
Ex presidente de la Federación Nacional de Periodistas y activista político.

De todas las incursiones de la flota china se ha reportado la captura de un solo barco.
PARTE 1
La pesca indiscriminada y depredadora de millones de toneladas que afecta a numerosas especies en Galápagos, en el mar del Ecuador, configura un ecocidioi continuado, con graves consecuencias para la sostenibilidad del ecosistema marino, que por su ubicación geográfica en pleno paralelo cero y su diversidad genética única, cumple funciones vitales en el equilibrio de los océanos del planeta. Además, ocasiona año a año un perjuicio económico y social de decenas de miles de millones de dólares al país.
Estas actividades se iniciaron tras la adhesión a la CONVEMAR, realizada en el 2012, que restringió el mar territorial de 200 a 12 millas náuticas, implicando la pérdida de soberanía sobre 1’064.000 km2.
La armada denunció en julio la presencia de una flota de 260 barcos chinos, en las inmediaciones de las aguas territoriales históricas del Ecuador, ahora denominadas zona económica exclusiva y consideradas “aguas internacionales” por la CONVEMAR. En agosto, a pesar del creciente malestar nacional e internacional, se estima que el número ha superado los 360 buques.
El mar del Ecuador
Las islas Galápagos, que deben su nombre a sus tortugas gigantes, son una fábula viva de la naturaleza, conocidas en el mundo por la belleza original de sus más de 3.500 especies —sus pingüinos, lobos de mar, iguanas, tiburones martillo, ballenas, sus cisnes color durazno, la fragata de boche rojo, sus piqueros de patas azules— que han despertado la fascinación de la humanidad. Inspiraron a Charles Darwin la comprensión de la evolución de las especies y a Herman Melville la novela Las encantadas, diez bocetos sobre la alucinante realidad de sus sentidos.
El archipiélago es la emergencia occidental de la submarina cordillera volcánica de Carnegie o Manta —de extraordinaria riqueza geológica— que sobre la placa de Nazca, alrededor del paralelo cero, penetra debajo del territorio continental del Ecuador, a la altura de Manabí, provocando los continuos movimientos sísmicos que sacuden a sus campos y ciudades.
Su diversidad genética deslumbrante es producto de las cualidades específicas del mar del centro de mundo, en la zona intertropical del planeta. En él, por el movimiento de la Tierra, convergen la espléndida corriente del paralelo cero, de Quito o Ecuador conocida también como Cromwell. Esta tiene una magnitud equivalente a unos 1.700 ríos como el Mississippi, con un caudal de 30 millones de metros cúbicos por segundo; es unas 143 veces superior al río Amazonas, transporta una inconmensurable diversidad de nutrientes, plancton, abundante oxígeno, en su original trayectoria de oeste a este.
La corriente de Humboldt procedente de aguas profundas frías e igualmente ricas en nutrientes, emerge desde el Sur y se desplaza de este a oeste. La corriente del Niño procede del Norte, es cálida y estacional. A ellas se suman las cuencas hidrográficas constituidas por las aguas dulces formadas en los nevados y páramos de los Andes ecuatorianos, las que hacia el Este forman el río Amazonas y hacia el Oeste desembocan en el océano Pacífico, arrastrando nutrientes únicos.
Las islas galápagos Inspiraron a Charles Darwin la comprensión de la evolución de las especies y a Herman Melville la novela "Las encantadas", diez bocetos sobre la alucinante realidad de sus sentidos.
A la riqueza genética que cada una de estas fuentes aporta se suma el factor térmico tropical, la radiación solar perpendicular, y los denominados “puntos calientes” de la cordillera submarina de Carnegie o Manta, con sus flujos de presión que también acarrean un sinfín de nutrientes, generando un ecosistema marino con una variedad ictiológica y una profusión de vida sin igual.
Las especies que se aparean, aman y nacen en el mar del centro del mundo, como las ballenas, los mamíferos más grandes del planeta y otras castas migratorias, recorren los océanos de la Tierra y juegan un papel esencial en sus equilibrios, esparciendo vida. Las lesiones al mar del Ecuador afectan la vida de todos los mares.
En este mar, Ecuador ha ejercido soberanía siempre. Cuando se constituyó como república, en 1830, declaró formalmente que el archipiélago de Galápagos, es parte integral de su territorio por encontrarse en sus aguas adyacentes. La ha protegido en la legislación nacional e internacional y ha triunfado incluso en episodios épicos como la guerra del atún, en la que el pequeño país desafió a la mayor potencia económica y bélica del mundo, EEUU.
