

Luis Arce (centro) y el ex canciller David Choquehuanca (Der.) ganaron las elecciones con el 55% de los votos. Foto: Reuters
Las consecuencias políticas y judiciales del abrumador triunfo de Luis Arce, el candidato del Movimiento al Socialismo boliviano (MAS), el partido del ex presidente Evo Morales, empezaron a sentirse esta semana, cuando un juez decidió anular la orden de captura en contra del ex mandatario, que había sido dictada tan pronto dejó el poder el año pasado. Ahora la expectativa recae en el inminente retorno de Morales a La Paz, luego de su exilio en Argentina, país que, junto con México, le ayudaron a salir de Bolivia tras su renuncia, ocurrida en noviembre de 2019.
Y aunque algunos analistas en el país, recurren al tópico de decir que Ecuador no es ni Bolivia ni Argentina, más allá de la obviedad de la afirmación, hay algunos elementos de cultura política y situación económica que convierten al caso boliviano es un modelo de estudio sobre lo que puede pasar en el Ecuador en las próximas elecciones generales de 2021.
En declaraciones para BBC Mundo, el mandatario electo, un economista boliviano que trabajó en el Banco Central de Bolivia y fue ministro de Finanzas de Morales, esbozó lo que considera algunas de las razones de su triunfo: "a causa de la pandemia, todos empezaron a sentir que la economía no está yendo bien, que hay algo mal, que el modelo neoliberal que implementaron en noviembre de 2019 no está yendo bien. La gente tenía más beneficios con nuestro modelo. Así que los intereses se están volviendo más del lado social que del lado de la derecha, que quiere mantenerse en el modelo neoliberal, donde los beneficios son para los empresarios y los ricos".
Arce reiteró que "La corrupción ha sido creada en este gobierno de un partido de derecha, así que la corrupción no es la clave de las diferencias entre las dos ideas sobre el estado boliviano. En lo que tenemos diferencias es en lo que hacemos con el estado".
Y, ante la insistencia de BBC, se desmarcó varias veces de Morales, anunciando que su gobierno será suyo y no una simple marioneta política del ex presidente: "Dijimos que teníamos que tener renovación en el MAS, para la gente joven. Si Evo Morales quiere ayudarnos, será muy bienvenido. Pero no significa que Morales estará en el gobierno. Será mi gobierno. Si quiere volver a Bolivia y ayudarnos, no hay ningún problema. Él va a decidirlo. Yo no lo voy a decidir por él".
El ex presidente de Bolivia, Evo Morales, no ha descartado su retorno al país, una vez que se levantó una orden de prisión en su contra. Foto: EFE
El presidente electo, Luis Arce, sostuvo que "si Evo Morales quiere ayudarnos, será muy bienvenido. Pero no significa que Morales estará en el gobierno. Será mi gobierno. Si quiere volver a Bolivia y ayudarnos, no hay ningún problema. Él va a decidirlo".
Volver sería, en teoría, fácil para Morales, luego de que la misma justicia que había, apresuradamente, dictado orden de detención en su contra, resolvió levantarla, aduciendo fallos formales.
Sorpresa en el Altiplano
Pero en vertientes distintas, dos analistas coinciden en algunos puntos con relación a qué fue lo que causó el triunfo electoral del MAS. Desde La Paz, Gloria Ardaya, consultora política que trabajó en la campaña de Carlos Mesa, admite que los resultados fueron una auténtica sorpresa, pues todas sus encuestas daban cuenta de un empate y de que sí habría segunda vuelta. Ardaya destaca el "mal gobierno" de la presidenta interina Jannine Áñez, una legisladora que llegó al poder por subrogación y cuyo primer acto público fue ingresar al Palacio presidencial blandiendo una Biblia, cual exorcista. Recuerda también al ministro de Gobierno de Áñez, quien en un gesto similar mostró "las esposas que le iba a poner a Evo Morales" como algunas de las causas de la debacle política. Y también, lo que en Ecuador llamaríamos un "chimbador": la postulación del político de Santa Cruz Luis Camacho quien distrajo buena parte del voto contra el MAS, sobre todo, en su región, que es el único lugar en donde ganó, pero afectando al cómputo nacional.
