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29 de Junio del 2020
Historias
Lectura: 15 minutos
29 de Junio del 2020
Henry Izurieta
BIESS, el banco al que hay que salvar
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Aunque el Gobierno es el principal deudor del BIESS, tiene el control total de su Directorio.  Foto: Diario El Universo

 

El BIESS, el banco de afiliados y jubilados al IESS, es el mecanismo financiero para enfrentar las necesidades economómicas no solo del instituto, sino del país, siempre y cuando lo salvemos.

  PARTE 1  

Impactos de la actual crisis

Los ingresos que recibe el IESS mensualmente tienden a reducirse, se calcula que en un octavo, desde antes de la pandemia, pero profundizado por ella. El IESS provee de fondos al BIESS para que este incremente sus inversiones y aquel sus reservas. Sin embargo, según informes del banco,  el IESS transfiere apenas unos 40 millones de dólares al mes, esto es 481 millones al año1, que, como decimos, se reducirá por efectos de la actual crisis. Pero de parte del banco se transfiere a su institución propietaria, según el flujo proyectado para este 2020 unos 1353 millones, dejando un saldo en contra del banco de 872 millones. Es decir, la tendencia a descapitalizar las reservas del IESS y a impedir que el BIESS invierta más, se mantiene; aunque probablemente ahora el acento esté fundalmentalmente en el seguro de salud. La anhelada sostenibilidad está muy lejos de alcanzarse.

La Ley de Apoyo Humanitario toma varias decisiones que afectan directamente al BIESS: Acuerdo entre trabajador y empleador que reduce la jornada laboral o termina esa relación, lo cual, en ambos casos, reduce o elimina el aporte patronal y personal; ampliación de la cobertura de salud a los trabajadores despedidos, lo cual amplía los costos de atención médica.

Varios estudios sostienen que hasta diciembre del 2020 habría en torno a 500 mil personas despedidas, mientras la OIT afirma que podrían llegar hasta a 850 mil personas. Esto conlleva la reducción de ingresos por concepto de aportes de entre 60 y 100 millones de dólares mensuales.

En cambio, por el lado de los préstamos también se pueden ver problemas, ya que antes de la crisis sanitaria el banco ya tenía una cartera vencida del 10%. Esto es, por unos 720 millones de dólares,  que involucra a 21 mil créditos. Estos créditos en mora se duplicarán al final de la crisis. La recuperación de cartera tendrá mayores problemas, los cuales se reflejarán en la disminución de pagos de créditos que solo será posible revertir en la medida en que los deudores mejoren sus ingresos o recuperen sus trabajos; algo que está lejos de conseguirse en el corto plazo.

481 millones de dólares al año transfiere el iess al biess, cerca de 40 millones al mes. 

En el 2020 se necesitan 330 millones para pago de pensiones jubilares y 100 millones para sostener el seguro de salud. Esto es, unos 430 millones mensuales, de los cuales solo llegan los aportes personales y patronales, mientras que desde octubre del 2019, no llegan los aportes estatales, unos 130 millones por el 40% para el pago de pensiones y unos 20 millones para salud. Valores que para continuar la atención y enfrentar la crisis siguen saliendo de los recursos del banco, alejando la posibilidad de reducir el impacto de la crisis sistémica que agobia al IESS y a su banco.

En ese ambiente, las autoridades gubernamentales insisten en la necesidad de obtener liquidez “de algún lado” y regresan a ver al BIESS y esperan que los recursos disponibles, más los que en pocas semanas se puedan volver líquidos, se entreguen al gobierno. Algo que fácilmente lo lograrán, pues el directorio del banco está conformado por dos representantes del Ejecutivo —uno de que representa al presidente del IESS y otro al ministerio de Finanzas— mientras los otros dos son los representantes de los afiliados y jubilados. Aunque estos últimos se opongan, el Presidente tiene voto dirimente. Increiblemente, el mayor deudor del BIESS, el gobierno ecuatoriano, es quien lo preside y define sus políticas.

Un banco que debiera ser más grande

De largo, el BIESS es el banco más grande del país. A diciembre del 2018 tuvo activos por 20.4372 millones de dólares, casi el doble que el Banco de Pichincha, el banco privado más grande, que tuvo 10.664 millones. Ese mismo año tuvo inversiones por 17.121 millones, mientras el Banco Pichincha las hizo por 7.894 millones.