El conflicto se inició en 1963 cuando empezaron las detenciones de buques estadounidenses pescando en sus aguas territoriales, adquirió especial beligerancia a partir de 1969 y concluyó con una victoria absoluta en enero de 1971, cuando la diplomacia del presidente Velasco Ibarra derrotó 22 a 1 a la de Nixon en la OEA, estableciendo un precedente de dimensiones históricas y mundiales en la protección de los derechos a la soberanía, a la autodeterminación de las naciones y al carácter inalienable del mar territorial de los países ribereños.
Foto: Archivo El Universo
Una invasión sobre más de 125.000 km2 en el paradisíaco mar
La inconstitucional adhesión a la CONVEMAR, ejecutada el 2012, ha implicado la igualmente inconstitucional sobre posición de un convenio internacional sobre la Constitución de la República, y de sus normas sobre dos siglos de legislación marina nacional e internacional. Su efecto ha sido que la soberanía ecuatoriana ha sido reducida en un 94%, de 1'124.951 km2 a apenas 60.383 km2, sometiendo a la indefensión a las islas Galápagos y al mar del Ecuador.
En este contexto, barcos de distintas banderas han empezado a disputarse la riquísima pesca del Ecuador, amenazando los equilibrios del ecosistema. La flota de barcos chinos, que puede operar con 300, 400, 500 o más unidades, es claramente la más numerosa.
La magnitud de estas operaciones sucesivas y continuadas, recuerda la ficción cinematográfica Avatar, donde una gigantesca estructura operativa de alta tecnología invade en forma violenta y devastadora un maravilloso territorio pleno de vida.
Las artes de pesca long line y palangre, entre otras, en uso por esta escuadra de buques chinos, les permiten operar a cada uno una distancia de 100 km, lo que proyecta su intervención directa en 34.000 km. El movimiento permanente multiplica su intromisión territorial por varias veces, pudiendo superar más de los 125.000 km, una dimensión equivalente no solo a las provincias de Guayas y Santa Elena juntas, sino que se aproximaría a la mitad del territorio continental ecuatoriano.
La captura del tiburón ballena Esperanza, identificada porque tenía un dispositivo de localización satelital, no es un accidente, es una prueba que confirma la pesca de tiburones y ballenas, así como que las operaciones de la flota china se han extendido al interior de las 200 millas del histórico mar territorial ecuatoriano.
El secretario de Estado, de Estados Unidos, Mike Pompeo, advirtió la preocupación de su país por las labores de pesca en las inmediaciones de la Reserva Marina de Galápagos, un dominio de 40 millas, lo que implícitamente afirma que, las operaciones de la flota de barcos chinos se extienden dentro de las 200 millas.
La respuesta del Embajador de China en Quito, Chen Guoyou, señala que EEUU no tiene derecho a hacer esas declaraciones y ha subrayado que las faenas de pesca se realizan en “aguas internacionales”.
La gran cantidad de basura con inscripciones en chino que ha llegado a las islas constata la proximidad de la flota, revelando que opera a lo largo de la magnitud del mar ecuatoriano desde la costa continental hasta el archipiélago.
La misma Armada ha informado que la flota ha navegado y pescado en las 125 millas que se encuentran en el medio de las 200 millas de Galápagos y las 200 millas del continente, pues la distancia entre las islas y el continente se estima en 525 millas. Ecuador ejercía legalmente soberanía territorial plena en ese mar hasta su adhesión a la CONVEMAR, que lo considera mar internacional.
Sin embargo, el comandante de la Armada ecuatoriana —no el de la Armada china—, sostiene reiteradamente que los buques respetan la milla 200, no ingresan jamás al interior de la zona económica exclusiva, en las aguas históricas del Ecuador, pero no se detiene a evaluar que sus artes de pesca les permiten penetrar 100 km al interior.
El ministro de defensa Oswaldo Jarrín, ha declarado: “Casi la mitad de la flota china que cumple tareas de pesca cerca de las Galápagos ha apagado su sistema de localización por lo que ya no es posible seguir su desplazamiento y así es obvio que no los identificaremos ni sabremos donde se encuentran, quienes son y cuál es su estatus”.
La apología al aducido respeto a la milla 200 por la flota china, expuesta por el comandante de la Armada, contrasta con las declaraciones del ministro de Defensa que habla de que sus faenas de pesca se cumplen cerca de Galápagos. No se requiere una inteligencia muy sofisticada para advertir que, si las naves apagan su sistema de rastreo satelital, es para ocultar la verdad de sus actividades, entre las cuales la más delicada es precisamente la penetración al interior de la milla 200 e incluso de la Reserva Marina de Galápagos. Uno y otro de espaldas a las mejores tradiciones de FFAA y de la marina ecuatorianas, confiesan un estado de indefensión, tan patético como inadmisible.
