

Ecuador, familia, cambio, ruptura, fueron algunas de las palabras que más utilizaron los cuatro candidatos con mayor votación en la primera vuelta electoral.
El domingo 19 de febrero se celebraron las elecciones presidenciales y legislativas en Ecuador. El miércoles 22 del mismo mes, a tres días del evento plebiscitario, el titular del Consejo Nacional Electoral, el órgano encargado de anunciar oficialmente los resultados de los escrutinios, confirmó a los dos aspirantes a disputar el desempate en una segunda vuelta electoral.
Los resultados del órgano estatal también confirmaron el orden de los cuatro candidatos más votados, y las puntuaciones coincidían con la prelación calculada por las principales encuestas que publicaron sus estudios de opinión. En un momento de crisis de las encuestas ¿qué nos dicen estas primeras referencias?
Como primero de la lista resultó Lenin Moreno, el candidato presentado por el oficialismo para suceder al presidente Rafael Correa y el encargado en la búsqueda de mantener a su partido político en el poder. Moreno consiguió el 39.35% de los votos, muy cerca de los cuarenta puntos exigidos según las normas electorales para conseguir el poder en una sola vuelta electoral y a más de diez puntos de distancia de su principal adversario.
Al candidato del oficialismo le sigue el empresario guayaquileño Guillermo Lasso, que en su segundo intento por la presidencia obtuvo el 28.10% de los votos de los ecuatorianos.
En la escolta aparecen muy por detrás la socialcristiana Cynthia Viteri con el 16.31% y el socialdemócrata Paco Moncayo con el 6.71% de los votos conseguidos con una Izquierda Democrática revivida en los apuros de la inscripción de las candidaturas, en la víspera de noviembre de 2016.
Entre los cuatro participantes restantes suman un poco menos del 9% de los votos.
Lo primero que se puede notar es que entre los dos primeros aspirantes presidenciales se concentra más de dos tercios de la votación, mientras que entre los tres primeros, más de cuatro quintos.
¿Es importante la presencia de los candidatos en los medios, los ejes conceptuales de sus propuestas o la forma de abordar a sus públicos? ¿Influye la gestión discursiva de los candidatos en sus intervenciones públicas?
Tal vez los dos primeros puntuados consiguieron conectar mejor sus conceptos de campaña con sus potenciales públicos electorales.
Tal vez los dos primeros puntuados consiguieron conectar mejor sus conceptos de campaña con sus potenciales públicos electorales. En ambos casos, tanto en Lenin Moreno como en Guillermo Lasso, se puede notar cierta predisposición a simplificar sus propuestas y presentarlas con argumentos emocionales. Las palabras que repitieron con más frecuencia los candidatos siempre estuvieron vinculadas a una oferta de esperanza en mejorar las condiciones de vida de los individuos en cada uno de ambos auditorios.
Mientras Lenin Moreno, desde una perspectiva narrativa que puede ser considerada como progresista, propone devolver la dignidad al oficio político agregándole futuro, alegría y compromiso; Guillermo Lasso, desde un liberalismo social, ofrece cambio, trabajo y libertad.
De otro lado, Cynthia Viteri y Paco Moncayo parecen más fríos. Viteri emplea sus mensajes de tal forma que se puede notar una visión anticuada de la política y la democracia. En el discurso de la socialcristiana se encuentran subrayados los ejes del estado clásico, como el pueblo, el territorio y el Estado, convertidos en ejes discursivos de su propuesta de campaña.
Moncayo es mejor conversador con sus públicos. Aunque haya empleado sus intervenciones en posicionar mensajes poco útiles para su campaña, es claro en manifestar los lugares que visita en sus recorridos, cuál es su interpretación del modelo económico del gobierno saliente y cómo mejorarlo.
Según el impacto de sus mensajes en los medios de comunicación, tradicionales y digitales, se puede decir que quienes consiguieron mejores resultados y accedieron a la segunda vuelta electoral son quienes ganaron más presencia e impacto en esos espacios informáticos como se puede apreciar en el gráfico que se muestra al final. Como se puede ver, Moreno y Lasso son los candidatos más mediatizados, cuyos discursos tuvieron mayor cobertura y quienes despuntaron precisamente en un momento decisivo de la competencia.
¿Influye en esto la simplificación de sus mensajes y los contenidos emocionales transmitidos a los electores?
Los discursos de los cuatro candidatos finalistas fueron investigados minuciosamente para escribir las siguientes crónicas. Se revisaron sus apariciones en medios informativos tradicionales y digitales, sus mensajes en sus cuentas oficiales de la red social Twitter y sus planes de gobierno presentados ante el Consejo Nacional Electoral.
Se consideraron las proyecciones electorales hechas por seis diferentes empresas encuestadoras (Market, Cedatos, Ciees, Ope, Pdo y Cms) con el propósito de graficar la intención promedial del voto en cada candidato, así como la línea de tendencia electoral y el resultado proyectado según esta tendencia, cifras que se consiguen a partir del análisis estadístico de cada una de estas encuestas.
En los cuatro siguientes reportajes de análisis electoral se verá cuál es la ideología de cada uno de los cuatro primeros candidatos y su influencia discursiva, cuál es la estrategia narrativa de cada uno de ellos en sus presentaciones públicas y digitales, y cómo interpretar sus estrategias dialogales utilizadas en el transcurso de sus campañas.
Paco Moncayo, un Quijote en elecciones
Don Quijote de la Mancha fue apodado por su fiel escudero, Sancho Panza, como el “Caballero de la Triste Figura”. Lo llamó así, en la emblemática obra de Miguel de Cervantes, al “mirarlo un rato a la luz de aquella hacha que lleva aquel malandante, y verdaderamente tiene vuestra merced la más mala figura, de poco acá, que jamás he visto; y débelo de haber causado, o ya el cansancio de este combate”.
Así lució el general Paco Moncayo durante la campaña presidencial, entre noviembre de 2016 y febrero de 2017. Noble, severo, digno. Pero cansado. Muy cansado.
Así lució el general (r) Paco Moncayo durante la campaña presidencial, entre noviembre de 2016 y febrero de 2017. Noble, severo, digno. Pero cansado. Muy cansado.
