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23 de Agosto del 2021
Historias
Lectura: 35 minutos
23 de Agosto del 2021
Susana Morán
El ‘enviado de Dios’ que enfrentará un juicio por trata (segunda parte)
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Foto: referencial

 

Un pastor que cambiaba los nombres de las mujeres por otros bíblicos enfrenta cargos por explotación sexual y laboral durante los cultos o campamentos que hacía su iglesia en las provincias de Guayas y Los Ríos. Su defensa sostiene que no ha cometido ninguno de los delitos que la Fiscalía le imputa. Los exámenes psicológicos a las denunciantes concluyen que sufrieron violencia sexual. El fiscal del caso cree que hay más víctimas, pero temen hablar.



VER AQUÍ LA PRIMERA PARTE 


Andrea* tenía 16 años cuando un día, durante uno de los cultos en la iglesia la Peña de Horeb, en Pascuales (Guayaquil), una mujer le tocó la espalda y le dijo que el pastor la necesitaba. Ambas se dirigieron hacia la planta alta del lugar, donde había habitaciones, y Evelyn I.C. la dejó sola con el pastor Evert Dick G. S., quien irá a juicio después de que la Fiscalía lo acusara por supuesta trata de personas, abuso sexual y explotación laboral.

Él, quien era conocido entre los feligreses como ‘el enviado de Dios’, dijo a Andrea: “Ya estás grandecita, tienes que saber lo que una mujer conoce”. El hombre la golpeó, le quitó la ropa y la violó, según el relato de la denunciante que hoy tiene 26 años. Ella lloró y gritó, pero recuerda que nadie la escuchó porque en la planta baja los miembros de la iglesia estaban en los coros. Andrea sangró y el pastor le dio una pastilla para que supuestamente calmara su dolor. La Fiscalía supone que posiblemente fue algún método anticonceptivo. “Eso pasó muchísimas veces, siempre me violaba y fue en diferentes lugares”, dijo Andrea en referencia a la iglesia, a la casa del religioso, moteles y campamentos de la congregación. “Me dijo que si decía algo desaparecería un miembro de mi familia”.

El pastor conocía muy bien a su familia. Ella, sus hermanos y padres pertenecieron a esta iglesia desde que Andrea era solo una niña. Pero desde los 12 años empezó a notar que el acusado intentaba ponerla en contra de su madre, a quien la cuestionaba porque supuestamente no las cuidaba. Las mujeres que lo han denunciado en este proceso -tres por explotación sexual y dos por explotación laboral- coinciden en que el pastor buscaba dividir a las familias para acercarse a ellas, sobre todo a las más jóvenes, con el argumento de que sus padres no las cuidaban o que estaban endemoniadas y por eso debían ir a la iglesia.

En su versión, que está en el expediente judicial, Andrea aseguró que el pastor decía que ‘el que se vaya en contra de Dios lo iba a castigar’. Ese temor creció por años junto con su silencio. Un día, el pastor llegó a la universidad y la sacó del lugar porque tenía autorización de sus padres. “Me llevó a encerrarme en el campamento Marcelino Maridueña, recinto Río Viejo. Yo le dije que quería llamar a mis padres y me dijo que no, cuando lleguemos, me quitó el teléfono, me dejó incomunicada y me llevó a ese lugar”. Estuvo allí durante un año, mientras el pastor contaba a sus padres -dice en su versión- que ella se había ido con un novio y que ‘andaba con uno y con otro’.

Las mujeres que lo han denunciado en este proceso coinciden en que el pastor buscaba dividir a las familias para acercarse a ellas, sobre todo a las más jóvenes.

Andrea también denunció que, en otro de los campamentos de la iglesia, en Buena Fe, provincia de Los Ríos, vio la violación de una menor de 14 años. Durante las investigaciones, una perita médica revisó a la menor y concluyó que lo más probable es que haya sufrido un aborto. “Algo sucedió con la menor dentro de la iglesia, pero ella aún no lo ha establecido”, afirmó el fiscal Fernando Bonoso León sobre la versión que dio la adolescente. En su evaluación psicológica, la menor dijo que nunca vio nada “malo” y que prefería estar en la iglesia que con su mamá. “De la información recabada se evidencia que la evaluada está centrada en defender a los miembros de la iglesia y de una forma categórica, tajante e idealizada”, concluyó ese informe que también sostiene que no encontró en la menor signos de una afectación psicológica, pero que llamaba la atención la información narrada sobre su sexualidad (masturbación desde los 10 años).

