

Foto: UDLA
Dahik durante la conferencia dictada en el auditorio de la Universidad de las Américas, en Quito, el 18 de junio pasado.
"Con la serenidad de haber estado alejado de la política ecuatoriana por 20 años, y con la obligación que tengo de dar mi aporte ante las duras circunstancias por las cuales atraviesa el país, en mi calidad de ex vicepresidente de la república quien además sirvió en altas funciones del frente económico nacional, he aceptado gustoso la propuesta que agradezco de la UDLA de hacer un análisis profundo y académico sobre la realidad de la economía ecuatoriana en el momento actual, con el fin de que los planteamientos que hoy haré, puedan ser discutidos en el Ecuador.
Mi intervención en este día seguirá el siguiente esquema:
Revisar los factores que mueven el mercado petrolero, para tratar de entender sus perspectivas de mediano plazo,
Reflexionar profundamente sobre los pasos que hasta hoy se han dado para afrontar la crisis, y
aportar con alternativas que considero válidas para enfrentar el momento económico actual del Ecuador.
Comentar las recientes propuestas de impuestos a la plusvalía y a la herencia
Recuerdo en esta ocasión que antes de que se produjera la dolarización, en un amplio artículo que ocupó dos páginas completas del querido diario El Universo, expresé desde el exilio, y a propósito de la discusión que se daba por ese entonces sobre una posible convertibilidad, que dadas las circunstancias que a la sazón se vivían en el Ecuador, no podíamos ya seguir sosteniendo nuestra propia moneda, y que esta debía ser reemplazada.
Un gran descalabro macroeconómico, que puede darse en los meses futuros, borraría de un plumazo todos los logros del gobierno.
Ante un paso de tal trascendencia, como es el renunciar a la moneda propia y adoptar la de otro país, y ante el hecho cierto que una dolarización o una caja de conversión tenían obviamente ciertas debilidades y por supuesto fortalezas, sugería en aquella publicación un completo programa económico, el mismo que pretendía potencializar las fortalezas del nuevo sistema, y minimizar los efectos de sus debilidades. Así por ejemplo, ante la imposibilidad de realizar ajustes cambiarios, mencionaba en aquel entonces la necesidad de transformar la productividad en una obsesión, en un objetivo nacional para lograr competitividad. Proponía las zonas francas jurídicas, la transformación del Ecuador en un centro financiero internacional de primer nivel, entre otras cosas.
La misma necesidad que sentí de expresar en aquel entonces una opinión académica, técnica y seria, la siento ahora frente a los problemas que vive el Ecuador.
Si bien es cierto que en los últimos años se han dado logros importantes que han sido reconocidos tanto en el Ecuador como en el exterior, en materia de obra pública y calidad de ciertos servicios del Estado, de ampliación de coberturas de otros, de políticas para promover la inclusión de sectores débiles como los discapacitados, entre otras cosas, no es menos cierto que existe una situación económica que puede agravarse a instancias que nadie desearía que ocurrieran. Un gran descalabro macroeconómico, que puede darse en los meses futuros, borraría de un plumazo todos esos logros.
Por ello, agradezco por esta invitación, que hace viable en un ambiente de altura académica, el poder entregar a la sociedad ecuatoriana este conjunto de ideas y opiniones.
I. El mercado petrolero y sus perspectivas
Es siempre un inmenso riesgo el tratar de predecir con alta certidumbre el futuro de mercados como el del petróleo, el de las divisas o el del oro y hablar de cuánto será el precio en un momento determinado. A las incuestionables leyes de la oferta y la demanda, se unen en estos mercados con mucha más incidencia que en otros, factores como la especulación, o los elementos geopolíticos. Por ello es algo más fácil elucubrar sobre sus posibles tendencias.
Para el Ecuador es absolutamente crítico el tratar de entender el mercado petrolero en la forma más profunda y amplia posible. De ese entendimiento, y de las conclusiones que saquemos sobre la posible tendencia del precio del petróleo, derivan políticas, medidas y soluciones que pueden ser totalmente diferentes unas de otras.
