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16 de Abril del 2018
Historias
Lectura: 16 minutos
16 de Abril del 2018
Las primeras amenazas de "Guacho" y las revelaciones del general Ramiro Mantilla

Fotos: Gianna Benalcázar

El presidente de la República, Lenin Moreno, confirmó la muerte del equipo de El Comercio en una declaración de prensa en el ECU 911

 

Fotos: Gianna Benalcázar

Las altas autoridades de la República, como el contralor (s) Pablo Celi, y el presidente del Consejo de la Judicatura, Gustavo Jalhk, acompañaron al presidente. 

 

Fotos: Gianna Benalcázar

El fiscal general del Estado, Carlos Baca Mancheno, habla con el comandante general de la Policía Nacional, Ramiro Mantilla, en el ECU 911. 

 

Los policías ecuatorianos mantenían conversaciones con el grupo criminal de "Guacho" tanto por medio de Whatsapp como por teléfono. Los canales de comunicación no fueron efectivos en la negociación del secuestro del equipo del diario El Comercio. La identidad de los interlocutores de la Policía nunca pudo ser verificada por las autoridades nacionales, a pesar de que aseguran haber compartido toda la información con Colombia.

"Guacho", el narcoterrorista y asesino de los siete ecuatorianos, hizo varias advertencias a fuerzas de seguridad de Ecuador sobre el terror que buscaba generar. Los contactos vienen desde antes del atentado en el Cuartel de Policía de San Lorenzo, Esmeraldas.  Y en medio de ese envío de intimidaciones, llegó el equipo de El Comercio a la zona de frontera.

Walter Patricio Artízala Vernaza, "Guacho", quien es un disidente de las FARC y al servicio del Cartel de Sinaloa, está acusado de la muerte de Paúl Rivas, Javier Ortega y Efraín Segarra; así como también de los militares Luis Mosquera Borja, Jairo Sandoval Bajaña, Sergio Elaje Cedeño y Wilmer Álvarez Pimentel. Y de atentados en varios poblados nariñenses, en Colombia, esmeraldeños, incluida la explosión del carro-bomba del Cuartel, el sábado 27 de enero.

Miembros de la Policía Nacional de Ecuador tuvieron contacto vía telefónica y por Whatsapp con el narco y otros supuestos miembros de su agrupación. Los terroristas hablaron con el mayor de Policía, Alejandro Zaldumbide, quien trabajó en Esmeraldas y antes en la Inspectoría de la Comandancia de Policía, y ahora, según el comandante General, Ramiro Mantilla, ya cuenta con protección.

El primer informe al que accedió Plan V es del martes 20 de febrero, a menos de un mes del atentado en el Cuartel de San Lorenzo. Fue escrito en el mismo recinto policial a las 17:33. “Asunto: Dando a conocer llamada telefónica”.

Zaldumbide informa de dos antecedentes en el parte policial. El 5 de noviembre del 2017 recibió una llamada del capitán Miguel C., quien le pidió su ayuda para hacer la verificación de unos posibles sospechosos que estaban en la parroquia de Palma Real, al borde de la frontera. Estos oficiales creían que los sospechosos eran parte del grupo de Guacho. Varias personas fueron detenidas, aunque Zaldumbide no especifica sus nombres ni el número de apresados.

Miembros de la Policía Nacional de Ecuador tuvieron contacto vía telefónica y por Whatsapp con el narco y otros supuestos miembros de su agrupación. Los terroristas hablaron con el mayor de Policía, Alejandro Zaldumbide, quien trabajó en Esmeraldas y antes en la Inspectoría de la Comandancia de Policía, y ahora, según el comandante General, Ramiro Mantilla, ya cuenta con protección.

El 13 de enero, dos semanas antes del atentado al Cuartel policial, escribió Zaldumbide, recibió varios mensajes de texto por WhatsApp de un número telefónico colombiano. Estas comunicaciones, asegura, las puso en conocimiento del coronel Nelson O., a través del capitán Miguel C.

El mayor de Policía describe el último contacto con quienes estarían detrás de los asesinatos y los atentados. Recibe las amenazas directas contra el país, ciudades y de secuestros a sus compañeros de armas. Nada se dijo en esa comunicación sobre secuestrar a periodistas. “Hoy, a las 17:31, recibí dos llamadas telefónicas a mi número celular personal XXXXXXX, proveniente del número celular XXXXXXX por parte de un sujeto de acento colombiano que se identificó como integrante de las FARC, mismo que me supo indicar que yo hable con el Alto Mando policial para que dejen en paz las acciones armadas que están efectuando en contra de su organización, además que les diga a los generales y gobernantes que retiren sus Fuerzas Armadas de la frontera y que de no cumplir con el pedido se procederá a poner bombas en diferentes lugares del Ecuador, así como también a secuestrar a miembros policiales”.  El terrorista le advirtió que llamaría en 24 horas para saber de los resultados. Y colgó.


