

Fotos: Misión Scalabriniana
En el control migratorio de Rumichaca, grandes grupos de extranjeros, en su mayoría venezolanos, esperan para ingresar al Ecuador.

Largas colas se evidencian en el puente de Rumichaca, en donde cerca de cuatro mil personas ingresan al Ecuador cada día.
El correísmo, que criticaba el libre comercio y lo calificaba como "bobo aperturismo", pensaba, al menos si se leen algunos artículos de la Constitución de Montecristi, que las fronteras debían suprimirse, y que todos los ciudadanos del mundo tenían el derecho de migrar sin trabas como visas o regulaciones. Parte del contradictorio discurso del ex presidente Rafael Correa incluía este concepto, que se plasmó en el hecho de que el Ecuador le retiró la obligatoriedad de visado a una gran cantidad de países del mundo, entre éstos, Cuba, sin haber logrado medidas recíprocas. El pasaporte ecuatoriano sigue siendo una traba para migrar a Europa y Estados Unidos, y en un reciente listado de 2017 sobre los pasaportes con más ventajas, está en el puesto 53 a escala global, permitiendo el ingreso sin visa a solo 77 países. Mientras tanto, un colombiano o peruano pueden acceder a 106 y 123 países respectivamente. Los venezolanos tenían en 2017 libre ingreso como turistas a 122 países del mundo.
La mayor ola migratoria que está llegando al Ecuador proviene de una Venezuela quebrada y en crisis.
Con pasaporte ecuatoriano, y a pesar de los anuncios correístas sobre "movilidad humana" se puede ingresar sin visa a solo 77 países. Mientras tanto, un colombiano o peruano pueden acceder a 106 y 123 países respectivamente. Los venezolanos tenían en 2017 libre ingreso como turistas a 122 países del mundo.
Sin embargo, como en muchas de las decisiones del régimen anterior, la declaración primermundista se encontró con la realidad del tercer mundo: al mismo tiempo que se proclamaba la "ciudadanía universal" el correato aprobó una "Ley de Movilidad Humana" (prefieron evitar el término tradicional de Ley de Migración) que activistas como Guillermo Robayo, de la Misión Scalabriniana, un grupo afín a la Iglesia Católica, consideran una de las más restrictivas de la región.
Pero, ¿cuán difícil es ser migrante en Ecuador? Con Robayo, intentamos identificar los cinco grandes problemas que tienen los migrantes en el Ecuador.
1.- Nadie sabe cuántos son en realidad
Aunque cifras del Ministerio del Interior del año 2016, que han sido replicadas por organizaciones como Human Right Watch y que coinciden con la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2017 elaborada por tres universidades de Caracas de manera independiente al Gobierno chavista, establecen que la población de venezolanos en el Ecuador sería de entre 65 mil y 70 mil personas, activistas como Robayo y otros afines a la Iglesia Católica creen que la cifra puede ser mucho mayor. En efecto, para Robayo, en el caso de Venezuela la cifras oficiales de emigración no serían confiables, pues muchas personas han denunciado que efectivos de la Guardia Nacional Boliviariana (policía) les despojan de su dinero y vituallas en el momento en que pasan la frontera, por lo que prefieren cruzar por pasos ilegales. En cuanto a las cifras oficiales se sabe que salen por el paso fronterizo entre Colombia y Venezuela en Cúcuta que cruzan por lo menos 35 mil personas al día, cuya intención es avanzar por tierra hacia los países del sur del continente.
En Rumichaca, la Policía de Migración pone los "turnos" a los migrantes con un marcador rojo.
