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8 de Septiembre del 2020
Historias
Lectura: 17 minutos
8 de Septiembre del 2020
Susana Morán
El derrame de crudo de abril llegó a una de las zonas más sensibles del Yasuní
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El pasado 31 de agosto, en el Coca, indígenas amazónicos se movilizaron para exigir justicia en la acción de protección contra el gobierno ecuatoriano y las empresas petroleras responsables del derrame de petróleo. Foto: Ivan Castaneira

 

Nuevos documentos oficiales a los que accedió Plan V confirman que el derrame del 7 de abril pasado dejó manchas de crudo al ingreso de la laguna Añangu, en el corazón del Yasuní, donde habitan peces en peligro de extinción. Los análisis químicos hechos en el lugar dan cuenta de la alta presencia de cadmio, un metal pesado que existe en el crudo y es una contaminación grave a largo plazo que puede afectar la salud de las personas. Hasta el cierre de esta edición, el Ministerio de Ambiente no respondió al pedido de entrevista de Plan V.


Este 7 de septiembre se cumplieron cinco meses del derrame de crudo que sucedió en el sector de San Rafael, límite entre las provincias de Napo y Sucumbíos, que afectó a los ríos Quijos, Coca y Napo. Poco han informado las autoridades nacionales sobre los impactos ambientales de este evento considerado por los habitantes de esas zonas y por organizaciones como el peor desastre petrolero de los últimos 15 años.

Pero documentos oficiales a los que tuvo acceso Plan V revelan que el crudo llegó a lugares altamente sensibles y biodiversos del Parque Nacional Yasuní (PNY). Varios informes de inspección de abril y junio del Ministerio de Ambiente (MAE) lo confirman. Uno de los sectores donde hubo manchas de crudo fue en la comunidad kichwa Añangu, específicamente en el ingreso a la laguna que lleva el mismo nombre, que está ubicada en pleno Yasuní, en la provincia de Orellana. Sus habitantes viven de la pesca, pero también del turismo. Allí se encuentra uno de los centros turísticos más reconocidos como es el Napo Wild Life (NWL).

En una inspección de campo del 8 de abril se observó una gran mancha de crudo en el río Napo a la altura de esa comunidad. Cuatro días después, según el informe técnico N. 342, hubo una queja por parte de NWL por el ingreso del crudo. Los guardaparques detectaron afectación a la fauna y al “cuerpo hídrico de interés turístico importante en la provincia”. Ese mismo día, la jefatura del PNY informó sobre el riesgo del derrame en esa zona tan sensible por lo que solicitaron barreras de contención para el hidrocarburo. Los puntos que las necesitaban eran el río Shipaty y los cañones de las lagunas Añangu, Garza Cocha y Mandi.

El informe técnico N. 344 MAE trata sobre las inspecciones realizadas entre el 14 y 15 de abril pasados. Esos días, una comisión del MAE de Orellana y personal de la Capitanía del Puerto recorrieron en lancha el río Coca para verificar la afectación del derrame en la fauna y flora en las riberas.  “Existe la presencia de manchas de crudo y espejos de aceite”, dice el documento.

El día de la inspección estuvo personal de la empresa PECS, contratista a su vez Oleoductos de Crudos Pesados S.A (OCP), para hacer tareas de limpieza en este lugar. El 14 de abril, según el reporte, colocaron dos barreras naturales: una a 200 metros al ingreso del caño y otra a 200 metros más adelante.

Durante el recorrido por el río, agrega el informe, “se observó presencia de fauna como tortugas charapas, garzas y variedad de aves en el trayecto por donde se encuentran las manchas de crudo, lo que indica que se trata de una zona de alta sensibilidad ecológica de especies representativas de río, sin la evidencia de afectación directa a especies”.

Uno de los sectores donde hubo manchas de crudo fue en la comunidad kichwa Añangu, específicamente en el ingreso a la laguna que lleva el mismo nombre, que está ubicada en pleno Yasuní, en la provincia de Orellana. Sus habitantes viven de la pesca, pero también del turismo. 

Otro documento del 30 de abril afirma que se hicieron trabajos de limpieza en la playa frente a la comunidad Añangu. La empresa PECS destinó 12 personas y cuatro bombas para hacer el lavado de la playa, donde había trazas de hidrocarburos sedimentados. También se confirmó que fue afectada la toma de agua de la comunidad y se acoplaron mangueras para tomar agua de medio río, pero en el mismo informe se advierte que esta no era apta para el consumo. Los inspectores sugirieron aumentar el personal y los equipos para la limpieza. También se tomaron muestras de ese sedimento, pero sus resultados aún se desconocen.

El 2 de junio se reportó que el área aproximada de intervención en la playa frente Añangu correspondía a 7.500 m2. “Anteriormente se estaba realizando trabajos de lavado, pero al haberse detectado que existía presencia de sedimento con trazas de crudo a una profundidad de más menos 1,20 m., la empresa ha optado por ingresar maquinaria. En la actualidad se cuenta con 14 personas, 2 bombas de presión, una excavadora y una miniexcavadora”.