El parte policial en donde se informa de las llamadas que terroristas de acento colombiano hicieron a la Policía 

Zaldumbide asegura que informó todo a la Unidad de Inteligencia Antidelincuencial (UIAD) y al coronel Luis M., que estaban a cargo de la investigación por terrorismo. Adjuntó una grabación de la conversación. Y firmó el parte.

El segundo informe, al que tuvo acceso Plan V, fue elaborado una semana después. Exactamente el 27 de febrero. El mismo Zaldumbide lo escribió a las 15:10. “Asunto: Dando a conocer comunicación Vía WhatsApp”.

Dice que las 14:53 de ese día, un mes antes del secuestro del equipo de Diario El Comercio, recibió mensajes por WhatsApp de un número colombiano.

Al parecer, era el mismísimo terrorista Guacho quien, con un español deplorable, escribió:

“Hola

Buenas tardes lo señores habla con guacho

Espara saber q paso q emos echo un compromiso

Y no an salido con nada

Y nostro estamos interesado de asesar nuestros asionares militar asi ustedes

Pero pusimos una fecha y mosalen con nada

Cuando están en san Lorenzo para que biajen donde asido el con flicto osea el pan

Y no sotro vamos para yega algun acerdo”. (SIC)


Los terroristas también usaban la red de mensajería Whatsapp para comunicarse con la Policía. 

El terrorista menciona El Pan. En ese poblado ecuatoriano, cerca de San Lorenzo, hay reportes de que sus pobladores, unas 200 personas, empezaron a sufrir atentados y amenazas desde el 17 de febrero. Incluso, hay registros de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad ecuatorianas y los narcoterroristas. Inteligencia colombiana, según un reportaje del diario El Comercio del 22 de marzo, determinó que Guacho se mueve en poblaciones del país vecino que están ubicadas frente a El Pan: Montañita, Puerto Rico y Dorado o Brisas del Mataje.

El mayor Zaldumbide, siete minutos después de los mensajes de texto, a las 15:00, recibió una llamada por el servicio de WhatsApp del mismo número pero hubo problemas de conexión. Luego llamó él y habló con un hombre que se identificó con el nombre de Andrés Sinestierra, integrante de las FARC-EP.

Este portal contactó al oficial Zaldumbide por vía telefónica pero no quiso dar declaraciones sobre sus dos informes. No obstante, el comandante general de la Policía, Ramiro Mantilla, aseguró que estos partes, y otros donde hay más mensajes de los terroristas, están judicializados. 

Mantilla dice que no sabe cómo es que Guacho escribió directo al celular personal del mayor de Policía. “Hay un chat en que el Oficial le dice ‘¿por qué me escribes a mí? ¿quién te dio mi número?’. Entonces él le dice: ‘yo sé quién eres’”, reveló.

El teléfono del que llamó Guacho fue intervenido.

El General Mantilla dice no conocer si las amenazas llegaron a raíz de las detenciones de noviembre del 2017 que están detalladas en el informe de Zaldumbide. “De lo que yo conozco, como Comandante General, las amenazas ocurrieron después del atentado al Cuartel. Desde ahí empiezan y también pedidos de que cesen las detenciones contra sus muchachos. Que le dejen trabajar… trabajar entre comillas, o sea seguir traficando”, aseguró. 

El Comandante General también indicó que toda la información de las llamadas y los chats fue compartida con las fuerzas de seguridad de Colombia.

Las revelaciones del comandante general de Policía

El Comandante General de la Policía Nacional Ramiro Mantilla. Foto: Policía Nacional

En octubre de 2017 Guacho se ‘hizo visible’ para las autoridades ecuatorianas. Al disidente de las FARC se le señaló como responsable de un ataque en Tumaco, sur de Colombia y cerca de la frontera con Ecuador, que dejó como saldo ocho muertos.

De acuerdo a la prensa colombiana, a las 10:00 del 5 de octubre, más de 1 000 campesinos avanzaban por la zona selvática “tratando de impedir la erradicación de la mata de coca en un pulso con la Policía. Alias ‘Guacho’ y su grupo lanzaron al menos cinco cilindros bomba contra los integrantes de la Fuerza Pública y contra la multitud, que se encontraba en el lugar, y luego atacaron con fuego indiscriminado de fusiles y ametralladoras a los manifestantes y a las autoridades”. Tras lo ocurrido, el ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos Villegas, describió que dicha disidencia “se ha dedicado a cuidar cultivos ilícitos en la frontera con Ecuador”.

Es un hecho. La delincuencia y la ‘narcoactividad’ representan una amenaza latente que los medios de comunicación del país vecino registran. Según sus datos, a diciembre de 2017, solo en Tumaco se contaron 180 muertes violentas atribuidas a esas causas.

"Esto no viene de ahora. Nuestro trabajo ha sido constante en la frontera y nosotros conocimos de la existencia de Guacho casi a partir del 5 de octubre, cuando hay cinco o siete muertes en Tumaco. Ahí Guacho es visible. Después ya saca incluso un video. Coordinando con la Policía colombiana, empezamos a darle forma a la estructura de Guacho. Se siente afectado y por eso pone el coche bomba en el cuartel (27 de enero). Se va contra la Policía porque le está afectando”, explicó el comandante Ramiro Mantilla, vía telefónica en entrevista con Plan V.