Más se esperaba del alto oficial del Ejército ecuatoriano en servicio pasivo, héroe del Cenepa y antiguo burgomaestre de la capital ecuatoriana. Se esperaba el talante de un estratega, la sagacidad de un mariscal de campo, y el estoque de un torero frente a su fiera; pero encontramos a un presidenciable dominado por el cansancio del combate.
Ubicado en el cuarto lugar de la comicios presidenciales con el 6.71% de los votos escrutados, Moncayo llegó a expresar su desinterés por apoyar alguno de los finalistas de la contienda en la segunda vuelta electoral, mostrando una visible contrariedad por los resultados obtenidos.
Moncayo es un socialdemócrata que fue apoyado por la coalición de partidos de izquierda denominada como Acuerdo Nacional por el Cambio, integrado por la reconstituida Izquierda Democrática del ex presidente Rodrigo Borja, el indigenista Movimiento de Unidad Pluricultural Pachakutic y el extinto Movimiento Popular Democrático de tendencia trotskista, ahora rebautizado como Unidad Popular.
Al pasar por el esquema de Nolan, que es un sistema para identificar una ideología en un espectro, el plan de gobierno de Moncayo refleja una inclinación por el progresismo, dedicando tres cuartas parte de su proyecto de gobierno a los temas sociales y lo restante a los asuntos económicos.
El progresismo de Moncayo se expresa en la recuperación de la educación cívica, el régimen tributario progresivo, un sistema unificado de salud pública y la imposición de escalas salariales que favorezcan a los empleados y trabajadores protegidos por la legislación del trabajo. Pero este plan es liberal en materia de sexualidad, drogas y medioambiente, aunque no se manifieste sobre la finalidad del Banco Central o los temas asociados a la laicidad del Estado.
Discurso y notoriedad pública
El general Moncayo fue proclamado como candidato a la presidencia de la República por la reestablecida Izquierda Democrática, coaligada con una gran alianza de centro izquierda, el 24 de septiembre de 2016.
El Acuerdo Nacional por el Cambio es una coalición de partidos de izquierda con antecedente en la Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas que en las elecciones presidenciales de 2013 postuló al ex presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de 2008, el ex ministro Alberto Acosta.
A la coalición se sumó posteriormente el partido Centro Democrático Nacional del ex aliado del presidente Rafael Correa, el prefecto de la provincia del Guayas, Jimmy Jairala. Y a estas se añaden ocho organizaciones políticas locales y seis partidos políticos sin registro electoral como el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador.
Moncayo arrancó su carrera hacia la presidencia con un prometedor promedio del 7% de intención del voto, que para algunos se convirtió al poco tiempo en 13.7%. Todo apuntaba a que el veterano de guerra iba a convertirse en la gran opción electoral de una clase media emergente que se desencantó de la revolución ciudadana.
Sin embargo, entre la última semana de octubre y la última de noviembre, la intención de voto se desploma para Moncayo y se estabiliza en un 9.5%, recuperándose después para algunas encuestadoras, mientras que para otras solo logró mantenerse.
Esa fue la constante en la campaña de Moncayo. Apenas pudo conservar una media que bordeaba los 7 puntos iniciales a los 8 puntos finales de intención del voto, lo que coincide con el 6.71% de los votos obtenidos, según los más recientes resultados arrojados por el CNE.
La presencia de Moncayo en los medios de prensa se puede dividir en dos: desde noviembre hasta enero, y en segundo lugar, durante el mes anterior a las elecciones del 19 de febrero de 2017.
Esa fue la constante en la campaña de Moncayo. Apenas pudo conservar una media que bordeaba los 7 puntos iniciales a los 8 puntos finales de intención del voto, lo que coincide con el 6.71% de los votos obtenidos, según los más recientes resultados arrojados por el Consejo Nacional Electoral.
Entre la inscripción de candidaturas del 19 de noviembre y el mismo día en enero de 2017, el presidenciable Moncayo presentó su plan de gobierno en diferentes foros a los que era invitado en sus visitas por todo el país. Las noticas nacionales dan especial atención a su presencia en las zonas rurales del cantón Quito, en la provincia de El Oro, Imbabura, Tulcán, Esmeraldas, Tena, Santo Domingo, Sucumbíos, Orellana, Los Ríos y Loja.
En todas sus visitas queda claro que la presentación de su plan de gobierno es la parte medular de su discurso, aunque se descuide el detalle de los puntos más sensibles o con mejor impacto emocional de su propuesta.
Moncayo también se refirió a las denuncias de corrupción por el caso Odebrecth, a la necesidad de transparentar las cuentas públicas, sobre la fragilidad del sistema económico de autoría del gobierno del presidente Correa, sobre la problemática del microtráfico de drogas, y prometió la instalación de una Asamblea Constituyente.
En la recta final de la competencia por la presidencia, el candidato socialdemócrata apuntó a suscribir compromisos para la defensa de los derechos de los niños, adolescentes y jóvenes, la oferta de 470 mil plazas de empleo a producir durante su gobierno, el apoyo a los pequeños empresarios y jóvenes emprendedores, y el estímulo a la producción agropecuaria en las zonas devastadas por el terremoto de abril de 2016.
La narración de Moncayo
La palabra favorita de Paco Moncayo es ruptura. La utiliza para asociarse con la extinta organización Ruptura de los 25 por la que participó en las elecciones legislativas de 2013. Pero, con mayor frecuencia, emplea esta palabra en sustitución de la palabra “cambio” utilizada por otros candidatos. Precisamente ese es uno de los elementos dialogales de Moncayo, acompañados de las categorías conceptuales asociadas al diálogo y a la movilización.
Precisamente, para referirse al diálogo, menciona a la gente, a las propuestas que les plantea y la comunicación como vehículo articulador.
Ofrece testimonio sobre sus recorridos en provincias y los lugares que visita (mercado, ciudad, centro, recorrido, campaña), y aborda los temas asociados al cambio de gobierno, de políticas y de ruptura con el modelo de liderazgo vigente desde que el presidente Rafael Correa consiguiera el poder en 2006 (gobierno, política, presidente).
