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7 de Septiembre del 2023
Historias
Lectura: 14 minutos
7 de Septiembre del 2023
Francisco Cevallos Tejada
Desnutrición crónica infantil: breve informe de la situación
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La meta para 2025 es que el 90% de mujeres embarazadas y el 80% de niños tengan acceso a un paquete de control. Foto: Diario la Hora

 

La reducción de la Desnutrición Crónica Infantil es la más significativa desde principios de siglo, pero nos mantenemos en los mismos porcentajes de 2004. Pero la narrativa gubernamental sobre las problemáticas de la niñez y adolescencia (tomando en cuenta que son más de 6 millones de personas y constituye la tercera parte de la población), parecería ser monotemática; se ha reducido su debate a una sola problemática.


A propósito de la publicación de resultados de la Encuesta Nacional de Desnutrición Crónica Infantil (ENDI), es necesario mirar los datos con detenimiento y con ello poder afrontar mitos y verdades que se sostienen al respecto, y por qué no, una visión crítica a la situación, destacando los logros, pero también señalando los vacíos que tanto en los datos como en lo discursivo se mantienen.

Desarrollo infantil vs. Desnutrición Crónica Infamtil, DCI, la reducción del debate

El ejercicio de derechos de la niñez y la adolescencia en el Ecuador, parecería haberse funcionalizado y subsumido a la disminución de la desnutrición crónica infantil. Sin desconocer que uno de los mayores problemas que afronta la primera infancia en el Ecuador es la desnutrición y que es imperativo su combate, la narrativa gubernamental sobre las problemáticas de este grupo poblacional (tomando en cuenta que son más de 6 millones de personas y constituye la tercera parte de la población), parecería ser monotemática; se ha reducido su debate a una sola problemática y hemos desatendido otras como el suicidio en adolescentes o el embarazo en niñas y adolescentes; qué decir del problema de las violencias y el reclutamiento a bandas criminales por parte de menores de edad; o del acceso y culminación de estudios (más aún después de la pandemia); o la incidencia de la migración de menores de edad solos, acompañados y no acompañados hacia los Estados Unidos. Esto, solo, por nombrar algunas otras problemáticas.

Por tanto, la primera crítica es la reducción del ejercicio de derechos de un grupo poblacional a una sola problemática. De hecho, la reducción ha sido tal que ni siquiera hablamos del desarrollo infantil, sino solo de la desnutrición. Esta visión es clara cuando miramos el formulario de la ENDI; mientras en 2018 la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, Ensanut, hizo un esfuerzo importante por desarrollar un módulo completo de medición del desarrollo infantil, indagando sobre los hitos en los procesos de desarrollo de la primera infancia desde aspectos de motricidad fina y gruesa, pasando por temas cognitivos como saber el conocimiento de palabras que desarrollan su lenguaje, e incluso cuántos juguetes y libros dispone un niño/a; además de los temas afectivos y de cuidado... todos estos temas se han perdido en la nueva encuesta.

La primera crítica es la reducción del ejercicio de derechos de un grupo poblacional a una sola problemática. De hecho, la reducción ha sido tal que ni siquiera hablamos del desarrollo infantil, sino solo de la desnutrición.

¿Por qué?, porque reducimos a que la DCI es un problema únicamente de salud, alimento y agua. Sin duda, determinantes fundamentales, pero no únicas. Abandonamos entonces el estudio y el levantamiento de información sobre las condiciones del desarrollo infantil.

El módulo 5 de la Ensanut, destinado al desarrollo infantil, indagaba aspectos fundamentales como lenguaje, motricidad, cuidado, afecto, precisaba sobre los servicios públicos y privados para el cuidado infantil, incluso medía potenciales niveles de depresión de la madre y/o cuidadores. El referido formulario estaba destinado a la medición del desarrollo de los distintos subgrupos de edad, con preguntas específicas en los diferentes campos adaptados a la realidad ecuatoriana y validados internacionalmente como TVIP/PEABODY, MACAR-THUR-BATES, para permitir su comparabilidad internacional.

