

Fotos: Plan V
Al menos unas 8 pantallas gigantes reprodujeron el acto central del primero de mayo para los convocados por el presidente Correa.
Seguir la pista de los correístas hacia el sur de Quito no era difícil. Habían dejado tras de sí, como los protagonistas de algún cuento infantil, un reguero de buses de provincia marcando el camino. Buses de la Sierra, de la Costa y del Oriente. Buses azules, verdes, tomates, rojos y amarillos. Un chaulafán de buses interprovinciales y de transporte escolar, fuera de ruta ordinaria, a los que nadie impidió llegar a Quito.
Simpatizantes del correísmo en la avenida Rodrigo de Chávez, con camisetas de apoyo.
Y estaban estacionados como las migajas de pan que algún personaje de cuentos de hadas dejó a la largo del camino, como para no perderse en el bosque, en sitios como el Trébol, el parque Cumandá, la avenida Napo o las calles de Chimbacalle y Luluncoto.
Un militante correísta toma lista a los asistentes a la manifestación de apoyo al gobierno.
Cerca de las 09:00 los buses de los simpatizantes del Gobierno congestionaban el tráfico en la Avenida Napo, en su intento de dejar lo más cerca posible del redondel de la Villaflora a los simpatizantes del régimen. El acceso al sitio, en donde una parada subterránea del Trolebús estaba cerrada, se tenía que hacer a pie.
La gran mayoría de los correístas llegaron en buses del interior del país.
En pleno redondel, vendedores ambulantes, como si se tratara de un partido de fútbol, habían colocado puestos para vender gorras de color verde flex, con el logotipo de la lista 35, junto con banderas del movimiento oficialista y banderas nacionales. Desde el Santa María de la Villaflora no se veía mucha gente, pero esto se debía a que la concentración correísta no era propiamente ahí, sino en en una tarima que miraba hacia el occidente, hacia la avenida Mariscal Sucre, y estaba colocada en plena avenida Rodrigo de Chávez.
En esta camioneta se entregaba material de campaña de Alianza PAIS a los asistentes.
Había que caminar varias cuadras para poder llegar al epicentro de la manifestación de los correístas. Mientras se lo hacía, se veía un ambiente a medio camino entre esas reuniones de pastorales católicas y una convención de boy scouts. Jóvenes con carteles, globitos de colores y camisetas. Unas eran, de plano de Alianza PAIS. Otras eran de entidades públicas -en azul- como la CNT. Otras eran de un morado intenso, y pertenecían a grupos de mujeres. Más allá, un grupo de afroecuatorianos lucía unas blancas, con el nombre del alcalde de Atacames en la espalda.
Por lo menos tres grandes tarimas se colocaron a lo largo de toda la ruta.
Una nutrida delegación de socialistas, con banderas de color rojo con antorchas blancas, estaba encabezada por zanqueros, que se abrían paso entre la gente con destreza. Profesores de la oficialista Red de Maestros con camisetas blancas y azules, choferes de un sindicato de conductores de Tungurahua con chompas azules y verdes, y gente que sostenía la bandera nacional completaba la manifestación, que se extendía por varias cuadras hacia el oeste, subiendo por la Rodrigo de Chávez hasta llegar a Mariscal Sucre. Por ahí apareció, también, un grupo de personas que llevaba un monigote en forma de rata, con el retrato del magnate Álvaro Noboa, y un ataúd con los rostros de algunas figuras de la prensa, como Gonzalo Rosero o el ex presentador de Teleamazonas Bernardo Abad.
La funeraría correísta de periodistas y políticos de oposición se paseó por el sur de Quito.
Los logos de varios canales fueron usados por los correístas para protestar contra los medios.
De cuando en cuando, un carro de algún jerarca correísta, con motos abriendole paso, se paseaba por el redondel de la Villaflora con las ventanas abiertas, para no perderse detalle.
En la tarima, la primera de una serie de ellas que el oficialismo instaló en todo el trayecto hacia el Centro Histórico, cantantes de música protesta, bailarinas y animadores que destacaban, con el habitual feminismo de moda, que la revolución correísta, ahora sí, ha afiliado al IESS a las sufridas madres de familia de la Patria, mientras recordaban -el guión se repetirá a lo largo del recorrido- a las viejas figuras de la izquierda marxista y bolivariana, desde el Che Guevara hasta el "Comandante Eterno" Hugo Rafael Cháves Frías, como para que a nadie le quede duda que el correísmo es izquierda revolucionaria auténtica y pura.