Pero la situación fue otra en playa frente al Puesto de Control Añangu del PNY.  A inicios de junio estaba sumergida bajo el agua. “Pero se presume que por las continuas crecientes del río Napo, el sedimento de esta playa fue arrastrado y depositado aguas abajo del puesto de control Añangu”.

Estos informes son parte de los más de 400 documentos que entregó el MAE como prueba a su favor en la acción de protección que solicitaron las comunidades afectadas por el derrame, pero les fue negada.

¿Cuál es el estado actual de estas zonas alcanzadas por el derrame? Plan V pidió una entrevista con el ministro de Ambiente, Paulo Proaño, pero hasta el cierre de este artículo no hubo una respuesta. Los líderes de la comunidad Añangu tampoco quisieron pronunciarse.

Hasta el momento se conoce que el derrame impactó 25 km de la franja norte de Yasuní, conocido como unas de las áreas protegidas más importantes del mundo, pero la más amenazada por el avance de las industrias petrolera y minera.

 ¿Qué es la laguna Añangu?

La laguna Añangu se encuentra en el corazón del PNY. Esa zona es vital para la reproducción de delfines de río y nutrias gigantes, ambas en la lista roja de especies en peligro de extinción. También hay peces como el paiche y el bagre, que dependen de ese tipo de ecosistema para la reproducción. Añangu y otras lagunas como Pañacocha o Lagartococha son ecosistemas únicos que afectan a toda la cuenca amazónica. Hay peces que llegan desde Brasil hasta estos sitios para reproducirse. Los peces migran y la presencia de crudo afectará el equilibrio de ese hábitat a largo plazo.

Lo dice el biólogo Nicolás Mainville, quien ha investigado la contaminación de los peces y sus impactos sobre la salud de los pueblos indígenas en el río Napo entre 2001 y 2010 y en especial en la laguna Añangu. Al científico le preocupa que las marchas de crudo hayan sido observadas en esa zona. Asegura que una vez que entra el crudo en este tipo de ecosistemas es muy difícil eliminarlo porque se queda en los sedimentos, pues hay menos corriente.


La laguna Añangu es vital para la reproducción de delfines de río y nutrias gigantes, ambas en la lista roja de especies en peligro de extinción

Un derrame como el del 7 de abril no solo tiene un impacto local sino sobre toda la cuenca, explica el experto. Mainville conoce que el crudo ha viajado hasta la frontera con Perú y por esa razón la extensión del área impactada es muy grande.

Los esfuerzos de las petroleras a lo largo de los años, manifiesta, no han sido suficientes para controlar la contaminación por derrames. Más del 80% de los derrames de crudo han afectado, en especial, a la cuenca del río Napo, conocida como la más biodiversa del mundo en tema de ictiofauna para una cuenca de este tamaño, donde se ha nombrado más de 470 especies de peces.

El derrame cruza cuatro áreas protegidas en esa cuenca: los parques nacionales Cayambe-Coca, el Sumaco-Napo-Galeras, el Yasuní y la reserva ecológica Limoncocha. Son aproximadamente 70 km de orillas dentro de áreas protegidas del Ecuador que fueron afectadas por el derrame de abril, según el investigador.

Un derrame como el del 7 de abril pasado no solo tiene un impacto local sino sobre toda la cuenca, explica el experto. Mainville conoce que el crudo ha viajado hasta la frontera con Perú y por esa razón la extensión del área impactada es muy grande.

La llegada de crudo en esas zonas no solo afectará a las poblaciones sino también a los peces, pájaros y demás animales que dependen del río. A largo plazo puede cambiar su dinámica, pues el crudo no solo contamina sino mata grandes cantidades de peces.


Una vista del Sistema de Oleoductos Transecuatoriano de Ecuador (SOTE). Una de sus tuberías se rompió el 7 de abril pasado.  Foto: Iván Castaneira

Los análisis que no convencen

Dentro de las pruebas presentadas por el MAE en la acción de protección, existen cuatro informes del laboratorio Anavanlab, que a pedido de OCP, hizo el análisis de muestras tomadas en las zonas de impacto. Dos de esos informes corresponden al sector de Añangu. Allí se tomaron 14 muestras en distintos sitios, el pasado 10 de julio, es decir a tres meses del derrame. Se analizó la presencia de hidrocarburos, níquel, plomo y cadmio. En la mayoría de reportes, su  presencia estaba por debajo de los valores máximos que permite la norma, con excepción del cadmio que supera hasta en tres veces el límite permitido.