Los efectos sobre la economía de una caída temporal del precio del petróleo pueden ser tratados con medidas temporales. Sin embargo, el impacto sobre la economía de una tendencia de precios bajos en el mediano plazo y largo plazo, no puede ni debe ser enfrentado con medidas temporales.
Nada más grave para un paciente ante cualquiera sea su enfermedad, que su médico haga un mal diagnóstico. El resultado de un mal diagnóstico será un tratamiento equivocado, que puede llevar a un paciente a pasar de un estado de potencial curación y posible salud futura a un estado crítico de salud o inclusive a la muerte.
Nada más grave para un paciente, cualquiera sea su enfermedad, es que su médico haga un mal diagnóstico. El resultado de un mal diagnóstico será un tratamiento equivocado.
El mercado petrolero actual debe ser estudiado tanto desde la perspectiva económica-tecnológica, como desde la perspectiva geo-política. Vivimos circunstancias realmente inéditas y nunca antes vistas en este mercado, que tienen que ser entendidas por quienes en muchos países, empresas y organizaciones del mundo toman decisiones en las cuales la variable petrolera juega un rol preponderante.
Los nuevos factores tecnológicos.
Desde el comienzo de la década actual, ya muchas publicaciones en el mundo daban cuenta del hydraulic fracturing, más conocido como fracking. National Geographic por ejemplo, que es una revista muy popular en el mundo y no especializada en materias petroleras, trató extensamente el tema en su edición de marzo del 2013.
La tecnología del fracking consiste en inyectar con altas presiones hidráulicas una mezcla de gran cantidad de agua, arena y productos químicos para provocar la fractura del sustrato rocoso que encierra el gas y/o el petróleo, favoreciendo así su salida al exterior.
Esta operación, se la ha conocido siempre como recuperación secundaria se la ha usado por más de 60 años. Sin embargo, con nuevas y más productivas tecnologías, es posible hoy no solo extraer más hidrocarburos de pozos existentes en fase de declinación sino que, fundamentalmente, se ha logrado que importantísimos yacimientos de hidrocarburos no convencionales, conocidos como “petróleos de esquisto” (hidrocarburos combinados con arena), que no podían ser explotados con la tecnología convencional, se hayan incorporado a la producción, incrementando de forma muy importante las reservas probadas de Estados Unidos y Canadá, dos de los más importantes consumidores de hidrocarburos en el mundo y donde el petróleo de esquisto es abundante.
Para que quienes no somos expertos lo entendamos: ¿A qué se debe esta revolución? A que se ha logrado una mayor presión en la inyección y que además algo que se hacía en forma vertical, se hace ahora en forma también horizontal, con ramales que se desprenden de la línea principal, y que son muy efectivos precisamente debido a la mayor presión.
El sistema logra que rocas y elementos subterráneos que contienen petróleo que antes no se podía extraer, produzcan petróleo hoy.
Pero este gran avance tecnológico, crucial en el entendimiento del mercado y de la fijación de los precios, no puede ser analizado fuera del contexto de las políticas energéticas de los EE.UU.
Esto es muy importante de anotar. Esto no proviene del azar. Los EE.UU. y el gobierno del presidente Obama fijaron como un objetivo nacional ser autosuficientes energéticamente, y en especial en materia de hidrocarburos. Dado el enorme bagaje tecnológico y el incuestionable gran empuje empresarial de ese país, los EE.UU. han logrado aumentos dramáticos en producción y productividad de los pozos de petróleo y gas natural gracias al fracking dependiendo mucho menos del petróleo extranjero y, en consecuencia, afectando su precio.
Los Estados Unidos son el gran árbitro del mercado hoy respecto del techo del precio del petróleo.