Cantantes, bailarinas y músicos agradecieron la oportunidad de estar en las tarimas correístas.
La gente que bajaba de los buses, que iban llegando como a una romería hacia algún santuario mariano de esos de gran acogida, no se enteró cuando el presidente Rafael Correa se apersonó en la Villaflora para caminar él mismo hacia la Plaza de Santo Domingo. La gente que lo vio fue poca, pues el grueso de la concentración se extendía sobre Rodrigo de Chávez, se entretenía en la tarima y recién ahí intentaba avanzar hacia el Centro Histórico por Chimbacalle.
Los canales del Estado, tanto GamaTV, como TC, realizaron un enorme despliegue para la transmisión.
Desde la Rodrigo de Chávez, un grupo de simpatizantes correístas de Cotopaxi -habían llevado el nombre de su provincia con letras las letras separadas y las iban juntando cual cheerleaders- se internó en las calles de Chimbacalle, para luego salir hacia Pedro Vicente Maldonado en donde la avenida corre paralela a las vías del tren. Esa era la ruta que se había definido para ingresar al centro, evitando el parque lineal del Machángara.
En la Recoleta, algunas simpatizantes correístas aplaudieron la marcha.
Los correístas fueron, entonces, caminando hacia Maldonado, pasaron enfrente de la entrada a la Estación del Ferrocarril, y fueron a dar a la Recoleta, sobre el puente centenario que cruza el Machángara. Ahí, en los muros de los edificios que se levantan en esa esquina, se habían colocado gigantografías de la CUT, la central oficialista del Gobierno, que, muy pedagógicos, ilustraban con fotos antiguas las luchas obreras de la patria, desde la tragedia de 1922 en Guayaquil, hasta hechos más recientes.
Para que la pedagogía estuviera completa, varias bandas de pueblo amenizaban la caminata. Justo en ese tramo estaba colocada -trompetas, tambores y otros instrumentos- una banda de Quitumbe, un barrio del sur de Quito.
Los manifestantes empezaron a subir hacia Santo Domingo, y, justo frente al Ministerio de Defensa, una nueva tarima y el inicio de una gran cantidad de pantallas gigantes de vídeo, que se alimentaban con sus propios generadores eléctricos. El enorme despliegue de recursos económicos para la escenografía correísta no ahorró en audio y sonido. Entre La Recoleta y la propia Plaza de Santo Domingo, había no menos de diez pantallas gigantes que reproducían los encendidos discursos que ya tenía lugar en la tarima principal, en donde el presidente Rafael Correa y los jerarcas del oficialismo ya se habían apostado.
Estas gigantografías, en la calle Maldonado, fueron parte del gasto de la CUT oficialista en la marcha.
Justo frente al Ministerio de Defensa, la tarima estaba a cargo del ex periodista y actual concejal de Quito Mario Guayasamín, quien tomó el micrófono y forzando mucho la voz, ensayaba un encendido discurso político, que inició con su muletilla de segmento de noticiero matinal: "vecinos y vecinas..."
Las tarimas las vigilaban agentes vestidos de civil, con radios en las manos, y unas tarjetas en el pecho con los colores patrios, que indicaban que eran del "staff" de la marcha oficialista, como si de un concierto se tratara.
Organizaciones sociales cercanas al régimen se hicieron presentes a la largo del recorrido.
Mientras que, a lo largo del recorrido, era posible ver a policías y aspirantes a policías sin armas de fuego -eran notorias las pistoleras vacías- que señalaban la ruta por dónde debían ir los simpatizantes del régimen.
En el puente del Cumandá, otra banda de pueblo, esta vez de un barrio popular del norte capitalino, también tocaba lo más fuerte que podía, porque el estruendo de los parlantes de las tarimas no dejaba escuchar su música. Los cantantes, en las tres grandes tarimas, que eran desde folclóricos hasta pop suave, daban fe del apoyo del Gobierno al artista nacional y los "gestores culturales" que recibían trabajo tan bien remunerado en pleno Día del Trabajo. "Gracias le queremos dar, señor Gobierno..."
Militantes de PAIS con camisetas y banderas verde flex, en el sur de Quito.
