la certeza de que el poder es un ejercicio de humildad”, inscrita en su perfil de Twitter, ayuda a entender a Lenin Moreno, quien, al parecer, nunca ha entendido que el poder del Estado implica, ante todo, un ejercicio de autoridad.
2. La debilidad de un gobierno
El gobierno de Lenin Moreno ha estado marcado por la debilidad política, por la falta de liderazgo y por yerros constantes. La frase “con la certeza de que el poder es un ejercicio de humildad”, inscrita en su perfil de Twitter, ayuda a entender a Lenin Moreno, quien, al parecer, nunca ha entendido que el poder del Estado implica, ante todo, un ejercicio de autoridad. De ahí que el Ecuador haya tenido que observarlo, reiteradamente, como un gobernante ausente, desubicado e indeciso.
“El gobierno de todos”, el de Lenin Moreno, optó desde un inicio por seguir, en lo económico, la misma ruta de la malhadada “revolución ciudadana”. De ahí que, al igual que su antecesor, ha estado permanentemente al servicio de los grupos económicos más poderosos, es decir, los banqueros, los grandes empresarios del comercio interior y exterior. Como contrapartida, provocó, directa o indirectamente, la caída en picada de grupos sociales medios; poco o nada ha hecho por los campesinos y por los medianos y pequeños empresarios. Inclusive el alardeado programa “Reactívate Ecuador”, que debía favorecer a estos empresarios, con créditos asequibles, tuvo una ínfima realización.
Muchos esperaban que a partir del momento en que verbalmente rompió con Correa, Lenin Moreno, se dedicara a reparar los daños causados en la institucionalidad democrática por la malhadada “revolución”, a la que él calificara de leyenda, quizá rememorando el cuento de Ali Babá. No se puede negar que algo hizo, particularmente luego de la consulta popular y referendo (04-02-18), la que negó la reelección indefinida de todas las autoridades de elección popular. Con todo y esto, Lenin Moreno, no ha podido o no ha querido evitar que el correísmo se mantuviera inmutable en todo el aparato del Estado, inclusive en las oficinas presidenciales de Carondelet.
La ruptura con Correa, privó a Lenin Moreno de la colaboración que desde el inicio de su mandato venía recibiendo de parte de connotados correístas, en los más altos niveles de la administración pública; pero también, de manera abrupta, tal ruptura exhibió las limitaciones de Moreno como gobernante. Obviamente, la pervivencia del correísmo en el aparato del estado ha permitido a este movimiento actuar, todo el tiempo, en favor propio o en contra de sus adversarios. Mientras, Lenin Moreno buscaba sortear la crisis económica y fiscal, con más y más endeudamiento; una vez que esto ya no fue posible, la crisis se tornó inmanejable.
3. Lenin Moreno lidiando con la realidad
Lenin Moreno ofreció mucho, antes y después de posicionarse como Presidente. Ha cumplido muy poco como era previsible, por la crisis económica y fiscal, pero también por inoperancia. Ni empleos ni viviendas, en el número ofertado.
Hace poco tiempo, Lenin Moreno, expresó: “Ecuador ya estaba en una situación (económica) bastante crítica. Habíamos heredado una catástrofe, yo no heredé un gobierno, heredé una emboscada (sic)... es la típica emboscada que suelen tender los socialistas del siglo XXI para quienes les suceden en el poder, una emboscada para hacer que fracase” (Associated Press, 29/10/20). ¿Si sabía de estas típicas emboscadas por qué cayó “ingenuamente” en la armada para él?
Con su “estilo” sorprendentemente parsimonioso, el gobierno de Lenin Moreno se tardó casi dos años para tomar decisiones económicas importantes. Imposibilitado de seguir endeudando al país, especialmente con China, no le quedó más que recurrir a los organismos multilaterales. Fue así como, en marzo de 2019, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, FMI, aprobó un acuerdo con Ecuador por USD 4.200 millones, el cual no pasó las revisiones previstas, en parte porque “el Gobierno no envió al Legislativo la reforma tributaria, que era parte de los compromisos” (El Comercio, 10/12/19). Para cumplir estos compromisos, el gobierno dictó varias medidas de política económica, entre estas la elevación de los precios de las gasolinas, lo cual llevó al violento estallido social de octubre de ese año.