Testimonio de migrantes
Robayo, quien visitó recientemente Rumichaca, cree que hay un flujo de aproximadamente cuatro mil personas en el puente internacional con Colombia, de las que seis de cada diez se registraban en las oficinas de Migración, mientras el resto evitaban presentar sus documentos. Al respecto, el activista sostiene que entre los colectivos de migrantes venezolanos se destacan las dificultades que brinda el país para asentarse en él. Por ello, Robayo cree que no hay mecanismos en el Ecuador para hacer un registro adecuado de los migrantes, en especial venezolanos, que llegan por tierra al país. Sin embargo, información oficial de Migración en Rumichaca obtenida por la Misión Scalabriniana daría cuenta de que, solo en el mes de febrero de 2018, entraron al Ecuador por lo menos 77089 migrantes procedentes de Venezuela. Según organizaciones de la Iglesia Católica, por lo menos el 30% de los migrantes venezolanos que entran al Ecuador se estarían quedando en nuestro territorio. De esta forma, el cálculo de los activistas es que podrían haber, en un solo año, cerca de 300 mil venezolanos de manera irregular en el Ecuador. De todos éstos, cerca de 20 mil personas podrían haber obtenido visados. Sobre las solicitudes de refugio de venezolanos en 2017, que sumarían 1700, solo seis habrían sido aceptados.
Testimonio
2.- Los altos costos de las visas y las contradicciones legales
Los costos de las visas en el Ecuador serían de las más altas de la región. Según Robayo, obtener una visa temporal en el Ecuadort, como la Mercosur, que no aplica para los venezolanos, o la de Unasur, cuesta USD 250 por persona. Robayo compara dicho costo con el precio que debe pagar una persona que aplica a una visa de turista para Estados Unidos, que es de USD 168. Para el activista, el país del norte, que en la administración Trump ha endurecido sus políticas migratorias, cobra menos por un visado que el Ecuador. Así, un matrimonio con un hijo que quiera regularizarse en el Ecuador necesita de USD 750, cuando actualmente en Venezuela el sueldo básico equivalente realmente a solo seis dólares. Los venezolanos, una vez que llegan al país, obtienen una visa de tres meses como turistas de manera gratuita, pero si quieren renovarla por otros tres meses deben pagar USD 187. Luego, si quieren obtener una visa adicional deben pedir una cita en el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero las visas pueden llegar a costar hasta USD 550. Pero, suponiendo que un extranjero que quiere quedarse en el Ecuador ha podido reunir el dinero suficiente para los trámites, debe también cumplir otros requisitos. Entre éstos están demostrar medios de subsistencia, es decir, un trabajo o fuente de ingresos, y también, próximamente, tener un seguro privado o público de salud. Sin embargo, destaca Robayo, la norma es contradictoria, pues se supone que una persona que entró como turista al país no puede trabajar y, por lo tanto, no podría demostrar que tiene empleo de manera lícita. Otra dificultad consiste, al menos para los venezolanos, en la presentación del pasado judicial, pues en su país el trámite de la Apostilla de documentos, que en el Ecuador toma media hora, se alarga por nueve meses. En Colombia, en cambio, se emite en por lo menos mes y medio. A este problema se suma que tanto la Embajada cuanto el Consulado de Venezuela estarían limitando su atención consultar a sus ciudadanos, pues cobran USD 100 por la Apostilla que sus compatriotas tampoco pueden pagar. Para Robayo, el Gobierno venezolano ha abandonado a sus migrantes en el exterior, de manera similar a como lo hizo en su momento la Embajada de Cuba cuando vinieron ciudadanos de la Isla al Ecuador. Según Robayo, también es difícil obtener una visa de amparo, a la que pueden aplicar los extranjeros que se casan con ecuatorianos, porque se pide constancia de los medios de vida de ambos cónyuges, cosa que, destaca, tampoco hace Estados Unidos en casos similares. Estas contradicciones se encuentran en la Ley de Movilidad Humana, por lo que se han presentado demandas de inconstitucionalidad sobre su contenido. Con relación al seguro médico, debería aplicarse en mayo, lo que perjudicaría a los migrantes pues se propone que todo extranjero en el territorio nacional tenga un seguro médico.
Finalmente, Robayo destaca que los funcionarios tienen la facultad discresional de calificar a un migrante como "amenaza o seguridad del país" lo que, para el activista, podría prestarse para que un funcionario homofóbico, racista o con algún otro prejuicio pueda negar una regularización. El aparataje migratorio del Ecuador, dice el activista, es que por lo menos 120 mil extranjeros están llegando al Ecuador mensualmente, mientras las oficinas de Migración no tienen capacidad para atender a tanta gente.