Ninguna de las palabras utilizadas responde a un origen filosófico y, por tanto, no posicionan la ideología del candidato, lo que permite una comunicación más fluida con sus seguidores, prescindiendo de las complejidades teóricas de la ética política. El espacio parece haber sido aprovechado para simplificar la relación entre seguidores y candidato, en un dialogo franco y asertivo.
Sin embargo, el candidato parece desaprovechar su virtud simplificadora porque, aunque dice muchas cosas en un tono inteligible para cualquier espectador, no dice nada más que lo se lo escucha decir en sus entrevistas e intervenciones públicas. Nada más.
No puede decirse lo mismo de su plan de gobierno. La presencia del Estado, como categoría conceptual, atraviesa toda la propuesta de Moncayo. Es la palabra que más se repite, mucho más que las palabras asociadas al gobierno en la creación de las políticas sociales y en la producción de los servicios de asistencia. Así, lo social, la salud, lo humano, el desarrollo y el empleo son palabras que están después que la palabra “Estado” como eje transversal de la propuesta del candidato socialdemócrata.
Las siguientes palabras en ser usadas son conceptos con una carga ideológica contraria. La libertad, el gobierno, el ambiente, son las siguientes categorías conceptuales en ser utilizadas con más frecuencia.
Esto da a entender que la propuesta de Paco Moncayo privilegia la centralidad del Estado, como principal actor de la administración pública y como vaso comunicante de todos los esfuerzos en materia de asistencia social. También querría decir que posiblemente atribuye un papel secundario a las categorías pertenecientes al costado liberal de su propuesta, como la libertad, los medios de comunicación y el medio ambiente.
El correlato narrativo
El discurso de Paco Moncayo es muy concreto y simplificado. El veterano de guerra, en estos tres formatos discursivos, se refiere a cuatro asuntos en especial: su presencia en los lugares que visita y cómo los experimenta; los elementos de la modificación del modelo económico; el funcionamiento de la nueva infraestructura estatal para la provisión de servicios públicos y de asistencia social; la política de crédito productivo y pequeño empresarial para incrementar el empleo, generar desarrollo y la política de reforestación para generar plazas de trabajo.
Tendencia de Moncayo
Paco Moncayo fue el candidato más constante en el tiempo, pero también el que menos creció. Aun antes de que se proclamaran las candidaturas a la elección presidencial, el aspirante socialdemócrata se mantuvo en los 8 puntos de intención del voto hasta llegar a la conclusión de la campaña.
Según la pendiente de su tendencia electoral, Moncayo pudo aspirar a estabilizarse cerca del 9% del voto, aunque los resultado electorales reflejaron un descenso de más de dos puntos porcentuales hasta llegar al 6.79%.
Esto podría significar que la presencia de Moncayo en el escenario electoral se mantuvo constante, no modificó las condiciones de competencia y que no consiguió capitalizar más de lo que tenía en intención de voto que lo que dispuso al llegar a la arena. Moncayo no fue un rival para nadie, se fue con lo que llegó. Tampoco restó electores de los demás candidatos ni los perdió. Moncayo fue un fantasma inofensivo.
Un espectro inofensivo
Paco Moncayo gozó de todos las herramientas para montar una campaña ganadora. Es un candidato de gran reputación social y credibilidad. Dispuso de un discurso simplificado, de pocos conceptos pero muy útiles, que se articulan entre sí, con pocas modificaciones durante la campaña y con cierta capacidad de generar una relación empática entre el candidato y el público electoral.
Sin embargo, Moncayo no creció en la intención de voto y, por el contrario, cayó frente a los pronósticos. La simplificación narrativa pudo complementarse con nuevos elementos que ilusionen al electorado con el héroe de guerra, en lugar del administrador intachable del Municipio de Quito, por ejemplo.
El aspirante socialdemócrata por las izquierdas aportó poco a su campaña. Dijo lo que ya había dicho antes, sin incorporar elementos novedosos, que consigan la atención del gran electorado y desaprovechando su capacidad de simplificación y coherencia entre los espacios de procesamiento de esa información.
Cynthia Viteri, ¿una ‘dama de hierro’ andina?
Margaret Thatcher fue una emblemática primera ministra británica. Gobernó durante 11 años ininterrumpidos, desde 1979 a 1990. Conocida como “la Dama de Hierro”, fue la primera mujer en ocupar el más alto puesto de la administración pública en el Reino Unido y la que más duró en esas funciones durante el siglo XX.
Thatcher desreguló el sistema financiero, flexibilizó la contratación laboral y privatizó empresas. Mujer tozuda, carismática y elegante. ¿Acaso Cynthia Viteri intentó imitarla en su campaña presidencial?
Thatcher desreguló el sistema financiero, flexibilizó la contratación laboral y privatizó empresas. Mujer tozuda, carismática y elegante. ¿Acaso Cynthia Viteri intentó imitarla en su campaña presidencial?
Cynthia Viteri es una socialcristiana de larga data. Fue legisladora constituyente en 1998, diputada en 1999 y en 2005, y finalmente asambleísta en 2009 y 2013. Se trata de la legisladora con mayor tiempo en funciones.
Proveniente del liberalismo conservador, su Plan de Gobierno privilegia lo económico por encima de lo social, aunque no haga referencia al estado laico, los monopolios o la cultura cívica. Por el contrario, enmarca en los términos del estatismo la seguridad o la inmigración como asuntos de control policial.
Se trata de una ideología de amplio espectro, que según la teoría universal, puede abarcar a actores tanto de la centroderecha como de la extrema derecha, lo que recuerdan los episodios de control y chantaje parlamentario a los gobiernos ecuatorianos desde el retorno a la democracia en 1978.
Discurso y notoriedad pública
En febrero de 2015, una coalición de partidos opuestos al movimiento oficialista se reunió para conformar un frente electoral, bautizado con el ambicioso nombre de Convergencia Democrática por la Unidad, y luego conocido simplemente como La Unidad. La coalición se propuso afrontar colectivamente las elecciones de 2017 y estuvo integrada inicialmente por los alcaldes de Guayaquil y Quito, y el prefecto de Azuay.