Como si se tratara de un ícono religioso, el posesionado presidente Lenín Moreno llegó a mostrar la imagen de Correa desde el balcón de Carondelet ante la multitud reunida en la Plaza de la Independencia. Foto: Presidencia de la República
Con su “estilo” sorprendentemente parsimonioso, el gobierno de Lenin Moreno se tardó casi dos años para tomar decisiones económicas importantes.
Lenin Moreno no cayó entonces, pero quizá por estar mareado por la virulencia de los acontecimientos y la humillación a la que fue sometido por dirigentes indígenas, declaró que la democracia había salido fortalecida. La verdad es que quedó más débil de lo que siempre ha sido. Pero esto, de ninguna manera significó que, en esa coyuntura "…aparecieron nuevas formas de poder popular y se fortalecieron otras existentes. El Estado perdió el control durante once días. Surgió un poder paralelo al de las clases dominantes… posible por la crisis de legitimidad y de hegemonía de la burguesía, a su vez resultado de la ruptura del consentimiento de las mayorías respecto a su proyecto. La crisis de hegemonía decantó en crisis orgánica; empero, no logró constituirse en una situación revolucionaria —en poder dual—, forma más elevada de disputa en términos de V.I. Lenin. (Leonidas Iza et al, Estallido, la rebelión de octubre en Ecuador; citado por Redacción, Plan V, 01-10-2020). Evidentemente, estos autores han hecho una pésima lectura de la coyuntura, por la que ven o se inventan fantasmas y a partir de aquí hacen planteamientos supuestamente revolucionarios, olvidándose que estamos en la primera década del siglo XX y no en la primera del siglo XX.
Con la democracia “fortalecida”, y esquivando la “emboscada” correísta, el gobierno encaró la renegociación de parte de la deuda externa (USD 17.300 millones en bonos), obteniendo resultados favorables, así como la firma de un acuerdo con el FMI, el 30-09-2020 (obtuvo un préstamo de USD 6.500 millones). Estas fueron tablas de salvación para Lenin Moreno, quien sin reparar en las implicaciones de los compromisos así adquiridos por el país, elevó las manos al cielo y pletórico de entusiasmo proclamó “Empieza la era de la reactivación de nuestra economía” (Twitter del 13/10/2020), o, en otras palabras, “Este, queridos ecuatorianos, es el primer día de la nueva era. ¡La era de la reactivación!”, (Cadena nacional del 04/10/2020).
Empezó entonces a “sembrar futuro” (“sembramos futuro” reza un spot publicitario del gobierno). Muy ufano dirá después “La mesa servida que se convirtió en una ridiculez hace unos tres años y algo más, puede convertirse en una realidad para el próximo gobierno gracias a la gestión que hemos realizado” (Teleamazonas, 09/12/2020). Esta aseveración dista mucho de la verdad; para comenzar, en esos mismos días llovían los reclamos “de los proveedores, funcionarios, gobiernos locales y jubilados a los que el Gobierno adeuda facturas” (El Comercio, 03-09-2020).
4. Otros resultados de la gestión de Lenin Moreno
Lenin Moreno, completando la obra iniciada por su antecesor, dejará al país sumido en una profunda recesión económica (decrecimiento del 1º,9% en el 2020, según el FMI, y magras posibilidades de crecimiento en el 2021), con un elevado déficit fiscal (USD$ 6,900 millones) y con una abrumadora deuda pública, externa e interna (USD$ 57,804, equivalente al 59,89 % del Producto Interno Bruto). Preocupa sobre manera la deuda pendiente con el IESS, la entidad custodia del mayor ahorro nacional, objeto de una permanente expoliación, que la ha colocado en el borde de la ruina.