Jeanine Áñez, una polémica presidenta interina, llegó al Palacio Quemado blandiendo una Biblia y defraudó a todos los sectores políticos. Foto: AFP
Pablo Solón, ecologista boliviano y ex embajador en el gobierno de Evo Morales plantea algunos aspectos para explicar el triunfo del MAS en los comicios, en primer lugar, en "el desastroso gobierno de Añez".
Desde la otra orilla ideológica, Pablo Solón, ecologista boliviano y ex embajador en el gobierno de Evo Morales plantea algunos aspectos para explicar el triunfo del MAS en los comicios.
Solón coincide con Ardaya en primer lugar, en "el desastroso gobierno de Añez". Explica que "en 10 meses de gobierno estallaron varios casos de corrupción y nepotismo en medio de la cuarentena. La gestión de la pandemia y de la economía fue en extremo deficiente. En medio del sufrimiento de la gente los viejos políticos que habían retornado al poder no perdieron ni un segundo en buscar llenar sus bolsillos. Al estilo del anterior gobierno del MAS, todo aquel que iniciaba investigaciones contra el ministro Murillo y el entorno de Añez era destituido. En 10 meses se sucedieron innumerables cambios de ministros y autoridades. El gobierno de Añez mostró con hechos que un gobierno de la oposición podía ser peor que el gobierno del MAS". Otro elemento del mal gobierno de Áñez y su entorno, reclutado entre la derecha tradicional, fue "utilizar la justicia para ejercitar un revanchismo. Lejos de insistir en un proceso de reconciliación y de mínimo acuerdo entre todas las fuerzas políticas para enfrentar la pandemia, intento, al igual que su predecesor, perpetuarse en el gobierno utilizando los recursos del Estado en una frustrada candidatura".
El manejo de la economía también es mencionado por Solón: "la pandemia que agravó la crisis económica que ya estaba en curso. La estabilidad monetaria se mantuvo, pero la economía real sufrió un severo golpe que recayó sobre todo en la gente que vive del día a día en la economía informal. El miedo a que esta situación económica empeore, y la esperanza de que la bonanza económica retorne con un nuevo gobierno del MAS encabezado por su ex ministro de finanzas". En este punto, Ardaya coincide en que hubo un "voto nostálgico", sobre todo de quienes aspiran a que la bonanza administrada por el MAS y provocada por el alto precio del gas y otros productos de exportación de Bolivia retorne.
"Los ataques del gobierno de Añez, Murillo (el ministro de Gobierno) y Camacho convirtieron al MAS en víctima y despertaron los temores más profundos de amplios sectores de la población de raíces indígenas", advierte Pablo Solón.
Solón sostiene que "la elección 2020 no fue una elección de propuestas, sino de miedos y de procesos de identificación socio cultural. Los ataques del gobierno de Añez, Murillo (el ministro de Gobierno) y Camacho convirtieron al MAS en víctima y despertaron los temores más profundos de amplios sectores de la población de raíces indígenas. La derecha apostó al miedo del retorno de Evo Morales. El MAS azuzó el miedo al retorno de la derecha neoliberal racista y al retorno a la inestabilidad económica. Mesa y CC no entendieron ni se acercaron al mundo de lo popular indígena".
Luis Camacho, un político de Santa Cruz de la Sierra, solo ganó en su provincia y dividió a las derechas.
Solón menciona, y Ardaya concuerda, en que el manejo de la campaña de Comunidad Ciudadana, el colectivo que encabezó Carlos Mesa, se caracterizó por "apostar a la inercia. Creyeron que continuaba el escenario de las elecciones del 2019, polarizado por la reelección de Evo Morales, en el cuál su caudal electoral creció por el voto anti MAS antes que por un apego a su campaña. La pandemia, la crisis económica, social y ambiental no los llevaron a buscar un replanteo de su estrategia, un acercamiento a las organizaciones populares. Esperaban que a último momento se daría la unidad en el voto, algo que no ocurrió porque el escenario y los actores habían cambiado".