Los exámenes médicos y psicológicos a la menor se hicieron después de que el pastor fuera detenido en Buena Fe, junto a su esposa Maribel O.M y su ayudante Evelyn I.C. en octubre de 2020. La Unidad Antisecuestros de la Policía (Unase) intervino en el operativo porque la primera denuncia la puso la madre de esta menor por presunto secuestro. El fiscal Bonoso explica que, si bien las investigaciones iniciaron por esa denuncia, en el transcurso halló suficientes indicios para acusar por trata al religioso.

Andrea, cuando vio al pastor con la menor, gritó y le dijo que iba a denunciarlo. La menor salió temblorosa de la habitación y el religioso se levantó, se vistió y empezó a pegar a Andrea. Nuevamente la violó, según la versión de la joven universitaria. Al día siguiente huyó de aquel lugar donde -asegura- las mujeres estaban obligadas a trabajar en una plantación de maíz. Según los seguimientos de la Policía, en ese lugar habían mayores y menores de edad en estas labores sin recibir un pago.

Andrea afirma haber escapado en junio de 2019, después de que lograra salir gracias a un descuido de los vigilantes de la puerta. Se subió a una moto y luego viajó en bus hasta el terminal de Guayaquil. Llamó a una amiga del colegio -pues era el único número que se sabía-. Pasó en la casa de ella hasta que al siguiente día se encontró con una familiar. A Andrea le costó semanas hablar sobre lo sucedido. Según las conclusiones de la evaluación psicológica, Andrea tiene una depresión grave, no duerme y tiene pérdida de apetito y de peso, depresión, sudoración, mareos, taquicardia. Ella ha presentado “una reacción inicial típica de víctimas de agresión sexual”, dice el informe. Esto le ha generado el síndrome de estrés postraumático que se vuelve visible mientras narra los hechos.

El fiscal Bonoso explica que, si bien las investigaciones iniciaron por una denuncia de secuestro, en el transcurso halló suficientes indicios para acusar por trata al religioso..

En octubre de 2020, el pastor junto a su esposa y una ayudante fueron detenidos en la sede de su iglesia en Buena Fe, Los Ríos. El operativo se dio a las 22:00 y a esa hora los agentes encontraron personas trabajando, según el fiscal. Fotos: Expediete judicial

El intermediario de Dios

El pastor acostumbraba cambiar los nombres de sus feligreses por otros bíblicos, en especial a las más jóvenes. “A mí me pusieron Abigail, a mi hermana Saraí”, recuerda Andrea. A otras las llamó Yemina, Miriam, Abisag, Rebeca, Éunice. “A otra le puso Mía, porque él decía que Dios le decía que ella era de él”.

Según las denunciantes, el pastor se presentaba como un hombre que podía hablar con Dios e interpretar sueños. “Él decía que escuchaba la voz directamente de Dios, que es su amigo y lo que él decía lo estaba recibiendo de parte de Dios. Si las mujeres se iban de esa iglesia se iban a ser prostitutas, y los hombres, drogadictos”, afirma Andrea.

El pastor nació en Guayas en 1963 y creó la iglesia La Peña de Horeb hace 20 años. Ahora tiene tres locaciones en Ecuador -dos en Guayas (Pascuales y Marcelino Maridueña) y una en Los Ríos (Buena Fe)- y sedes también en EEUU, según la versión que rindió el pastor al fiscal el día de su aprehensión. Cuando llegó a Pascuales, donde está la iglesia principal, tenía un carisma renovador, según una de las víctimas que conoció la iglesia desde el inicio. Una de las fundadoras que fue referida por las denunciantes, pero no se la incluyó en la investigación, dijo que le dio un terreno de Pascuales para la iglesia, pero ella se separó de esa sociedad.

