
Consultor político, experto en comunicación electoral y de gobierno. Docente de la Universidad Andina Simón Bolívar

Foto: El Universo
Eduardo Mangas, el nicaragüense secretario de la Presidencia, junto a Lenín Moreno.
El arte de la guerra es el arte del engaño
Sun Tzu
Moreno llega a la consulta popular convocada para el 4 de febrero del 2018 con una amplia ventaja en la intención de voto afirmativo a las 7 preguntas. Prácticamente todos los sondeos promedian un respaldo al referéndum del 70% de ecuatorianos. Aunque esos números puedan variar debido a la campaña por el NO que auspicia el correísmo, difícilmente alcanzarán niveles que impliquen un revés para el presidente Moreno y los actores políticos que empujan la tesis del SÍ.
La realización de la consulta popular y referéndum implica el choque, ya en campo abierto, entre el Gobierno y el grupo de partidos y organizaciones que plantean su apoyo a favor o en contra de las preguntas. Es evidente que, de aprobarse aquella que termina con la reelección indefinida -mañosamente impuesta en el correato-, y la que franquea la reorganización del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, estaríamos presenciando la muerte política de Correa, y el Ecuador tendría la oportunidad para re-institucionalizar el Estado secuestrado por el cartel pseudo revolucionario durante una década.
Marcha por el si en la consulta protagonizada por Democracia Sí, movimiento liderado por Gustavo Larrea.
La tragicómica visita de Correa recientemente al país, tuvo la clara intención de evitar la profundización de procesos y sanciones judiciales, y la reestructura del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social vía consulta popular. Correa sabe que tarde o temprano, todos los dedos lo apuntarán a él por su responsabilidad directa e indirecta en el cometimiento de actos de corrupción durante su gobierno. La actuación del juez que declaró al Estado ecuatoriano en abandono de la causa, por el retraso de siete minutos de los abogados de la Procuraduría en acudir a la audiencia contra Glas, deja poco lugar a dudas sobre el entramado.
La estrategia de la facción de Alianza País que apoya al expresidente es fraccionar la sociedad, lo que demuestra —más que su incapacidad para leer el escenario y asumir el cambio que está produciéndose— su apelación a la última carta que les queda en el juego del poder en la actual coyuntura.
Su reciente visita al Ecuador, fue un desembarco en “Bahía de cochinos” versión ecuatoriana. A su paso, Correa abrió heridas que empezaban a cicatrizar y exacerbó los ánimos en el próximo proceso consultivo; nuevamente, la estrategia de la facción de Alianza País que apoya al expresidente es fraccionar la sociedad, lo que demuestra más que su incapacidad para leer el escenario y asumir el cambio que está produciéndose, su apelación a la última carta que les queda en el juego del poder en la actual coyuntura.
Es indudable que el contexto en el que muy pronto concurriremos a las urnas está cargado de opacidades y verdades políticas a medias. Se trata de un clásico tablero en el que las diferencias entre las estrategias y las estratagemas que los rivales utilizan vienen provocando confusión, dudas y desconfianza.
Mientras que las características de las estrategias son la previsión, la anticipación, la iniciativa y la resolución, la estratagema remite a la audacia y a la inteligencia. El manejo equivocado de unas u otras puede llevar a que el verdadero agresor acabe siendo el que se defiende, no el que toma la iniciativa en el conflicto.
El audio filtrado públicamente en el cual el defenestrado secretario de la Presidencia, Eduardo Mangas, exponía un juego de poderes marcado por el engaño, habla del uso de este recurso en niveles que parecerían haberlo ascendido al estatus de estrategia dominante de muchos actores claves de la política ecuatoriana, desde el advenimiento de la llamada “revolución ciudadana” y en la actual coyuntura.
Sus declaraciones en su calidad de operador y funcionario de confianza del presidente Moreno hacían que todos nos preguntemos si ¿estamos los ecuatorianos ante una cadena de sucesos reales, o estamos ante un engaño montado por razones de manipulación política?
Simpatizantes frente a la sede de Alianza Pais, durante la visita de Rafael Correa a Quito.
Ésa interrogante parecería ser la más importante de las que rondan en la esfera pública nacional, apenas seis meses después de que unas reñidas elecciones terminaron con 10 años de Rafael Correa al frente del Estado, dando paso a que Lenín Moreno accediera a la presidencia de la República. Lastimaron en algunos sectores la confianza en Moreno, lo cual es serio, dado que precisamente es la confianza el principal capital político que el Presidente ha logrado acumular luego de seis meses de gestión.
En esta red de tensiones y juegos de poder a la que muchos asisten como espectadores y otros como simples piezas, hay que tener cuidado con considerar astucia a la mentira: Correa es un cínico y un mentiroso, y también es astuto; adicionalmente, el coro de los leales y las sumisas correistas es afinado en la defensa de su estrategia de acusar a Moreno de “traidor” al proyecto revolucionario.
Lenín Moreno ni siquiera tiene voceros propios, lo que demuestra que es aún débil su control del Gobierno. La estructura burocrática y la red de operadores correistas levantada en la década ganada, ha mantenido a ultranza importantes enclaves de control.
