
Fotos: Asamblea Nacional
Desazón en el bloque de asambleístas progresistas de Alianza PAIS, en medio de un debate polémico.

Virgilio Hernández habla con su colega Rossana Alvarado, quien presidía la Asamblea Nacional durante estos debates.

Himno Nacional: los asambleístas cantan a todo pulmón mientras se preparan para debatir el tema.

Activistas feministas concurrieron a las barras altas con carteles y luego, de improviso, protestaron en topless.

Una de las pancartas de las feministas que fueron a la Asamblea.

Durante el debate sobre la violencia contra la mujer, se presentaron algunas publicaciones de la revista Vanguardia.

Paola Pabón: su postura fue criticada tanto por el presidente Correa cuanto por colectivos de mujeres.
Fotos: Asamblea Nacional
Rosana Alvarado, una de las asambleístas que apoyó la moción polémica. Más datos proporcionados por el Observatorio Legislativo sobre esta asambleísta.
María Agusta Calle veló por la unidad ideologíca de su bloque. Más datos proporcionados por el Observatorio Legislativo sobre esta asambleísta.
Carlos Franqui cuenta que Camilo Cienfuegos, con su típico humor cortante e incisivo, que le permitía decir las cosas más graves entre desarmantes risas y expresiones simpáticas, le dijo alguna vez a Fidel Castro: "Fidel, hay que escribir la historia, que un día tú estarás viejo, y los viejos cuentan muchas mentiras y ya no estará aquí Camilo para decirte "vas mal, Fidel". A lo que el comandante, mordiendo el tabaco, respondía: "Tú no cambias, Camilo, tenemos que hacer cosas más importantes ahora que contar la historia de la Revolución. Ya llegará el momento".
Antes de que me haga viejo, voy a contar mi versión de lo ocurrido en las sesiones del Pleno de la Asamblea Nacional, los días 9, 10 y 11 de octubre del 2013. No sea que después, cuando sea viejo, me dé por contar mentiras.
El miércoles 9 de octubre, el gremio de los médicos y los grupos activistas de mujeres se presentaron en el Pleno de la Asamblea. Los primeros, puestos su mandil, pedían que se forme una especie de árbitro técnico/administrativo que evalúe los casos de supuesta mala práctica médica como requisito previo a su judicialización. "No somos criminales, salvamos vidas", decían. Los grupos de mujeres, a su vez, pedían de todo. Desde que los juicios contra los hombres sean sumarísimos y sin presencia de la mujer; hasta que metan preso al que ejerce violencia patrimonial o sea, al que da y quita. El Pleno de la Asamblea Nacional fue convocado para una maratónica sesión continua hasta terminar el segundo debate de los libros preliminar, primero y segundo del Código Orgánico Integral Penal (COIP). La razón de la premura en aprobar "preliminarmente" el COIP fue el deseo del Presidente de la República de que su Procurador General llevase a París, a la reunión plenaria del GAFI, el verso de que nuestro súpercódigo estaba aprobado y que, a partir de ahora, el Ecuador se convertiría en el azote de los terroristas y lavadores de activos. Presidente y Procurador esperaban que con este caramelo, el Grupo de Acción Financiera Internacional - GAFI (FATF por sus siglas en inglés) sacaría al Ecuador de su lista negra.
Unos frenéticos gritos de las asambleístas a la Escolta Legislativa, de que no se atrevan a tocar a un grupo de activistas que descubrió sus pechos en un gesto revolucionario.
Unos frenéticos gritos de las asambleístas a la Escolta Legislativa, de que no se atrevan a tocar a un grupo de activistas que descubrió sus pechos en un gesto revolucionario, caldeó el ambiente de una sesión que se suspendería minutos después porque el ponente del informe no lo tenía listo. Al suspender la sesión, la presidente anunció que al día siguiente, yo iba a ser el segundo asambleísta en intervenir en el debate y el primero de la oposición.