Los EE.UU. han sido históricamente siempre un factor importante en el mercado del crudo, tanto por ser el principal consumidor como por ser el principal exportador de tecnología para el sector a través de las muchas empresas de ese país que están en la actividad; pero para efectos de lo que nos importa como país exportador, es menester que entendamos que hoy, por primera vez, por las razones anotadas, los EE.UU. inciden mucho más fuertemente que antes en el precio internacional del petróleo, muy especialmente si éste supera cierto nivel. La literatura sobre el tema habla de 55 a 60 dólares por barril, precio después del cual se vuelve muy atractivo con las nuevas tecnologías producir más petróleo con el método del “fracking”. Los EE.UU. son el gran árbitro hoy respecto del techo del precio del petróleo.
Mientras hacía mis investigaciones para la preparación de esta conferencia, he visto artículos en los cuales se da por un hecho que por encima de USD 30 también es rentable esta nueva tecnología.
Ahora bien, no podemos dejar de pensar en la normal evolución de la tecnología. Pensemos en la productividad de una computadora de hace treinta años y una computadora de hoy. Pensemos en lo que hace un teléfono celular de hoy comparado con un teléfono de hace quince años. Podemos citar mil ejemplos, y llegar a la conclusión de que es muy difícil pensar que la tecnología se estanque, y que el fracking no se vuelva más eficiente en el futuro.
Lo cierto es que este hecho tecnológico es un elemento inédito pero muy cierto de fijación de un techo por encima del cual será muy difícil mantener el nivel de precios del crudo en el mercado en los años futuros.
Los bajos costos de Arabia Saudita y de sus aliados de la península Arábiga hacen que exista un piso. La tecnología y la decisión nacional de los EE.UU. de ser autosuficientes fijan el techo.
Nunca antes, y con esta evidente claridad, los EE.UU. han jugado un papel tan determinante en la fijación del precio del petróleo por razones puramente técnico-económicas.
El complejo conjunto de factores geopolíticos
La realidad tecnológica que he mencionado, está acompañada hoy en día por factores geopolíticos de insospechada profundidad, los mismos que confluyen como fuerzas muy poderosas a mantener el precio del crudo en niveles menores a los que hemos tenido en los últimos años. El factor geopolítico se veía antes como un cártel del medio oriente que mostraba su aversión contra occidente elevando el precio del crudo y haciendo más utilidad. Hoy la realidad es mucho más compleja.
El entendimiento de estos factores geopolíticos, como dije en la introducción de esta charla, es también vital para comprender el mercado petrolero, y consecuentemente, para diagnosticar en la forma más acertada posible el futuro previsible, y por ende, determinar en la forma más correcta qué es lo que se debe hacer con la economía del Ecuador. Veamos cuáles son estos factores.
El enfrentamiento Occidente-Rusia
El problema de Crimea, es por todos conocido: en un afán de reencontrarse con su pasado imperial, Rusia influye en un plebiscito local para que dicha región se le anexe (su población es mayoritariamente ruso-hablante y culturalmente identificada con dicha nación) cercenando así el territorio de Ucrania. Occidente acusa directamente a Rusia de haber invadido y haber producido la separación de dicho territorio de Ucrania lo cual ha generado una tensión de gran magnitud entre La Unión Europea y los Estados Unidos por el un lado, y la Federación Rusa por el otro.
El precio bajo del petróleo debilita aún más a la economía rusa, ya que Rusia con alrededor de 5 millones de barriles exportados por día, es el segundo exportador del mundo, y el primer productor mundial.
Si Crimea es rusa o no es inclusive históricamente debatible. La famosa guerra de Crimea, en la cual la alianza de Francia e Inglaterra con el imperio Otomano a la cual se unía Cerdeña, terminó con la derrota rusa en 1856, y como resultado Crimea quedó en el Imperio Bizantino. Esto prueba que el conflicto es antiguo. Años después sin embargo, Rusia triunfó militarmente contra el imperio Otomano.
Pero este análisis histórico, y el hecho de que en Crimea haya rusos y se hable ruso no importa a la Unión Europea, para la cual Crimea es inequívocamente parte de Ucrania. Ucrania es un país que tiene tratado de libre comercio con la Unión Europea, y que se ha mostrado interesado y ha venido debatiendo en ser parte de dicha Unión, por lo que la separación de Crimea de Ucrania y su anexión a la Federación Rusa ha sido vista como un acto agresivo hacia la Unión Europea.