Para el ex embajador, sin embargo, es importante destacar las diferencias internas en el propio MAS, pues el ex canciller David Choquehuanca pasó de incondicional de Evo Morales a ser uno de sus críticos. "Evo quería marginar a David Choquehuanca que es el candidato elegido por las organizaciones sociales principalmente indígenas de tierras altas y los valles. El triunfo del MAS fue aplastante en las áreas rurales de estas regiones en gran medida debido a la candidatura de David. Otro hubiera sido el resultado si el MAS hubiera ido con el binomio Lucho-Pari, que Evo Morales quería imponer". La figura del caudillo indígena y su intención de perpetuarse en el poder sería una de las explicaciones, para Solon, de los hechos que motivaron la salida del poder del ex presidente: "El resultado de las elecciones 2020, muestra que en el 2019 el MAS hubiera ganado las elecciones tranquilamente si dejaba de insistir en la reelección inconstitucional de Evo Morales". En esa misma línea, Solon toma distancia del discurso oficial de Arce, que sostiene que los sucesos del año pasado fueron solo "un golpe de Estado por los partidos de derecha, que nunca nos pueden ganar en elecciones. La única manera en la que pueden alcanzar el poder es por un golpe de Estado". Por el contrario, Solón sostiene que "el resultado electoral no significa que lo ocurrido el 2019 fue simplemente una conspiración montada por la derecha, ni representa una victoria pura y simple del progresismo internacional. Diferentes representantes de organizaciones sociales campesinas e indígenas han expresado profundas criticas al accionar tradicional de la izquierda y a sus estrategias de copamiento del poder".
Solón es escéptico sonre que el nuevo gobierno será un gobierno igual al de Evo Morales "porque el escenario es distinto y las relaciones de fuerza al interior del MAS han cambiado desde la partida de Evo. Actualmente el futuro gobierno del MAS es ya un espacio en disputa. Evo Morales y su entorno harán todos los esfuerzos para controlar el gobierno lo que implica arrinconar o re-cooptar a las organizaciones que respaldan a David Choquehuanca. El fiel de la balanza será por el momento Luis Arce quien no quiere ser un títere, pero tampoco tiene una trayectoria de autonomía frente a Evo".
Anticipa, además, que el nuevo gobierno "sufrirá un desgaste rápido por la gravedad de la crisis económica. La disminución de las reservas internacionales, la presión de las devaluaciones de las monedas de los países vecinos, y el retroceso de la economía hacen imposible que el gobierno del MAS cumpla su promesa de estabilidad, crecimiento económico y atienda las innumerables demandas de la población. La receta, aplicada desde el 2015, de inyectar dinero a la economía a través de la inversión pública con recursos de la deuda externa y las reservas internacionales, no es sostenible en el corto plazo".
Solón describe a los grupos de poder conformados durante el gobierno de Morales: "surgió una nueva burguesía asociada a la burocracia estatal, los contratos con el estado, el comercio, el contrabando, las cooperativas mineras y la producción de la hoja coca ligada al narcotráfico. Estos nuevos sectores de poder acabaron incidiendo en varias de las principales determinaciones del gobierno de Evo Morales. Para contrarrestar estas nuevas élites la clave está en el potenciamiento de la capacidad de autonomía, proposición y autogestión de los movimientos sociales existentes y emergentes".
La visión de Gloria Ardaya
Gloria Ardaya, catedrática y consultora política boliviana.
Gloria Ardaya, consultora política y académica boliviana, ha vivido y trabajado también en el Ecuador, pues es esposa del consejero del Consejo Nacional Electoral, Luis Verdesoto. Formó parte de la campaña de Mesa y pasa revista a algunos de los elementos que, en su opinión, explican lo ocurrido en el país altiplánico.