Mi problema era compendiar en diez minutos todos los errores de forma y fondo que tenía y sigue teniendo el COIP; tarea a todas luces imposible, sobre todo si consideramos que el COIP es, en realidad, tres códigos en uno, tres ciencias del Derecho arrumadas en un solo libro.
Las palabras iniciales de mi intervención del día 10 de octubre fueron absolutamente sentidas. Como abogado litigante en materia penal por más de veinte años y como profesor de pregrado en Derecho Penal y Procesal Penal, ese era uno de los discursos más difíciles de mi carrera. Por ello, decidí empezar por un tema que debía ser explicado al inicio; porque si lo hacía al final, podía quedarme sin tiempo y dejar frases sueltas o incompletas.
Soy partidario de la despenalización del aborto desde hace muchos años. Las razones son lógicas:
a) En el Ecuador en el año 2010, según estadísticas de la Dirección Nacional de Información, Seguimiento y Control de Gestión del Ministerio de Salud, se practicaron 25 930 abortos (sin contar los clandestinos) y según datos de la Fiscalía General del Estado, solamente se denunció a 11 mujeres por el delito de aborto voluntario. En el 2011, la relación fue de 25 316 a 24, y en el 2012, de 24 424 a 12. Esto quiere decir que el tipo penal no se aplica y que, por ende, debe ser derogado. La sociedad ecuatoriana, de hecho, ha aceptado el aborto, comprende a sus mujeres y no las denuncia ni condena.
Mauro Andino se opuso a la moción de que podía facilitar el aborto.
José Bolívar Castillo, ex alcalde de Loja que votó con el Gobierno.
b) En cuanto a la posibilidad de que una mujer violada aborte, es una tontería permitírselo a una mujer con discapacidad mental y no a una mujer normal. Las dos han sido violadas. ¿Por qué la una sí puede abortar y la otra no? ¿Para evitar que se degenere la especie?
Por eso debe permitirse el aborto voluntario en general y muy especialmente el aborto producto de una violación.
Así abrí mi discurso; y me sorprendí con el aplauso mayoritario del bloque de Gobierno. Bloque que, a la oposición, no aplaude jamás. Sobra decir que en contraste, ellos se aplauden y citan entre sí, minuto a minuto. "¡A caray!", dije espontáneamente
Luego de mi intervención, mas no como consecuencia de esta, las asambleístas de Alianza País, una a una, fueron explicando sus razones para despenalizar el aborto. Una más fogosa y apasionada que la otra. En las barras altas, los grupos de mujeres golpeaban los ventanales, en signo de aprobación de cada discurso feminista.
En la oposición, Mae Montaño habló por Creo y, palabras más palabras menos, dijo estar de acuerdo.
Todo Pachacutik estaba de acuerdo.
La mayoría de los socialcristianos, en lo del aborto por violación estaban de acuerdo en generalizarlo; no obstante, pensaban salir de la votación. No iban a votar ni a favor ni en contra ni a abstenerse.
Sobra decir que a cada discurso de la oposición, que daba la razón a las asambleístas de PAIS, ellas respondían con otro más febril. Deben haberse sentido (supongo yo) en el paroxismo de su militancia feminista. En el éxtasis de su activismo de años. Veían, con asombro, que nadie las contradecía. Sus mentes y sus corazones (otra suposición mía) deben haberlas transportado desde la realidad de los viejos y gastados curules de la Asamblea Nacional del Ecuador a las imaginarias calles de París llenas de barricadas donde, en vez de sus aburridos compañeros de la Asamblea, verían, sin duda, a Gavroche, Enjoldras, Conbeferre, Courfeyrac, Bossuet. Y en lugar del opaco mural de Guayasamín, imaginarían banderas rojas. En otras palabras, debieron estar por horas en el Olimpo de las revolucionarias feministas.