En Occidente son muchos los que miran a la Federación Rusa y a la actitud de Vladimir Putin como parte de una estrategia que tiene la intención de expandir su zona de influencia al estilo de la vieja Unión Soviética. Muchas voces se han alzado indicando que se debe detener la embestida de Rusia.
Occidente ya ha aplicado durísimas sanciones a dicho país, las cuales han llevado a una gigantesca depreciación del rublo. De una cotización de 33 rublos por dólar a mediados del 2013, el rublo se cotiza hoy a más de 50 por dólar. El flujo de capitales hacia la Federación Rusa ha sido severamente limitado, y las sanciones comerciales que están en efecto han puesto a la economía rusa en su peor momento en muchos años.
El precio bajo del petróleo debilita aún más a la economía rusa, ya que Rusia con alrededor de 5 millones de barriles exportados por día, es el segundo exportador del mundo, y el primer productor mundial. Una caída de 100 dólares por barril a 50 produce una merma de exportaciones de 250 de millones de dólares por día y nada menos que 90.000 millones de dólares por año. Esto cae como anillo al dedo para que Rusia se debilite todavía más.
Pensemos que Rusia vendió en 7.5 millones Alaska a los EE.UU. en 1867. Según Wikipedia eso es 153 millones de dólares a precio de hoy. Hice algunos cálculos personales, y el más alto valor que se le podría poner al precio actual dependiendo de los índices de inflación sería de unos 850 millones a dólares de hoy. Si comparamos, la península de Crimea estaría costando a Rusia bastante más. Con la venta de Alaska recuperaría solamente lo que pierde hoy en tres días de exportaciones por la caída de USD 50 por barril.
Pero si por un lado Occidente, y entiéndase que la Unión Europea con tanto o más deseo que los mismos EE.UU., ve con buenos ojos el que la Federación Rusa se debilite al percibirse este afán expansionista, las monarquías de la península Arábiga, que son Arabia Saudita, los Emiratos Arabes, Kuwait y Qatar, tampoco sienten simpatía por Rusia, la cual ha estado en muchas ocasiones en orillas diferentes de estos países, en especial en el conflicto sirio y en su relación con Irak e Irán, ya que Rusia ha apoyado a los países chiitas, tradicionales enemigos de las monarquías sunitas de la península.
Como veremos más adelante, siendo esas monarquías las que realmente tienen la manija para abrir y cerrar la llave en cuanto a aumento y cortes en la producción del petróleo, estos poderosos actores del mercado están en cuanto a castigar a Rusia, en la misma orilla y en la misma línea geopolítica que Occidente.
La división histórica sunita-chiita
Para lo que es de nuestro interés el día de hoy, tenemos que notar que los chiitas están básicamente ubicados en Irán e Irak, y que la mayoría del mundo musulmán es sunita. Los sunitas hoy representan el 85% de los musulmanes del mundo.
El profeta Mahoma no dejó a su muerte un sucesor, y por ende, sus colaboradores más cercanos decidieron que quien debía reemplazarlo era su amigo cercano y asesor Abu Bakr como primer Califa (sucesor) de la nación islámica. Sin embargo, dicha designación tuvo resistencia entre quienes creían que el sucesor debía ser el primo y yerno de Mahoma, Alí, quien estaba casado con Fátima, la hija menor del Profeta. En contra de Alí pesaron sus 30 años, edad muy corta para asumir el liderazgo de la comunidad, dentro de la tradición de oriente del peso que tenían los mayores.
Un grupo importante consideró ilegítima la elección de Abu Bakr. Ese grupo de disidentes, de quienes provienen los chiitas actuales, consideraban que el sucesor del profeta tenía que salir de su propia familia, o que debía ser un Imán, directamente elegido por Dios.