La recesión económica, que viene de años atrás (en el año 2019, el crecimiento estimado fue de apenas el 0.3 %) y ha sido agudizada por la pandemia ha determinado que la pobreza extrema se duplique en este año, al pasar (con 1,4 millones de personas más en esta condición) de 10,7 %, (de acuerdo con los últimos datos de la Encuesta del Empleo y Desempleo 2019), al 20 %. Además, se estima que 1,8 millones de personas más pasarán a situación de pobreza por ingresos y que la clase media se reducirá en alrededor de 1,1 millones de personas. Si se considera la pobreza multidimensional, concepto con el cual el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, señala a las personas que sufren carencias respecto de educación, salud, trabajo, seguridad social, vivienda y nivel de vida en general, habrá pasado del 43 % al 48,5 % de las personas en hogares con niños; mientras, la pobreza multidimensional extrema pasará del 19,8% al 25,9 %. Obviamente, en estas circunstancias, la desigualdad social habrá empeorado.
La reducción del empleo, con la consecuente drástica disminución de los ingresos de los hogares, ha determinado el aumento del trabajo infantil (que Lenin Moreno lo viera como “emprendimiento”) y la deserción del sistema educativo (datos de UNICEF, citados por El Universo, 22-10-2020). Vista pues a través de estos pocos indicadores, la situación del país, luego de diez años de gobiernos de la “revolución ciudadana”, y casi cuatro del Lenin Moreno, es por demás complicada. Estrictamente, pues, no habrá mesa servida.
En diez años del gobierno de Correa, con ingresos gigantescos por el boom petroler, no pudo bajar la desnutrición crónica infantil de menores de cinco años, que se mantuvo en el 24%. En los años de Lenín Moreno, el índice subió al 28% . Foto: El Universo
la situación del país, luego de diez años de gobiernos de la “revolución ciudadana”, y casi cuatro del Lenin Moreno, es por demás complicada. Estrictamente, pues, no habrá mesa servida.
Hay razones más que suficientes para entender por qué, Lenin Moreno, tiene entre la población una muy baja credibilidad (8% en agosto 2020). Para contrarrestar esto, cuando le faltan poco meses para dejar el cargo, ha tratado de comunicarse mejor con los ciudadanos, mediante cadenas de radio y televisión. Para muchos, el intento se realizó tardíamente y de manera harto forzada. Parece acertada la conclusión en el sentido de que: Tras años de evadir las miradas y la interpelación periodística, se nota que el presidente quiere irse de a buenas, aunque -contrario al título de su show- sigue dando la espalda al país. (Iván Ulchur, De frente con el Presidente ¿o de espaldas?, 4P, 27/11/2020)
¡De espaldas, sin duda! Porque mientras los aspavientos del Presidente y su mentiroso eslogan “sembramos futuro” se desvanecen en el aíre, el país, cara al porvenir, exhibe una educación que se ha precarizado para la mayoría de niños, adolescentes y jóvenes, para quienes el futuro se presenta como un horizonte de frustraciones, con todo lo que esto significa para el país. Porque por inconfesable conveniencia de bolsillo, para los socialistas del siglo XXI, la primordial preocupación vinculada con la educación ha sido la construcción de una costosa y disfuncional infraestructura escolar. Ni antes ni durante el gobierno de Lenin Moreno, se ha esbozado siquiera una indispensable reforma educativa, acorde con las exigencias de la historia y el desarrollo del país.
Paradójicamente, el “gobierno de todos”, “con humildad”, “siembra” un futuro en el que dominarán las angustias, los renunciamientos y las frustraciones de las nuevas generaciones de ecuatorianos. Ni qué decir sobre lo que les espera a las mujeres. Marginadas en alto grado del mercado de trabajo y víctimas de un maltrato consuetudinario, que recurrentemente termina en aterradores actos de violencia contra ellas, la situación de la mayoría de ellas es deplorable. Y claro en medio de este drama, Lenin Moreno, se permitió aseverar, sin ningún sentido crítico, que, “Ecuador es uno de los países más seguros y con el menor índice de homicidios de Latinoamérica” (Vistazo, 19-01-2021), como si un índice de esos bastará para enseñar causas y consecuencias de una constante inseguridad ciudadana, debido a la cual los homicidios y los feminicidios son pan de cada día en el Ecuador de hoy.
