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31 de Marzo del 2019
Historias
Lectura: 15 minutos
31 de Marzo del 2019
Redacción Plan V
ECU911: silencio y tragedia para #NosFaltanTres
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Fotos: Luis Argüello

El primer aniversario del trágico desenlace de una cobertura de El Comercio en la frontera norte evidencia heridas aún abiertas. 

 

En el centro de operaciones ECU911, las familias de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra recibieron las peores noticias. Este es un repaso a los discursos que las autoridades dieron. Un año después, los hechos son otros. Pero la solidaridad no cesa.

En este sitio empezó el cambio de nuestras vidas”, dijo Ricardo Rivas el pasado martes 26 de marzo. Es hermano de Paúl Rivas, uno de los tres periodistas de El Comercio de Quito, secuestrados y asesinados por el grupo disidente de las FARC Óliver Sinisterra, que estuvo al mando de alias Guacho. “Hace exactamente un año recibimos una llamada telefónica”, continuó. Su relato se refería a las primeras horas tras el secuestro. Los familiares fueron convocados hasta el ECU911 donde las autoridades les informaron que Rivas, Javier Ortega y Efraín Segarra habían sido retenidos por los grupos narcoguerrilleros de la frontera con Colombia. Ahora estaban allí, un año después, con la misma incertidumbre con la que llegaron. Por eso llamaron a esa convocatoria el ‘plantón del silencio’.

“Lo que vivimos adentro en ese famoso Comité de Crisis, ahora sí podemos decir (que fueron) una serie de mentiras. Vernos la cara todos los días con información falsa”, agregó Rivas. Mientras que Galo Ortega, padre de Javier, la tristeza cortó su discurso un par de veces frente a las cámaras. Un aplauso llenó sus líneas truncadas por un sollozo. Pero continuó: “Nada justifica que nos hayan quitado a nuestros seres queridos… la gente que manejó el Comité de Crisis, el mismo Gobierno, es igualmente culpable porque solamente faltaba mover un dedo y decir hagan esto y salven a los tres periodistas, pero no lo hicieron porque no fue un hijo de ellos, un familiar de ellos”. Para este padre, paliza y tortura son las palabras que han definido este año en su búsqueda por la verdad.


En la central nacional del ECU911, en el cerro del Itchimbía, centro de Quito, tuvo lugar una vigilia. 

Volver a ese lugar donde las autoridades tomaron las decisiones más importantes del caso es simbólico. Allí no solo recibieron la noticia del secuestro sino –y por la boca del mismo presidente Lenín Moreno– la confirmación de su muerte. Y en medio del secuestro fue el escenario de uno de los episodios más tristes de la prensa ecuatoriana: los gritos y llantos de periodistas, amigos y familiares que reclamaron al ex ministro del Interior, César Navas, por no confirmar si las imágenes que circulaban en redes sociales, de ellos acribillados, eran ciertas. Más tarde se supo que sí lo eran. El ECU911 ha quedado en la memoria de todo el movimiento #NosFaltanTres, nacido a raíz del plagio de los periodistas, como un lugar de promesas, incumplimientos y de incertidumbre. Por eso vale la pena repasar las principales declaraciones de los funcionarios en ese centro del silencio.

La desclasificación que no llega

En el ECU911, tras confirmar el asesinato de los periodistas, el presidente Lenín Moreno en una brevísima intervención planteó como su primera decisión desclasificar la información sobre el caso. “Se realizará el levantamiento de reserva de información pertinente para que el pueblo ecuatoriano conozca los esfuerzos de garantizar la vida de los ecuatorianos”, dijo. Pero hasta el momento, los detalles de los días del secuestro y más de las circunstancias del asesinato salen a cuenta gotas empujados por investigaciones periodísticas (Frontera Cautiva y Rehenes) y por la misma familia.

“Lo que vivimos adentro en ese famoso Comité de Crisis, ahora sí podemos decir (que fueron) una serie de mentiras. Vernos la cara todos los días con información falsa”. ricardo Rivas

Una primera desclasificación se dio en mayo de 2018, pero para las familias esos documentos –en su gran mayoría– no aportaban nada. Incluso entre los papeles entregados estaban notas de pésame que habían llegado a la Cancillería y sus boletines de prensa. Desde entonces, el Gobierno al menos en cuatro ocasiones ha manifestado que desclasificará la información. Pero por iniciativa propia eso no ha sucedido. Periodistas y organizaciones han enviado pedidos respaldados en la Ley de Acceso a la Información Pública a la Fiscalía y a los ministerios del Interior y Defensa que han sido ignorados. A eso se suma el audio difundido  por La Posta donde Moreno habla sobre el secuestro. “Muchísima pena por todas aquellas muertes que puedan venir después de esta situación, pero creo que estamos claros de que nosotros no podemos tener un Estado arrinconado”, se le escucha decir. Esa filtración obligó al Gobierno a desclasificar la grabación completa. Pero las familias, una vez más quedaron insatisfechas pues solo se entregó un texto, más no el audio.


