

Foto: Gobernación de Los Ríos
El pasado 21 de marzo, llegó equipo médico para habilitar 5 cubículos más en la Unidad de Cuidados Intensivos para pacientes con COVID-19 en el Hospital General Martín Icaza de Babahoyo, provincia de Los Ríos.
Desde el 19 de marzo, a las 16:00, una nueva cifra apareció en los informes del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos. Con un logo de fondo verde y una persona con un símbolo de visto se empezó a registrar los casos recuperados en Ecuador. Ese día, el número fue tres. Desde entonces esa estadística no ha variado hasta el cierre de esta nota. La directora de esa entidad, Alexandra Ocles, informó hoy que hay una serie de personas recuperadas, pero que aún no se les ha hecho las dos pruebas necesarias para descartar si aún tienen carga viral. Anunció que en los próximos días se espera que aumente la cifra de recuperados.
Mientras tanto, detrás de esos tres primeros recuperados está la historia de una madre de 61 años, de su hija de 36, de su hermano de 33 y también la de su padre de 68 años. Ellos fueron el primer contacto de la paciente 0. Este es el testimonio de la hija de esta familia, cuya identidad prefirió mantener en reserva:
Los Ríos. Personal ingresa equipo para el principal hospital de Babahoyo, el Martín Icaza. El 21 de marzo llegó además 25 camas para extender la capacidad de hospitalización de esa casa de salud. Foto: Gobernación de Los Ríos
“Esta odisea empezó un 28 de febrero cuando nos dieron la noticia que mi tía (que llegó de España) salió positivo de coronavirus (la paciente 0 en Ecuador). Ella había presentado un quebranto de su salud. Ella cada vez que venía de viaje se quedaba hospedad en nuestra casa. Una vez que se confirmó el resultado, al siguiente día nos hicieron la prueba por haber tenido contacto directo con ella.
“Nosotros tenemos una médica de cabeza en la familia que es un prima. Ella nos llamó y nos dijo: ¡salió positivo! Nos dijo que toda la familia debía aislarse. La mayoría de la familia tuvo contacto con ella porque le hicimos una fiesta de bienvenida.
“El 1 de marzo nos enteramos por la rueda de prensa que dio la exministra Catalina Andramuño que ya eran cinco los casos de contagiados en Ecuador. No se tomaron la molestia en avisarnos los resultados. (Lo supimos) por la televisión. Supusimos que éramos nosotros porque fuimos a los cinco primeros que tomaron la muestra.
(Nota. La exministra Andramuño, el 1 de marzo, dijo lo siguiente: En la mañana informamos que el cerco epidemiológico de 149 contactos se amplió a 177, de los cuales el núcleo familiar primario, es decir el más cercano al caso primario a la señora positiva, ha resultado cinco casos positivos para COVID-19. Los cuales se encuentran con sintomatología leve. Los estamos vigilando, los estamos controlando. Seguimos haciendo el monitoreo y la vigilancia constante de los 177 contactos).
“Nunca nos informaron, lo tuvimos que escuchar por la televisión. Estábamos en la casa. Cuando la ministra dio la noticia, lo primero que se me pasó por la cabeza fue la muerte. Dentro de esos positivos también estaban mi papá y mi mamá, que son personas de la tercera edad y uno de ellos es discapacitado. A más de eso, mi papá es diabético. Sabíamos que esto ataca a las personas más vulnerables. Veíamos a ese virus tan lejos, en otro continente. Tuvimos miedo.
“Pensamos tener ayuda médica, pero no fue así. El gobernador de Los Ríos, Camilo Salinas fue quien hizo un chat con la familia. Él movilizó para que nos vengan a atender. No sabíamos qué hacer, qué tomar. Él hizo esa gestión y en ese momento vino personal del Ministerio de Salud. Eran médicos generales, no especialistas.
“Cada día nos enviaban médicos diferentes a mi casa. Dos de ellos me pidieron que yo le tome la presión y la temperatura a mi mamá. Tenían miedo de tocarla y de infectarse. Por una parte los entiendo. Pero por otra no, porque yo no soy enfermera. Ese era trabajo de ellos. La exministra dijo que se venían preparando desde diciembre.
“Yo empecé a perder la paciencia y a no ser educada con ellos. Empecé a exigir los derechos de mis padres y los míos. Hasta que nos enviaron a un gran médico cubano. Él vino a hacer su trabajo. ‘Vamos a hacer todo para salir adelante’, nos dijo. Fue un ángel que nos ayudó a salir de esta etapa. Era un médico general que hizo las veces de psicólogo. ‘Si usted se siente con fiebre, yo vengo’.
“El día que falleció mi tía (la paciente 0) a mí se me bajó la presión. Ese momento fue devastador para la familia, nos descontrolamos. Es un virus tan silencioso que luego también cobró la vida de otra tía. Nos desanimamos mucho. El médico vino para sacarme de esa crisis. Le estoy muy agradecida.
“Después de la muerte de mis dos tías, mi mamá quedó a cargo de los hijos de cada una de ellas, quienes tampoco tenían padres porque eran fallecidos. Son seis. Pero todos son mayores de edad. Tomamos valor para salir adelante. Mi mamá dijo: ‘yo tengo que estar bien para mi sobrinos que ahora son mis nuevos hijos’. Ellos estaban destrozados, sin poder ver a su madre, ni abrazar a alguna tía.
“En mi casa solo sentimos síntomas un solo día, mi hermano y yo. Nos dio un leve dolor de cabeza, pero se nos quitó porque nosotros tomamos paracetamol. No nos dio otros síntomas característicos de este virus.