Durante una conversación de 16 minutos, el Oficial dio detalles del tratamiento que se ha dado en seis meses al ahora más buscado de Ecuador: Walter Patricio Artízala Vernaza, Guacho.

Es un hecho. La delincuencia y la ‘narcoactividad’ representan una amenaza latente que los medios de comunicación del país vecino registran. Según sus datos, a diciembre de 2017, solo en Tumaco se contaron 180 muertes violentas atribuidas a esas causas.

“No podemos descartar, y eso es real, que "Guacho" tiene y tuvo en San Lorenzo y Mataje toda una red de apoyo. Eso es importante. Empezó a generar actividades en contra de la Policía, principalmente”. Y siguió: “Antes del secuestro ya tuvimos la muerte de los tres soldados, los siete heridos y después falleció el otro. Ya tuvimos un atentado a un patrullero… Nosotros no queríamos que sigan muriendo nuestros soldados, por eso viene el tema investigativo. Empezamos con medios técnicos, obtuvimos teléfonos de todos estos tipos”, dijo.

El Comandante General, incluso, advierte que por los operativos de la Policía en las últimas semanas se evitaron nuevos atentados. “Los teníamos identificados. Es un gran trabajo técnico y un despliegue de unidades de inteligencia impresionante. Eso es lo que no se ve. No es que hubo inactividad. La detención de ‘Amarillo’, del cuarto en la organización… este tenía previsto poner artefactos en otros lugares”, confesó.

El Oficial confirma que las amenazas de secuestro eran para miembros de la Fuerza Pública pero no a comunicadores. “Los Guachos no sabían, de antemano, de la presencia de los periodistas en la zona. Teníamos la alerta de que amenazan con secuestrar, pero era solo a policías y soldados. Nada contra periodistas, nada”.


En la Plaza de la Independencia, una vigilia recordó a los fallecidos en la frontera norte.

De hecho, lo ocurrido enredó el trabajo policial. “Con el secuestro de nuestros periodistas se complica el escenario, cambia. Nosotros empezamos a dejar de hacer esas operaciones policiales y militares que hacíamos en frontera. Nuestra preocupación principal era parar los atentados terroristas. Si dejábamos las cosas así, ya se estaban saliendo de Mataje, de San Lorenzo, ya estaban en Viche. Nosotros logramos controlarles y la detención de todos estos tipos es lo que ha permitido que haya una cierta paz, ya no la alta probabilidad de que pongan artefactos explosivos”.

El Comandante no escatimó en detalles para describir las operaciones conjuntas entre las fuerzas ecuatorianas y colombianas. Por ejemplo, detalla que se intercambiaron los números de teléfono y determinaron los objetivos criminales que son esta organización.

El terrorista ya había advertido de sus intenciones a través de mensajes de texto dirigidos a un integrante de la Policía ecuatoriana, según los informes detallados previamente. En ese contexto, Mantilla afirma que “hay una coordinación y un intercambio de información fluida. Esto está aprobado por nuestros gobiernos, por nuestros presidentes. El presidente Lenín Moreno empieza a dar todo el apoyo al intercambio de información y cooperación internacional”. Y confiesa nuevamente: “antes había restricción, no nos permitían esa colaboración inmediata”.

El Comandante no escatimó en detalles para describir las operaciones conjuntas entre las fuerzas ecuatorianas y colombianas. Por ejemplo, detalla que se intercambiaron los números de teléfono y determinaron los objetivos criminales que son esta organización. “Todo esto lo hacemos permanentemente. Las reuniones con Colombia son cada semana, actualizamos datos”. Cuando se supo del secuestro al equipo periodístico “la Policía Nacional, Fuerzas Armadas, el Gobierno, dieron disposiciones precisas sobre, primero, precautelar la vida de los periodistas, fue lo fundamental. Y sobre eso se armó un plan de negociación, es importantísimo que eso se sepa”.

Sin embargo, también confesó las dificultades en dar viabilidad a los requerimientos de los secuestradores. “Realmente, ni el Presidente ni nadie puede disponer que les saquen a tres delincuentes que están con un proceso judicial dentro del Estado de Derecho… que les abran las celdas y les entreguen a este tipo (Guacho). ¿Qué garantías teníamos de que él nos devuelva a los periodistas? Y la otra demanda, que Ecuador y Colombia cesen las actividades para la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo…”.

El panorama a futuro es complejo para el Ecuador, asegura el Jefe de la Policía Nacional. “Este conflicto va a seguir, no se soluciona mañana o en un mes. Los colombianos tienen por delante de cinco a diez años para tener el control total de la frontera de su lado. Debemos seguir trabajando juntos y estar alerta”, reconoce el policía. Su última confesión: “no podemos dar por descartado que se puede fraguar otro equipo de este tipo y nos quiera afectar”.

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