El pastor contó durante las investigaciones que su vocación la heredó de su madre, quien se dedicaba a la práctica cristiana evangélica. Por ella empezó en su labor de edificar iglesias y seguir con su enseñanza. Ese ha sido un trabajo titánico, según la descripción que dio a una perita durante una evaluación psicológica. Durante esos años -afirmó en la pericia- conoció “familias, personas solas y diferentes contextos sociales en los que empezó a desenvolverse”. De acuerdo a ese informe, el pastor “se empezó a dedicar de lleno a un perfil de personas en particular, mujeres necesitadas, solas con sus hijos, personas pobres, y niños en situaciones vulnerables”. La gran mayoría de los miembros de la iglesia no han terminado sus estudios de primaria, dicen las denunciantes.

 ¿Qué les decía para convencerlas? Las tres víctimas a la época de los hechos eran menores de edad. El pastor en conjunto con las otras dos procesadas les daba regalos, las llevaban a comer y a retiros, dice Bonoso. Pero la Fiscalía no pudo ir más allá porque los feligreses defendieron al pastor. “Con las pericias que existen, él evidentemente las convenció. Según los testimonios anticipados, usaba la religión como marco de amenaza. Si este es el designio de Dios no puedes decir lo contrario. Correrán ríos de sangre si no me haces caso”, explica el fiscal.

De acuerdo a ese informe, el pastor “se empezó a dedicar de lleno a un perfil de personas en particular, mujeres necesitadas, solas con sus hijos, personas pobres, y niños en situaciones vulnerables”.

El pastor es dueño de una compañía de transporte de carga pesada y tiene una granja de cerdos, además de dedicarse a la compra de legumbres. Justamente en el operativo de octubre de 2020, cuando fue detenido, los agentes encontraron entre 60 y 70 personas que estaban pelando vegetales a pesar de que eran más de las 22:00. Eso sucedió en la sede de Buena Fe, llamada como ‘Campamento El Edén’. En la pandemia, decidieron aislarse allí para evitar los contagios en la ciudad, dijo el pastor. “Nunca se secuestró a nadie y nunca nadie ha estado en contra de su voluntad en ningún sitio que yo esté”, sostuvo. 

En Buena Fe existe una casa de cuatro pisos. En uno de los pisos hay un gran salón con columnas pintadas de hojas, instrumentos musicales, sin sillas ni mesas, tal vez para que los feligreses pasen parados o sentados en el piso. Según el fiscal, las edificaciones de las tres sedes eran similares y todas tenían habitaciones, donde las víctimas refieren que eran usadas para ser violentadas sexualmente. En Buena Fe, en el exterior hay un patio separado de la infraestructura principal y otra más pequeña con cuartos, estilo hostería, donde varias personas dormían en una sola habitación. Un pasillo separa los cuartos que están a cada lado y en cada uno hay dos o tres camas, describió el fiscal. Al final del corredor, hay un baño, sin puertas, solo con una cortina, con duchas divididas por muros. En una de las puertas de las habitaciones se lee: ‘La sangre de Cristo tiene poder’.

Hombres y mujeres dormían en lugares separados. Según el mismo pastor, en ese campamento, los hombres habitaban la planta baja y las mujeres y matrimonios en el segundo piso. Cuando el fiscal le preguntó dónde queda su habitación en Buena Fe, el pastor dijo en el segundo piso donde habita con su esposa, hijos y nietos. 

Aunque la investigación es por trata de personas, las versiones del pastor estuvieron enfocadas en explicar por qué la menor de 14 años estaba en la iglesia, motivo por el cual la madre puso una denuncia por secuestro. Dijo que las menores eran maltratadas por sus padres y por eso, ellos como iglesia, tenían la obligación de ayudarlas y darles una vida digna. En su segunda versión, dentro del proceso penal, volvieron a los mismos argumentos según el fiscal, y que no entendían por qué eran procesados si solo querían ayudar. La evaluación psicológica del pastor concluyó que no tiene ningún signo de psicopatología, trastorno de personalidad y no presenta rasgos de agresividad.


En el operativo de octubre, los investigadores confirmaron que en las iglesias había habitaciones, las cuales fueron mencionadas por las víctimas. Foto: Expediente judicial

La evaluación psicológica del pastor concluyó que no tiene ningún signo de psicopatología, trastorno de personalidad y no presenta rasgos de agresividad.