El padre de Javier Ortega, reportero de El Comercio asesinado, durante la vigilia.


Amigos, familiares y colegas se sumaron al homenaje al recordarse un año de la tragedia.

Una cronología cuestionada

El 13 de abril, en el ECU911, cuando Moreno terminó su intervención, el coronel Polibio Vinueza, jefe de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (UNASE) de la Policía Nacional, hizo un recuento de los hechos del secuestro y planteó una cronología:

  • “El 26 de marzo de 2018, a las 15:30, es la hora aproximada del secuestro”. Más de una vez las familias y el mismo diario han dicho que se perdió contacto con los periodistas entre las 09:00 y 09:30, hora a la que ingresaron a Mataje después de ser autorizados por el Comandante de la zona y pasar por el retén militar. ¿Cómo sustenta la UNASE de que esa fue la hora del secuestro? Aún se desconoce.
     
  • “El 26 de marzo de 2018, a las 17:00, a través de un canal de comunicación que tenía alias Guacho con la Policía, manda una prueba de tenencia, una fotografía y hace conocer el secuestro de los tres periodistas. Se activa de inmediato el Comité de Crisis en el ECU 911”. Un año después se conoce que además hubo un video filmado el mismo día del plagio. Allí se ven a los periodistas vestidos aún con la ropa que salieron del hotel. Este video fue revelado por el portal Código Vidrio y se ve al grupo tranquilo. Estado que cambia visiblemente cuando los secuestradores enviaron otra grabación con los periodistas encadenados y visiblemente afectados.
     
  • “El 31 de marzo, por disposición del Comité de Crisis, se crea un canal exclusivo para tratar el secuestro. Se da un nuevo número para que a través de un asesor del Ministerio del Interior sea la persona que comience las negociaciones con alias Guacho”. Según el informe del Ministerio del Interior presentado a la CIDH, el canal “exclusivo” para la negociación se creó el 27 de marzo. Entre el 26 y el 31 de ese mes, el canal de comunicación seguía siendo el celular del mayor Alejandro Zaldumbide, móvil al que llegaron las primeras pruebas de vida.
     
  • Del 31 de marzo al 7 de abril hemos recibido 5 comunicaciones con números colombianos del negociador. En una de ellas amenaza incluso al señor Ministro del Interior e igualmente hace advertencias de que continuarán los atentados de bombas”. Lo que no se dijo en esa rueda de prensa es que el mismo 31 de marzo no solo fue amenazado Navas sino la vida de los periodistas se recibió este mensaje: “Liberen a mis muchachos, que si no los sueltan los matamos hoy mismo”, reporta el Ministerio del Interior. La respuesta fue: “Vamos a revisar el tema legal de sus muchachos para buscar una mejor solución”.
     
  • Ese 13 de abril fue presentado un video. En la pantalla se observó a un hombre vestido de naranja que decía: “como le estoy explicando que el Gobierno nos está ayudando muchísimo con el procedimiento y todo eso y nos van a liberar lo más pronto posible si Dios quiere y sobre todo nos están tratando muy bien. Y más que todo no estoy bajo ninguna presión...)”.  En Rehenes, de los periodistas Arturo Torres y María Belén Arroyo, se conoció que alias Cuco, uno de los milicianos que Guacho pedía a cambio de los periodistas, se rehusó de salir en ese video. Cuco, detenido en la cárcel de Latacunga, tuvo comunicación permanente con Guacho hasta el 12 de abril, según los periodistas.

El Estado completo en entredicho

En el ECU911 otra extensa rueda de prensa se efectuó el 15 de abril de 2018, dos días de que se confirmara la muerte de los comunicadores. En ese espacio, el ministro del Interior, César Navas afirmó: “En cumplimiento a la disposición del señor Presidente y del Cosepe se reanudaron las operaciones de carácter ofensivo y de control en la zona. Estas operaciones fueron suspendidas durante todo el tiempo que duró el secuestro de nuestros compatriotas”.