5. Una fallida cirugía mayor
Lenin Moreno, ofreció, al inicio de su mandato, muy suelto de lengua, sin medir posibilidades y consecuencias, cercenar la corrupción, mediante una cirugía mayor. No ha pasado de la creación (el 6 de febrero de 2019) de la Secretaría Anticorrupción del Gobierno, tal y cual la mencionó en un twitter del 20-05-2020, fecha en la cual anunció su cierre: al menos reconoció que hacía tal cosa por si acaso hubiera “alguna duda de que esta Secretaría podría impedir la celeridad en cualquier caso de corrupción”. Si, existían dudas acerca del papel de esta Secretaría, por su interferencia en la labor de otras importantes entidades del Estado, como la Fiscalía, y especialmente de la Comisión Nacional Anticorrupción, surgida del seno de la sociedad civil (¡Loor a quienes la fundaron e integran!).
Decisiones como esa han sido periódicas en el país, porque la lucha anticorrupción ha sido incómoda para los gobiernos, quizá por el afán de no interferir en lo que un ex Vicepresidente de la República llamó “competencia de rabos de paja”; paralelamente se ha tratado a toda costa de opacar o anular la decidida campaña de la Comisión Nacional Anticorrupción por descubrir y denunciar los múltiples casos de corrupción (Mariana Neira, Las zancadillas de los gobiernos a los luchadores contra la corrupción, Plan V, 09-11-2020).
Se estima que la corrupción significa para el país la pérdida de 5 mil o 6 mil millones de dólares anuales. No por nada, aunque deberá suscitar vergüenza, el FMI exigió que el país asuma y cumpla el compromiso de aprobar la Ley anticorrupción, como requisito para efectuar el desembolso de USD 2.000 millones, según el acuerdo suscrito en septiembre (la Asamblea aprobó esta Ley, no sin reticencia, el 15 de diciembre pasado). Por cierto, estos dos mil millones de dólares eran indispensable para cubrir el déficit fiscal del año 2020. Con reticencia también, la Asamblea aprobó, el 19 de enero, la Ley de extinción de dominio, pero enseguida se anunció, desde Carondelet que, Lenin Moreno, la vetará por “inconstitucional” No es difícil imaginar por qué esta ley suscita tanta resistencia y temor.
Lo terrible es que ante el azote de la pandemia del covid19, la pestilente secreción de la corrupción ha continuado brotando en todos los hospitales públicos (incluidos los del IESS).
Es que los tentáculos de la corrupción se han extendido tanto que ahora ha adquirido mucha razón el aserto de Lenin Moreno, en el sentido de que “es muy probable que por lo menos en el 60% a 70% de instituciones –después de la pandemia seguramente más-, donde pongamos el dedo, brote pus” (El Universo, 27/10/17).
Lo terrible es que ante el azote de la pandemia del covid19, la pestilente secreción ha continuado brotando en todos los hospitales públicos (incluidos los del IESS) que, por lo mismo, no han podido responder ni oportuna ni eficientemente a los miles de pacientes víctimas del virus, muchos de los cuales van a parar a los cementerios. Víctima directa de este azote ha sido el personal médico y paramédico. Como si no fuera suficiente el dolor que han debido soportar, por el contagio y muerte de muchos de los suyos, el Ministro de Salud, se permitió afirmar que, "El personal de salud que se contagió (de covid-19) y que falleció no es porque se contagió en los hospitales sino en el ámbito social, ellos fueron los que llevaron la enfermedad a los hospitales, obviamente sin mal intención, pero con desconocimiento total de cuáles eran las normas para protegerse" (TC Televisión, 25-10-202q). Nadie podría negar lo justo de la indignación de médicos y paramédicos, ante tal declaración.