Al movimiento guayaquileño Madera de Guerrero de Jaime Nebot, que es la filial provincial del Partido Social Cristiano, al partido capitalino Sociedad Unidad Más Acción, o SUMA por siglas, de Mauricio Rodas, alcalde de Quito, y al movimiento Juntos Podemos del prefecto azuayo Paúl Carrasco, se sumaron otras organizaciones políticas como el Partido Avanza del ex correísta Ramiro Gonzáles y el Movimiento Concertación del ex legislador César Montúfar.
El 28 de junio de 2016, el Partido Social Cristiano se adelanta a sus pares de organización y lanza la precandidatura a la presidencia de la República a Cynthia Viteri. El golpe provocó la disolución de la organización en octubre y la inscripción de la candidatura de Viteri en solitario.
Viteri arrancó su carrera a la presidencia con cifras que iban desde el 6% al 16% al finalizar octubre de 2016. En promedio, su crecimiento despegó en apenas 3 puntos desde que se inscribiera su candidatura.
Viteri arrancó su carrera a la presidencia con cifras que iban desde el 6% al 16% al finalizar octubre de 2016. En promedio, su crecimiento despegó en apenas 3 puntos desde que se inscribiera su candidatura el 19 de noviembre de 2016.
Lo mismo puede decirse de su presencia en medios de prensa. Durante el último trimestre de 2016 poca actividad de impacto fue registrada en los medios de prensa con presencia digital, manteniendo una constante de apariciones públicas sin contenido de alto impacto
En la víspera del inicio de la campaña, Viteri empleó sus apariciones públicas para confrontar con su adversario de la tendencia, el banquero Guillermo Lasso, para abordar sus críticas a la Ley de Plusvalía presentada por el presidente Correa a la Asamblea Nacional o para explicar su propuesta de subsidio al consumo eléctrico. Ninguna de estas líneas discursivas generó muchas notas de prensa o comentarios.
Pero es a partir de la segunda y tercera semana de enero que la aspirante socialcristiana empieza a despuntar. Esta vez, todos los dardos discursivos apuntaban al presidente Rafael Correa y a su modelo de gobierno. Por entonces se destapó el escándalo de la transnacional brasileña Odebrecht y las vinculaciones entre Carlos Pareja Cordero, un funcionario de Petroecuador y antiguo socialcristiano. Viteri rechazó las vinculaciones entre Pareja Cordero y el actual Partido Social Cristiano.
La ex legisladora socialcristiana intensificó las visitas a las provincias, empezó a hablar sobre el fortalecimiento a las actividades en el agro, sobre el crédito productivo y sobre la condonación de las deudas a los pequeños agricultores y deudores de la banca de desarrollo productivo. También se refirió a su propuesta de crear guarderías en los barrios y generar empleo por esa vía.
Entre la tercera semana de enero y segunda de febrero, la presidenciable socialcristiana ya se estabilizaba en el tercer lugar de las encuestas con un 14% de la intención del voto. En estas últimas semanas cambió por tercera vez de discurso. Esta vez se refirió a su propuesta de empleo, a los lujos y derroches del gobierno en funciones, a los discapacitados y a la oferta de devolver la autonomía a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional.
Después de los resultados divulgados por las encuestas “a boca de urna” y de conteo rápido, Cynthia Viteri fue la primera en aceptar los resultados de las elecciones celebradas el 19 de febrero, y la primera también en ofrecer su apoyo electoral al candidato Guillermo Lasso como segundo finalista.
La narración de Viteri: el Estado clásico
La palabra favorita de la presidenciable socialcristiana en Twitter es “Ecuador”. Esta palabra de enorme carga cívica y simbólica no va acompañada de una fraseología constante que permita identificar a la candidata con ciertos valores republicanos. Al contrario, la usa indistintamente para mencionar situaciones sin consistencia narrativa.
Después están las palabras gobierno, presidente, Guayaquil, impuestos, trabajo. Todas las palabras más frecuentes en el discurso en el Twitter de Viteri no responden a una estructura. Se puede decir que la cuenta de la presidenciable privilegió en primer lugar lo territorial (Ecuador, ecuatoriano, Guayaquil), lo social (familia) e institucional (gobierno, presidente), para luego abordar los ejes de su propuesta de trabajo (empleo, impuestos, libertad, democracia), con lo cual quedaría en segundo plano su propuesta de campaña y en primero los elementos del estado clásico: pueblo, territorio, Estado.
Viteri sacó su vena ortodoxa, conservadora y jurídica para delatarse en la necesidad de un estado políticamente organizado que ya existe y perdió la oportunidad de dirigirse a un público más amplio, de clase media, informado, sensibilizado en los conceptos del pluralismo cultural, y que busca más que una narración tradicional de la política y de la democracia, como se puede ver en el gráfico de esta nota.
Fuente: Comparación estadística a partir de los datos obtenidos de la cuenta oficial del candidato en Twitter y procesados por un contador de palabras. Elaboración: El autor.
Lo mismo puede notarse en su Plan de Gobierno. Aunque se trata de un documento técnico, un plan de trabajo también puede ser una declaración de expectativas ideológicas y emocionales. Pero este no es el caso del Plan de Viteri. Se trata de un Plan que responde a una narración predecible que pone en primer lugar la omnipresencia de un Estado casi policial que se propone garantizar la seguridad ciudadana a través de su institucionalidad pública y de sus políticas.
Todas las demás áreas de desarrollo conceptual y que abordan temas fundamentales para el liberalismo conservador como la inversión, la libertad, los impuestos, el medioambiente quedan en segundo lugar dentro de este discurso moderado, delatado en la frecuencia y uso de estas palabras.
Todas las demás áreas de desarrollo conceptual y que abordan temas fundamentales para el liberalismo conservador como la inversión, la libertad, los impuestos, el medioambiente quedan en segundo lugar dentro de este discurso moderado, delatado en la frecuencia y uso de estas palabras.
En el plan de gobierno de la candidata derechista se divide en tres bloques conceptuales que dominan el discurso: uno sobre la institucionalidad estatal destinada a asegurar el complimiento de sus ofrecimientos (estado, gobierno, política pública, seguridad), seguido por la orientación ideológica imprimida en el plan (social, ambiental, salarial) y finalmente un eje conceptual dedicado las políticas de atención adicional (educación, inversión, libertad, impuestos).
