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13 de Enero del 2020
Historias
Lectura: 17 minutos
13 de Enero del 2020
Redacción Plan V
Así es el centro cultural que Irán promueve en Quito
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Fotos: Luis Argüello / PlanV

Al norte de Quito funciona el Centro Cultural Ecuatoriano Iraní. 

 

Cerca de 60 personas forman parte del Centro Cultural Ecuatoriano-Iraní, que funciona con el auspicio de la Embajada de la República Islámica en el Ecuador. El Centro se dedica a la promoción de la cultura persa y de la vertiente chiíta del Islam.

Una casa en un barrio del norte de Quito aloja un centro cultural muy peculiar. En la fachada es posible ver varias banderas y telas negras, que rodean un retrato en señal de luto. En lo alto ondea también la bandera blanca, roja y verde de Irán. El retrato es el del general iraní Qasem Soleimani, muerto en un sofisticado ataque de Estados Unidos con drones el 3 de enero, cuando llegaba al vecino Irak en una visita oficial.

Desde el ataque, la tensión en Medio Oriente ha ido en aumento. Estados Unidos amenazó con bombardeos en sitios culturales -aunque luego aclaró que lo no hará- mientras la defensa aérea de Irán admitió que sus misiles derribaron un avión ucraniano que acaba de despegar del aeropuerto de Teherán "por error humano" cuando la nave se acercó demasiado a una instalación militar. 176 personas murieron en el ataque, que fue reconocido por Irán luego de varios días de negarlo de manera enfática y sostener que el avión ucraniano había caído por una falla mecánica. 

No es la primera vez que algo así ocurre en la conflictiva región: hace 30 años, un barco de guerra de Estados Unidos derribó un avión comercial iraní. En esa ocasión no hubo ninguna disculpa, recuerda BBC. 


Con paños negros en señal de luto en su retrato, el Centro rinde homenaje al general Soleimani. 

Muy lejos de ahí, en Quito, una pequeña entidad cultural promueve la cultura y la amistad entre Ecuador e Irán. Se trata del Centro Cultural Ecuatoriano-Iraní, una institución que acoge a por lo menos 60 personas interesadas en la cultura y el idioma del país persa, así como en el Islam, en su vertiente chiíta. 

En el Medio Oriente, la religión y la política están íntimamente relacionadas, al extremo de los gobiernos de la región se enfrentan o alían según sus creencias religiosas. Así, se estima que Irán e Irak están alineados políticamente, al igual que el Gobierno de Siria. En el Líbano, el Hezbolá también está alineado con Irán, mientras que en Yemen los rebeldes hitúes también están sintonizados con Teherán. 

En el otro bando, en cambio, están países como Arabia Saudita, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. En el centro de esta región se encuentra el Estado de Israel, poblado por hebreos. 


Un retrato del Ayatola Jomeini, líder de la Revolución islámica, se muestra en el patio del centro.

Chiítas y sunitas

Según un reporte de BBC, "Los sunitas son mayoría entre los musulmanes -se estima que entre el 86% y el 90% pertenecen a esta corriente- y se ven a ellos mismos como la rama más tradicional y ortodoxa del Islam. De hecho, el nombre de suní o sunita proviene de la expresión "Ahl al-Sunna": la gente de la tradición. En este caso, la tradición hace referencia a prácticas derivadas de las acciones del profeta Mahoma y sus allegados".

De los chiítas, en cambio, BBC destaca que "Se estima que los chiitas actualmente suman entre 120 a 170 millones de fieles, aproximadamente una décima parte de todos los musulmanes.

Son la mayoría de la población en Irán, Irak, Bahréin, Azerbaiyán y, según algunos estimados, Yemen.

Pero también hay importantes comunidades chiitas en Afganistán, India, Kuwait, Líbano, Pakistán, Qatar, Siria, Turquía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos".

La casa del Centro chiíta en Quito luce casi vacía. Hay varias personas que pintan y limpian. Un par de sofás son el único mobiliario existente en el lugar. Según explican los integrantes del Centro, se debe a que están haciendo una remodelación reciente.

Las diferencias entre ambas vertientes son teológicas. Mientras los sunitas aseguran que "veneran a todos los profetas mencionados en el Corán, pero particularmente a Mahoma, quien es considerado el profeta definitivo. Y los subsecuentes líderes musulmanes son vistos como figuras temporales.

Por lo demás, en contraste con los chiítas, los maestros y líderes religiosos sunitas han sido históricamente controlados por el estado" en el caso de lo chiítas "se caracterizan por un distintivo elemento mesiánico. Y los chiítas también cuentan con una jerarquía de clérigos que practican una interpretación abierta y constante de los textos islámicos".