Alí fue sin embargo elegido “califa” 24 años después a la muerte de Abu Bakr pero no por unanimidad, lo que provocó una profundización del cisma pues detrás de Alí se alinearon los “alíes” (chíies o chíitas actuales) y del otro bando los “sunníes” o sunitas, es decir los seguidores de los Sunnas (una interpretación del Corán y una recopilación de dichos y hechos del Profeta).
Pocos podrían haber imaginado que la división que se produjo en el Islam por este hecho, habría de llegar hasta el siglo 21 con una incidencia geopolítica tan importante para los países exportadores de petróleo y para el mercado petrolero en general.
La división chiita-sunita ha sido irreconciliable a través de los siglos. Si bien es cierto comparten los elementos básicos del Islam, estas diferencias políticas se fueron transformando en diferencias también de prácticas religiosas.
Para lo que es de nuestro interés el día de hoy, tenemos que notar que los chiitas están básicamente ubicados en Irán e Irak, y que la mayoría del mundo musulmán es sunita. Los sunitas hoy representan el 85% de los musulmanes del mundo.
¿Cuál es la relación entre esta división religiosa del Islam y el precio del Petróleo?
Irán ha querido siempre ejercer una influencia en el medio oriente. Este país y todos los chiitas miran a las monarquías de la península como heréticas, como traidoras al Islam, muy especialmente por la relación de sus monarcas con Occidente. No perdonan, como chiitas, el que esos musulmane, sunitas, se hayan aliado con Occidente, y en especial con los Estados Unidos, para hacer la guerra contra otra nación chiita que es Irak, y que hayan matado a chiitas en asociación directa con “los infieles”. Recordemos que en la guerra del Kuwait contra Irak, el Kuwait sunita mató a chiitas, e hizo esto en una sucesión de actos abominables para los chiitas:
Formó una coalición con el masivo apoyo de los “infieles de occidente”, de Arabia Saudita y otros países sunitas
Realizó operaciones militares hacia y desde lo que para los musulmanes es tierra sagrada: la península arábiga. Las bases militares de los EEUU en Arabia Saudita fueron utilizadas por fuerzas “infieles” aliadas con Kuwait para atacar a los chiitas.
Esta es la visión de los chiitas de Irak e Irán sobre el tema, y en el Islam esto es una herejía, similar a que para un católico se abran los sagrarios y se echen por el piso las hostias.
Una vez más, así como con en el caso de Rusia, Occidente y las monarquías de la península están en el mismo lado de la orilla y tienen el mismo interés.
¿Cómo se mira a Irán en Occidente? Pues ante la gran mayoría de occidentales, Irán es el gran contradictor y enemigo de la civilización judeo-cristiana. Es quien apoya movimientos terroristas, es quien desea enriquecer uranio tener bombas atómicas y acabar con Israel, es quien se ha atrevido a decir a través de su presidente en años anteriores que el Holocausto no existió. Para las monarquías de la península esto es secundario. Para ellos Irán es el gran enemigo, que cuestiona la legitimidad de sus existencias mismas, y que como el gran promotor del movimiento chiita en el mundo, busca la extinción de estas monarquías y la proliferación de movimientos rebeldes contra los sunitas y los gobiernos sunitas en la región.
Debemos entender a su vez, que las monarquías de la península, mantienen entre ellas estrechas relaciones, en especial Arabia Saudita y el Kuwait, cuyas familias reales tienen lazos familiares desde la creación del Kuwait. Este país, que fue separado del territorio iraquí en 1963 por las Naciones Unidas, debe su origen y su existencia a que precisamente era la parte sunita de Irak, situada al sur, ya que los chiitas iraquíes viven al centro y el norte es más bien kurdo. Esta división hizo fácil separar ese territorio de lo que era la mayoría chiita iraquí, y crear ese nuevo estado hacia el Sur.
Para los chiitas, esas monarquías deben extinguirse, y deberían ser países gobernados por Imanes, es decir, por líderes religiosos con total autoridad, y quienes para sus seguidores son declarados infalibles, directamente nombrados por Dios. El ayatola Jomeni era precisamente un Imán.