Puede decirse que el discurso de Viteri en su plan de gobierno se distribuye en tres nuevos ejes: institucionalidad pública, políticas públicas, derechos sociales e individuales. En ese orden, por ejemplo, es más importante para la candidata socialcristiana enfatizar en la reforma política del Estado que en la provisión de derechos sociales.
El correlato narrativo
El discurso de Viteri en las redes sociales es predecible, estático y plano. Es primero institucionalista y después temático. Pierde la oportunidad de articular su narrativa política en los tres espacios analizados: opinión pública, redes sociales e ideario político.
En seis ocasiones, y con escasa consistencia narrativa, expone generalidades sobre el crédito productivo; su propuesta de guarderías sociales; el empleo, los salarios; la fuerza pública y la seguridad ciudadana.
Tendencia de Viteri
Pese al pobre posicionamiento discursivo de Cynthia Viteri, la candidata socialcristiana tendía a crecer en las encuestas, seguramente por factores no asociados a su dialéctica verbal, sino a su personalidad, atractivo o carisma.
Después de arrancar la carrera hacia la presidencia con cifras que le atribuían una intención del voto que oscilaba entre el 6% y el 10% consiguió consolidarse en los 14 puntos de intención de voto a días de la elección. Los resultados del conteo de votos del Consejo Nacional Electoral confirmaron su tendencia al crecimiento, cifra que coincide con la calculada al despejar la fórmula matemática que proyecta la pendiente que se obtiene del diagrama de puntos de todas las encuestadoras que publicaron sus estudios de opinión.
La tendencia de Viteri era crecer y conseguir hasta el día de la celebración de las elecciones hasta un 16% del voto electoral.
Entre la indecisión y la indefinición
Viteri es una candidata con enormes atributos políticos. Luce impecable, sus intervenciones son solventes y sus actuaciones son convincentes. También parece modular su voz para conseguir efectos de tragedia y euforia, sin perder la compostura.
Sin embargo, no contó ninguna historia a su electorado durante su campaña. Fue una candidata que, además, cambió de esquema discursivo todo el tiempo. Entre atacar a su principal adversario dentro de la misma tendencia ideológica y responder las acusaciones de vínculos con el caso Odebrecht un ex socialcristiano, la presidenciable perdió su valioso tiempo de campaña en lugar de usarlo para posicionar la historia de una mujer enérgica, resuelta y constante; atributos que fueron desarrollados sin ninguna secuencia discursiva ni lógica narrativa por la candidata en esporádicas intervenciones públicas.
Nuestra ‘dama de hierro’ cayó en una trampa bien tendida a alguien que no rehúye a la confrontación, pero terminó cambiando espejos por su oro.
Guillermo Lasso o ¿el buen banquero?
Guillermo Lasso es un banquero sobreviviente de la crisis financiera de 1999 y acusado por ocasionar el feriado bancario. Dueño de una cuantiosa fortuna, el financista convertido en político se presenta como un empresario de modestos orígenes, cuyos ancestros proceden tanto de la sierra como de la costa ecuatoriana.
Lasso no ostenta titulaciones universitarias, salvo un doctorado honorífico concedido por una universidad privada con sede en la capital ecuatoriana. Siempre estuvo vinculado al sector bancario, área en donde hizo su carrera funcionarial. Brevemente estuvo vinculado a los cuestionados gobiernos de los presidentes derrocados Jamil Mahuad, de 1998 a 1999, y de Lucio Gutiérrez durante el año 2003.
Fundó su propia organización política en el 2012 para participar en las elecciones presidenciales de 2013, una década después de su última experiencia pública. En su primera competencia por la presidencia, los resultados electorales lo ubicaron en un respetable segundo lugar pero a una distancia superior a los veinte puntos porcentuales del primero, el reelegido presidente Rafael Correa.
Desde los 22 años de edad y durante los 35 años sucesivos, Lasso ocupó cargos gerenciales y de alta dirección ejecutiva en entidades financieras privadas hasta que en el año de 2012 anuncia su renuncia al Banco de Guayaquil para iniciar una carrera política con rumbo a la presidencia de la República, a disputarse en los comicios electorales de 2013.
Lasso se ha presentado a sí mismo como un demócrata y liberal. Sus intervenciones públicas están dominadas por el interés en los asuntos económicos y solo complementariamente se refiere a asuntos asistenciales. Habla sobre el respeto a las instituciones, al marco constitucional, a los derechos de los individuos, de la igualdad ante la ley y la libertad de las personas para buscar su prosperidad, bienestar y su propio destino. Insiste siempre que la mejor política social es el empleo.
Lasso habla sobre el respeto a las instituciones, al marco constitucional, a los derechos de los individuos, de la igualdad ante la ley y la libertad de las personas para buscar su prosperidad, bienestar y su propio destino. Insiste siempre que la mejor política social es el empleo.
Discurso y notoriedad pública
Lasso se proclamó como líder de la oposición después de su derrota en las elecciones presidenciales de 2013. Durante los siguientes años participó en diferentes actividades para convertirse en un actor con opciones para conseguir la presidencia en la siguiente convocatoria electoral de 2017.
En el año 2014, el empresario guayaquileño conforma la coalición Compromiso Ecuador para oponerse a la reforma constitucional por la vía de la enmienda que impulsaba el gobierno del presidente Correa para introducir la reelección indefinida sin consulta popular.
En la víspera de apertura del plazo de inscripción de candidaturas, Lasso formalizó su aspiración de llegar a la presidencia ante el Consejo Nacional Electoral y el 9 de noviembre de 2017, a once días de concluir el periodo, registró su postulación.
Lasso inaugura su carrea electoral hacia la presidencia con una trayectoria de constante presencia pública financiada por sus recursos de magnate del sector bancario. Inmediatamente, las encuestadoras le atribuyeron entre el 14% y el 20% en la intención del voto, cifras que se mantendrían constantes, sin variaciones bruscas y levemente tendientes al alza.