Sin embargo de ser el banco más grande del país, por lo menos debió tener el doble de tamaño, si se tienen en cuenta los valores que debieron estar entre sus inversiones, pero que nunca le fueron entregados:

Si estos valores estuvieran en manos del IESS-BIESS la crítica situación que se avisora para jubilados en el futuro inmediato, hubiera sido algo más llevadera desde el punto de vista financiero. Esto es indispensable analizar por lo menos por dos razones:

1. El Estado ecuatoriano tan solo reconoce 508 millones de deuda con el IESS, aparte de los documentos financieros que maneja el BIESS por 7.800 millones.  Esto significa que no están registrados como deuda en torno a los 13.000 millones de dolares. Consecuentemente, en los hechos el gobierno no adquiere la obligación, por lo que, con la experiencia previa, se corre el riesgo de que no se la pague.

2. Esos recursos invertidos hubieran entregado mayor liquidez para cubrir las obligaciones y pondrían al banco en mejor posición para enfrentar las futuras obligaciones que hoy se anticipa que no será posible.

Las inversiones del BIESS

Este banco administra todos los fondos que maneja el IESS que, a febrero de 2020, suman 20.463 millones de dólares:

La tasa promedio de rendimiento financiero de este dinero es del 8.31% anual lo que es el resultado de la confluencia de dos factores: la propia capacidad de gestión del banco y la situación de la economía ecuatoriana, que ha permitido que en medio de un ambiente mundial de rendimientos financieros que tienen a la baja se logren estos resultados.

Estos dineros se han repartido en los siguientes instrumentos de inversión:

Lo que confirma que el principal deudor del BIESS es el Estado ecuatoriano, 39% del total de inversiones, y pone en entredicho la disposición legal que obliga a que este banco sea dirigido por representantes del Estado, siendo que sus recursos son de terceros, los afiliados y jubilados.

Parte de esos dineros han sido tan mal negociados por el banco que ahora, que se le exigen liquidez para que ayude a enfrentar a la pandemia, este no puede negociar esos papeles en el mercado de valores y volverlos líquidos. Es por esto que el ministerio de Finanzas con el BIESS están tratando de acordar un mecanismo por el que se puedan canjear esos papeles por otros que regularicen la deuda y permitan negociarlos.

Paradójicamente, en un ambiente social que rechaza que el BIESS preste al gobierno, a este le conviene mucho recibir esos recursos, pues puede hacerlo en condiciones mucho más ventajosas comparativamente con los dineros que podría recibir del exterior.

Esas negociaciones deberían poner al frente los intereses de afiliados y jubilados, para tratar de compatibilizarlos con los que tenga el ministerio de Finanzas, superando lo que evidentemente es perjudicial en los actuales momentos en los que se exige al BIESS liquidez. Para conseguirlo ya se habla de titularizar los préstamos quirografarios por los que el mercado apenas reconocería unos 1.500 millones, siendo que ascienden a 3.727 millones. Todo por el interés del gobierno de recibir liquidez, en este caso a costa de los intereses de afiliados y jubilados. Lo mismo sucedería si se titularizan los préstamos hipotecarios, con el agravante de que los nuevos acreedores podrían ejecutar garantías y dejar sin vivienda a decenas de miles de personas que no tienen cómo pagar sus deudas, generando un problema social grave, aunque muy conveniente para sectores de financistas que tendrían muchos inmuebles a precios muy bajos que luego podrían monetizar.

20.437 millones de dólares tiene en activos el biess, el doble que el mayor banco privado. 

La gran mayoría de deudores del BIESS son “buena paga”, debido a que sus acreencias se descuentan directamente de roles de pago y se entregan por parte de los patronos al banco. La presente crisis ha generado varios problemas. El primero es que los patronos siguen descontando a su trabajadores los préstamos que realizaron, pero un sector de ellos no entrega ese dinero al banco, lo cual ha generado un perjuicio que raya en la ilegalidad, por unos 90 millones hasta el momento.

El otro problema es que la economía del país se encuentra en proceso restrictivo, lo que deviene en desempleo. Muchos de esos desempleados, unos 50 mil afiliados, tienen préstamos que ahora no los pueden pagar, ni amortizar, ni cubrir los intereses. No tienen ingresos.