De su lado, Moreno, ni siquiera tiene voceros propios, lo que demuestra que es aún débil su control del Gobierno, pues la estructura burocrática y la red de operadores correistas levantada en la década ganada, ha mantenido a ultranza importantes enclaves de control, algunos de los cuales ha venido siendo minados por la estrategia de Moreno.
Qué espacios resultarán tomados por el morenismo y en cuánto tiempo más, está aún por verse; así también, cuáles operadores serán cooptados o anulados; por lo pronto, la sola presencia de algunos de ellos en las funciones de control, fiscalización, judicial, relaciones exteriores y seguridad, alimentan las dudas en sectores de la población y en líderes de la oposición, sobre las verdaderas intenciones y alcances de Moreno. Nadie entiende por qué el presidente permite que Correa cuente con personal administrativo y de seguridad pagado por los ecuatorianos; eso se llama simple y llanamente peculado.
De cualquier modo, y antes de ensayar una hipótesis o dar por sentada una tesis, nadie debería olvidar que, no bien iniciado su mandato, Moreno encontró en su antecesor al principal opositor político —por no decir el único— a su gestión, derivando en un enfrentamiento entre ambos que evidenció la profunda división al interior de la tienda verde flex, cuya facción correísta hoy está prácticamente colapsada, con su líder en Bélgica, tuiteando desde un ático, y con su vicepresidente y otros altos funcionarios de su confianza enjuiciados, encarcelados, o fugados, por su relación con actos de corrupción.
Las declaraciones filtradas de Mangas, han impactado en el círculo rojo de los opinadores, analistas y activistas políticos, pero aparentemente, poco han impactado en el grueso de la población. Ello quizás ocurre no solo porque diciembre es un mes poco propicio para la activación política de la mayoría, sino también porque muchos asumimos que el engaño ha sido permanentemente una de las principales características del correísmo y nos hemos acostumbrado al cabo del tiempo a no creerle; lo que implica que muchos esperan la clarificación de los escenarios antes de tomar partido, o que otros tantos, ya tienen definida su postura independientemente de las argumentaciones, estrategias o argucias que se pongan en escena.
En el juego del poder político, empresarial y en la guerra, el engaño es recurso vital, aunque pocas veces y de cara a mentes elementales, rinda gloria o prestigio. Basta leer un poco de historia o profundizar en los tratados escritos por brillantes estrategas como Sun Tzu, Maquiavelo O Clausewitz. Si dos opositores políticos se enfrentan con intereses contrapuestos, y uno utiliza el engaño y la traición como estrategia dominante, y su adversario hace lo mismo, el resultado será que ambos terminarán anulándose. Es un axioma elemental en teoría de juegos. A Moreno le ha resultado mucho más rentable la estrategia de la verdad, aunque eventualmente parezca una verdad a medias. No obstante, existe la posibilidad de que, en algún momento, ambos puedan cambiar sus estrategias para obtener mayores beneficios; en otras palabras que el mentiroso hable con la verdad, y el honesto eventualmente decida mentir.
El fusible de Eduardo Mangas, secretario de la Presidencia, seguirá en la caja, cautamente enfrentando el desgaste y aguardando la decisión de sostenerlo o cambiarlo.
Difícil tarea para los ecuatorianos, desentrañar sin riesgo de equivocarse, el juego que se desarrolla en estos mismos momentos y los fines que justifican los medios de correístas y morenistas. Su resultado marcará otro momento de la historia, en el que la mascarada deberá terminar y conoceremos el verdadero rostro del futuro que nos espera a todos.
Por lo pronto, el fusible de Eduardo Mangas seguirá en la caja, cautamente enfrentando el desgaste y aguardando la decisión de sostenerlo o cambiarlo. Lenín Moreno no puede adoptar en este caso un término medio, que no da amigos ni quita enemigos, pues tal decisión es perniciosa siempre en los asuntos de Estado. A Mangas su pinta de chivo expiatorio le ciñe perfecta y parece haber sido tejida a propósito por hábiles modistas del engaño y el cinismo.
Quizás el Gobierno no quiera enseñar sus cartas y de ahí la duda sobre si tiene un plan más allá del referéndum, pero debe saber que la consulta popular y sus resultados favorables, no son un cheque en blanco para el actual presidente.
Dante Alighieri, en su obra mayor La Divina Comedia, ubicaba a los traidores en el último círculo del infierno. No en balde, junto a Satanás, se encontraban tres de los peores traidores de la historia universal: Bruto, Casio, y Judas Iscariote. Se sabe que el traidor es el enemigo más peligroso, pues solo es posible reconocerlo cuando ha clavado su daga por la espalda.
En este tramo de la vida nacional, bien haríamos los ecuatorianos en releer a Dante Alighieri, y repasar uno a uno los protagonistas de esta versión de nuestra Divina Comedia. Muy pronto conoceremos a los verdaderos traidores, de cuerpo entero.
[RELA CIONA DAS]





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