De la información que ya no contamos con comparabilidad es la de acceso a libros infantiles, en 2018 1 de cada 2 niños y niñas menores de 5 años no contaba con ningún cuento ni revista infantil. Casi un igual número jugaba con 3 o más juguetes. 2 de cada 3 realizaba alguna actividad de estimulación temprana con algún miembro del hogar. 1 de cada 2 realizaban 4 o más actividades con la madre y apenas un 6,5% lo realizaba con el padre.

¿Es adecuada la ENDI?

Vale la pena decirlo, gran parte de la encuesta puede reemplazarse con los registros administrativos del Ministerio de Salud, a través de un adecuado sistema de registro nominal y una base de datos robusta y digitalizada de la libreta de salud. O que las evaluaciones de los servicios de educación inicial y desarrollo infantil, arrojen y compartan tales indicadores.

Mientras esto ocurre, contar con la ENDI y que esta esté planificada para aplicarla cada semestre, sin duda es un paso positivo. Haberla limitado a temáticas exclusivas de desnutrición aporta en que la especialización de sus encuestadores pueda acercarse más a las destrezas que tiene el personal de salud para medir adecuadamente peso y talla, por ejemplo; sin embargo, pierde esfuerzos de país en las otras temáticas del desarrollo infantil.

En Colta y Guamote, 164 mujeres aprendieron preparaciones nutritivas durante el periodo de alimentación complementaria, así como la introducción periódica de alimentos de acuerdo al desarrollo de niñas y niños de 6 a 12 meses. Todo ello acompañado de la lactancia materna. Foto:X. World Vision Ecuador

Correcciones a los datos

Hasta el momento habíamos manejado una cifra errónea, así lo sostiene el propio Instituto Nacional de Estadística y Censos. Hasta el 5 de septiembre del 2023 se sostenía que la desnutrición crónica, en menores de cinco años, al 2018 era del 23% y en menores de 2 años del 27,2%. Hoy esa cifra se ha corregido y se señala que el correcto cálculo en ese año debió ser del 21,7% y 23,6% respectivamente.

Tal como la autoridad de estadística señala, este error corresponde a posibles problemas de los encuestadores en la toma adecuada de peso y talla y ciertos criterios muestrales en las edades inferiores, con lo cual, siempre surge la duda de que, si existió problemas de cálculo en estos indicadores, este mismo error afecta a los otros indicadores de la Ensanut 2018. Reconocer el error es adecuado y hay que destacar que no debe ser fácil reconocerlos, pero...

¿Qué ocurre con la DCI?

Es una verdad a medias pensar que el Gobierno actual es el responsable de la disminución de 3,5% en la prevalencia de la desnutrición crónica infantil. Lo que es correcto decir es que entre el 2018 y el 2022 esta reducción se ha producido, es decir menos de 1 punto porcentual por año, significativo en parte; para sentirse orgullosos, para nada.

Parecería que existe un decrecimiento inercial desde 2014, apenas mayor en los últimos 4 años; sin embargo, mantenemos los mismos porcentajes de DCI presentados a principios de siglo. En 2004, la DCI en menores de 2 años afectaba al 21,3%, mientras que al 2022 afecta al 20,1%.

Es necesario entender el porqué del incremento entre 2006 al 2014, así como del decrecimiento registrado al 2018 y de los últimos 4 años, que constituye el mayor decrecimiento en las últimas dos décadas, pese incluso a la incidencia de la pandemia de COVID19 de los últimos años; de hecho, estos serían niños y niñas nacidos en su pleno auge.

Donde también podemos observar esta reducción progresiva de la desnutrición crónica es en el grupo de niños y niñas entre 2 y 5 años. Aquellos que han nacido alrededor del 2017 registran un mayor decrecimiento de la prevalencia de la DCI, a cerca de la mitad de lo registrado a principios de siglo.

Hoy, después de ubicarnos en el segundo lugar de la región con mayor prevalencia de la desnutrición infantil en niños y niñas menores de 5 años, el actual 17,5% nos ubica en el cuarto puesto en la región, y nos enfrenta a una realidad que aún requiere atención.

Los indicadores presentes:
Algunos datos críticos que presenta la ENDI

• La Desnutrición Crónica Infantil, DCI, se sigue concentrando en las provincias de la sierra central y en Santa Elena. Así como en la sierra rural y la amazonia rural.

• La tercera parte de la niñez indígena menor de 2 años padece DCI.