Quienes salieron de la Villaflora poco antes de las 11:30 empezaron a arribar a Santo Domingo cerca de las 12:00, cuando ya habían terminado de hablar el ministro del Trabajo, Carlos Marx Carrasco y la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, y estaba por empezar el discurso presidencial. En el arco de Santo Domingo la calle se estrecha tanto que empezaron los empujones. Justo ahí, junto al obelisco que muestra al presidente Gabriel García Moreno siniestro y serio como de costumbre, y marca el inicio de la carretera a Guayaquil, el canal incautado GamaTV había montado una cámara con grúa, para tener una perspectiva de la marcha y la forma en la que esta avanzaba desde el sur.
Tanto GamaTV cuanto TC, los canales incautados a los banqueros Isaías, no escatimaron esfuerzos para apoyar al canal del Estado, Ecuador TV, para la cobertura del evento, transmisión en vivo en la que estaban desde antes de las 08:00 de la mañana los reporteros y productores del pool de medios correístas.
Era casi mediodía cuando la gente, tomando el eje de la calle Rocafuerte, daba por cumplida su obligación con el supremo líder de la revolución ciudadana, y caminaba hacia arriba, hacia el Arco de la Reina, para tratar de salir de la Plaza de Santo Domingo, acordonada por policías con vallas. Los menos militantes se iban no más, sea por Rocafuerte, o por la Ronda, para bajar al Cumandá y subirse a sus buses. Lo más militantes, como los que cargaban los monigotes de Noboa y los periodistas o los zanqueros socialistas, se acomodaban en la Plaza para escuchar al Presidente, que estaba por empezar su discurso.
Por lo menos diez pantallas gigantes dispuso el Gobierno a lo largo del recorrido.
Correa tomó el micrófono finalmente. Relató cómo él también había caminado desde la Villaflora hacia el casco antiguo. Recordó a la asambleísta Kerly Torres, que acababa de morir esa mañana al estrellarse su auto en la madrugada en un carretera de Manabí. Y arremetió como de costumbre contra sus opositores, para demostrar con esta marcha que él y los suyos son más, muchos más.
El presidente Rafael Correa habló cerca del mediodía en Santo Domingo. Foto: Presidencia de la República
A pocas cuadras de distancia, sobre la calle Guayaquil, la marcha de la oposición se dirigía hacia San Francisco, y escucha los ecos del discurso del Presidente. En la Ronda, entre tanto, un grupo de costeños caminaba ya de vuelta a sus buses, cansados de la caminata y el discurso del Presidente se perdía a las pocas cuadras. Ellos ya no vieron a los máximos líderes del correísmo curuchupa cantando, en uno como chaulafán ideológico, las viejas canciones del marxismo ateo.
Después, el presidente haría su propia evaluación: les ganamos, dijo, como para ratificar ese desafío que él mismo se inventó y de la cual fue juez y parte. Según el presidente y los propagandistas del oficialismo, obsesionados con "ser más", si no en las calles por lo menos en las pantallas de televisión y en los smartphones, "ganaron ocho a uno" porque ellos fueron 40 000 en Quito mientras que la oposición fue menos de 10 000.
Vídeo de PLANV: la marcha oficialista en el puente del Machángara.
No se sabe qué cálculos hace el presidente. En su afán por tomarse el Primero de Mayo y retar a los propios trabajadores y sindicatos a ganarle, el mandatario no vio las decenas de miles de personas que desfilaron por la tradicional avenida 10 de Agosto y las calles del centro histórico hasta la plaza de San Francisco. Cuatro horas de marcha no solo que certificaron un cálculo de unas 100 000 participantes, sino que la movilización fue espontánea, sin manifestantes obligados a ir, y con un 80% de quiteños. Pero las marchas del Primero de Mayo de los sindicatos y ciudadanos coparon al menos 20 capitales de provincia. Unas 200 000 personas salieron a la calle en las marchas no oficialistas.
Las marchas tomaron un matiz político, un Primero de Mayo convertido en una pulseada de masas por el propio presidente. Esta quizá será el último esfuerzo de movilización masiva de lo que quede del régimen. Ese esfuerzo empezó como respuesta de gobierno a las protestas de los jubilados y los trabajadores luego de que la mayoría de Alianza PAIS dejara al IESS sin el 40% del aporte estatal. A las protestas, el gobierno respondió con el argumento de que más de un millón de amas de casa accederían ahora a la seguridad social y lanzó la convocatoria de que este Primero de Mayo saldrían esas centenares de miles de amas de casa agradecidas a las calles. Desde ese momento y todos los días, el aparato de propaganda correísta empezó con al agitación mediática para lograr una convocatoria de centenares de miles en la fecha símbolo de los trabajadores.