“Pero a mis padres sí. Mi papá comenzó a tener una tos muy fuerte e incontrolable, que no lo dejaba dormir en la noche. Pensé: ‘mi papá se muere, no va a sobrevivir’. A mi mamá no le paraba el dolor de cabeza.
“Yo empecé a perder la paciencia y a no ser educada con ellos. Empecé a exigir los derechos de mis padres y los míos. Hasta que nos enviaron a un gran médico”.
“Se me agotó la paciencia de ver tanta injusticia por parte del Ministerio, porque se nos vulneraba nuestro derecho a la salud. Exigí que a mis padres les hagan radiografías porque eran personas de la tercera edad. Si ellos no hacían eso, no me importaba nada e iba salir hablando en los medios de comunicación. Sin embargo, me enviaron una ambulancia y trasladamos a mis padres al Hospital del Guasmo Sur de Guayaquil.
“Cuando llegaron a ese hospital, un médico internista los valoró dentro de la ambulancia. Les manifestó que ellos tienen sus pulmones bien y que deben regresar a la casa porque dentro del hospital se pueden infectar.
“Si usted me pregunta a mí cómo nos curamos, pues nosotros nos curamos por nuestros propios medios. Nosotros tenemos una amiga que trabaja en una clínica particular y nos envió una medicación para subir el sistema inmunológico. Tras la derrota que tuvimos con mis dos tías, tomamos esa medicación.
“El personal del Ministerio nos decía que si nos duele la cabeza, tomemos paracetamol. Si tiene fiebre tome paracetamol. Si tenía gripe tome paracetamol. Los primeros médicos que no nos atendían bien nos dijeron que no tomemos la medicación que nos envió nuestra amiga. Pero cuando llegó el otro médico, quien fue un Dios en la tierra, nos permitió tomar esas medicinas.
“Desde el momento en que empezamos a tomar estos jarabes y tratamientos caseros salimos adelante mi hermano, mi mamá y yo. Mi papá aún es positivo.
“En total, a nosotros nos hicieron tres pruebas de coronavirus. El 29 de febrero nos hicieron la primera prueba y salimos positivo los cuatro. El 15 y 16 de marzo nos tomaron otras pruebas. En estas dos últimas salimos negativos. Ninguno de esos resultado nos informaron.
“Al igual que la primera vez, los resultados de la segunda prueba nos enteramos por una rueda de prensa del Gobernador de la provincia de Los Ríos. Él dijo que cinco habíamos salido negativos, dentro de esta prueba se incluyó a otra tía (más los cuatro de la familia).
“Pero en la última prueba solo tres de nosotros dimos negativo. Los resultados de esta tampoco tuvieron la delicadeza de decirnos. En los medios de comunicación, la señora Alexandra Ocles anunció las edades: de 33, 36 y 66 años de los recuperados. Justo eran nuestras edades.
(Nota. Alexandra Ocles, titular del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos, el 19 de marzo, dijo lo siguiente: “Quiero empezar en esta ocasión con una noticia importante. Hemos registrado tres personas recuperadas. Estas tres personas pertenecen al cerco primario. Es decir, a la paciente 0. A estos tres pacientes se les hizo la prueba el 1 de marzo. Pasaron su aislamiento preventivo obligatorio y luego, a los 14 días se les volvió a hacer la prueba y dieron negativo. A las 24 horas se les vuelve a hacer la prueba, que es parte del protocolo de salud como establece la OMS, y también salió negativo. Así que esta noticia es importante. Estas tres personas podrán salir del cerco. Del protocolo que se nos ha explicado, igual tendrán que permanecer en una situación de cuidado, por su propia salud. Las tres personas estaban en su domicilio. Son personas de 33 años, de 36 y de 66 años. Es un adulto mayor que felizmente ha logrado recuperarse y es una noticia importante también”.)
“Me puse enérgica y pedí los resultados de nuestras muestras. En ese momento también llegué a amenazar porque era la única manera para que se muevan. Tuve que actuar así por el bienestar de mi familia. Así me dieron los resultados y efectivamente éramos mi hermano, mi mamá y yo.
“Como mi papá era aún positivo, nos exigieron que salgamos de la casa los tres. Pero no podíamos hacerlo porque mi padre es una persona de la tercera edad y con una discapacidad. No podíamos dejarlo solo. Mi hermano dijo: ‘salgan ustedes dos, yo me quedo con mi papá’. Nosotras nos fuimos a la casa de una tía.
“Como familia tomamos la decisión, para que no se le baje sus ánimos, decirle que mi hermano y él habían salido positivos y que deben quedarse en casa. Si le decíamos la verdad, de que mi hermano era negativo, mi padre nos hubiera pedido que salgamos todos de la casa. Y una persona al quedarse sola con esta enfermedad se deprime mucho.
“Hay que reforzar muy bien el sistema inmunológico porque eso nos va a ayudar a salir adelante, hay que comer muchas frutas y tomar mucha agua. Nos alimentamos muy bien y así hemos salido airosos de esta situación que la vimos catastrófica. Sin embargo, están saliendo cada uno de mis familiares. Estamos tomando vitamina C y complejo B.
“Recomiendo no pensar en cosas negativas, porque lo primero que uno piensa es que se va a morir. Pero yo hago un llamado al Ecuador entero para tomar las cosas con calma. Es verdad que no hay cura para el coronavirus, pero nosotros mismos tenemos la cura: tener paciencia”.
[RELA CIONA DAS]



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