Hay mujeres que ingresaron a la iglesia cuando tenían 5 o 6 años y ahora tienen más de 20 años. Un grupo de ellas rindió su testimonio en defensa del pastor. La Fiscalía y los investigadores hicieron más de 25 entrevistas, de ellas, entre 15 y 18 personas fueron evaluados pericialmente en psicología. El fiscal resume así los resultados: “Todas tienen el mismo antecedente de vulnerabilidad, problemas familiares. Todas tienen el mismo relato de culpar a sus padres y tienen la expectativa de una mejor vida y por eso buscaban al pastor. Exaltan al pastor, más allá de creer en la iglesia. Para ellas el pastor es el marco de su vida”.

Víctor Rivadeneira, abogado de las víctimas, cuestiona que el procesado no esté registrado como pastor, no tenga estudios teológicos y que la iglesia no tenga personería jurídica, que ahora está a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos. Sobre este tema, Stives Reyes, abogado del pastor, dijo que debía consultarlo.

Reyes ha sostenido que al pastor y a las otras dos procesadas la Fiscalía les ha vulnerado su derecho a la defensa. Primero no fueron notificados con la denuncia, después no pudieron tener una copia del expediente a tiempo para rebatir las denuncias y tercero, la Fiscalía no ha dado paso a sus pedidos de prueba. “Solicité que se recepten versiones, pericias de reconocimiento del lugar de los hechos, registros migratorios. Ninguno de estos pedidos fue provisto. Si la fiscalía dice que se ha cometido un delito de trata de personas en una iglesia que tiene más de 100 feligreses, ¿cómo puede haber trata de personas solo con dos personas?”, se pregunta.

El defensor del pastor afirma que él pidió a la Fiscalía tanto la evaluación psicológica de su defendido que confirma, según él, que el pastor no tiene la personalidad que describen las denunciantes; y las versiones de 90 personas miembros de la iglesia. “Si la Fiscalía quería investigar este delito de manera correcta, debió haber llamado a todas las personas que conocen el hecho. Si el hecho ocurrió dentro de la iglesia, tiene que conocerlo toda la iglesia”, argumenta.

Pero para la Fiscalía los testimonios de las jóvenes sí fueron verificables, sobre todo cuando hallaron las habitaciones que existen en las iglesias, donde ellas describieron las agresiones. “Se estableció que estos relatos eran verificables, su marco fáctico real”, dice el fiscal. Los retiros a otros campamentos, para la Fiscalía, cumplía las características de traslado a un lugar distinto, un elemento que caracteriza al delito de trata de personas.

¿Puede haber más víctimas de explotación sexual pese a que no se reconozcan como tal? El fiscal Bonoso afirma que hubo varias personas que dieron su apoyo a las víctimas y hablaron con agentes de la Unase. Pero tanto es el miedo a su figura que no quisieron ser parte formal de la investigación. “Hubo bastantes personas que se presentaron tanto por la explotación laboral como sexual, pero formalmente no quisieron estar dentro de la investigación”.

Rivadeneira asegura que hay personas que todavía no se atreven a hablar porque están ‘dogmatizadas’, pues llegaron desde muy pequeñas a la iglesia, que ha sido su único entorno.

El abogado Reyes ha sostenido que al pastor y a las otras dos procesadas la Fiscalía les ha vulnerado su derecho a la defensa. Primero no fueron notificados con la denuncia, después no pudieron tener una copia del expediente a tiempo para rebatir las denuncias y tercero, la Fiscalía no ha dado paso a sus pedidos de prueba.