El aparato del partido se vio en problemas para estar a la altura de las esperanzas del presidente y líder de la revolución ciudadana. Él quería decenas de miles de personas en todas las ciudades aplaudiendo las medidas que habían tomado su gobierno con la llamada Ley de Justicia Laboral. Pero a pesar de la atosigante propaganda lo que se obtuvo fue una gran concentración en Quito y otra menor en Guayaquil en Cuenca. En Quito, miles de empleados públicos a contrato fueron conminados a salir a apoyar al presidente.
Vídeo de PLANV: la marcha opositora en la esquina de Guayaquil y Sucre, centro de Quito.
Los sindicatos y movimientos populares del lado opositor se tomaron el reto en serio. Entre los dirigentes de la Coordinadora Unitaria de Movimientos Populares, que agrupa a más de 25 organizaciones nacionales, se recogió el guante: si el presidente lanzó el desafío par probar que de "somos más, muchísimos más", había también que ganarle; ademas, sería un Primero de Mayo especial, pues miles de jubilados o trabajadores a punto de jubilarse vieron la aprobación de la ley como un ataque a sus derechos y a su fututro; y miles de ciudadanos comunes también sintieron que era la oportunidad de manifestarse aunque no fueran convocados por los sindicatos tradicionales.
Primero de Mayo opositor: por las calles del centro, los extrabajadores de una empresa militar parodiaron la discriminación que se da entre civiles y militares por los aportes estatales en la seguridad social.
Una semana antes del Primero de Mayo, mientras el gobierno no ahorraba recursos para convocar a "su" marcha, las organizaciones participaban en varios talleres para definir la convocatoria a la marcha. Lo primero fue asegurar que la movilización de la Coordinadora Unitaria haría el recorrido tradicional; y de ello se encargaron los dirigentes, pues era real el temor de que el gobiernos se quisiera tomar hasta el recorrido histórico. Eso se arregló con el Municipio de Quito, pero también causó extrañeza de que el gobienro pretenda concentrarse en la plaza de Santo Domingo, que tiene la mitad de capacidad de concentración de la plaza de San Francisco.
El catedratico y escritor Ney Barrionuevo asistió para defender la seguridad social y entregar sus libros entre los asistentes a la marcha opositora.
En fin, aceptado el reto, los dirigentes nacionales decidieron hacer una convocatoria amplia al pueblo ecuatoriano. Una convocatoria que pretendia incluir y no excluir, al considerase que, dada la temperatura del descontento social, la marcha debería superar los límites obreros y compesinos y acoger a todos quienes deseen de alguna forma mostrar su descontento. Por eso el Manifiesto del Primero de Mayo fuie redactado como una invitación abierta a todos los ecuatorianos afectados por las opolíticas del gobiernos, a las que calificaron como antipopulares, antiobreras y proologárquicas.
La defensa del IESS fue un argumento recurrente entre los miles de manifestantes que acudieron a la marcha en contra del gobierno.
Así amaneció el Día del Trabajo en la capital, con cientos de buses de provincias acarreando manifestantes llevados por el gobierno a la capìtal mientras que en el otro lado ciudadanos de los más diversos sectores se auto convocaban a las 8 de la mañana desde la Caja del Seguro.
El día amaneció frio, luego de varias jornadas previas de intenso calor. A las nueve de la mañana apenas unos cientos de personas llegaron a la linea de partida, que desde hace rato se ha ido adelantando hacia la plaza de la República, sede del Consejo Provincial de Pichincha.
Los Pelagatos se autodenominaron ciudadanos de Quito para parodiar la descalificación que hizo Correa de las marchas anteriores, algo así como los Forajidos de Lucio Gutiérrez.
Cuando al marcha arrancó, encabezada por los dirigentes sindicales e indígenas, con los brazos entrelazados, era las nueve y media de la mañana. Un dato nuevo es que los anillos de seguridad de los dirigentes estuvieron conformados por los excombatientes del Cenepa, léase militares en servicio pasivo que son héroes de la guerra de 1995 y que asistieron enternado, vestidos marcialmente, y con sus condecoraciones cruzándoles el pecho.
La cabeza de la marcha va por el parque La Alameda en la mañana del Primero de Mayo. El Colectivo Unitario Nacional agrupa a 15 organizaciones nacionales.