Desde La Paz, Ardaya confirma que "todas las encuestas, en el peor de los casos, no daban un empate. Hubo mucho voto oculto y muchos indecisos". Aunque Arce gana en la mayoría de ciudades principales de Bolivia, con excepción de Santa Cruz, que se decantó por Luis Camacho, Ardaya destaca que el candidato del MAS gana "fundamentalmente en el campo".
Arce gana en la mayoría de ciudades principales de Bolivia, con excepción de Santa Cruz, que se decantó por Luis Camacho, y Gloria Ardaya destaca que el candidato del MAS gana "fundamentalmente en el campo".
"La estrategia del MAS siempre fue la unidad del voto campesino-rural, y la división del voto urbano. Es una estrategia que una vez más les ha surtido efecto", explica. En Santa Cruz la candidatura de Arce logró el segundo lugar, y en las elecciones de 2016, el MAS ya había ganado en Santa Cruz al igual que en la mayoría de departamentos del país.
"Han ganado en cinco departamentos, Mesa en tres y Camacho en uno", por lo que admite un "triunfo apabullante". Comunidad Ciudadana, el colectivo que apoyó a Carlos Mesa, debió reconocer el triunfo el mismo lunes siguiente a los comicios.
Entre las razones de la derrota, Ardaya afirma que "las fuerzas democráticas han pagado la factura del mal gobierno de Áñez", pues el gobierno de transición "no cumplió con la tareas de la transición, entre las que estaban convocar elecciones inmediatamente y trasladar la gestión gubernamental al nuevo gobierno".
Y es que luego del fraude de octubre del año pasado y tras la renuncia de Morales, el vicepresidente, los presidentes de senadores y diputados, se logró que Jannine Áñez, quien realmente era la primera vicepresidenta del Senado, accediera a la sucesión. "La posverdad construida por el MAS y sus aliados es en que Bolivia hubo un golpe de Estado. Pero eso no fue así, Morales renunció y se fue al exilio en un avión mexicano. La nueva presidenta solo debía convocar elecciones y entregar el poder, pero eso fue dilitándose", explica Ardaya.
Las intenciones de Áñez de postularse como candidata, que luego fracasaron y una lectura incorrecta, marcada por "mala gestión, corrupción, inestabilidad de las autoridades, ministros absolutamente incompetentes y un gobierno poco meritocrático, motivó a la gente a votar por lo malo conocido", condujeron a los resultados electorales en Bolivia.
Para Gloria Ardaya, hubo en el gobierno interino de Áñez "mala gestión, corrupción, inestabilidad de las autoridades, ministros absolutamente incompetentes y un gobierno poco meritocrático, motivó a la gente a votar por lo malo conocido"
"Se subestimó al MAS"
Sin embargo, Ardaya cree que "desde las fuerzas democráticas se subestimó al MAS, el sistema de partidos estaba destruido por la persecución del MAS contra la oposición, hubo inercia de Comunidad Ciudadana, porque se pensó que el voto iba a venir naturalmente a nuestro candidato Carlos Mesa".
Las recientes elecciones bolivianas, señala Ardaya, evidencian "la profunda informalidad política, económica y social a la que ha llegado la sociedad boliviana, nos hemos vuelto tolerantes a la corrupción, al narcotráfico, al despilfarro, el país ha perdido el horizonte de una comunidad política".
Ardaya sostiene que también hubo un "voto nostálgico, de la gente que cree que van a volver los tiempos de la opulencia, aunque ahora el único producto de exportación que se está vendiendo bien en el exterior es la soya". Esto, afirma, además de la pandemia, ha provocado una profunda crisis económica y la disminución de las reservas. "Arce ha prometido más bonos y ese dinero solo puede venir del endeudamiento externo".
Otro error fue que la campaña de Mesa no pudo captar tampoco a la clase media. "La injerencia de Argentina ha sido muy grande. Buenos Aires ha ayudado a Evo Morales a hacer campaña desde los medios públicos argentinos, a pesar de que el asilo le impide hacer campaña permanente".