A mediados de la disputa por la presidencia, durante el mes de diciembre, el posicionamiento del empresario conservador era irreversible. Lasso se consolidó con un promedio del 18% de la intención del voto y un máximo del 22%, a pesar de una caída leve experimentada en la recta final, durante el mes de enero.
Durante los meses de noviembre de 2016 a enero 2017, previos a las elecciones de febrero, Lasso no protagonizó más de lo acostumbrado en los medios de comunicación, consiguiendo valores de presencia constantes en los espacios de noticias.
Los temas de mayor interés, recogidos en por los informativos son: su oferta de crear un millón de empleos durante su posible gobierno, sobre los distintos nuevos aliados que van sumándose a su propuesta durante su campaña, y sobre su ubicación en los estudios de opinión.
El candidato se refería con más frecuencia a su propuesta de reactivación económica con zonas francas, a los créditos para el sector campesino, al libre ingreso de los jóvenes a las universidades y la eliminación de la Secretaria Nacional de Educación Superior para destinar estos recursos en nuevas becas educativas.
En la recta final, durante los meses de enero y febrero, el candidato derechista continúa insistiendo en su oferta del millón de empleos, sobre la vigencia del esquema de dolarización de la economía local, sobre sus recorridos y visitas especialmente a públicos jóvenes en las facultades universitarias del país, sobre el derecho a la consulta previa vinculante para las comunidades y pueblos asentados en los entornos de los yacimientos de explotación mineral y sobre la estabilidad de los funcionarios públicos.
La narración de Lasso: cambio, trabajo y libertad
Mientras tanto, en las redes sociales, el presidenciable Guillermo Lasso articuló tres bloques de conceptos. El primero traza un vínculo entre lo espacial (Ecuador, ecuatoriano, ecuatoriana), lo simbólico (cambio) y lo emocional (familia). En una segunda parte emplea los conceptos asociados a la identidad de su campaña como lo social (empleo, trabajo, impuestos). Y en la tercera parte aborda su ideología política (libertad, democracia, pueblo, ciudadanos) y su relación con las instituciones del poder (presidente, gobierno).
En otros términos, la terminología discursiva de Lasso puso en primer lugar el concepto del cambio, en segundo lugar su oferta de creación de puestos de trabajo y en tercer lugar su apuesta ideológica sobre su comprensión acerca del poder político.
Fuente: Comparación estadística a partir de los datos obtenidos de la cuenta oficial del candidato en Twitter y procesados por un contador de palabras. Elaboración: El autor
En el plan de gobierno del empresario derechista puede encontrarse igual consonancia. El discurso de Lasso en su propuesta de trabajo se desarrolla en tres ejes conceptuales. El primero se refiere al empleo y las libertades (Ecuador, empleo, libre). El segundo eje, a las instituciones del Estado y su relación con la sociedad civil (poder, público, medios, recursos). El tercer eje conceptual habla sobre los titulares del ejercicio de los derechos desde una perspectiva liberal (pueblo, pobre, salud, crecer, comercio).
En resumen, la propuesta programática del candidato Guillermo Lasso se distribuye en tres ejes conceptuales: el empleo, las libertades sociales y el derecho a la prosperidad.
Correlato narrativo
El discurso de Lasso en estos tres lugares de análisis es claro, sencillo e inteligible. Redunda útilmente en el asunto de la generación de empleo y lo complementa con líneas conceptuales asociadas a ofertas de campaña concretas como el crédito productivo para el agro, la dolarización, el libre ingreso a las universidades, la consulta previa.
Estos temas se encuentran claramente articulados a otros conceptos más abstractos, pero compatibles, como la libertad, la democracia, el pueblo, los ciudadanos, el poder, el gobierno o las instituciones.
Existe una notable sindéresis entre lo que el candidato derechista dice en los medios de prensa y lo que publica en las redes sociales. Lo mismo puede decirse del plan de gobierno, lo cual podría resultar un síntoma de su activa participación en su elaboración.
Tendencia y proyección de Lasso en las encuestas
Guillermo Lasso inicia la competencia por la presidencia con un prometedor 13% que se mantiene en ascenso hasta alcanzar un 18% con una pendiente que se proyectaba alcanzar el 19% el día de los comicios presidenciales.
Los resultados del conteo oficial atribuyeron 9 puntos más al candidato derechista y conquistó un 28% con el que se prepara para terciar la segunda vuelta electoral con el candidato del oficialismo, el ex vicepresidente Lenin Moreno.
Las virtudes discursivas del trazado conceptual de Lasso se explican en su capacidad de insistencia y colocación. Las tres ideas fuerza (cambio, trabajo y libertad) sonaron constantemente en cada intervención pública del candidato .
Las virtudes discursivas del trazado conceptual de Lasso se explican en su capacidad de insistencia y colocación. Las tres ideas fuerza (cambio, trabajo y libertad) sonaron constantemente en cada intervención pública del candidato y repercutieron en el lenguaje utilizado en los medios de comunicación como en las redes sociales.
Al parecer, tal fue el impacto estratégico, que la simplificación de estos conceptos, articulados a la cotidianidad del candidato dieron como resultado que se convirtieran en elementos del dialogo con los espectadores, muchos de los cuáles, tal vez indecisos, se decantaron por la oferta política de Guillermo Lasso, de tal manera que pasara del proyectado 19% al conseguido 28%, más de 10 puntos de diferencia según lo proyectado por su propia pendiente de crecimiento pronosticada en todas los estudios de opinión.
Con menos decir más
El candidato Lasso logró superar sus dificultades carismáticas en esta primera vuelta electoral. Aunque aún le falta incorporar una narrativa motivadora en su propuesta escénica, el empresario guayaquileño ha logrado conectarse con un electorado necesitado de ofertas asociadas a su estabilidad económica, acceso al trabajo, al cambio de esquema político y de respeto a las libertades individuales.
El cambio, el trabajo y la libertad son ejes conceptuales modernos que fueron útiles al candidato, aunque no fueran planteados en esta misma forma y que contribuyeron a politizar un discurso en sus primeras fases no incorporaba las expectativas de las clases sociales emergentes, como aquellas vinculadas a la estabilidad salarial, las garantías al emprendimiento y al patrimonio.