Ante esto, las monarquías de la península Arábiga ven con muy buenos ojos, el que Irán no cuente con los recursos ni para apoyar desestabilizaciones de sus regímenes, ni tampoco para la expansión de la tendencia chiita en la zona. El mejor ejemplo de este tipo de políticas es el apoyo de Irán al movimiento Hezbolá en el Líbano, el cual no tiene raíces históricas reales en ese país del medio oriente.
Obviamente, para los Estados Unidos, y para el occidente europeo, que ven en el extremismo de Irán un riesgo para la estabilidad mundial y la paz en la zona, el que dicho país se estreche con un bajo precio del petróleo, es una cosa buena. Una vez más, así como con en el caso de Rusia, Occidente y las monarquías de la península están en el mismo lado de la orilla y tienen el mismo interés.
ISIS
El análisis de los factores geopolíticos del mercado petrolero no puede quedar completo sin entender lo que significa Isis.
Isis (o “Estado Islámico”) es un movimiento extremista sunita. A diferencia de Al Qaeda, Isis busca y tiene ya territorialidad, pues controla importantes zonas de Irak y Siria, razón por la cual el auto denominado “califato islámico” tiene en su posesión pozos de petróleo. Isis busca la constitución del “arabiye”, un gran territorio árabe-musulmán, teocrático, regido exclusivamente por la interpretación más radical y retrógrada del Islam, similar a la de los talibanes.
Fundamental para sus creencias es el tener en su territorio la ciudad de Dabiq, en Siria. De acuerdo a su visión apocalíptica, y de la manera en la cual ellos interpretan el Corán, en esa ciudad debe darse una batalla final entre el Islam, y la religión del libro, que son los cristianos y también los judíos. Habrá entonces la gran victoria del Islam, que producirá la venida nuevamente del profeta, o de un descendiente del profeta, o de un enviado directo del profeta para reinar con el Islam en el mundo.
Las monarquías de la península ven con terror el hecho de ISIS pueda llegar en su intento de expansión a apoderarse de la península arábiga.
Tal visión apocalíptica está acompañada por la creencia que todo aquel que no comparta su credo y no se adhiera a su causa tiene que ser eliminado. De hecho, muchos chiitas y también sunitas ya han sido ejecutados, al igual que cristianos. Basta que no estén de acuerdo con ellos para merecer la ejecución.
Las monarquías de la península ven con terror el hecho de que dicho movimiento pueda llegar en su intento de expansión a apoderarse de la península arábiga. La presencia en Yemen de Isis es una luz roja de altísima intensidad para todas las monarquías de la península, las cuáles deben estar perdiendo el sueño por esta amenaza. Esa luz roja también la ven los países occidentales que tratan de que la zona tenga estabilidad.
Por lo tanto, el limitar los recursos financieros de Isis con precios bajos del petróleo, es bien visto por Occidente, por las monarquías árabes, y por todos quienes temen la expansión de un movimiento tan sanguinario. Una vez más las monarquías y occidente en la misma orilla.
La Economía de la fijación de precios hacia abajo: ¿Quiénes realmente pueden abrir y cerrar la llave?
Cuando se analiza a la OPEP y a su capacidad de influir en los precios del petróleo, pocas veces se ve con la profundidad necesaria el potencial real y la capacidad de maniobra de cada uno de los actores en juego.
Si bien es cierto que Rusia, Irán, Irak, Nigeria y otros son grandes exportadores, no es menos cierto que esos países no tienen gran espacio de maniobra, ni para aumentar, ni para reducir su producción. La gran mayoría de países exportadores está siempre al límite de producción, pues tanto en su balanza de pagos cuanto en sus cuentas fiscales, muestran una gran dependencia con respecto de esos ingresos. Si esto no es así, miremos hoy el caso del Ecuador.
Veamos el cuadro siguiente, que enfatiza una variable crítica: Barriles de petróleo exportados por día en relación a la población de cada uno de los países que son los mayores exportadores de crudo. Este detalle es fundamental para entender quienes tienen capacidad de “muñequeo”, o espacio de maniobra.