Luego de largos meses de espera, el gobierno anunció la importación de 88.000 vacunas de Pfizer. El 20 de enero llegaron, con mucho ruido oficial, 8.0000, lo que permite inmunizar a tan solo a 4.000 personas, menos de las previstas para la fase cero de un plan de vacunación que nadie conoce ¡Un inaudito secreto de estado! Había clamor porque las cuatro mil personas a ser vacunadas fueran en primer lugar aquellas expuestas a un mayor riesgo, como médicos y personal paramédico. Sin embargo, una vez más ha brillado la viveza criolla. No por nada, la Asamblea Nacional exige al presidente, Lenin Moreno, la destitución de su ministro de salud.
La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), ha autorizado la importación de vacunas AstraZeneca, por aproximadamente cinco millones de dosis, las que serán aplicadas a dos millones y medio de ecuatorianos. De este modo, el Ecuador podrá fortalecer el proceso de contención de la enfermedad, hasta lograr una inmunidad colectiva. A través de negociaciones con diversos laboratorios del mundo, el país habría asegurado el suministro de dieciocho millones de dosis, las que servirán para vacunar a nueve millones de ecuatorianos, logrando así la inmunización del 60% de la población, durante el presente año.
Es de desear que para la aplicación de tales vacunas sí exista un plan, de acuerdo con el cual se atienda a la población toda, sin vivezas, pero con justicia y transparencia.
6. Entre discursos vacíos y pasos con grilletes
La responsabilidad por la crítica situación que vive el país en estos tiempos, no es, por supuesto, exclusiva del gobierno también le concierne a la Asamblea Nacional, a la Justicia y, por supuesto, a los grupos de poder económico y a las élites. La Asamblea, según la percepción ciudadana, está podrida, condición que el mismo presidente de esta función, César Litardo, certifica, al revelar que al menos 60 de los 137 asambleístas enfrentan causas judiciales aunque ninguno ha sido procesado. Son casi la mitad de los legisladores. De ser así, caben las preguntas repetidamente formuladas por los ciudadanos ¿hasta dónde llegan los niveles de complicidad y silencio de los 70 asambleístas que no tienen cuentas pendientes con la justicia? ¿Cuántos son los asambleístas que realmente pueden considerarse honestos? No hay respuestas, pero, eso sí, algunos asambleístas están en plena campaña por su reelección.
Nada raro que se trate de los mismos asambleístas que buscaron evitar la promulgación de la Ley anticorrupción y la Ley de extinción de dominio. Por derecho propio, deberían participar en la ya referida “competencia de rabos de paja”. No se debe olvidar el hecho de que tan censurable Asamblea hizo mutis por el foro, cuando la paz del país y especialmente su capital fue brutalmente alterada durante el fatídico octubre de 2019. Se acordaron de esos lamentables hechos, luego de más de un año, para censurar a la Ministra de Gobierno, María Paula Romo, quien desgranó acusaciones floridas sobre varios “representantes”. Seguramente la Fiscalía General del Estado se encargará de efectuar las investigaciones del caso.
La Asamblea Nacional aprobó, como un de sus últimas actuaciones, la llamada Ley de Extinción de Dominio, que según expertos en la materia resultará inaplicable. Foto: Asamblea Nacional
El próximo 7 de febrero, los ecuatorianos debemos elegir entre más de cuatro mil quinientos candidatos, agrupados en cuatrocientas cincuenta listas: presidente y vicepresidente de la república, asambleístas y parlamentarios andinos.
7. El proceso electoral
El próximo 7 de febrero, los ecuatorianos debemos elegir entre más de cuatro mil quinientos candidatos, agrupados en cuatrocientas cincuenta listas: presidente y vicepresidente de la república, asambleístas y parlamentarios andinos. Hay candidatos de todos los colores, inclusive para la reelección. A algunos, si tuvieran vergüenza, debería perturbarles el ser objeto de procesos judiciales por corrupción; la lista de los presuntos y hasta probados delitos es larga: peculado, enriquecimiento ilícito, concusión, cohecho, tráfico de influencias, testaferrismo, lavado de activos, asociación ilícita, delincuencia organizada, etc. Es que según ciertas autoridades electorales, más allá de cualquier cuestionamiento, importa preservar el derecho a la participación, aunque esto vaya en contra de una auténtica representación política.