En el clímax, y luego de que las barras altas desplegaran carteles con la leyenda: "Queremos oír a Paola Pabón". Rossana Alvarado, presidente de la Asamblea en funciones, le dió la palabra. La asambleísta Pabón, cual si fuera la 'Pasionaría', la heroína comunista del bando republicano en la Guerra Civil Española, hablando para la posteridad, para el bronce, pidió que se califique como moción previa la solicitud de votar el Art. 150 del COIP fuera de la votación general. La Presidente calificó como previa la moción y justo en el instante en que iba a abrir la boca para disponer a la secretaria que tome votación, despertaron del sueño de la democracia. Varios asambleístas de PAIS saltaron de sus asientos, como picados por una araña pidiendo a gritos un receso. ¡Reunión de bloque!
En ese momento regresé a ver a mi vecino de curul. Él sacaba humo de su teléfono celular mandando mensajes de texto.
- "¿Qué haces?", pregunté.
- "¡Esto no puede ser. Éstas (así tal cual) quieren acabar con la vida!", dijo.
- "¿Pero no te parece lógico que una mujer violada pueda abortar independientemente de que sea discapacitada mental o no?", repliqué.
-Yo no puedo afirmarlo así no más. Primero aviso al Mashi lo que quieren hacer éstas. Luego llamo al Obispo de ... para que me dé la opinión de la Iglesia al respecto.
-¿Y qué te dice el Mashi?
-Él no responde, solo lee y escucha.
-Es como Dios, dije riendo, y cerré la charla con el fiel consultante del Obispo.
De vuelta al hemiciclo, las curules de PAIS quedaron vacías. La oposición se quedó en su lugar. Un asambleísta de un movimiento simbionte del Gobierno (a ellos no les invitan a las reuniones de bloque, no los necesitan) se quedó y entre un comentario y otro, decía:
-Imagínate cualquier mujer puede decir que ha sido violada y se quita el guagua...
Al oír eso, mejor me retiré a mi curul. Estaba cansado. Quería irme a mi casa.
Cuarenta minutos después, regresaron y suspendieron la sesión, sin haber tratado la moción de la asambleísta Pabón. Había caído en desgracia.
Fin del cuento: la señora Pabón, en medio de un discurso donde cada palabra salía como puñal dirigido a la foto del que sabemos, retiró su moción. Si sus palabras decían una cosa, el tono en que las decía era de una rabia contenida
El viernes 11 de octubre, que por cierto era feriado y jugaba la Selección ecuatoriana de fútbol contra su similar de Uruguay por un puesto en el Mundial de Brasil 2014, llegué a la Asamblea y me enteré de que, ya bien entrada la noche anterior, el Presidente había reprendido duramente a sus asambleístas a través de una entrevista en Tv. El líder máximo de Creo había mandado una carta a sus asambleístas diciéndo que ni se les ocurra despenalizar el aborto, que lo dejen tal cual. Comprendí que la congregación religiosa que ha penetrado silente casi todos los movimientos políticos del Ecuador, hizo bien su trabajo.
Fin del cuento: la señora Pabón, en medio de un discurso donde cada palabra salía como puñal dirigido a la foto del que sabemos, retiró su moción. Si sus palabras decían una cosa, el tono en que las decía era de una rabia contenida. Resumen metafórico del discurso de la señora Pabón: retiro la moción pero no soy traidora, y eso que te acolitamos en la vaina esa del 30 S y en la vaina del Yasuní. Acuérdate, además, de que tu primo está en Miami.
Javert, el personaje del inspecto de policía en la novela Los Miserables, de Víctor Hugo, hizo su trabajo: Desmontó barricadas, recogió banderas, dijo: "Señoras en orden. Se acabó el ensayo. No estamos en París. Estamos en la Asamblea Nacional del Ecuador. Atentas a la pantalla y voten SÍ; pero sólo cuando yo les diga".
* Asambleísta nacional del movimiento Suma. Especial para Plan V.
Más datos proporcionados por el Observatorio Legislativo sobre este asambleísta.
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