Estas mantas negras contienen mensajes fúnebres, según destaca el clérigo musulmán del centro.

Una casa en reparación

La casa del Centro chiíta en Quito luce casi vacía. Hay varias personas que pintan y limpian. Un par de sofás son el único mobiliario existente en el lugar. En una de las columnas se pueden ver grabados en persa. Según explican los integrantes del Centro, se debe a que están haciendo una remodelación reciente que aún no concluyen. 

El iraní Mahdi Moradzadeh, un clérigo islámico, está acompañado de dos ecuatorianos. El clérigo luce un turbante blanco y una especie de sotana de color café.  Los ecuatorianos se refieren a él como sheik (jeque) tratamiento honorífico que se da a los hombres versados en la religión islámica. Es un hombre joven, de barba castaña y piel muy blanca. Habla en persa, pero se esfuerza por dominar el español. A su lado se encuentra un joven costeño y una mujer quiteña.


El jeque Mahdi Moradzadeh es el coordinador espiritual y financiero del centro.

El iraní Mahdi Moradzadeh, un clérigo islámico, está acompañado de dos ecuatorianos. El clérigo luce un turbante blanco y una especie de sotana de color café.  Los ecuatorianos se refieren a él como sheik (jeque) tratamiento honorífico que se da a los hombres versados en la religión islámica.

La mujer, Maryam Torres, es una catedrática universitaria que viste con un velo que le cubre la cabeza y el cuello, como se establece en la fe musulmana. Es la primera en tomar la palabra y señala que el centro cultural tiene por lo menos diez años de actividad. La gestión del centro, dice, se refiere a la historia, la arquitectura, las artesanías, el aprendizaje del idioma persa, actividades para mujeres, clases de cocina, y también convenios con universidades para foros y conversatorios. Ella ejerce la vicepresidencia del centro. Hace 28 años que aceptó el Islam, y es educadora de profesión. Cree que la crisis de valores es un problema central de las familias y que el Islam se convirtió en una alternativa para sus inquietudes. Leyó el Corán y se acercó a una comunidad islámica en Quito, como la que mantiene una mezquita en la avenida de Los Shyris al norte de la capital. Esa es la mezquita principal y oficial de Ecuador, asegura, y fue ahí en donde conoció a su esposo, durante las fiestas del Ramadán. Hay varias otras salas de oración en el país, y una investigación reciente daría cuenta de por lo menos 5000 personas en todo el Ecuador, incluyendo a grupos de Guayaquil de ascendencia libanesa que han retomado sus creencias islámicas. 


Maryam Torres es una académica ecuatoriana que se convirtió al Islam hace 28 años.

La académica destaca que en el Islam no hay misioneros ni predicadores, y que la mayoría de gente que conoce se ha acercado a la fe mahometana por su propia voluntad, y no porque haya sido convencidos por algún tipo de predicador. 

"Un puente cultural"

Mientras Torres habla, Wilson Valero, un joven natural de Ventanas, conversa en persa con el clérigo iraní. Actualmente, Valero es el presidente del Centro Cultural. El jeque, explica el joven, es el coordinador administrativo-financiero del Centro cultural y también es el guía espiritual de la entidad. Valero destaca que el Centro tiene exactamente 14 años, y que su interés es vincular a los pueblos persa y ecuatoriano, a pesar de la gran distancia geográfica que los separa. Entre sí, se tratan de hermanos. 

Valero destaca que los aportes culturales de los pueblos prehispánicos, mientras recuerda que el Centro fue fundado por ecuatorianos e iraníes en busca de "un puente cultural" entre ambos países. El joven cuenta que uno de los integrantes del Centro escribió, por ejemplo, una colección de poemas en persa y en español, mientras otra de las integrantes escribió una investigación sobre la cotidianidad de los estudiantes universitarios en ambos países. 


Wilson Valero (centro) es el presidente del Centro Cultural. Es originario de Ventanas, en Los Ríos. 

Wilson Valero cuenta que uno de los integrantes del Centro escribió, por ejemplo, una colección de poemas en persa y en español, mientras otra de las integrantes escribió una investigación sobre la cotidianidad de los estudiantes universitarios en ambos países.

El joven cree que una de las cosas que se podrían aprender de los iraníes es una amplia vocación cultural y de lectura que podría ser de gran utilidad. Según Valero hay 58 miembros registrados en el Ministerio de Cultura, pero cerca de 500 personas de Afganistán, Paquistán, Yemen, Líbano, Palestina y Ecuador forman parte de las actividades que se realizan en el lugar. También, asegura, no solamente hay musulmanes en el centro, sino que también forman parte cristianos y judíos "e inclusive un par de ateos". 