Al respecto cabe plantear esta cuestión ¿por qué hay partidos que auspician a semejantes candidatos? Es que no hay partidos; la mayoría de los así llamados en verdad son solamente membretes, útiles para buscar la inscripción en el Consejo Nacional Electoral. Sí, cumplen los requisitos exigidos, inclusive han realizado “primarias”, hecho que debió dibujar sonrisas, en los rostros de los titulares de los membretes, los que, si no actúan directamente lo hacen a través de suplantadores, quienes luego harán de intermediarios para el cobro de los acostumbrados “diezmos” o para la celebración de ciertos “negocios”, cambiando de línea –de negocio se entiende- según su mejor conveniencia.
Como si lo anterior fuera poco, el Código de la democracia, en su artículo 108, determina: “Las candidatas y candidatos no podrán ser privados de la libertad ni procesados penalmente desde el momento de la calificación hasta la proclamación de resultados ni enjuiciados, salvo los casos de delito flagrante, delitos sexuales, violencia de género e intrafamiliar. Proclamados los resultados podrán activarse procesos penales contra ellos, y solo los candidatos o candidatas ganadores gozarán de fuero de Corte Nacional o Provincial, según corresponda, excepto en delitos de violencia intrafamiliar que no se reconoce fuero alguno”. A pesar de la confusa redacción, se puede entender que, si antes de la calificación, un posible candidato hubiese cometido un delito, inclusive flagrante, por el que está siendo enjuiciado, si logra ser candidato adquiere inmunidad, la que fácilmente podría convertirse en impunidad aun antes de la proclamación de resultados, sin importar que el sujeto sea o no portador de un grillete.
los planes de campaña presentados ante el CNE son documentos de dudosa validez y autenticidad; ni el CNE ha analizado estos “planes”…no tiene facultad para hacerlo.
Tiene razón el periodista cuando señala que: “Caos, relajo, desbarajuste… y campaña electoral ya sonsinónimos. El país lleva meses viendo cómo se alarga la lista de binomios presidenciales, cómo se violan las reglas, cómo se agrava el enfrentamiento entre el Tribunal Contencioso Electoral y el Consejo Nacional Electoral que son los jueces de la contienda… Meses de sorpresas, perplejidad y asco. Lo que no saben los ciudadanos, o no se confiesan, es que ese desbarajuste ha sido previsto: está organizado (…) Caos, relajo o desbarajuste: nada de aquello es, entonces, una novedad. Es el ecosistema natural de la política nacional. Ecuador está programado para lo que está viendo. Hasta la sorpresa, la perplejidad y el asco son parte consustancial del juego de Pacman que es el sinónimo que mejor sienta al juego político. Lo único alucinante es que jugadores y espectadores se digan sorprendidos. No hay razón: así ha sido y así es. (José Hernández, Caos electoral: el juego de Pacmans, 4Pelagatos, 14-12-2020).
Teóricamente, cualquier ciudadano puede ser candidato a asambleísta, vicepresidente o presidente de la república, aunque en este último caso “ni siquiera sepa cómo manejar la tienda de la esquina” y hasta puede ser elegido, como ciertamente ha sucedido; basta con que cumpla ciertos requisitos. En la práctica no es así, porque en verdad quien no tiene padrinos no se bautiza o, más preciso, no se candidatiza. Al parecer, hay poblaciones enteras que no los tienen. La siguiente información es bastante ilustrativa: “Las elecciones de 2021 tendrán la papeleta más larga en la historia democrática de Ecuador y, sin embargo, no hay un candidato que represente a la población afro. Los afrodescendientes representan el 7,2% de la población ecuatoriana, según el censo que realizó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) en 2010, y son considerados como la segunda minoría, por debajo de los montubios (7,39%) y por encima de los indígenas (7,03%)”. (Primicias, Los afroecuatorianos, un voto históricamente relegado, 28-11-2020).
