

Foto: Netflix
Los seguidores de Julian Assange, entre ellos, Jacob Appelbaum, se turnan para cortarle el pelo, en una toma del documental.
Se sienta como una suerte de santón, se acaricia su melena blanca, y, aunque no es tan viejo, asume la postura de un gurú. En torno suyo, un grupo de jóvenes informáticos, lo escuchan hablar con cierta devoción.
La imagen proviene del documental Risk, de Laura Poitras, disponible recientemente en Netflik para América Latina. Del documental emerge la figura de Julián Assange, recientemente naturalizado como ecuatoriano por el Gobierno de Lenin Moreno, como un personaje sombrío, que desde la comodidad de una mansión en la campiña británica o en el claustrófobico espacio del cuarto de las oficinas de la Embajada del Ecuador en Londres donde vive desde 2012, juega las fichas de un ajedrez internacional sentado ante su computadora.
La abogada feminista Helena Kennedy intenta convencer a Assange de que no atribuya la denuncia de violación al feminismo radical. Foto: Netflix
Del documental Risk emerge la figura de Julián Assange como un personaje sombrío, que desde la comodidad de una mansión en la campiña británica o en el claustrófobico espacio del cuarto de las oficinas de la Embajada del Ecuador en Londres donde vive desde 2012, juega las fichas de un ajedrez internacional sentado ante su computadora.
La reciente confirmación de la naturalización de Assange como ecuatoriano, por parte de la canciller María Fernanda Espinosa, quien, según se ve en el documental de Poitras, conocedor de que la Suprema Corte del Reino Unido iba a decretar su extradición a Suecia por presuntos delitos sexuales, se tiñó el pelo de rojo, se puso lentes de contacto y se disfrazó de motociclista, para ingresar en las oficinas de la Embajada ecuatoriana en el centro de Londres, provocó críticas ante la situación del hacker internacional, que, según el Palacio de Najas, se ha vuelto "insostenible".
Tras el intento de que, al ser ecuatoriano, obtenga pasaporte diplomático, estuvo, dijo una fuente de la Cancillería a PLANV a condición del anonimato, la posibilidad de que pudiera salir de la Embajada y se trasladara a Cuba, país en donde sería acreditado en la Embajada del Ecuador en La Habana.
Con lo que no contó la diplomacia ecuatoriana es con que el supuesto estatus diplomático de Assange debía ser aceptado por la Cancillería británica, que, simplemente, negó tal posibilidad, por lo que Assange, a pesar de su cédula ecuatoriana, no pudo salir de las oficinas ecuatorianas donde vive.
El Gobierno, inclusive, llegó a dictar un protocolo especial para naturalizar a los extranjeros en el exterior, que fue utilizado ex profeso para la ocasión.
Mano derecha de Assange y asiduo visitante de la Embajada ecuatoriana, el hacker Jacob Appelbaum también fue acusado de acoso sexual. Foto: Netflix
Para el australiano, que antes de cumplir 20 años fue procesado penalmente en su país por un hackeo, la posibilidad de salir de la Embajada ecuatoriana se vuelve cada vez más lejana. Assange, según el documental de Poitras, se ha dado modos de seguir influyendo en la política internacional por medio del portal WikiLeaks, que desde 2006 recibe delaciones cibernéticas que publica en bruto. Una de ellas, la que recibió de la transexual Chelsea Manning, quien entonces era un soldado raso de Estados Unidos, fue el origen de los posibles problemas judiciales del australiano con ese país. En efecto, en el vídeo filtrado, se ve como soldados de Estados Unidos matan personas desarmadas, entre ellos, dos periodistas, en un operativo en Irak. Manning fue detenida, procesada, y condenada a más de 142 años de cárcel por sus filtraciones a Assange, aunque recibió un indulto presidencial del ex presidente Barack Obama y fue finalmente liberada.
Pero Assange, en cambio, teme desde 2010 que un jurado instructor de Estados Unidos lo esté investigando por esa misma causa. Alega que se le podría imponer la pena de muerte por espionaje. A su posible problema legal en Estados Unidos se sumaron dos denuncias por presunta violación de dos mujeres suecas.
En otra toma del documental, Helena Kennedy, una abogada feminista intenta convencer a Assange de que evite toda retórica antifeminista, pero el hacker, para su consternación, le responde que tras las denuncias de presunta violación solamente hay una operación del lobby feminista radical sueco, en coordinación con la socialdemocracia de ese país.