La lucha contra la corrupción encabezada por Áñez "más supo a venganza. Se abrieron juicios sin argumentos, no se tomaron la molestia de buscar buenos argumentos sobre corrupción y despilfarro. Hubo bravuconadas del ministro de Gobierno, mostrando las esposas que le iba a poner a Evo Morales y los juicios que se deberían hacer no se han hecho, a pesar de que hay argumentos".
Ardaya sostiene que el aumento de los precios del gas y la minería así como del gasto público en los años de Morales lo que mostró fue mal uso de recursos. "Morales prefería hacer canchas en lugar de hospitales, un estadio con capacidad de más del doble de la población existente. Se hizo un museo en su pueblo de 200 habitantes con un gasto de más de diez millones de dólares. Construyó un ingenio en un sitio donde no hay caña de azúcar. Hubo un discurso distinto al de la realidad, se dieron bonos estatales, se permitió el contrabando y el narcotráfico. Hubo bonanza, pero vino de estos factores. Nunca hicieron nada para la sustitución de importaciones, en Bolivia vivimos del contrabando inclusive de alimentos", precisa.
Sobre qué hará el nuevo gobierno, Ardaya cree que eso es una "incógnita". Sostiene que Choquehuanca, ex canciller y actual vicepresidente electo, se volvió un crítico de Morales, al igual que las bases indígenas del MAS, pues algunos sectores estiman que fue un gobierno más de mestizos que de indígenas. "Habrá que ver el gabinete que va a nombrar Arce y aún no se sabe qué va a pasar".
Los indígenas bolivianos son el voto duro del MAS, pero también logró apoyo de las clases medias mestizas de las principales ciudades, con excepción de Santa Cruz. Foto: AFP
Un "chimbador" en Santa Cruz
¿Fue Luis Camacho un "chimbador" en las elecciones? Ardaya destaca que de los seis candidatos, solo tres tenían posibilidad realmente. "Efectivamente, el candidato de Santa Cruz fue lo que en Ecuador se llama un chimbador. Solo ganó en la ciudad de Santa Cruz y no declinó a pesar de que todo el mundo se lo pidió. Santa Cruz se ha convertido en un bastión electoral por su población, de ahí el porcentaje de votación que obtuvo en su ciudad.
"El principal error de la oposición boliviana fue no tener una lectura adecuada de lo que ocurría en la sociedad boliviana. No se logró penetrar en el mundo campesino es indígena que es el bastión del MAS, eso nos ha costado la elección".
"Tenemos que acostumbrarnos a la incertidumbre, y no creer ni en Ecuador ni en Bolivia que la Revolución ciudadana o el MAS se han desplomado. Es evidente que están ahí y nuestros países no cambian fácilmente".
Bolivia y el caso ecuatoriano
Para Gloria Ardaya, los pueblos como Ecuador y Bolivia "son más parecidos de lo que se cree". Podría pasar que en Ecuador, dado que se aplicó la misma "franquicia" del socialismo del siglo XXI, que los ecuatorianos "voten nostálgicamente por algo que ya no va a volver a suceder", como ha ocurrido en Bolivia. "También en Ecuador hay crisis social, política, económica y una informalización muy fuerte. Somos muy parecidos en algunos ámbitos". De ahí que llama a mirar el "voto nostálgico" y a explicar a la gente que es poco probable que los recursos que nuestros países tuvieron en años pasados se puedan conseguir en la misma magnitud. "Todos aspiramos a superar la pobreza y a formar consensos". "Tenemos que acostumbrarnos a la incertidumbre, y no creer ni en Ecuador ni en Bolivia que la Revolución ciudadana o el MAS se han desplomado. Es evidente que están ahí y nuestros países no cambian fácilmente. Tanto en Ecuador cuanto en Bolivia hemos renunciado al horizonte del país que queremos". "Los errores del gobierno de Moreno pasarán factura son lugar a dudas y hay que estar preparados para esa incertidumbre y volatilidad del voto en nuestros países. Hay partidos de votantes, pero no de militantes", finaliza.
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