Los abortos y las pastillas

Andrea estuvo alejada de su familia y amigos por influencia del pastor. Pero después de que volviera a recuperar esos vínculos y contar lo sucedido descubrió que no fue la única de su familia que había pasado por lo mismo. A su hermana mayor, Carla*, Evelyn I.C. también la sacó de un culto para que se viera a solas con el pastor. También le dijo que a sus 16 años ya debía saber lo que pasa entre un hombre y una mujer. También la agredió y la amenazó, según el siguiente testimonio que dio a PlanV:

En los campamentos hay áreas para mujeres y otra para varones. Debo recalcar que, en el área de las mujeres, él siempre tiene su habitación. Un día me mandó a llamar con Evelyn I.C. y subí a las habitaciones que hay en el campamento de Buena Fe. Eran las 18:00, entré con esta mujer, ella me dejó sola con él, le puso picaporte a la puerta y me dijo: ‘mira, tú ya eres grande, debes saber lo que hace un hombre y una mujer cuando están solos’. Me tiró a la cama, metió sus dedos en mi parte íntima. Me puse a llorar, él me decía: ‘esto ya lo dispuso Dios’, ‘no te va a pasar nada’, ‘si abres la boca uno de tus miembros desaparece’, ‘el que se mete conmigo por este ministerio va a correr sangre’, ‘él está de mi lado’. Desde ese momento mi boca se cerró. Yo era una niña muy comunicativa con mi mamá, todo le contaba, pero de un momento a otro yo me callé. No hablé más con mi mamá, él acostumbraba separar a padres de hijos, a hacer pelear entre las familias.

Él les dijo a mis padres que estaba poseída por espíritus inmundos de la rebeldía y por eso era necesarios que vaya a un retiro de jóvenes. Solo iban mujeres jóvenes sin compañía de sus padres. Les insistió un tiempo a mis padres, ellos nunca me habían dejado ir sola. Esa iba a ser la primera vez. Hasta que accedieron. En una furgoneta que tiene me llevó a mí y a más jovencitas al campamento en Buena Fe.

Siempre cargaba en la furgoneta una funda que contenía muchas pastillas. Manifesté que me sentía mal y me dio una pastilla, pero me sentí peor. Cuando llegamos sentía nauseas, mareos, estaba soñolienta. Me subieron a una habitación. La mujer salió y me quedé sola con este hombre. No tenía fuerzas para defenderme, abusó de mí sexualmente. Me mantuvo encerrada tres días, no me daban de comer. Esa puerta tenía picaporte solo de la parte de afuera, le pusieron candado. Solo él entraba para abusar de mí durante todos esos días que estuve allí. Me decía que nadie me iba a creer, que me van a tomar como una loca, una mentirosa.

 Él abusó de mí muchas veces más, producto de esos abusos yo quedé embarazada y me hizo abortar en tres ocasiones. Él mismo me llevó a un lugar que queda frente a la maternidad, no recuerdo las calles, no recuerdo la cara de la doctora, recuerdo que era de cabello corto castaño. Parecía que conocía a esa mujer desde hace mucho tiempo porque se saludaban con beso y abrazo. Parecía que ella ya sabía lo que tenía que hacer. Me llevó a ese lugar y me practicaron esto. Yo sentía que me iba a morir, solo lloraba, fue un dolor indescriptible, gritaba y pedía por mi mamá. Él me decía que me callara. ‘Tú tienes tíos y tías, yo sé dónde vive cada uno de ellos, así que será mejor que te calles’, me dijo.

La primera vez que me llevó tenía 17 años. La segunda vez cuando tenía 19 años y la tercera cuando tenía 21 años. La última vez sufrí una hemorragia terrible y me llevó a encerrarme en un campamento en Marcelino Maridueña y no dejaba que mis padres entraran a visitarme. La que entraba a darme medicina era otra pastora, una anciana que estaba a cargo de un grupo de jovencitas que vivían en la casa pastoral de Pascuales. Nunca me atendió un doctor. Mis padres estaban alejados y desconocían esta situación. Les decía a mis padres que estaba poseída por el demonio y que no me hagan caso por eso. Se hacía llamar el ángel de la iglesia.

Íbamos a ese lugar en contra de nuestra voluntad, pero teníamos que ir porque estábamos amenazadas y teníamos miedo. Todas las semanas organizaba los retiros, los viernes, y cuando se le antojaba nos dejaba por meses encerrados.

   Entrevista   

‘Jamás (el pastor) ha cometido un hecho de violencia sexual’

Stives Reyes, abogado de los tres procesados, afirmó que en la audiencia de juicio irán más de 90 personas a declarar “que no han visto nada” porque, según el jurista, eso es lo que ha ocurrido.