Antes de ingresar a nuestra Embajada, Assange se tiñó el pelo de rojo y se cambió el color de los ojos con lentes. Foto: Netflix
En otra toma del documental, una abogada feminista intenta convencer a Assange de que evite toda retórica antifeminista, pero el hacker, para su consternación, le responde que tras las denuncias de presunta violación solamente hay una operación del lobby feminista radical sueco, en coordinación con la socialdemocracia de ese país.
La denuncia por violación podía conducir a su extradición a Suecia, y, desde ahí, la justicia de Estados Unidos podía pedir su entrega para ser investigado por el caso de la filtración de Manning.
Hasta ese momento, Assange seguía operando normalmente WikiLeaks, mientras sus abogados, entre ellos, una joven guatemalteca, apelaban todos los recursos posibles ante la justicia británica. La voz en off de Laura Poitras evidencia que Assange y su grupo, que no parece ser de más de diez personas, operan cada vez más como una agencia de inteligencia que como particulares preocupados por la verdad. Poitras intuye que Assange prepara algo, cuando empieza a observar las maletas que el hacker hace, y sus curiosos preparativos, como teñirse el pelo de rojo y cambiarse el color de los ojos. Aunque Assange le permite grabar algunas de sus conversaciones telefónicas, inclusive, algunas con abogados del Departamento de Estado de Estados Unidos, a Poitras le toma por sorpresa cuando el hacker, con la presencia de la ex embajadora del Ecuador, Ana Albán, y del cónsul Fidel Narváez, se aloja en una oficina de la Embajada ecuatoriana. Nada de las negociaciones con el Ecuador ha sido registrado en el documental.
Tras el ingreso a la Embajada, Assange, un hombre de la internet, sigue jugando en las altas ligas de la política internacional. Sigue haciendo la misma rutina que tenía antes de su asilo: se reúne con sus jóvenes adeptos, analiza la situación mundial, y continúa con sus operaciones. La imagen de gurú de Assange se ve clara en otra escena del documental, cuando sus principales seguidoras le cortan el cabello en una suerte de tarea colectiva, y como el mismo grupo de jóvenes se instala en la pequeña oficina ecuatoriana en la que Assange vive.
Otro momento clave que se evidencia en Risk es cuando Assange interviene directamente por salvar al hacker estadounidense Edward Snowden, operación en la que, al parecer, también tuvo el incondicional apoyo de la diplomacia ecuatoriana. Se puede ver a Assange al teléfono, anunciando que está buscando un jet privado para llevar al hacker a Ecuador (también habla de Venezuela e Islandia), y que podría costar entre 120 y 300 mil dólares.
Las fabulosas cantidades que Assange maneja sorprenden, en especial, tomando en cuenta que el financiamiento de su portal fue cancelado por las grandes tarjetas de crédito internacionales. Al final, Snowden recibió asilo en la Rusia de Putin, en donde, según Estados Unidos, ha filtrado información importante para su país a los rusos.
El cónsul del Ecuador en Londres, Fidel Narváez, cuya participación en el caso sigue siendo clave. Foto: Netflix
La CIA declaró que WikiLeaks, más que un portal de naturaleza periodística, es una suerte de agencia de inteligencia privada, hostil a Estados Unidos.
Las relaciones de Assange y WikiLeaks con Rusia, entre tanto, se fueron volviendo más evidentes, cuando durante la reciente campaña presidencial en Estados Unidos el portal de Assange filtró 70 mil correos de la campaña de Hillary Clinton. En Risk, se puede ver que, para Assange, Clinton era una "belicista" mientras su opinión sobre el magnate Donald Trump parece ser más bien neutra. En las investigaciones posteriores en Estados Unidos, un ex director de la CIA dijo ante el Congreso de su país que no se podía descartar que tras la filtraciones de WiliLeaks estuviera la inteligencia rusa. Al final, la CIA declaró que WikiLeaks, más que un portal de naturaleza periodística, es una suerte de agencia de inteligencia privada, hostil a Estados Unidos.
Assange también se pronunció desde la Embajada ecuatoriana sobre la secesión de Cataluña, y anunció su apoyo a la causa de Charles Puigdemont, en una operación que medios españoles dijeron se encontraba plenamente sintonizada con la propaganda rusa, en especial, la que proviene del canal oficial Rusia Today.
Kintto Lucas: el caso de Assange podría ir a la Corte de La Haya
El ex vicecanciller, Kintto Lucas, admitió en Radio Sucesos los contactos con el hacker australiano.