Hay cuatro países cuya exportación por habitante es claramente superior al resto: Kuwait, Noruega, Arabia Saudita y los Emiratos Arabes. Esta cifra, si la hiciéramos en barriles por ciudadanos nativos del país, sería todavía más alta en las monarquías de la península. La razón para esto es que en la población de Arabia Saudita, Kwuait y los Emiratos, hay muchísima inmigración que vive en ellos como empleados, y no votan, ni tienen los privilegios de los ciudadanos nativos.
Dejemos a un lado a Noruega, democracia sólida de occidente, cuya conducta no se alinea necesariamente con la OPEP, y que no ha sido país clave para los ejercicios de subida de precios que han ocurrido en el pasado y volvamos a enfocarnos en el punto que estamos enfatizando: Solo pocos países tienen una gran riqueza petrolera exportada por habitante. Solo ellos pueden bajar su producción sin realmente afectar en forma exagerada el nivel de vida de la población, ni el funcionamiento de sus economías. Solo ellos pueden absorber sin grandes sobresaltos la baja en sus ingresos.
Los demás países siempre están al límite de producción, sin capacidad de producir más para bajar el precio, ni posibilidades reales de recortar para subirlo porque ese recorte les produce estragos fiscales y de balanza de pagos que no pueden tolerar. ¿Cuál ha sido siempre la secuencia de las subidas de petróleo producidas por la OPEP? Que Arabia Saudita y sus aliados de la península bajan su producción, se sujetan a las cuotas, y que los demás países no cumplen con las cuotas, no recortan en realidad su producción y, que, como consecuencia de todo esto, esos otros países que hacen la trampa, se benefician de la subida con mayores ingresos por una parte, y terminan de otra parte ganando en participación de mercado cuando nuevamente se estabilizan los precios. Las monarquías de la península terminan el ciclo perdiendo mercado y haciendo el “papel del tonto”.
Arabia Saudita y los otras monarquías han bajado los precios sabiendo que los otros países no pueden realmente aumentar su producción y tampoco reducirla.
Ante la confluencia de factores geopolíticos que ya he mencionado, y que pesan muchísimo, hoy Arabia Saudita y los otras monarquías han bajado los precios sabiendo que los otros países no pueden realmente aumentar su producción y tampoco reducirla, y que, por lo tanto, son ellos, son esas monarquías, los que están ahora ganando participación de mercado. Pero lo están haciendo en el momento en el cual, no como antes, es previsible que por los nuevos elementos tecnológicos el petróleo no vuelva a subir a los niveles anteriores.
El fracking pone un techo para el precio. El fracking se sustenta en algo tan confiable como la tecnología occidental y además en el hecho de ser un objetivo nacional de un país como los EE.UU. Ante esto, las monarquías arábigas de la península se están asegurando hoy, que por debajo de ese techo, ellos controlen el precio, y que ellos sean quienes estén quedándose con la participación de mercado más alta.
En otras palabras: están diciendo a los demás países: “ustedes siempre me la hicieron, ahora nos toca a nosotros”.
No podemos dejar de mencionar un elemento que refuerza este análisis: los costos de producción.
El petróleo del Medio Oriente en tierra firme tiene un promedio de costo de USD 27. El de Arabia Saudita y de las monarquías es particularmente bajo e inferior al promedio, porque además, estos países han invertido en tecnología, a diferencia de Irak, Irán o Libia.
Las plataformas marinas tienen un promedio de USD 41, y el petróleo de Rusia un promedio de USD 50. El resto del mundo en tierra firme tiene un promedio de USD 51. Este es el grupo de países en el cual está ubicado el Ecuador.
¿Quién entonces o qué grupo de países son los que tienen la flexibilidad de cortar y aumentar su producción con márgenes tanto en capacidad productiva cuánto costos? Obviamente esas monarquías que además de exportar mucho por habitante, también tienen amplio margen en los costos.
[RELA CIONA DAS]


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