"La Fiscalía no ha investigado bien el hecho", asegura el abogado de los procesados.

La Fiscalía menciona que podría haber más víctimas, pero no hablan porque tienen temor al pastor y segundo porque no se reconocen como víctimas, pese a que hay elementos que así lo configuran, según Fiscalía.

Tiene que ver bastante con la verdad de los hechos, con lo que ha ocurrido. Cuando usted escucha trata se le viene a la mente los peores casos de personas usadas con fines sexuales y llevadas a otro lugar. Pero se tratan de organizaciones delictivas o bandas, lo que implica que las víctimas sean varias. Estamos hablando de más de 10 víctimas, 20 víctimas.

No suele ser así, puede ser una sola persona y hay individuos que hacen lo mismo sin pertenecer a una organización.

Se trata de que una o dos personas lleguen a juicio o denuncien el hecho. Pero en realidad cuando existe una red, hay personas que callan, pero hay bastantes personas, porque la víctima dice sí, pero fulanita de tal también es. Detrás de ello, hay más víctimas. No son visibles, pero hay más víctimas. Pero en este caso específico resulta que las supuestas víctimas declaran que no lo son (se refiere a la menor de 14 años y a sus hermanas, quienes según su madre fueron secuestradas supuestamente en la iglesia). O están locos. O están enajenados. Cuando dice ‘no soy víctima’, señores jueces pertenecemos a una iglesia, a una religión, pero no somos ni explotadas laboralmente o sexualmente. El tema de la explotación sexual tiene que ver con un tercer beneficiario. Aquí ellas denuncias que los actos sexuales eran cometidos solo por el pastor. La Fiscalía no ha investigado bien el hecho. Si se quiere hacer una verdadera investigación, se tiene que hablar con todos los miembros de la iglesia, porque uno por allí tiene que decirte algo más.

En el caso de las violaciones, no hay testigos, solo está el victimario y la víctima.

En delitos sexuales, por experiencia propia porque no solo he defendido a procesados sino también a víctimas, se realiza en la clandestinidad. Si bien es cierto que se realiza en la clandestinidad siempre se puede dejar rasgos o señales que el delito fue cometido. Ellas dicen que el delito fue cometido cuando iban a campamentos sin los padres. Una de ellas dijo que fue encerrada un mes. Las declaraciones de nuestros testigos a favor indican que en estos retiros iban a acompañados de padres, nunca iban solos. No solo iban las presuntas víctimas sino otras 15-20 chicas. Entonces alguna de las chicas tuvo que ver quién se separó del grupo, uno de los padres tuvo que haberse dado cuenta de aquello porque también asistían. ¿Y qué padre de familia deja que su hija se vaya durante un mes, cuando los otros han regresado y su hija no aparece durante un mes? ¿Son padres irresponsables o qué está pasando?

Pero los padres recibían información errónea del pastor, quien les decía que sus hijas se iban con novios o esposos.

¿Y ellos no denunciaron el hecho? Estamos hablando de un secuestro, de una desaparición, por más que el pastor venga y te dice se fue con un novio tu hija, ¿dónde fue la última vez que la viste?, ¿quién se la llevó?

Pero hay que leer el contexto, de lo que cuentan las víctimas, el pastor ejercía una influencia muy grande en sus feligreses. Es decir, lo que él decía, la gente le creía. Incluso lo llegaron a llamar como el ángel de Dios.

Eso es lo que dicen las presuntas víctimas. Ahora qué es lo que dicen los otros los testigos. Dicen: ‘él nos aconsejaba’, ‘que efectivamente el pastor es un consejero, pero tampoco le creíamos 100% todo’. Lo que dicen las víctimas es que él las captaba, las aleccionaba y para eso el pastor tiene que tener esa persona que logre captar, que logre llamar, que inhiban tu voluntad. Ser una persona asertiva y eso debe estar determinado por un psicólogo. Entonces se realizó una valoración psicológica, pedida por mí, y resulta que no tiene ningún rasgo de este tipo de personalidad. Ese informe hecho por un perito de Fiscalía no indica aquello.  Ante una prueba técnica y ante lo que dicen ellas, hay que valorar lo que verdaderamente vale. Porque además lo que dicen las víctimas es contradecible con lo que dicen los otros testigos. Entonces no podemos tomar una cara de la moneda y creer a cabalidad lo que dicen las víctimas. Hay que contrastar.