El ex vicencanciller Kintto Lucas, en entrevista con Juan Carlos Calderón en Radio Sucesos, sostuvo que el Gobierno tenía todo el derecho de darle la nacionalidad ecuatoriana a Julián Assange. Para Lucas, no se puede confirmar si realmente hubo la intención de hacerle "una sapada" a la Cancillería británica. Como extranjero nacionalizado, Lucas dijo que este tema debe haber sido conocido por el presidente Lenin Moreno.
"Si quisieron hacer una sapada se equivocaron", dijo Lucas, pero en su opinión, se debería buscar un acuerdo político con la Gran Bretaña para sacar a Assange de la Embajada del Ecuador. Para el ex vicecanciller, aun cuando Assange fuera nombrado diplomático ecuatoriano, hay todavía cargos en el Reino Unido contra Assange, así que de todas formas será detenido si sale de la Embajada del Ecuador, porque no podría apelar a la inmunidad diplomática. Para Lucas, darle a Assange la nacionalidad la da otro tipo de seguridades, pero no permitirá que recupere su libertad. En esa medida, llamó a un diálogo político con Reino Unido o, en última instancia, recurrir a la Corte de La Haya, por ser una controversia entre estados relacionada con derechos humanos.
Lucas dijo que aunque no se ha pedido la extradición por parte de Estados Unidos, la consideró como "casi segura" debido a las filtraciones de Manning y a las publicaciones de cables diplomáticos del Departamento de Estado.
El ex vicecanciller, quien es uruguayo de nacimiento pero ocupó altos cargos en nuestro país, sostuvo que la información "estratégica" que tiene Assange debía ser compartida con los países de América Latina. Explicó que le "invitó" a venir al Ecuador por esa razón y que en 2010 dijo que se podría conceder asilo a Assange si es que lo pedía.
El ex vicecanciller, quien es uruguayo de nacimiento pero ocupó altos cargos en nuestro país, sostuvo que la información "estratégica" que tiene Assange debía ser compartida con los países de América Latina. Explicó que le "invitó" a venir al Ecuador por esa razón y que en 2010 dijo que se podría conceder asilo a Assange si es que lo pedía.
"Buscamos acercarnos a él. Queríamos que colgara toda la información que tenía, aunque sea en inglés. Viajó otro compañero a reunirse con él en 2011 y le pedíamos que colgara todos los cables. Ahí se inició una relación, y él empezó a colgar todos los cables. Un funcionario viajó a Londres con claras directivas mías de que difundiera todos los cables sobre Ecuador". Lucas recordó que en ese momento Assange estaba viviendo en Londres y precisó que las denuncias de las mujeres suecas en su contra son por no haber utilizado preservativo con ellas, lo que consideran una "violación".
Lucas admitió que a nombre del Gobierno de Rafael Correa le invitó a dar "conferencias" en nuestro país, pero para salir de Gran Bretaña Assange necesitaba un permiso especial. Assange había viajado en varias ocasiones a los países de la llamada Primavera Árabe en esa época, y algunos de sus seguidores participaban en debates en naciones como Egipto en el marco del llamado Proyecto Tor. Esta iniciativa, que era una propuesta apoyada por Assange para lograr la "libertad en internet" anunció que el activista Jacob Appelbaum, mano derecha de Assange, fue acusado por sus propios colaboradores, hombres y mujeres, de acoso sexual y abusos laborales.
Jacob Appelbaum aparece constamente en el documental de Poitras, inclusive, en reuniones con Assange en la Embajada del Ecuador.
El ex vicecanciller, quien se desvinculó del Gobierno por su oposición al acuerdo comercial con la Unión Europea, relevó que fue Assange quien inició las conversaciones para pedir el asilo en la Embajada del Ecuador. Para Lucas, siempre fue evidente que no iba a poder salir de la Embajada ecuatoriana en el mediano plazo. "Reino Unido es un poder mundial que no iba a dar el salvoconducto así no más" recordó Lucas.
Lucas sostiene que Assange es un periodista que "sigue incidiendo en la opinión mundial", pero destacó que se busque un intermediario y que se tomen en cuenta elementos de presión sobre Gran Bretaña.
"Reino Unido debe sentir que por lo menos empató", sostuvo Lucas, como una condición para la salida de Assange de la Embajada ecuatoriana y recordó que hay un dictamen del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de las Naciones Unidas que podría conducir a un "empate" con el Gobierno de Londres.
Aunque no ocultó su admiración por Assange, a quién calificó como una figura de talla mundial, admitió que Assange no debió haber hecho declaraciones sobre el caso de Cataluña, y recordó que en el país se han otorgado nacionalidad ecuatoriana a jugadores de fútbol extranjeros.
[RELA CIONA DAS]




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