8. El futuro incierto
El 7 de febrero se realizarán las elecciones previstas: los ciudadanos podrán ejercer su derecho a elegir; derecho supremo en una democracia como esta. Tras todo lo sucedido en la pugna entre las entidades que integran el “poder electoral”, hay sombras obscuras, pero ¿se disiparán totalmente? Como siempre sucede, ahora hay otros motivos de preocupación, ¿por quién votar? es el dominante, el resto puede esperar y…se terminará por olvidar.
Entonces, antes que en las promesas de campaña, que van de lo absurdo a lo imposible, cabía poner atención en los planes de gobierno de los candidatos a presidente, pero son tantos, ¡qué pereza! Sin embargo, más allá de esta desazón, hay sobradas razones para no detenerse en ellos, entre otras: son documentos de dudosa validez y autenticidad; ni el CNE ha analizado estos “planes”…no tiene facultad para hacerlo; son muchos los competidores, pero solo dos cruzarán la línea de la primera vuelta. En ese momento habrá que poner atención a sus planes. A pesar de que ahora como hasta tal momento, por más que se diga mucho en el papel, la prueba de fuego será la práctica, es decir el gobernar.
Además de que, como reza un titular de la prensa: “El próximo presidente no podrá cumplir sus promesas sin la ayuda de la Asamblea” (Primicias, 30-01-2021). Empero, extrañamente, en ninguno de los “planes” se repara en esto; es más nadie se ha preocupado de formular una estrategia para la búsqueda y logro de sus objetivos. Demasiado difícil será esto, por todos los problemas que cubrirán la “mesa servida” que dejará Lenin Moreno. Si por desgracia volvemos a tener un presidente como él o su antecesor, estaremos perdidos. Entonces, podremos llegar a convertirnos en un “Estado fallido”. No lo ha sido, no lo es aún, pero podría llegar a serlo, al estilo de Haití y Venezuela, calificados de esta manera por la Organización de las Naciones Unidas, ONU.
¿Qué hará el nuevo presidente sin medio en el bolsillo y casi sin posibilidades de obtenerlo? Tendrá que demostrar mucha, pero mucha sapiencia y eficacia para capear el temporal.
Recordemos, además, que ningún candidato responde a una alianza programática, solo electoral, que, previsiblemente, se deshará apenas reviente una “pugna de poderes”, entre el ejecutivo y el legislativo. El Judicial estará enredado en sus propias dificultades; tal como el Consejo de la Judicatura ha hecho la elección de los nuevos jueces, hay razones para temer lo peor (una prueba: ningún candidato a juez de la Corte alcanzó los 35 puntos de la prueba teórica).
No es posible, sería demasiado arriesgado, señalar ahora posibles y necesarias líneas de acción de un nuevo gobierno. Lenin Moreno se ha preocupado por cubrir el déficit del 2020, quien puede saber que suceda lo mismo en el 2021 ¿Qué hará el nuevo presidente sin medio en el bolsillo y casi sin posibilidades de obtenerlo? Tendrá que demostrar mucha, pero mucha sapiencia y eficacia para capear el temporal. Luego de un año, podría verse tentado a resolver el entrampe con la Asamblea, mediante la muerte cruzada. Y ojalá lo haga por el bien del país y no por el bien de los grupos poderosos de siempre… porque entonces el hambre pondrá a las masas en las calles. No más especulaciones, todo es incierto, todo está por verse, en un ambiente en el que seguirá haciéndose sentir la pandemia del covid19.
El nuevo presidente tendrá que llegar con un conocimiento pormenorizado de la situación del país, el que por supuesto no lo podrá encontrar en las fuentes oficiales, solamente. Ya sabemos las mañas de los “revolucionarios” para ocultar o tergiversar las cifras y otras informaciones claves; tendrá que llegar con ideas y propuestas claras y viables y con un excelente equipo técnico.
Tenemos que recuperar y fortalecer la democracia y la política. En un sistema como el nuestro la democracia debe servir, ante todo, para asegurar, mediante la política, la mejor calidad de vida posible a todos los ciudadanos.
¡Por todo lo expuesto es que el Ecuador no puede ir, el 7 de febrero, por más de lo mismo!
[RELA CIONA DAS]
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