De ahí para atrás, se fueron sumando miles de manifestantes. Desfilaron los obreros de las centrales sindicales que confoman el FUT, la Conaie, la Fetralpi y demás organizaciones clasistas. A las cuales les acompañaron delegaciones de las universidades, con la Universidad Central como la más numerosa. Una nutrida delegación de médicos, quizá unos 2000 desfilaron con mandiles y globos blancos, se manifestaron y decenas de jóvenes de los Yasunidos. Pero uno de los sectores más organizado y combativo fue el de los jubilados, que con justo derecho reclamaron por lo que llamaron los ataques al IESS y en defensa de la seguridad social.
Un grupo de artistas populares realizó un perfomance en las calles del centro de Quito.
Esta marcha estuvo también acompañada por bandas de pueblo y grupos de tamborileros que animaron el festivo ambiente. Cualquiera que se parara en una esquina, como hizo este medio de comunicación, para calcular el tamaño de la marcha, pudo constatar que por la esquina de las calles Guayaquil y Sucre, desfilaron manifestantes durante cuatro horas, los cuales llegaron a la Plaza de San Francisco y retornaron por la calle Guayaquil hacia el norte. Cuando la plaza se había llenado la primera vez a las 11 de la mañana, continuó recibiengo gente hasta la una y media de la tarde.
Los familiares de los desaparecidos aprovecharon la marcha para exhibir los rostros de sus seres queridos.
El testimonio de Luis Calderón y su madre se volvió viral. El estudiante secundario denunció cómo el presidente Correa lo habría encarado por un gesto de disconformidad.
El analista político, Decio Machado, de nacionalidad española, quien fuera asesor de Correa y del canciller Fánder Falconí en la primera etapa del gobierno, consignó en su muro de Facebook que fue "impresionante Marcha de los sindicatos y movimientos sociales independientes del 1ro de Mayo en Quito. La consigna generalizada: Fuera Correa Fuera!!. Hice el esfuerzo de acercarme a ver como estaba de gente la concentración oficialista en la Plaza de Santo Domingo: la plaza estaba también llena, aunque el espacio es más pequeño y la infraestructura de escenarios y pantallas gigantes montada a base de mucha plata ocupaba ya de por si un tercio del espacio público. Entre ambos espacios separados por apenas unas cuadras, una diferencia fundamental: el oficialismo llenó con cientos de buses traídos desde provincias y miles de funcionarios obligados a desfilar, mientras la manifestación no oficialista convocó a ciudadanas/os exclusivamente quiteños que salieron a las calles por voluntad propia. En todo caso, quedan dos preocupaciones terminada la jornada de movilizaciones: la primera se enmarca en la cada vez mayor polarización de la sociedad ecuatoriana y que apunta a un desenlace conflictivo; la segunda tiene que ver con la incapacidad de autocrítica existente en el poder. ¿Cómo es posible que el oficialismo en general y el presidente Correa en particular sigan estando tan ciegos ante el descontento cada vez mayor en el país y sigan obcecados en posicionar mensajes propagandísticos que no se ajustan a la realidad y que cada vez cree menos gente?".
El monigote que representaba a Rafael Correa fue llevado -y abucheado- por todo el recorrido.
La consigna más coreada por los miles de manifestantes, que además se convirtió en tendencia nacional en Twitter fue: fuera Correa fuera.
La evaluación de los dirigentes fue triunfante. Pero el propio presidente Correa se encargó de anunciar-advertir que esa misma dirigencia prepara un paro nacional del pueblo para el 20 de mayo próximo. Para el gobierno y quienes aceptaron el desafío de las calles, no hay marcha atrás. Pero el gobierno hizo un esfuerzo supremo, y quizá el último, por concentrar a miles de seguidores, mientras que los miles que salieron a protestar recién están empezando a calentar las calles del país.
Varios gremios de profesionales se sumaron a la movilización. En la gráfica, el Colegio de Abogados de Pichincha.
Foto tomada desde la esquina de las calles Guayaquil y Sucre. Miles de personas pasaron por este punto durante cuatro horas seguidas.
La plaza de San Francisco en uno de sus momentos de mayor concentración. Como no había un atractivo e particular, miles de ciudadanos pisaron la plaza y se marcharon. Esta se llenó varias veces.
[RELA CIONA DAS]




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