A pedido de Plan V, el biólogo Nicolás Mainville revisó estos resultados. Dijo que el cadmio es un metal pesado que se encuentra en el crudo, que se acumula en la cadena alimenticia acuática y puede tener impactos graves sobre la salud de la gente que consume peces con altos niveles de ese químico. En su opinión, esos resultados deberían alertar a las autoridades y preocupar a las comunidades de la cuenca del río Napo que dependen de la pesca para su dieta diaria.

Para Mainville, esos análisis ya permiten ver los riesgos que puede causar este tipo de derrame a largo plazo, aunque esos resultados sean muy débiles a nivel científico. “Los resultados presentados son de muestras tomadas más de tres meses después del derrame, sin ningún seguimiento constante desde el evento del derrame hasta la audiencia (de acción de protección)”. Sostuvo que de ninguna manera estos informes permiten afirmar que no hay contaminación en el río Napo.

Agrega que los cuatro lugares analizados a lo largo de los ríos Coca y Napo son muy pocos para un monitoreo riguroso, lo cual da un rigor científico casi nulo. De la revisión que hizo Plan V, en la documentación entregada por el MAE en la audiencia no se encuentran resultados de laboratorio para muestras tomadas en abril, mayo o junio. Pero, según los mismos documentos del MAE, se habrían tomado muestras de agua y suelo en 141 lugares entre el 7 y 15 de abril, cuyos resultados no fueron presentados en la audiencia.  

Recuerda que Petroecuador ha observado más de 20 sitios donde se acumuló grandes manchas de crudo después del evento del derrame del 7 de abril. “¿Por qué no medir los niveles de contaminantes en esos sitios preocupantes?”, se pregunta el científico.

También resalta que ninguna de las muestras tomadas fue analizada por sus niveles de mercurio, uno de los elementos más tóxicos y más problemáticos para la salud de los pueblos indígenas.

Dijo que cuando se libera crudo pesado en la naturaleza, una parte se puede evaporar y otra que se diluye. “Pero este tipo de crudo se mantiene en el ecosistema por mucho tiempo. Hay impactos a largo plazo por presencia de sustancias que no se descomponen, no desaparecen. Incluso metales pesados y sobre todo los más tóxicos, como el mercurio, que sabemos pueden entrar en la cadena alimenticia”.

Los pequeños peces no tendrán mucho de ese químico, pero los peces más grandes sí. Cuanto estos últimos los come la gente el impacto en la salud puede ser muy grave en el sistema nervioso y puede afectar órganos como el hígado y los riñones. El mercurio puede quedarse en el ecosistema por más de 50 años, afirma. Coincide en que el derrame del 7 de abril pasado es un desastre ambiental.

El experto afirma que tener claridad sobre los riesgos reales a los ecosistemas y a la salud de la gente después de este derrame se debería realizar un monitoreo completo de la cuenca del río Napo. Este debe comprender análisis a los sedimentos donde están los peces más consumidos y eso en múltiples zonas durante varios meses, de manera constante. “Hacer lo contrario es como admitir que no se quiere encontrar la contaminación liberada por el derrame”.

  PUNTO DE VISTA  

“Los derrames de crudo prácticamente son irreversibles”

Alexandra Almeida, coordinadora del área de petróleo de Acción Ecológica

En el derrame de abril hubo tres tipos de fluidos. Uno es el combustible porque se rompió el poliducto, que normalmente transporta diésel, gasolina base o gas (GLP). En el momento de la ruptura, Petroecuador dijo que había gasolina base y eso es lo que se derrama. Es un tipo de contaminante. El otro es crudo mediano que pasaba por el SOTE (Sistema de Oleoducto Transecuatoriano) y el otro es el crudo pesado que se transportaba por el OCP. Los tres fluidos van a parar al río Coca, que desemboca en el Napo. Según la misma empresa, fueron 360 km de afectación desde el sitio del derrame hasta las últimas comunidades en la frontera con Perú. Hay una capa que cubre la superficie y esta evita que entre los rayos del sol y el oxígeno. Por eso afecta a las especies acuáticas y los peces se mueren. Otro problema es que muchos de los hidrocarburos se depositan en los sedimentos del río. Hay metales pesados como el vanadio. Se han hecho estudios de toxicidad de este elemento que dicen que no se degrada con facilidad, puede permanecer mucho tiempo. Lo mismo pasa con los hidrocarburos. Hay una afectación muy fuerte a los microorganismos que son claves para la vida y son eliminados por las sustancias tóxicas de un derrame petrolero. Altera completamente los ciclos de vida. El artículo 71 de la Constitución dice que la Naturaleza tiene derecho a que se respeten sus ciclos vitales, por eso un derrame petrolero viola los derechos de la Naturaleza. Este tipo de derrames prácticamente son irreversibles por más esfuerzo que exista en los procesos de remediación. Pero ni a eso llegan porque lo que hacen es el desbroce del material impregnado de petróleo. La Constitución dice que debe haber una reparación integral. 

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