Aunque la dirección de campaña utilizara algunas propuestas de narración para contar parte de la vida de Lasso, la respuesta fue escasa o nula. Los mejores resultados se obtuvieron en algo que parece subyacente en la personalidad del candidato: su metodismo, disciplina y constancia.
El desafío del banquero candidato en la segunda vuelta electoral será proponer una nueva narrativa, aprovechar los elementos discursivos posicionados en la primera vuelta electoral y politizar las áreas de su discurso que no lo han sido, con la intención de conseguir el interés de esa parte del electorado que está en disputa entre los dos finalistas.
Lenin Moreno: mismo vino, otra copa
Lenin Moreno es el heredero del señorío correísta. En no pocas ocasiones el presidente Rafael Correa ha denominado a su gobierno como el “referente histórico para el mundo”. Ese peso cae ahora en los hombros del sucesor, el ex vicepresidente Lenin Moreno, un hombre de modales suaves, mirada perdida y un estilo de liderazgo distinto al de Correa.
Mientras el todavía primer mandatario Correa parece disfrutar los agravios, dichos por su cuenta o escuchados de otros, en contra de sus adversarios y críticos, Moreno prefiere dilatar el conflicto y llamar a esa dilación como diálogo.
Mientras el todavía primer mandatario Correa parece disfrutar los agravios, dichos por su cuenta o escuchados de otros, en contra de sus adversarios y críticos, Moreno prefiere dilatar el conflicto y llamar a esa dilación como diálogo.
Fue vicepresidente y binomio del actual presidente desde 2007 a 2013. Durante ese tiempo desplegó un reconocido trabajo en materia de asistencia a las personas con discapacidades. En abril de 2014, un año después de terminar con sus funciones de vicepresidente, se trasladó a Ginebra en condición de Enviado Especial del Secretario General de las Naciones Unidas.
Desde que se ocupara en esas funciones internacionales, Moreno desapareció de la escena política local hasta que en abril de 2016 reapareció en el contexto de las medidas de rescate adoptadas después del terremoto de esa época que afectó a gran parte de la costa de Manabí y Esmeraldas. Su nombre empezaba a proponerse como sucesor del presidente Correa, junto con el nombre del actual vicepresidente Jorge Glas, después de que este manifestara su deseo de apartarse de la política.
Desde esa fecha, Moreno se preparó para la presidencia ofreciendo videoconferencias dirigidas a sectores afines, hasta que en septiembre de 2016 regresó para iniciar un conjunto de acciones que incluían su participación en mítines y otras concentraciones políticas organizadas por el partido oficialista.
El 1 de octubre de 2016, el ex vicepresidente fue anunciado como candidato presidencial oficialista durante la Convención Nacional de Alianza País. Lo acompañaría en la fórmula electoral el actual vicepresidente y frustrado aspirante a la misma función.
Antes de su vida política, Moreno se dedicó al negocio de la promoción de emprendimientos turísticos y ofreciendo conferencias sobre motivación laboral.
El presidencialista correísta pertenece a una estructura partidaria de inspiración leninista en donde el sujeto histórico llamado a propiciar la revolución es “el ciudadano”, en lugar del proletario de la teoría marxista. Estos sujetos, agrupados en asambleas ciudadanas, protagonizan la denominada “revolución ciudadana” con la finalidad de echar por tierra el estado capitalista.
Al igual que los soviets de la teoría leninista, las asambleas ciudadanas del correísmo son órganos partidarios sometidos a una estricta disciplina militante, en donde la minoría se subordina a las decisiones de la mayoría y donde las decisiones de los políticos superiores son vinculantes para los órganos inferiores. Impera el culto a la personalidad del líder.
Discurso y notoriedad pública
En las encuestas, Lenin Moreno siempre gozó de una amplia superioridad frente a sus adversarios. Con un promedio de intención del voto que bordeaba los 40 puntos, en la última semana del mes de octubre de 2016, el ex vicepresidente se perfilaba con inmejorables posibilidades, aun permaneciendo todavía en Ginebra y viendo las cosas desde lejos.
Poco después inició un descenso vertiginoso. En promedio, las encuestadoras calcularon a Moreno una caída en la intención del voto en al menos cuatro puntos, situación que pudo mantener hasta que estallara el escándalo de corrupción por los sobornos de Odebrecht, al finalizar el mes de enero de 2017, a escasas cuatro semanas de celebrarse los comicios presidenciales. El impacto significó una caída que promediaba las preferencias de Moreno en aproximadamente el 30% de la intención del voto.
En el último mes y medio, el presidenciable escala notablemente en su presencia mediática. Empieza a confrontar con mayor agudeza con su principal adversario, Lasso, a responder las acusaciones de corrupción sobre ciertos funcionarios del gobierno, a incrementar ofertas de campaña en materia de empleo, vivienda, bonificaciones a la pobreza y crear universidades públicas.
Durante el primer trimestre de la campaña presidencial, el candidato oficialista apenas tuvo una presencia relevante en los medios de comunicación. En este tiempo presentó sus propuestas sobre dignificar la política, sobrea creación de empleos sin precarización, para estimular el turismo y para eliminar el consumo de drogas en los planteles educativos de educación secundaria.
Los medios de comunicación también reportaron sobre las denuncias que pesaron en su contra sobre el origen de su remuneración mientras ejercía su cargo honorífico en Ginebra, sobre las remuneraciones recibidas a cambio de charlas contratadas por instituciones públicas, a cerca de los escándalos de corrupción que involucran a altos funcionarios del gobierno, así como sobre su posicionamiento en las encuestas.
En el último mes y medio, el presidenciable escala notablemente en su presencia mediática. Empieza a confrontar con mayor agudeza con su principal adversario, el banquero Guillermo Lasso, a responder las acusaciones de corrupción sobre ciertos funcionarios del gobierno del presidente Correa, a incrementar las ofertas de campaña en materia de empleo, vivienda, bonificaciones a la pobreza y crear universidades públicas.
La narración de Moreno
La palabra más frecuente en el dialogo de Lenin Moreno es Ecuador. La utiliza para referirse los sujetos sociales de ese continente conceptual identificado en personas, pueblo, familia, gobierno, ecuatoriano, mujeres.