Pero en violencia sexual no hay testigos.

Voy al caso de la otra chica. A ella le llevaron a un retiro en Marcelino Maridueña, que permaneció durante bastante tiempo y que le obligaban a tener relaciones sexuales, y que le practicaron tres abortos de manera clandestina. Vamos a buscar elementos de lo que dice ella es verdad. En ese sector debe haber trabajadores, le pedí al Fiscal que los llame a declarar, pero no lo hizo. Primero para determinar si efectivamente estuvieron allí. En segundo lugar, dice que fue trasladada a Guayaquil para unos abortos en una clínica clandestina. No recuerda el lugar exacto, ni el nombre de la persona, pero recuerda haber estado tres veces. Cuando ella habla con el agente investigador, le dice aquí es, el agente cuando conversa con la doctora, ella dice que no conoce a nadie y que no practica ese tipo de operaciones. Ahí estamos falseando la verdad. Se la está inmiscuyendo a la doctora en un delito que si la Fiscalía tenía la certeza debió mandarla a investigar. Le pregunté cuándo había ido y cuánto tiempo estuvo, unos 15 minutos, y ¿luego? ‘Luego salí’. Aborto, legrado, ¿que pueda salir así de rápido del lugar? ¿Por sus propios medios? Porque dice que solo iba con el pastor. Son cuestiones que hacen dudar mucho de lo que les pudo pasar. En una congregación de 100 personas, ¿solo hay dos víctimas? Y resulta que la menor de edad -con la que inició todo- no declara, no rinde testimonio. Le hicieron un reconocimiento médico y dijo: ‘yo no he sido violentada sexualmente’.

¿Y qué salió en el examen?

Bueno allí salió que tenía himen complaciente, entonces no se puede determinar si está desgarrado o no. Pero ella dijo que se masturbaba.

Pero en casos de violencia sexual suele ocurrir que no se reconocen como víctimas y que hablen sobre ello -porque son hechos traumáticos- es muy difícil.

¿Qué es lo que dijo una de las víctimas? Yo vi cuando ella fue violada, pero se le pregunta a la víctima y dijo no, y no ha rendido su testimonio. En estos procesos son víctimas quienes dicen serlo. Ingresa como una denuncia de secuestro, pero se transforma en un tema de trata.

Sobre ese argumento de que las víctimas deben reconocerse como tal no es tan cierto porque en casos de trata, sienten que sus victimarios no hicieron nada malo contra ellas.

Me refiero a que se han reconocido como tales porque han presentado acusación particular, dentro del proceso.

Sobre esos casos específicos, ¿cuál es la versión de su cliente? ¿Él acepta o no los hechos?

No, jamás ha cometido un hecho de carácter de violencia sexual en contra de ninguna de las denunciantes.

¿Las conocía?, ¿sabe quiénes son?

Claro, las conocía, y pertenecían a la iglesia, pero que no ha cometido ningún tipo de delitos sexuales contra ellas. Ni delito sexual, ni delito de explotación laboral.

¿Por qué la habitación del pastor estaba en el sector de las habitaciones de las mujeres? Porque la Fiscalía asegura que estaban divididos los hombres de las mujeres.

Creo que la Fiscalía ha dado una información errónea porque en el informe de reconocimiento del lugar de los hechos se determina donde él pernoctaba. El único lugar donde había habitaciones en conjunto, era en la iglesia de Pascuales. En Marcelino Maridueña y Buena Fe sí estaban estas divisiones y no existía un cuarto destinado para el pastor. Solo en la iglesia de Pascuales tenía uno porque se tratan de habitaciones dentro de un mismo espacio. Sin embargo, no existe una habitación que colinde en Buena Fe o en Marcelino Maridueña y que sea la del pastor al lado de las chicas. No existe. El pastor tiene esposa e hijos, que también pertenecen a la congregación.

*Los nombres que aparecen en este reportaje han sido cambiados para mantener en reserva la identidad de las denunciantes.

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