• Aunque la brecha entre el quintil más pobre y el más rico es de 10 puntos porcentuales, la DCI está presente también en la niñez de los estratos más ricos y en los hogares donde sus madres tienen educa- ción superior.

• La prevalencia de la DCI es mayor entre niños y niñas de 12 a 23 meses.

• Quito es una de las ciudades que presenta porcentajes de DCI por sobre el promedio nacional.

• Existe una prevalencia de sobre peso y obesidad que afecta al 5,5% de niños menores de 5 años. Su mayor incidencia se da en hogares donde la madre tiene instrucción superior (7,3%) y en el quintil más rico (7,2%). Guayaquil se encuentra entre las ciudades por sobre el promedio nacional.

• Si bien, no es estrictamente comparable, el dato de 2018 versus el de 2022 llama la atención pues parecería haberse incrementado las enfermedades diarreicas y respiratorias en la población de niños y niñas menores de 5 años:

• Al 2022, 1 de cada 5 presenta enfermedad diarreica aguda (EDA) en las últimas dos semanas. En 2018, 1 de cada 10 la presentaba en los 7 días previos a la entrevista.

• Al 2022, 1 de cada 2 presenta infección respiratoria aguda (IRA) en las últimas dos semanas. En 2018, 1 de cada 3 la presentaba en los 7 días previos a la entrevista.

• 3 de cada 10 niñas y niños menores de 5 años asiste a un centro de Centro de Desarrollo Infantil. De los menores de 3 años, 1 de cada 5 recibe la visita de una educadora familiar CNH. Este servicio parecería haberse incrementado frente a lo registrado en 2018.

Para el caso de niños y niñas menores de 5 años:

• 8,7% nació con bajo peso.

• 4 de cada 10 padece anemia. Esta afecta principalmente a los quintiles más pobres, presentando 15 puntos de diferencia entre el quintil más rico y el más pobre. La mayoría de los casos se trata de anemia leve.

• 9 de cada 10 recibió al menos 5 controles prenatales (de los 9 que correspondería).

• 4 de cada 10 recibió al menos 13 controles durante el crecimiento

• 4,5% de niños y niñas no cuentan con su inscripción de nacimiento

• En inmunizaciones, el 94,6% de niños recibió su esquema completo de rotavirus y el 90,5% de neumococo

• Más de la tercera parte de niños y niñas consume agua con presencia de heces fecales (E.coli.). 1 de cada 4 lo recibe así desde la fuente, el resto se da por mal tratamiento.

• La mitad de la niñez rural consume agua contaminada con heces. Gran parte de ella la recibe así por la propia red pública.

• 7 de cada 10 niñas y niños amazónicos consume agua contaminada con E.coli. desde la red pública; 1 más se suma por mal tratamiento.

• Algo más de la mitad (54,6%) de quienes reciben agua a través de la red pública, la consumen con ausencia de cloro.

• 1 de cada 4 no cuenta con un adecuado sistema de eliminación de excretas

Otros indicadores relevantes:

• 2 de cada 10 niñas y niños menores de 1 año no inició tempranamente la lactancia materna.

• 1 de cada 2 menores de 6 meses no recibe lactancia materna exclusiva. Esta situación es mayor en las zonas urbanas y en los estratos más ricos.

• 1 de cada 4 niñas y niños de 6 a 23 meses de edad no recibió alimentos de cuatro o más grupos alimentarios durante el día anterior.

• 1 de cada 6 hogares con niñas/os menores de 5 utiliza suministros seguros de agua para beber.

• 1 de cada 4 hogares con niñas/os menores de 5 años vive en hacinamiento.

• Las madres con niñas y niños menores de 6 meses recibió apenas 1 consejería de lactancia materna exclusiva.

• 60 meses es el promedio nacional de espaciamiento entre nacimientos de las hijas e hijos de las madres.

• 1 de cada 5 menores de 5 años fue concebido a través de un embarazo no deseado y no previsto.

• 4 de cada 10 mujeres con niñas y niños menores de 5 años recibió control post parto antes de los siete días.

Fuentes de información para el análisis: Ensanut (2018) ENDI (2022). INEC - Instituto Nacional de Estadística y Censos.

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Desnutrición crónica infantil: breve informe de la situación
 


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