En ningún caso se entiende por qué cuando una nave apaga su sistema de localización satelital, prueba plena de acto ilegal, la Armada no procede a intervenir la embarcación, para lo cual está facultada legalmente, incluso en las aguas exteriores a las 200 millas.
Este fue un buque capturado en una incursión anterior de la flota pesquera china. Foto: Diario El Telégrafo
Pesca ecocida de más de 5 millones de toneladas
La flota actúa con métodos fuera de toda norma para extraer a gran escala proteína marina, saqueando la diversidad ictiológica, sin observar ninguna medida de protección de las especies y del ecosistema.
Los buques no cumplen ningún protocolo de control de las organizaciones pesqueras: apagan los localizadores satelitales para movilizarse a la captura de cardúmenes y bloquear la detección de su ingreso, navegación y salida de las aguas históricas del Ecuador, hoy tratadas como zona económica exclusiva. No declaran los géneros ni volúmenes de pesca. No llevan inspectores internacionales independientes que reporten y certifiquen sus actividades. No registran el número de identificación IMO de cada embarcación. Utilizan barcos suministradores y realizan trasbordos en alta mar para sostener sus faenas permanentemente y barcos distribuidores para transferir sus productos a sus redes de comercialización.
Perotti, el empresario pesquero, informó en la Asamblea Nacional que el propósito de la expedición es pescar jurel y pota. El jurel mide hasta 50 cm metros. Se mueve en cardumen en búsqueda de las joyas de los mares: langostas, langostinos, camarones, pangoras, por lo que su localización puede ser utilizada para pescar bancos enteros de langostas. El carácter indiscriminado de las faenas de pesca afecta a todas estas especies.
La pota, es una variedad de calamar gigante que mide 1.50 metros, conocida por su alta riqueza en proteínas, aminoácidos, omega 3, entre otros nutrientes esenciales. Las consecuencias de su pesca depredadora, para las otras especies que se alimentan habitualmente de calamar pueden significar el límite de su supervivencia, es el caso de los pingüinos, la merluza, el cachalote, entre otras.
Son desoladoras las escenas de guerra en las que varios buques cercan a una población de tiburones, los agarran y en medio de sus alaridos de dolor, mutilan sus aletas y los matan.
Las dimensiones de las dos variedades implican que el equipamiento de los buques está dirigido a la pesca de especies de gran tamaño, por lo que se colige que están capacitados para atrapar tiburones—cuyas aletas son altamente apreciadas en Asia y Europa— e incluso ballenas. Son desoladoras las escenas de guerra en las que varios buques cercan a una población de tiburones, los agarran y en medio de sus alaridos de dolor, mutilan sus aletas y los matan.
Si en términos territoriales la actuación de la flota de barcos chinos tiene dimensiones tan colosales como delirantes, su capacidad de captura no es menos grave por sus consecuencias en el deterioro de la estabilidad del ecosistema marino. Así lo revelaron las mismas declaraciones de Perotti en la Asamblea, donde informó que la pesca de jurel llegaría a las 4'500.000 toneladas y la de pota a 1'200.000 toneladas: montañas y montañas de peces, moluscos, mariscos, que suman 5.700 millones de kilos.
El perjuicio ambiental es inconmensurable, el carácter indiscriminado y depredador de la pesca afecta severamente los equilibrios poblacionales de cada una de las especies, sus acciones violentas angustian su hábitat y modos de vida, deteriorando su cadena de reproducción, exponiéndolas a numerosas de ellas al riesgo de la extinción.
Desde el 2017, cuando con el cambio de gobierno de Correa a Moreno, por primera vez saltaron a la superficie las labores de pesca de la flota china, una sola embarcación ha sido detenida cuando se desplazaba por el interior de las 40 millas de la Reserva Marina de Galápagos, luego de navegar 160 millas dentro de la denominada zona económica exclusiva.
El hecho revela que la Armada no consideró una infracción, su penetración en las 200 millas. ¿Acaso cuando navegan al interior de las 200 millas se acogen al derecho de paso inocente? ¿Puede considerarse “paso inocente”, el tránsito de barcos dedicados a la pesca indiscriminada, depredadora e ilegal? ¿Acaso no están en el mismo estatus que las naves que se dedican al narcotráfico, contrabando o a cualquier otra labor ilegal?
5,7 millones de toneladas del pez jurel y el calamar gigante pota son los pescados por la flota china que ha cercado las islas galápagos, según cifras que mencionadas en la asamblea.