Familias enteras, con niños que inclusive llevan consigo sus osos de peluche, esperan en el paso de Rumichaca.
Testimonio
Testimonio
3.- La ausencia de un mecanismo diseñado para la crisis migratoria
Ante esta perspectiva, Robayo cree que hay que reconocer la magnitud de la crisis de Venezuela, por lo que cree que el Ecuador debe cumplir con la Constitución que reconoce el refugio como un derecho, pues el ACNUR, la entidad de las Naciones Unidas para los refugiados, ha pedido a los países reconocer la situación de los venezolanos como un caso de refugio. También la CIDH ha pedido que se analice conceder refugios colectivos, en especial, a los venezolanos que abandonan su país. El refugio, dice, se debe analizar de manera técnica, y lograr una amnistía migratoria para los venezolanos que los activistas estiman en 300 mil personas. Habría también casos de hijos de padres venezolanos que han nacido en el Ecuador, que deben tener todos los derechos como ecuatorianos y que ello debe amparar a sus padres. Los descendientes de la migración ecuatoriana hacia Venezuela en los años 70 y 80, que habría alcanzado unas 70 mil personas, también deben ser reconocidos por el Estado ecuatoriano. Al respecto menciona que la Embajada del Ecuador en Venezuela cobra USD 120 por tramitar documentos, en un país en donde la cantidad se ha vuelto fabulosa. Por ello, cree que el Ecuador podría suspender el cobro de visas y cumplir con los postulados de "libre movilidad" de las personas que consta en el artículo 416 de la Constitución. Robayo admite, sin embargo, que todos los países de América del Sur deben coordinar sus esfuerzos, pero hay medidas contradictorias, pues mientras Colombia ha adoptado una tarjeta especial de registro y busca atender a los venezolanos, en el otro extremo, Panamá ha implementado un visado para los venezolanos y Argentina tomó medidas restrictivas a la migración, que, según activistas, podrían afectar a cualquier migrante que podría ser deportado por un delito menor.
4.- La "ciudadanía universal" fracasó en el Ecuador
Robayo destaca que los funcionarios tienen la facultad discresional de calificar a un migrante como "amenaza o seguridad del país" lo que, para el activista, podría prestarse para que un funcionario homofóbico, racista o con algún otro prejuicio pueda negar una regularización.
Aunque Robayo cree que el principio de la "ciudadanía universal" es importante, afirma que hay que admitir que las leyes ecuatorianas están en contra de la implementación. El único acto al respecto fue la eliminación de visas de turismo, pero durante el "humanismo migratorio correísta" se expulsó a un grupo de cubanos, así como se ha deportado a grupos de haitianos. En una reciente visita a Rumichaca, Robayo constató que los policías le escriben un "turno" en la mano a los venezolanos que llegan con un esfero rojo, cosa que, dice, recuerda a los "campos de concentración" del pasado. Sobre la presencia de los cubanos, que llegaron al país en grandes cantidades, Robayo cree que muchos de ellos se ha adaptado a la comunidad ecuatoriana. "El Estado ecuatoriano no es solidario y acogiente", dice el activista, pues destacó que no vio en la frontera funcionarios del Estado ofreciendo ayuda humanitaria a los migrantes. Sin embargo, destacó la solidaridad de los pobladores del Carchi, que ofrecen pan y queso para los extranjeros que llegan a nuestro país. El punto de inflexión del fracaso de la ciudadanía universal es, para Robayo, la expulsión de más de 100 cubanos que fueron deportados por el Gobierno correísta en un avión militar hacia su país.
5.- La xenofobia sigue latente
Tanto en el comunicado de ACNUR, cuanto en otros pronunciamientos, se destaca la necesidad de evitar las reacciones xenofóbicas en los países de la región. Robayo recordó que no se puede culpar a todos los extranjeros por declaraciones de algunos migrantes, como dos jóvenes venezolanas cuyas expresiones racistas causaron rechazo en redes sociales. Para Robayo, hay mayor xenofobia contra los colombianos que contra los venezolanos, que, en cambio, están despertando la solidaridad de algunos sectores de la población de nuestro país. "La xenofobia se combate con educación", finalizó Robayo.
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