Pero como la religión es parte de la cultura, también hay charlas y reuniones de carácter religioso, que son dirigidas por el jeque Moradzadeh. Valero destaca que el desarrollo científico es un importante postulado del Islam, y que una vez por semana hay reuniones de carácter religioso en la sede. 

A diferencia del cristianismo, el Islam no tiene un ritual o un día específico para el culto, aunque sí se realizan oraciones según las disposiciones del Profeta Mahoma. En las reuniones religiosas participan migrantes, matrimonios mixtos de ecuatorianos y ciudadanos del Medio Oriente, aunque Torres aclara que no hay obligación de asistir a la mezquita, sino que las oraciones se pueden hacer en cualquier lugar de la tierra y sobre todo en casa. 


Para Wilson Valero, Estados Unidos realiza una "invasión" en Medio Oriente. 

Valero es especialmente crítico con Estados Unidos, y asegura que la presencia de la superpotencia en el Medio Oriente es casi como una invasión. Sobre la muerte de Soleimani, cree que es legítimo que el general haya estado en lo que considera era una "misión diplomática" en el país vecino. Para Valero, Estados Unidos "invade" otros pueblos y regiones y actúa a más de 12 mil kilómetros de distancia mientras Irán y sus aliados solo se defienden de las "agresiones" que sufren. 

Torres también cree que hay una "guerra mediática y comunicacional" y se pretende asociar a todo musulmán con la violencia, cuando los principios de la religión no tienen nada que ver con la violencia. 

¿Y usted, cuántas esposas tiene?

El jeque asegura que se debe llegar al Islam por convicción y estudio. 

Mientras los ecuatorianos hablan, el clérigo observa con atención. Luego toma la palabra y cuenta que vive desde hace nueve meses en el Ecuador, y ha aprendido español bastante rápido. Destaca que se siente cómodo en el Ecuador pues la gente es amigable y hospitalaria. El clérigo cree que aunque la religión es una parte importante de la cultura, debe primero realizarse una promoción cultural. Su tarea, sostiene, es evitar que lo considera "imperialismo" que afecta a las culturas del Medio Oriente.

El clérigo cuenta que un vecino del barrio le preguntó sobre cuántas mujeres puede tener un musulmán. Se sonríe al comentar que la primera cosa que le preguntan los ecuatorianos es cuántas esposas tiene y cuántas se puede tener en el Islam. El 99% de las personas en Irán, afirma, solo tiene una esposa, y para tener otra se requiere el consentimiento de la primera mujer, cosa que, aclara el clérigo, no ocurre con frecuencia. 

El jeque sonríe al comentar que la primera cosa que le preguntan los ecuatorianos es cuántas esposas tiene y cuántas se puede tener en el Islam. El 99% de las personas en Irán, afirma, solo tiene una esposa, y para tener otra se requiere el consentimiento de la primera mujer, cosa que, aclara el clérigo, no ocurre con frecuencia.

El jeque cuenta también que hace poco recibió la visita de tres jóvenes que querían convertirse al Islam, pero él les recomendó primero que estudien algunas libros y que eligan la fe musulmana luego de un proceso regional. El jeque forma parte de una comunidad ecuménica que funciona en el país. 

Valero, de su lado, recuerda que se trata del mismo Dios que fue anunciado a los hebreos, y que para ser musulmán se debe creer en Dios, en los profetas y en la vida después de la muerte.

Sobre la relación con la Embajada de Irán, los miembros del Centro destacan que hay colaboración constante y una "relación cordial". El jeque aclara que el embajador iraní los visita con frencuencia, pero que no se hace política en el Centro y que tampoco reciben dinero del Gobierno de Teherán. Según Valero, se financian con aportes voluntarios de sus miembros, así como promueven emprendimientos solidarios con su comunidad. Torres cuenta que hay mujeres a las que no quieren dar empleo por el uso del velo, por lo que realizan algunos emprendimientos comunitarios. 

"Nos hemos demorado en la remodelación porque no recibimos dinero de nadie, explica Valero, quien sostiene que varios de sus hermanos le han donado pintura y cerámica para las obras que esperan terminar pronto. 

En sus redes sociales, como la página que mantiene en Facebook, el Centro destaca algunas actividades del embajador iraní, Saadat Aghajani, así como eventos del centro como la presentación de una casa abierta con libros, revistas y cuentos islámicos, dulces de medio oriente y tratamientos faciales. Algunas actividades con universidades de Quito y noticias sobre el conflicto en Medio Oriente también son reseñados. 

El jeque y los dos miembros de la directiva del centro se despiden ante la puerta del local. Unas mantas de color negro contienen inscripciones religiosas que, explica el clérigo, hacen alusión a la muerte de una de las hijas de Mahoma. 

 

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Así es el centro cultural que Irán promueve en Quito
 


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