Casi la mitad de los fideicomisos están paralizados o en liquidación. Estos generan gastos adicionales innecesarios, mientras que los que sí están activos reportan una rentabilidad por debajo de la tasa actuarial que está en 6.25%.

El principal problema de las inversiones del BIESS es que no pueden seguir creciendo. Su proveedor de recursos, el IESS, en vez de entregarle más dinero para incrementar las inversiones, le está pidiendo que desinvierta para cubrir las obligaciones con pensionistas y salud. Esto es grave, pues los estudios actuariales anticipan que si no crecen los ingresos, el pago de las pensiones futuras será imposible.

Administración deficiente

Los balances no representan la razonabilidad de las cifras registradas por problemas en la contabilidad desde la creación del banco. Todo porque la contabilidad no se registra en línea. Un banco de ese tamaño no tuvo desde su inicio un plan de cuentas acorde a su actividad, y ese es el origen de los desfases contables que aun persisten. Los altos funcionarios lo conocen. En algún momento compraron sistemas contables que, pasados varios años no se utilizan, manteniendo la negativo situación. Pese a que costaron millones de dólares. Esta es la expresión más evidente de los resultados de tener trece gerentes en nueve años de vida, de transformar una buena idea en un futuro complicado para el banco y para el país.

En estos días renunció el último gerente, con el argumento de no recibir el apoyo político necesario para enfrentar los problemas del banco, entre ellos el de la contabilidad.

El directorio está conformado por dos delegados que tienen directa relación con el Presidente de la República y uno de ellos tiene voto dirimente, lo cual es inaceptable teniendo en cuenta que el gobierno es el principal deudor del banco y a la vez es quien define cómo se debe cobrar las deudas, entre muchos otros aspectos.

La conformación del directorio del banco es un problema de repercusiones en la administración, pues los directores no solo definen la política del banco, sino que son parte de las decisiones administrativas muchas de las cuales pasan por sobre la gerencia. Increiblemente, buena parte de las decisiones no las conoce ni aprueba y menos ejecuta la gerencia.

El directorio está conformado por dos delegados que tienen directa relación con el presidente de la República y uno de ellos tiene voto dirimente, lo cual es inaceptable teniendo en cuenta que el gobierno es el principal deudor del banco.

Auditoría interna no firma los balances, seguramente porque sus hallazgos, hace años, no fueron corregidos, pero tampoco contribuye con el revisión de las actividades subsiguientes, como era de esperarse.  El auditor interno fue reemplazado, pero el daño está hecho.

Lo anterior se complica aún más con la participación de la auditora externa. KPMG ha sido la empresa contratada desde que se realiza auditorías externas en el BIESS y a lo largo de su trabajo no ha reportado ningún hallazgo de importancia, peor prevenido los problemas que luego han aparecido.
La Superintendencia de Bancos y las auditorías han expuesto 963 observaciones desde hace varios años, de las cuales apenas 229 se han cumplido.

Parte de las críticas tienen relación con la cantidad de personas que trabajan allí, en varios casos razonables. Por ejemplo ,que el área de informática tiene personal para desarrollo de sistemas que no están en condiciones de desarrollarlos. Como si una empresa de taxis contratara un equipo de choferes que llegado el momento no pueden conducir un auto. Así de grave. O que un banco con 575 funcionarios tiene 55 de nivel superior que consumen el 25% del presupuesto destinado para personal.

La documentación que respalda cientos de miles de créditos hipotecarios, increiblemente, está embodegada en una piscina, sin un sistema de control de documentación, con carpetas incompletas. Muchos préstamos fueron desembolsados sin garantías, mientras otros fueron aprobados por montos por encima del máximo.

Definitivamente, ha existido algo parecido a un complot para debastar al banco.

 

1 Según el flujo económico proyectado para el BIESS para el 2020

2 Se debe añadir unos 700 millones de los Fondos de Cesantía de organizaciones particulares que por ley pasaron a administración del BIESS y que para efectos de este análisis no se toman en cuenta.

3 Datos obtenidos del los Estudios actuariales 2018, documentos del IESS, notas de prensa, reuniones con funcionarios IESS

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