El barco detenido llevaba, según unos informes, entre 600 y 3.000 toneladas de pesca (según las versiones), pero está claro que el 75 % de esa carga era de tiburones. Oficiales del Parque Nacional Galápagos contaron 6.623 tiburones de distintas especies: martillo, sedoso, silky, zorro ojón, y mako. Reportaron también, una gran cantidad de sacos con aletas de tiburón, escualos neonatos y no nacidos, extirpados de las hembras preñadas, e incluso un tiburón ballena juvenil. Si esto se encontró en un barco ¿qué habría en los más de 300 que conformaron esa escuadra de pesca? Una proyección simple advierte que sus dimensiones les habrían permitido llevarse alrededor de 2 millones de tiburones.
Las especies encontradas en esta muestra, la única que hasta el momento se dispone, están incluidas entre las registradas al borde de la extinción en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN); en consecuencia, deben ser protegidas, su pesca es un grave delito ambiental.
La disminución masiva de la población de tiburones, incluso los riesgos de desaparición definitiva de varias de sus especies, como el tiburón martillo —ya advertida por los reporteros de National Geographic—, incide en el deterioro de la salud del océano. Encontrándose en la cúspide de la cadena trófica, los tiburones protegen los equilibrios del ecosistema, limpian el mar de enfermedades, garantizan los hábitats de las algas y arrecifes de coral. Su pesca depredadora tiene el efecto de elevar los índices de morbilidad y mortalidad, que contribuyen además a la acidificación de las aguas, ya grave por la absorción de CO2, la creciente contaminación y acumulación de desperdicios no biodegradables, expresados hasta en la formación de islotes de plástico.
El diario South China Morning Post denunció, en mayo de este año, el decomiso de dos contenedores llenos de aletas de tiburón procedentes de Ecuador: 26 toneladas de carga llegadas a Hong Kong en enero de este año con marcas que la identificaban como pescado seco.
La reducción significativa de la pesca de diversas especies en Galápagos y en el continente, registrada por los pescadores artesanales, les está expulsando de una labor que por generaciones han conocido y ejercido, que es su fuente de subsistencia. Miles y miles ven perder su cultura marina, su arte de vida, su trabajo, la fuente de ingresos económicos de sus familias, su equilibrio social y humano.
La provisión de proteína marina para la alimentación de la población ecuatoriana ha disminuido en volúmenes considerables y sus precios se han elevado, desde la adhesión a la CONVEMAR.
Sin embargo, la flota pesquera china puede estar generando beneficios por decenas de miles de millones de dólares. La magnitud estimada en divisas, en la pesca de jurel, no es inferior a los 6.750 millones de dólares y la de pota a 2.796 millones de dólares, cifras que suman: 9.546 millones, que se venden a consumidores de Asia, Europa, Norteamérica a valores de 50.000 millones de dólares o más, bajo la etiqueta Made in China.
6.750 millones de dólares anuales reporta para la flota china la pesca anual de jurel, considerado un pez graso muy saludable.
Esta estimación no incluye los precios de las aletas de tiburón cuyos 15 gramos de polvo llegan a cotizarse a 200 dólares, los pepinos de mar, las langostas, langostinos, camarones, pangoras y otras especies con valores elevados. Se basa en los estudios del especialista en conservación marina y asesor de las Naciones Unidas, Milko Schvartzman, quien valora que la captura de 300.000 toneladas anuales de pota en los mares de Argentina, generan unos 700 millones de dólares.
Si la flota de barcos chinos realiza, no una, sino cuatro incursiones al año, la cifra conservadora derivada de los números presentados por sus defensores en el parlamento, bordea los 40.000 millones de dólares al año, aunque puede ser superior.
La adhesión de Ecuador a la CONVEMAR ha implicado una lesión enorme a su soberanía, una mutilación territorial de 1'064.000 km2, mayor en cuatro veces a su territorio continental.
Una lesión económica enorme también, de magnitud superior a los 40.000 millones de dólares anuales, de la cual el Ecuador no percibe nada. Esto representaría de largo la mayor cifra de ingresos de divisas del país, por encima de la exportación de petróleo; la devastación de una reserva alimentaria estratégica para la seguridad nutricional de las actuales y futuras generaciones de la población ecuatoriana, la que, además, ocasiona egresos por los desplazamientos de la marina y la aviación en sus, todavía, no eficaces labores de control.
Las dos lesiones convergen en la irrupción de la violencia en el paraíso marino, con un impacto ambiental catastrófico, un ecocidio continuado que amenaza con un holocausto a las islas Galápagos, declaradas por la UNESCO patrimonio de la humanidad y reserva de biósfera y, al conjunto del mar del Ecuador, el más diverso del planeta, con delicadas repercusiones negativas para los océanos del mundo entero.
1. Introducimos el concepto de “ecocidio” en analogía a genocidio, refiere el exterminio de especies y del ecosistema.
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