También César Merizalde, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en ese entonces, dijo: “Las fuerzas militares y de la policía detuvimos nuestras operaciones durante el proceso investigativo por parte de la unidad técnica de la Policía. Luego de haber terminado el plazo, reiniciamos las operaciones el viernes a las 11:00 conjuntamente en acciones coordinadas con las FFAA de Colombia”. Tras otra pregunta de los periodistas, el exjefe militar, declaró: En Colombia nuestros pares detuvieron las operaciones para no interferir en este proceso del secuestro. Y eso es verificado porque hay comunicación directa en los mandos de territorio. Pero en Rehenes, se ha revelado que eso no ocurrió y que se efectuaron operaciones secretas y conjuntas en la frontera, pese al compromiso de ambos países de no realizar ningún movimiento.

En esa rueda de prensa, también se ponía en duda la desclasificación de la información del caso. Navas, a dos días del ofrecimiento de Moreno, ya puso las primeras cortapisas: “El Cosepe autorizó desclasificar la información, pero hay información que está en un proceso legal de investigación o se vinculan con otros delitos que están siendo investigados por parte de la Fiscalía y la Policía Nacional.  Se pondrá a disposición toda la información que sea pertinente y no ponga en riesgo el proceso legal y las otras investigaciones que se están ejecutando”.

"Se pondrá a disposición toda la información que sea pertinente y no ponga en riesgo el proceso legal y las otras investigaciones que se están ejecutando”, ofreció el ex ministro del Interior, César Navas.

La investigación del secuestro de los periodistas aún no pasa de la indagación previa. Ni siquiera el Equipo de Seguimiento Especial (ESE) de la CIDH ha logrado acceder a los expedientes de las investigaciones. El ESE tiene previsto emitir su informe en las próximas semanas de abril. El mismo grupo internacional ha cuestionado al Estado ecuatoriano por las limitaciones que ha puesto al acceso a la información. Mientras tanto las familias tienen altas expectativas sobre ese informe. Christian Segarra, hijo de Efraín, dijo a Plan V que espera recibir, desde una perspectiva técnica, una evaluación del manejo de la crisis. También espera conocer más datos y hechos sobre todo los relacionados con la negociación. Espera, además, que con las conclusiones y las recomendaciones se exija a la Fiscalía que abra nuevas líneas investigativas.

Hasta el momento, las últimas diligencias sobre el caso fueron las versiones que dieron los periodistas que estuvieron en la frontera días antes del secuestro y no pudieron entrar a Mataje. Asimismo fue llamado a dar una versión Pablo Aguirre, ex director de Inteligencia de la Policía, entidad que estuvo al cargo de la coordinación de las operaciones secretas. Pero Aguirre no se presentó.

Un perseguido por la guerra pinta a los periodistas

En medio del dolor, gran parte de los discursos de las familias durante esta última semana ha estado dedicado a agradecer. Ha dicho que el acompañamiento de amigos, parientes y medios les ha dado fuerza para continuar en su búsqueda por la verdad. Y las muestras de apoyo han sido diversas. Pero la más reciente fue protagonizada por el pintor Sigifredo Hidalgo Echeverry, de 63 años, quien regaló una obra a las tres familias. Este es su testimonio:


El pintor Sigifredo Hidalgo Echeverry entregó un retrato de los comunicadores asesinados.

“El cuadro tiene 2,70 m de alto. Pinté a los periodistas, pinté mis manos haciendo alabanzas, pinté muchas manos representando a Ecuador y Colombia clamando por la paz. La obra se titula ‘Homenaje a los periodistas caídos por la guerra evocando la paz’. Soy colombiano y me nace hacerlo y quise venir a donar esa obra. Me demoré seis meses elaborarla, está en la Casa de la Cultura. Me demoré ochos días en llegar porque me vine por carretera, tirando dedo y pagando uno que otro pasaje.

“Yo también he sido perseguido por la guerra. Mataron a un hermano mío y a mí también me iban a matar en Caldas. Me ha tocado desplazarme a dos o tres regiones. Ahora vivo en San Rafael de Antioquia. Allí tengo un taller. Yo soy artista, vivo de la pintura. Doy clases de artes plásticas. Enseño a amar el arte porque el que ama el arte ama la vida.

“En la obra hay manos de niños, adultos, jóvenes porque todos han vivido la guerra, clamando por la paz. Con la pintura quiero dar un mensaje evocando la paz del mundo, que nosotros somos hermanos, en el mundo no hay color ni raza. Yo amo el mundo porque todos somos hermanos, yo amo tal a las personas.

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