En las primeras cinco palabras más frecuentes utilizadas por el candidato correísta en su Twitter se puede encontrar enmarcado su paradigma ideológico compuesto por el público al que va dirigido su mensaje y su propuesta de ilusión movilizadora consistentes en los nuevo, lo novedoso y el futuro. El mensaje transversal de Moreno es la esperanza, concepto al que agrega de forma complementaria los componentes de la alegría y el compromiso. El oficialista dispone gran capacidad de colocar conceptos emocionalmente potentes en el contexto de una campaña política. Todo indica que esa fue su arma de batalla electoral.
Fuente: Comparación estadística a partir de los datos obtenidos de la cuenta oficial del candidato en Twitter y procesados por un contador de palabras. Elaboración: El autor.
En el plan de gobierno, Moreno parte de dos niveles: uno societal e institucional y otro de oferta de protección a los derechos. En el primer nivel, en el que se repiten con mayor frecuencia las categorías conceptuales, se subraya la presencia dominante de lo social, de lo estatal y de lo gubernamental, acompañados de categorías complementarias como el programa, la política, la patria y el desarrollo.
En el nivel de protección a los derechos se enfatiza en lo público, los servicios, la revolución, la educación, el trabajo, la seguridad y la salud.
En estas condiciones, el discurso programático de Moreno privilegia la presencia del Estado y del gobierno, como una sola categoría, en el tratamiento de lo social, mientras que las demás categorías asociadas a la salud, el empleo y la educación ocupan un lugar secundario junto a la palabra revolución.
Correlato narrativo
Cuatro ideas fuerza son las dominantes en el discurso de Moreno. Aunque no todas las categorías parecen transversales a su diálogo político entre programa de compromisos, usuarios digitales y medios tradicionales, los significantes utilizados están cargados de conceptos de gran complejidad, articulados a su interpretación de la democracia, a sus ideales frente al gobierno y a su propuesta de políticas públicas.
La primera de estas ideas fuerza enmarca su definición sobre la complementariedad y/o fundición entre el Estado, el gobierno y la sociedad, lo que coincide con su vocación ideológica leninista de concentración del poder personalista. En esta infraestructura institucional se encuentran contenidos los diferentes sujetos revolucionarios que son los pueblos en general y las familias, los ecuatorianos, los jóvenes, los discapacitados en particular.
El siguiente eje conceptual consiste en “dignificar la política” y para cumplir con esto menciona las virtudes del futuro, la alegría y el compromiso como valores de interpretación de su programa de gobierno, de la política, la patria, el desarrollo y la revolución. Con mucho, esta es la idea con más fuerza dentro de su discurso y el elemento característico aportado por sus antecedentes en el trabajo de motivación en charlas empresariales.
En tercer lugar, con menor consistencia discursiva, se localiza su oferta de políticas públicas que no tiene la misma suerte que el eje conceptual de dignificación política. A Moreno le cuesta identificar las áreas fuertes de su programa de compromisos políticos, así como articular cada concepto de las políticas públicas en los tres frentes discursivos mostrados. Propone, por ejemplo, crear universidades públicas, generar empleo sin precarización, estimular el turismo o eliminar el consumo de drogas, pero estas ofertas no son desarrolladas conceptualmente en sus diálogos digitales, y en su plan de gobierno tienen un lugar abstracto que se limita a hacer enunciaciones que no logran posicionar con fuerza estos criterios.
Tendencia y proyección de Moreno
El sucesor del presidente Rafael Correa tendía a caer con estrepito según las encuestas. Al arrancar con alrededor del 40% de la intención del voto, Moreno ha ido descendiendo hasta estabilizarse entre los 32 y 35 puntos. Según esta caída, en función de la pendiente, se calcula que el presidenciable correísta debió conseguir alrededor de un 30% de la intención del voto en los comicios presidenciales del 19 de febrero de 2017. Sin embargo sorprendió a todos logrando casi una decena de puntos adicionales y accediendo a la segunda vuelta electoral con una amplia diferencia en votos de su más cercano competidor, el derechista Guillermo Lasso. Su discurso emocional contribuyó a repuntar.
A la sombra del mesías
Lenin Moreno es un presidenciable predecible. Escogido para suceder a Correa, el ex vicepresidente creció políticamente a la sombra de un abrumador liderazgo presidencial que fortaleció la concentración del poder, el culto a la personalidad, la dependencia institucional al presidente y un mesianismo leninista.
Resultó muy difícil imponer un estilo de campaña distinto a la del presidente Correa. De ahí podría explicarse el constante descenso de Moreno en las encuestas a lo que tiene que añadirse el impacto de las denuncias de corrupción y otras deudas mediáticas contraídas por el correísmo como producto de su desgaste de la última década de ejercicio de poder.
Sin embargo, Moreno goza de una gran fortaleza discursiva. Logró una notable congruencia entre su propuesta programática, lo que comunica en los medios de información tradicionales y lo que cuenta, de manera más personal, a sus seguidores en las redes sociales, así como en cualquier intervención pública. Con esta gran fortaleza, Moreno fue capaz de instalar en la opinión pública su propuesta discursiva y de amplificarla en cada intervención de campaña.
Sus concepciones sobre qué es para él la política y cómo “dignificarla” son consistentes con su experiencia como conferencista y motivador. Referir al futuro, la alegría y el compromiso, siempre tendrá mejores resultados que intentar desarrollar los complejos conceptos de las políticas públicas o sobre el leninismo de interpretación correísta. Al contrario, los conceptos profundamente emocionales utilizados por Moreno se desplegaron mejor al ser acompañados por palabras como política, patria, desarrollo o revolución.
A Moreno le resultará difícil desmarcarse de Correa, especialmente porque su tono agresivo y actuar despótico rechinan con el estilo sereno del presidenciable y ex vicepresidente. Sin embargo, el candidato Moreno goza de una enorme ventaja: utilizar palabras de contenido emocional como el futuro, la alegría y el compromiso, como fundamentos de la política, la patria o la revolución, suenan bien en quien propone dignificar la política desde una vocecilla suave y amigable que, aunque a la sombra, suena muy convincente aunque esté escondida detrás de la sombra de un monstruo intratable.
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